lunes, 5 de agosto de 2013

Sixto II Papa y compañeros, Santo


XXIV Papa, Mártir, 6 de agosto
 
Sixto II  y compañeros, Santo
Sixto II y compañeros, Santo

Papa y Mártir

Martirologio Romano: Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires. El papa san Sixto, mientras celebraba los divinos misterios y enseñaba a los fieles los mandatos del Señor, al irrumpir los soldados para aplicar el edicto del emperador Valeriano fue detenido e, inmediatamente, decapitado el día seis de agosto. Con él sufrieron el martirio cuatro diáconos, que fueron enterrados con el papa en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, y en ese mismo día, también sus diáconos santos Agapito y Felicísimo murieron en el cementerio de Pretextato, en donde fueron sepultados (258).

Etimología: Sixto = aquel que es listo y pulido, viene del griego

San Sixto nació en Atenas. Siendo diácono de la Iglesia romana, sucedió al Papa San Esteban en la silla de San Pedro por los años 257, durante la persecución de Valeriano.

San Sixto es titulado por San Cipriano: prelado pacífico y excelente. Y efectivamente un poco de paz sí se apresuró a llevar, apenas fue elegido, a las iglesias de Roma y de Cartago en cruenta lucha por la cuestión del bautismo a los herejes. (ver San Esteban I).

Tuvo una reconciliación con S. Cipriano, pero no hubo tiempo para profundizar un diálogo, pues debió enfrentar una nueva emergencia: Valeriano desató una segunda persecución contra los cristianos. Éstos fueron invitados a abjurar, so pena de la expropiación de los bienes y la decapitación.

A fines del mes de agosto del 258, San Cipriano, que sería decapitado el 14 de septiembre, escribía a uno de sus colegas: «Valeriano, en un escrito al Senado, ha dado la orden de que los obispos, sacerdotes y diáconos sean ejecutados inmediatamente. Sabed que Sixto ha sido muerto en un cementerio el 6 de agosto, y con él cuatro diáconos». La noticia era exacta. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato.

Nos hallamos ante la página más gloriosa de la historia de la Iglesia romana durante las persecuciones. Cipriano podía apoyarse en este testimonio para invitar a los cristianos de África «a la lucha espiritual: de tal suerte -dice - que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona» (Carta 80).

En la pared derecha de la Cripta de los Papas se conservan, juntados, dos fragmentos originales de un primer poema de San Dámaso, dedicado al Papa Sixto II para celebrar su glorioso martirio.

"Cuando la espada (persecución)
las pías entrañas de la Madre (Iglesia)
traspasaba, aquí el obispo sepultado (Sixto II)
la doctrina (las divinas Escrituras) enseñaba.
Llegan de improviso soldados y arrestan
allí al sentado en cátedra (la cátedra episcopal),
mientras los fieles ofrecen sus cuellos a la guardia enviada (es decir, intentan salvar al Papa a costa de su vida).
Apenas el anciano (obispo)
supo que uno quiso arrebatarle la palma (del martirio),
él mismo fue el primero en ofrecerse y dar su cabeza a la espada, para que así a ninguno pudiera herir una tan impaciente rabia (pagana).
Cristo que distribuye los premios de la vida, reconoció el mérito del pastor, defendiendo El mismo el resto de su grey".
Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires
fecha: 6 de agosto
†: 258 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En la vía Apia de Roma, en el cementerio de Calixto, pasión de san Sixto II, papa, y de sus compañeros, cuya memoria se celebra mañana.
patronazgo: protector de las mujeres embarazadas; para pedir abundancia de grano y uva, y contra los dolores de cuello y espàlda.
refieren a este santo: San Dionisio, San Lorenzo
oración:
Dios todopoderoso, tú que has concedido al papa san Sixto y a sus compañeros, mártires, la gracia de morir por tu palabra y por el testimonio de Jesús, concédenos que el Espíritu Santo nos haga dóciles en la fe y fuertes para confesarla ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

