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Edmundo Campion, Santo |
Es el primer santo inglés de la Compañía de Jesús.
Con su simpatía, alegría contagiosa, con su patriotismo
y oratoria supo dar, a los ingleses perseguidos,
el entusiasmo que les faltaba para defender su fe.
Niñez y juventud Edmundo Campion nace en Londres, el 15 de
enero de 1540, poco después que el rey Enrique VIII
lograra separar a Inglaterra de la obediencia de la Iglesia
católica.
Su padre fue un librero de Londres. Desde muy pequeño
aprende a devorar libros. Al quedar huérfano, el gremio de
los mercaderes de Londres decide encargarse de su formación. Fue
un excelente alumno.
Esos son los años turbulentos de Eduardo VI,
niño también de pocos años.
Durante el reinado de María
Tudor Cuando cuenta 13 años, en 1553, Edmundo es elegido para
componer y leer un discurso de felicitación a la Reina
María Tudor. Ella también es hija de Enrique VIII y
ha sucedido a su hermano Eduardo.
Poco después, el Alcalde Mayor
de Londres, Sir Thomas White, determina fundar un Colegio católico,
en Oxford. El cambio religioso, sucedido con el nuevo reinado,
lo mueve a hacerlo. Recordando al joven Edmundo Campion, por
el hermoso discurso a la Reina, le ofrece una beca
en el nuevo Colegio. Edmundo pasa a educarse, entonces, al
Colegio de Saint John, donde con distinción continúa sus estudios.
En Oxford Cuando muere la Reina María, en 1558, las cosas
se precipitan en Inglaterra y también en Oxford. Le sucede
su hermana Isabel, hija de Enrique y de Ana Bolena,
educada en la fe protestante.
El favorito de la Reina, el
conde de Leicester, Roberto Dudley, es nombrado Canciller de la
Universidad de Oxford.
Edmundo Campion tiene, entonces, 18 años. Ha sido
nombrado profesor en el Colegio de Saint John. Un buen
número de alumnos, sigue sus clases. La influencia de Campion
aparece muy claramente. Los jóvenes frecuentan sus conferencias, imitan su
tipo de elocuencia e incluso su modo de vestir. Con
orgullo algunos empiezan a llamarse campionistas. Fama de orador A los
oídos de Roberto Dudley llegó la fama de la oratoria
de Edmundo Campion. Cuando muere su esposa, el Canciller dispone
que sea Campion quien escriba y pronuncieel elogio fúnebre. San
Edmundo compone un hermoso discurso que llenade satisfacción al vanidoso
Canciller.
A la muerte de Sir Thomas White, el fundador del
Colegio de Saint John, en 1564, Campion pidió el
honor de escribir su elogio. La renovada admiración del Canciller,
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al escucharlo, hacen concebir en Campion una protección y un
porvenir muy seguro. Discurso ante la reina Isabel Dos años más
tarde, en 1566, la reina Isabel visitó Oxford. Entre las
fiestas de recibimiento debe destacar un acto académico de filosofía.
Edmundo
Campion, el joven profesor de 26 años, es el encargado
de organizar y de mostrar, ante la Reina, la erudición,
la profundidad de ciencia y la elegancia en el buen
decir. Isabel se admira y decide de veras utilizar los
servicios de Campion. Lo recomienda interesada a Leicester. Vice canciller
de Oxford Roberto Dudley, conde de Leicester nombra entonces a Edmundo
Campion, orador de la Universidad. Poco después, lo elige
Prorrector de la misma, oficio que equivale al de Vice
canciller.
Todos estos cargos, los recibe Campion antes de tener el
grado de doctor, lo que resulta extraordinario. Es la promesa
de una gran carrera. Un paso en falso Es posible que
Edmundo Campion haya prestado el juramento de supremacía en 1560.
Pero ello no lo intranquiliza. En forma regular frecuenta los
ahora servicios protestantes de la capilla del Colegio de Saint
John. Edmundo es católico y no piensa separarse de su
fe. Pero la situación se va haciendo crítica.
Poco a poco,
se deja vencer. En 1567 acepta la ordenación diaconal, de
manos de su amigo el obispo de Gloucester, Ricardo Cheney,
de la Iglesia reformada.
Sus amigos, entonces, se dividen, unos lo
felicitan, los más se horrorizan. Edmundo Campion se sumerge en
un mar de dudas y en un recriminarse por la
decisión tomada. Los estudios de teología En Oxford la división es
clara. Hay un partido católico mayoritario y un partido protestante
ascendente.
Edmundo Campion vacila entre los dos, sin deseos de elegir.
Su anhelo más íntimo es que lo dejen estudiar en
paz y poder desempeñar sus deberes de profesor y de
orador universitario. Según los estatutos del Colegio, su obligación es
dedicarse al estudio de teología y aceptar la ordenación sacerdotal,
si quiere continuar su carrera en la Universidad. Edmundo Campion
posterga la decisión, hasta donde puede, concentrándose en el estudio
de Aristóteles y en la teología natural.
En 1567 le fue
necesario iniciar el estudio de los Padres de la Iglesia.
Y en la medida de su avance, cada vez se
siente más lejos de la Iglesia Anglicana. Trata de refugiarse
en la oración. Consulta a su amigo Tobie Matthew quien
parece no tener escrúpulos en el abandono de la antigua
fe. “No leo a los Padres, para no creerles”, es
la respuesta.
El camino de Tobie Matthew, más tarde obispo de
Durham y después arzobispo de York, parece fácil. Edmundo Campion
ama a Inglaterra, ¿es razonable rechazar lo bueno de la
reforma por un anhelo de perfección?. Pero en Inglaterra no
hay libertad. Y eso lo intranquiliza. Tormentas exteriores En la primavera
de 1568, María Estuardo, católica y heredera del trono, fue
hecha prisionera.
Poco después Gregorio Martin, su íntimo amigo durante trece
años, abandona Oxford y se exilia en el continente.
La tormenta
anglicana lo va presionando. Primero, pierde una beca. Después su
cargo como juez escolástico de la Universidad. La vuelta al
buen camino Con la aprobación de Leicester, Edmundo Campion se decide
pasar a Dublin. Allí podrá trabajar en el proyecto de
la creación de la Universidad Nacional.
Se adapta fácilmente al nuevo
ambiente y empieza a vivir en paz con su conciencia.
La católica Irlanda está bajo el poder del gobierno imglés,
pero las leyes religiosas no se aplican. En Irlanda Con el
pensamiento puesto en la Universidad irlandesa, prepara una disertación, De
Homine Academico. Es un verdadero catálogo de las virtudes y
cualidades de un formador universitario. Sin duda es su propio
programa y que, en parte, lo siente realizando.
Poco tiempo después
empieza a trabajar en una historia de Irlanda. Es toda
una obra literaria. La dedica al conde de Leicester, buscando
siempre una protección. Tormentas interiores El 25 de febrero de 1570,
San Pío V dicta la Bula Regnans in Excelsis, de
excomunión contra Isabel, liberando a sus súbditos de la obligación
de obedecerla.
Una copia de la Bula es clavada en la
puerta del palacio del obispo de Londres el 25 de
mayo por el caballero católico John Felton. Este
es torturado y ejecutado. En el cadalso regaló a la
Reina un gran anillo de brillantes, que llevaba cuando fue
arrestado, manifestándole que no deseaba su mal, pero que creía
que se destitución era buena para el país y para
su salvación eterna.
Una verdadera persecución cae, entonces, sobre los cristianos
que continúan con su adhesión a Roma.Edmundo Campion, tocado íntimamente
por los contenidos de la Bula y acosado por los
remordimientos de conciencia, decide entonces dejar Irlanda. Por lo demás
es buscado afanosamente por las autoridades, pues todo católico debe
ser interrogado.
Perseguido, Campion vuelve a Londres. Allí no es buscado.
Se le cree en Irlanda. Testigo de un martirio En Londres
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asiste, en Westminster Hall, atónito entre la muchedumbre, al despiadado
juicio contra el Bienaventurado John Storey. Este se había exiliado
en Flandes. Al poco tiempo, ya anciano, en el Colegio
de Douai, recibió la ordenación sacerdotal. Sir William Cecil lo
había hecho raptar y traer desde Amberes, acusándolo de traición.
Ese
Colegio de Douai fue toda una institución para la restauración
católica de Gran Bretaña. Había sido fundado por Sir William
Allen a quien su fe lo obligó a abandonar Inglaterra
y ordenarse de sacerdote en Lovaina. Lo fundó para los
ingleses, con el fin de formar sacerdotes que pudieran, más
tarde, predicar la fe en la patria. Algunos años más
tarde, ya cardenal, fundó otro Colegio similar en Reims. En
Flandes Edmundo Campion decide pasar a Flandes. Consigue dinero entre sus
antiguos alumnos católicos y se embarca el 1 de junio
de 1571.
Una fragata inglesa intercepta a la nave. Por no
llevar pasaportes, Campion es detenido y devuelto a Inglaterra. El
capitán se queda con el dinero y lo deja huir,
pero en territorio inglés.
De nuevo, muy pronto, consigue dinero entre
los amigos. Un segundo intento y, esta vez, feliz. A
fines de junio de 1571, con grandes muestras de gozo
y alegría fue recibido en el Colegio de Douai.
Gran parte
de los trece candidatos que, allí, se preparan al
sacerdocio son antiguos amigos y los más, alumnos suyos en
Oxford. Allí está su amigo Gregorio Martin.Estudios sacerdotales
En Douai, San
Edmundo Campion vuelve formalmente a la Iglesia católica. Es admitido
a los sacramentos, de los que ha estado privado desde
hace más de diez años. Se siente feliz, viviendo en
una comunidad enteramente católica. Sir William Allen lo considera como
una adquisición sensacional.
Dos años enteros dedica Edmundo Campion a terminar
los estudios de teología. En Douai recibe las órdenes menores
y el subdiaconado, requisitos exigidos por la Iglesia católica antes
de las órdenes del diaconado y el sacerdocio.
Al pedir las
órdenes sagradas y al recibirlas, Campion siente que puede expiar
la falta de haber sido ordenado diácono por un obispo
anglicano. Discernimiento vocacional
Después viene el largo discernimiento. ¿Qué debe hacer?.
Señor, ¿qué quieres que haga?.En la oración comprende que debe
dirigirse a Roma y que allí el Señor le mostrará
el mejor camino. Viaje a Roma El viaje a Roma lo
hace, solo y a pie, en penitencia. Pide limosna en
los caminos y ora sin cansancio. A fines de febrero
de 1573, llega a la Ciudad eterna. Por cierto, se
hospeda en el hospital de los ingleses, como peregrino.
El primer
tiempo lo dedica a la oración y a la visita
de las principales Iglesias de Roma. Visita al cardenal Gesualdi
con quien tiene largas conversaciones a propósito de la Bula
Regnans in Excelsis.
Pero pronto, entiende claramente la voluntad de Dios.
Debe entrar en la Compañía de Jesús. En ella podrá
darse a los demás y, con la voluntad del Señor,
podrá volver a predicar la fe en Inglaterra.
Su ingreso a
la Compañía de Jesús
Es admitido por el P. Everardo Mercuriano,
recién elegido General de la Compañía. La Congregación General continuaba
todavía en funciones. Varios de los padres congregados, lo han
conocido y oído hablar de él. La simpatía de Campion
les gana el corazón a todos. Cada Provincial lo
quiere para su propia Provincia. En Inglaterra no hay jesuitas.
El General, lo admite para la Provincia alemana, la de
Austria. Noviciado En Austria Terminada la Congregación General, a mediados de
junio de 1573, con el P. Provincial alemán viaja a
Praga para iniciar su noviciado de dos años. San Edmundo
Campion es uno de los fundadores del Noviciado en Brünn,
muy cerca de Praga. Allí, todo le es fácil, en
especial la experiencia del mes de Ejercicios. Los trabajos humildes
y el apostolado le resultan llenos de consolación. Y su
facilidad en los estudios le sirve extraordinariamente para el aprendizaje
del nuevo idioma. En Praga En septiembre de 1574, los Superiores
lo destinan al Colegio de Praga, a continuar el noviciado
e iniciar la etapa de magisterio con los alumnos de
retórica. Sus cualidades literarias, adquiridas en Oxford, le permiten un
año brillante. En 1575 hace los votos perpetuos de pobreza,
castidad y obediencia. En el Colegio, funda la Congregación Mariana
(hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX) para sus alumnos. Al
año siguiente le añaden el cargo de Prefecto general del
Internado y las predicaciones en la Iglesia. En diversas ocasiones
predica en la corte. Y con su oratoria verdaderamente atrayente
se gana el ánimo del mismo emperador Rodolfo II. Ordenación
sacerdotal El 8 de septiembre de 1578, el arzobispo de Praga
lo ordenó sacerdote. Y hasta marzo de 1580 ejerce en
la capital del imperio su sacerdocio y ministerio de enseñanza.
El idioma alemán parece no tener secretos para él. Llamado
a Roma Por ese tiempo, el cardenal y doctor, Sir William
Allen, fundador del Colegio de Douai, presenta al Papa Gregorio
XIII y al P. General Everardo Mercuriano, un largo y
muy bien fundado memorial. En él solicita el envío de
refuerzos sacerdotales a Inglaterra. El Colegio inglés de Douai ha
crecido mucho. Cada año se ordenan treinta o cuarenta sacerdotes.
Más de la mitad logra atravesar el Canal hacia Inglaterra.
Los informes recibidos coinciden respecto al entusiasmo de las gentes,
al deseo de recibir los sacramentos y al ansia de
ser reconciliados con la Iglesia. El Papa Gregorio XIII decide
apoyar al cardenal Allen y funda en Roma el Colegio
Inglés. Los primeros seminaristas vienen todos desde Douai. Dos años
después, en 1578, la dirección del Colegio Inglés es entregada
a la Compañía de Jesús, con gran gozo del cardenal
Allen. El P. General Everardo Mercuriano se aviene a tomar
la dirección del Colegio y a hacer suyos los objetivos
de su fundación. Es decir, promete al cardenal Allen que
la Compañía de Jesús enviará misioneros a Inglaterra. Allen pide
expresamente al P. Edmundo Campion para la primera expedición. El
P. General accede.
San Edmundo Campion es, entonces, llamado a Roma.
Destino a Inglaterra San Edmundo deja Praga el 25 de marzo
de 1580, postergado algunos meses por el Provincial de Austria.
Llega a Roma el sábado de Pascua, el 9 de
abril. El viaje lo hace a pie, a caballo y
en parte en coche, de acuerdo a los azares del
camino. En Roma, San Edmundo Campion, con profundo gozo, acepta
la invitación del P. General. Su compañero de misión será
el P. Roberto Persons, jesuita inglés, seis años más joven
que él.
San Edmundo lo conoce bien desde los tiempos de
Oxford. Fue su discípulo, y Campion al saberlo católico lo
había liberado del juramento de supremacía. Las autoridades entonces intervenieron
y Persons debió prestar el juramento, pasando así a ser
profesor del Colegio de Balliol. A ruegos de Campion, el
P. Persons es nombrado Superior de la Compañía de Jesús
en Inglaterra. Instrucciones Las intrucciones del General de la Compañía son
muy precisas. Se verán obligados a descartar el traje talar
y a viajar disfrazados. Deberán vivir entre seglares bajo nombres
supuestos. Vivirán solos durante largos períodos. No podrán realizar retiros
periódicos para recobrar las fuerzas espirituales. El objetivo de la
misión queda también delineado. Trabajarán en “la conservación y aumento
de la fe de los católicos de Inglaterra”. No deberán
disputar con los protestantes. Les queda prohibido, en forma absoluta,
inmiscuirse en los asuntos de Estado o enviar informes políticos.
No deben permitir ninguna conversación contra la Reina. San Edmundo
recibe las aclaraciones que pide. Queda claro, la Bula Regnans
in Excelsis obliga sólo a la Reina y a los
protestantes. Los católicos, mientras la Reina gobierne de facto,
deben obedecer en todo lo que no toque a la
fe católica. El viaje a la patria El 18 de abril
de 1580 sale de Roma esa primera expedición jesuita a
Inglaterra. La componen los PP. Roberto Persons, Edmundo Campion y
el Hermano Rodolfo Emerson. Con ellos van otros tres sacerdotes del
Colegio inglés, dos seminaristas y cuatro sacerdotes ingleses radicados en
Roma.Antes de salir, el Papa Gregorio XIII los abraza, a
cada uno, cariñosamente, los bendice, a ellos y a toda
Inglaterra. San Felipe Neri también los bendijo. En Milán, San
Carlos Borromeo los obliga a alojar en su propio palacio
arzobispal. Edmundo Campion predica en la Catedral, con gran complacencia
del arzobispo. El resto del viaje lo hacen a través
de Suiza, país ya sumido en las ideas de la
reforma protestante. En Ginebra son admitidos, por ser ingleses, a
pesar de ser católicos. San Edmundo, incluso, tiene una conversación
con el célebre calvinista Teodoro Beza, ya anciano, quien lo
recibe en su casa, después de comer. Fue una velada
agradable, llena de humanismo.
En Reims tiene lugar el encuentro con
el cardenal doctor, Sir William Allen. Campion, a petición de
su amigo, predica a los jóvenes ingleses del Seminario. En
su propio idioma, después de tantos años. Lo hace con
fluidez y corrección, como si jamás hubiera dejado Inglaterra. Inglaterra El
ingreso en Inglaterra resulta muy difícil. Las autoridades inglesas ya
estaban en conocimiento de la expedición católica. Los informantes han
comunicado nombres y también fechas. Conocedores de la dificultad, los
jesuitas resuelven disolver la expedición. Cada cual, ingresará como pueda
hacerlo.
Los jesuitas flamencos del Colegio de San Omer, prepararon el
paso del Canal. Los tres jesuitas no deben viajar juntos.
El P. Roberto Persons, como Superior, será el primero. Los
otros dos pasarán a Inglaterra un tiempo después. Roberto Persons,
vestido de militar y fingiendo ser soldado de los Países
Bajos, cruza el Canal sin mayor dificultad. Edmundo Campion y
Rodolfo Emerson, vestidos de mercaderes, son detenidos en Dover, el
24 de junio. Las autoridades tienen sospechas, los registran minuciosamente,
pero al fin los dejan pasar. Ambos se dirigen al
puerto de Gravesend, distante 30 kilómetros de Londres. En un
bote, por el Támesis, llegan a la capital. Entretanto, el
P. Roberto Persons había encargado a jóvenes católicos que se
turnaran, paseándose, en los muelles de Londres. Uno de ellos
los reconoce, por las señas del Hermano, y los
lleva a la casa alquilada por Persons.Ministerios.
Así comenzaron los años
ingleses del ministerio de Campion. El mejor resumen de esos
años lo da él mismo en carta al P. General.
“Por todas partes se publican contra nosotros edictos llenos de
amenazas”. “Con las precauciones que tomamos y con las
oraciones de los buenos y, especialmente con el favor de
Dios, hemos recorrido con toda felicidad buena parte de la
isla.
Nunca nos han faltado personas, que olvidadas de su
propio peligro se mostraron solícitas de nuestra seguridad”. “La
persecución se ha embravecido. Nuestra comunidad está triste, porque no
se habla sino de muerte, de prisión o pérdida de
bienes de los fieles.
Y con todo, vamos adelante animosamente”.
“En la actualidad son innumerables los que vuelven a
la Iglesia. Trabajo desde muy de mañana hasta gran parte
de la noche, habiendo cumplido los diversos oficios y predicado
algunos días dos veces. Trabajo en una infinidad de asuntos:
doy respuesta a casos de conciencia, organizo el trabajo de
otro sacerdotes distribuyéndolos donde hubiere mayor necesidad; reconcilio a los
separados con la Iglesia, procuro ayudas temporales para los que
sufren en las cárceles. Son tantos, que fácilmente desmayaría de
fatiga, pero es Dios quien favorece”.
“La mayor consolación la
recibimos al constatar la increible alegría de estos hermanos, por
nuestra venida a Inglaterra”.
Defensa de la fe Fue muy célebre
el famoso documento, escrito por San Edmundo dirigido al Consejo
de la Reina. En él refuta el falso rumor, difundido
por las autoridades. Los católicos, de ninguna manera, pretenden la
desobediencia civil y aman especialmente a la Reina Isabel. El
excelente estilo gusta a todos, aún a muchos protestantes. Las
ediciones de este escrito se multiplican y es conocido por
toda la población.
Los católicos se sienten muy confortados y tranquilos
al verse defendidos en su patriotismo. Poco después Campion compone
y edita, en abril de 1581, su opúsculo “Diez Razones“,
un compendio de la fe católica y los principales argumentos
teológicos. Esta obra ocasiona una verdadera revolución en la Iglesia
reformada. Fue todo un éxito. Católicos y protestantes no pueden
hablar, durante meses y en todas partes, sino del libro
del P. Edmundo Campion. Las autoridades, muy molestas, se endurecen
y la persecución se hace más rigurosa. En la Universidad
de Oxford, el libro de Campion fue conocido y comentado,
con admiración, por todos y en especial por sus compañeros
y antiguos discípulos. Detención El 16 de julio de 1581, el
P. Edmundo Campion es detenido en el castillo de Lyford.
Es traicionado por Jorge Elliot, quien se ha hecho pasar
por católico. San Edmundo no guarda rencor alguno al traidor.
Requerido por él, sonriendo le dice: “Dios te perdone, Jorge,
y yo te perdono. Si te arrepientes y te confiesas,
yo te absolveré, pero tendrás que hacer penitencia”. Es llevado
a Londres y encerrado en la Torre. En el calabozo
Little Ease, tal vez el más lóbrego y húmedo, de
las 22 torres. Allí pasó el primer tiempo. Por expreso
deseo de la Reina Isabel, es llevado a su presencia,
al cuarto día. “¿Me tenéis por verdadera Reina de Inglaterra?”.
“Sí, Majestad”. La Reina promete: “Os ofrezco la vida, la
libertad, bienes de fortuna, grandeza y honores, si consentís en
servirme”. La respuesta de San Edmundo es muy rápida:
“Soy vuestro vasallo, mi Reina, pero soy católico”. Por ultimo
la Reina dice: “En vos no hay otro crimen que
el ser papista”. “Esta es mi mayor gloria”, le contestó
Campion, con un buen humor inglés. Prisión Se le dio un
trato muy humano, para ablandarlo. Los carceleros, por expreso encargo
de la corte, renuevan constantemente las promesas de la Reina.
Le dicen que su conversión al protestantismo lo llevará al
arzobispado de Canterbury. Cuando las autoridades constatan el fracaso, lo
someten a la tortura. Pero no logran una sola palabra
de debilidad. Ni siquiera una indiscreción que pudiera delatar a
los otros jesuitas, o a algún católico. Disputas teológicas Destrozado por
los tormentos, días después, lo hacen disputar con los mejores
teólogos protestantes. San Edmundo Campion hace un gran esfuerzo. Muestra
serenidad, e incluso amabilidad con todos. Con un dejo de
humor les dice no estar en las mejores condiciones para
sostener una discución teológica.
Y, sin embargo, con verdadera sabiduría expone
muy bien los argumentos. El conde de Arendel, protestante, hijo
del duque de Norfolk, presente en las disputas y convencido
por Campion, decide volver a la fe católica. Merecerá más
tarde dar su vida por la fe. Condenación a muerte A
los actos finales lo acompañan San Alexander Briant y el
Bienaventurado Thomas Cottam, ambos sacerdotes de la Compañía de Jesús,
Ralph Sherwim y otros sacerdotes católicos. San Edmundo dijo en
esa ocasión: “Se nos acusa y se pide nuestra muerte.
No tenemos a quien apelar, sino a las conciencias de
Uds. ¿Pueden Uds. creer a nuestros acusadores?.
Uds. lo saben, ellos
han traicionado a Dios y al hombre. No han mostrado
el menor fundamento para dar crédito a sus juramentos. Ni
siquiera son hombres honrados. Aunque Uds. quisieran creerles, no pueden.
Yo encomiendo todo a Dios. Esta condena la encomiendo
a Uds. Nunca hemos temido a la muerte. Lo único
que podemos decir es, que si nuestra religión nos hace
traidores, merecemos ser condenados. Pero somos, y hemos sido, los
mejores súbditos que la Reina haya tenido. Al condenarnos, Uds.
condenan a todos nuestros antepasados, a todos los sacerdotes, obispos
y reyes, a todo lo que fue la gloria de
Inglaterra, la isla de los santos y la más fiel
hija de la Sede de San Pedro. La posteridad nos
dará la razón. El juicio futuro no va a estar
sujeto a la corrupción como el de hoy.” Y ese
día, el 21 de noviembre de 1581, todos son condenados
a muerte. “Sean llevados a Tyburn. Serán ahorcados. Descolgados con
vida, se les cortarán las partes inferiores y se les
arrancarán las entrañas para ser quemadas en presencia de ellos.
Se les cortará la cabeza y serán descuartizados. Y Dios
tenga piedad de Uds”. San Edmundo Campion entona entonces
el Te Deum. Los otros sacerdotes condenados lo siguen en
su canto.
Los últimos días San Edmundo estuvo encadenado los once
días que mediaron entre el juicio y la ejecución. Recibió
la visita de una hermana, facultada para hacerle el último
ofrecimiento de libertad y de grandes beneficios, a condición de
que renunciara a su Fe. También lo visita Jorge Elliot.
“Si yo hubiera pensado que habíais de sufrir algo más
que la prisión, yo nunca os hubiera acusado”. “En ese
caso, le contesta con humor Campion, os suplico, en nombre
de Dios, que hagáis penitencia y que confeséis vuestro pecado,
para gloria de Dios y salvación de vuestra alma“. Y
ante el temor manifestado por Elliot, por las posibles represalias
católicas, le agrega: “Estáis equivocado si creéis que los católicos
llevan su odio y su ira hasta la venganza. Para
que os sintáis seguro, si queréis, os recomendaré a un
Duque católico alemán, donde podréis vivir en paz”.
El carcelero
de San Edmundo Campion, presente en la entrevista, se conmovió
de tal modo por la generosidad de Campion, que se
hizo católico. El martirio El 1° de diciembre de 1581 sufre
el martirio, en compañía de San Alexander Briant y de
Ralph Sherwim.Lo sacan de la Torre. Está lloviendo. Ha llovido
durante varios días. Un gran multitud se ha agolpado a
las puertas. San Edmundo, con una sonrisa, los saluda a
todos. “Que Dios os salve, caballeros, y os haga buenos
católicos”. Lo atan a una rastra tirada por un caballo.
A él y a Briant los arrastran lentamente por la
lluvia y el barro, hasta llegar a Tyburn. Al pasar
por el Arco de Newgate ve una imagen de la
Virgen María, que se ha salvado de los martillazos, y
la saluda cariñosamente. En el camino un católico le enjuga
el rostro, salpicado de lodo y suciedad. San Edmundo le
dijo: “Dios te premie y te bendiga”.
En Tyburn, San
Edmundo subió a la carreta instalada bajo la horca. El
mismo se pone la soga alrededor del cuello. Entonces, pide
utilizar el derecho que le otorga la ley, decir unas
palabras.“Soy inocente de las traiciones que me han acusado. Soy
católico y sacerdote de la Compañía de Jesús. En esta
fe he vivido y en ella quiero morir”. Entonces le
gritan que pida perdón a la Reina.”¿En qué la he
ofendido?. Soy inocente. He rezado y rezo mucho por ella”.
Un cortesano le exige que diga por cuál Reina reza.
“Por Isabel, vuestra Reina y la mía, a la que
deseo un largo reinado, tranquilo y feliz”. De inmediato
dieron orden de retirar la carreta que estaba bajo sus
pies. Y San Edmundo queda colgando. Inconsciente, tal vez muerto,
cortan la cuerda que lo ata y el carnicero lo
descuartiza. Entre los presentes, en primera línea, está Enrique Walpole,
un joven de familia católica, pero inclinado a la reforma.
Tan cerca está, que un poco de sangre le salpica
el abrigo cuando el carnicero arranca las entrañas de Campion
y las arroja al caldero de agua hirviendo. Enrique Walpole
se conmovió profundamente. Tanto que decidió, poco después, cruzar el
mar y ordenarse de sacerdote en la Compañía de Jesús.
Trece años más tarde morirá del mismo modo que San
Edmundo, en el cadalso de York. Glorificación San Edmundo Campion fue
canonizado el 25 de octubre de 1970 conjuntamente con San
Alexander Briant, San Enrique Walpole y otros siete jesuitas, ingleses
y galeses, mártires de la fe, como él. También fue
canonizado su compañero San Ralph Sherwim.
Para ver más sobre los
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