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Juan Garbella de Vercelli, Beato |
Sacerdote Dominico
Martirologio Romano: En Montpellier, de la Provenza, en Francia,
beato Juan de Verceli, presbítero, maestro general de la Orden
de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de
Jesús (1283).
Juan nació en Vercelli alrededor del año 1205.
Cuando la
historia habla de él por primera vez, tenía ya cuarenta
años y era prior de los dominicos de Vercelli.
Tras haber
dado pruebas de su fuerza de carácter y habilidades en
varios cargos y misiones, fue elegido como sexto maestro general
de la Orden de Predicadores, en 1624.
Durante diecinueve años,
desempeñó ese oficio en forma muy distinguida. Juan era de
estatura más bien baja (en su primera carta a sus
hermanos se llama a sí mismo "pobre hombrecito") y de
rostro tan alegre que, según se dice, exigía que su
ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo e imponente.Pero
su energía suplía con creces su baja estatura.
En efecto, visitó
y reformó incansablemente los conventos de su orden en toda
Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes de los ayunos
eclesiásticos y de los de su orden.
Gregorio X, poco
después de su elección al pontificado, confió a Juan de
Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la
paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el
Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el
segundo Concilio Ecuménico de Lyon.
En el Concilio conoció el Beato
Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV), quien
había cedido a San Buenaventura en el cargo de general
de los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus
súbditos.
Más tarde, la Santa Sede los envió como mediadores entre
Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello
no fue más que una continuación del oficio de pacificación
en el que tanto se distiuguió Juan de Vercelli.
El beato
fue uno de los primeros propagadores de la devoción al
nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon recomendó como
acto de reparación por las blasfemias de los albigenses.
El Beato
Gregorio X eligió particularmente a Juan de Vercelli como capitán
de la Orden de Predicadores, para difundir esa devoción.
El beato escribió inmediatamente a todos los provinciales.
Filialmente se decidió
que en todas las iglesias de los dominicos hubiese un
altar dedicado al Santo Nombre de Jesús y que se
formasen cofradías contra la blasfemia.
En 1278, el maestro general envió
a un visitador a Inglaterra, donde algunos frailes habían atacado
la doctrina de Santo Tomás de Aquino, muerto recientemente.
El beato
había nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de
teología en París, ya que San Alberto Magno no quiso
aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli asistió a
un capítulo general en Oxford. Como su predecesor, Humberto de
Romanos, el beato se negó a aceptar la dignidad episcopal
y un cargo en la curia romana.
También renunció al
cargo de general de la orden, pero su renuncia no
fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta su
muerte, ocurrida el 30 de noviembre de 1283.
Su culto fue
aprobado en 1903.
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