San Sixto sucedió a san Esteban I en el pontificado, el año 257. Como la disputa sobre la validez del bautismo conferido por los herejes había quedado pendiente, san Dionisio de Alejandría consultó a san Sixto II en tres cartas y le aconsejó que contemporizase un poco con los obispos africanos y asiáticos en la controversia bautismal. En efecto, San Sixto II se mostró conciliador en ese punto y se contentó simplemente con poner en claro la verdadera doctrina; sus sucesores prosiguieron la misma política, hasta que el Concilio, mencionado por san Agustín, condenó definitivamente el error de que el bautismo conferido por los herejes era inválido. Poncio, el biógrafo de san Cipriano, califica a san Sixto II de «sacerdote bueno y pacífico».

El emperador Valeriano publicó su primer decreto contra los cristianos el año 257. La persecución produjo una gran cantidad de mártires y se recrudeció todavía más al año siguiente. Dos meses después del edicto de Valeriano, san Cipriano escribía a los otros obispos de África: «Valeriano ha enviado al Senado una orden que manda condenar a muerte a los obispos, sacerdotes y diáconos .. . Sabed que Sixto padeció el martirio en un cementerio, el día 6 de agosto, acompañado de cuatro diáconos. En Roma, la persecución es muy aguda. Las personas que comparecen ante los representantes del emperador no escapan del martirio ni de la confiscación de todos sus bienes. Os ruego que comuniquéis estas noticias a mis colegas, para que nuestros hermanos se preparen a la gran prueba, para que pensemos más en la inmortalidad que en la muerte y para que en nuestros corazones reine el gozo y no el temor, pues bien sabemos que los que confiesan a Cristo no mueren, sino que van a recibir la corona». El martirio de san Sixto se llevó a cabo en un cementerio, porque durante las persecuciones, los cristianos se reunían en las catacumbas para celebrar los divinos misterios, a pesar de que Valeriano había prohibido tales reuniones. Así, nada tiene de extraño que los soldados hayan sorprendido allí al Sumo Pontífice, quien se hallaba predicando a la asamblea, sentado en su cátedra. No sabemos si fue decapitado inmediatamente, o si fue primero juzgado. Recibió sepultura en el cementerio de San Calixto en la Vía Apia, frente al cementerio de Pretextato, en el que había sido capturado. Un siglo más tarde, el papa san Dámaso redactó una inscripción para su tumba. San Sixto fue uno de los papas más venerados después de san Pedro, y su nombre aparece en el canon de la misa. Cuatro diáconos fueron hechos prisioneros al mismo tiempo que san Sixto y murieron con él: san Genaro, san Vicente, san Magno y san Esteban. Probablemente san Felicísimo y san Agapito sufrieron el martirio el mismo día y fueron sepultados en el cementerio de Pretextato. Como lo había predicho san Sixto, el otro diácono de la Ciudad Eterna, san Lorenzo, fue martirizado cuatro días más tarde.

Los documentos que afirman que San Sixto fue martizado el 6 de agosto y sepultado en la catacumba de Calixto son muy antiguos y fehacientes. Delehaye, en Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum (pp. 420-421), resume dichos documentos. Una lectura equivocada de la inscripción de san Dámaso llevó a Prudencio a la conclusión de que san Sixto había sido crucificado; pero en realidad murió por la espada. Por otra parte, el Liber Pontificalis se equivoca al afirmar que san Felicísimo, san Agapito y los «cuatro diáconos» fueron sepultados en el cementerio de Pretextato; cf. las notas de Duchesne (vol. 1, pp. 155 - 156), y Pio Franchi de Cavalieri en Studi e Testi, vol. VI, pp. 147-148.
Cuadro: Fra Angelico, Sixto II entrega a Lorenzo los tesoros de la Iglesia, fresco de 1447 - 49, en la capilla Nicolina, Vaticano.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

No hay comentarios: