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| Salvio Huix Miralpeix, Beato |  
 
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: En Lérida, España, Beato Salvio  Huix Miralpeix, Obispo de Lérida, asesinado por odio a la  fe († 1936) 
  Fecha de beatificación: 13 de octubre de  2013, durante el pontificado de S.S. Francisco
  
Salvio Huix Miralpeix nació el 22  de diciembre de 1877 en Santa Margarita de Vellors (Gerona).  En su casa se respira un profundo espíritu religioso, el  padre en unos Ejercicios Espirituales dejó escrito en uno de  sus propósitos: “Dar la vida, si es necesario, por el  Papa”.
  A los 12 años entró en el Seminario de  Vic. Buenas notas en los estudios, puntual cumplimiento de sus  deberes. Pasarán los años y recibirá la ordenación sacerdotal en  1903. Tras sus primeros años en diferentes parroquias, decide ingresar  en la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri.
  Veinte  años permanece en la Casa que los Oratorianos tienen en  Vic, entregado a las obras apostólicas de la Congregación. Sobre  todo como confesor de jóvenes y hombres. Otra de las  facetas de su ministerio sacerdotal era la visita a los  enfermos, entre los que practicaba la caridad de forma abnegada  y sin relumbrón. Y ese mismo amor a los pobres  fue indudablemente el que le facilitó las maravillosas conversiones que  consiguió, algunas verdaderamente impresionantes. Profesor de Ascética y Mística en  el Seminario, pronto la mayoría de sus discípulos lo escogieron  como confesor o director espiritual.
  Obispo de Ibiza
  A los  diez años de estar en el Oratorio fue nombrado director  de las Congregaciones Marianas de Vic. Organizó magistralmente las secciones  de Beneficencia y de Propaganda, llevó a término la magna  Asamblea de Congregaciones Marianas de Cataluña, en 1921, y organizó  los actos de la coronación canónica de la Virgen de  la Gleva, Patrona de la «Plana de Vic», en 1923.  No es extraño que el cardenal Tedeschini, a la sazón  Nuncio en España, se fijara en aquel sacerdote.
  Cuando en  1927 fue nombrado obispo de Ibiza, pudo desplegar sus dotes  de apostolado. Entonces dio la medida de lo que sentía  su corazón de apóstol, preocupándose del Seminario, de los sacerdotes  -en especial de los ancianos y enfermos-, de la Acción  Católica, de las escuelas religiosas y la educación de la  niñez y la juventud, formación de padres de familia, Ejercicios  Espirituales; y de propagar más si cabe sus grandes devociones:  al Sagrado Corazón de Jesús, al Santísimo Sacramento, a la  Madre de Dios en su advocación ibicenca de Nuestra Señora  de las Nieves.
  Obispo de Lérida
  Nombrado obispo de Lérida  en enero de 1935, se encontró con una diócesis distinta,  mucho más grande y con otros numerosos problemas. Pero a  todos hizo frente con ánimo esforzado: sus ansias apostólicas en  favor de la juventud; de los niños en edad escolar;  sus desvelos hacia los sacerdotes ancianos; hacia los pobres transeúntes  sin hogar, para los que tenía en construcción un comedor  para socorrerlos. Comenzó sus desplazamientos hacia los más apartados pueblos  pirenaicos en visita pastoral. Impulsó los certámenes catequísticos y favoreció  la labor de la célebre Academia Mariana de Lérida.
  El  Martirio
  Poco antes del 18 de Julio de 1936 organizó  unas Jornadas Eucarísticas de oración y penitencia, como si presintiera  los trágicos días que se avecinaban. Cuando empezó la sangrienta  persecución religiosa de 1936, se refugió en un primer momento  en un piso cerca del palacio episcopal y más tarde  en casa de un hortelano en las afueras. Pero comprendiendo  el peligro que para sus protectores representaba su presencia allí,  y acaso no pudiendo sufrir más estar a resguardo mientras  tantos y tantos de sus diocesanos daban continuamente su sangre,  en un arranque verdaderamente valeroso se presentó a un control  de gente armada, entre la que vio a algunos guardias  civiles, identificándose como el obispo de Lérida y acogiéndose a  su protección. Pasada la primera gran sorpresa de aquellos hombres  armados y después de algunas agrias discusiones entre ellos, los  guardias pudieron conseguir recluirlo en la cárcel, que en aquellos  tiempos de venganzas y crímenes expeditivos, era a veces garantía  de alguna seguridad, por lo manos momentánea.
  Su estancia en  la prisión fue un rayo de luz y optimismo sobrenatural  para los pobres que allí permanecían temiendo lo peor. Con  ocasión de haber ingresado un sacerdote que pudo burlar la  vigilancia y pasar un copón con formas consagradas, pudieron comulgar  el día de Santiago, Patrón de España, y celebrar debidamente  la festividad.
  Los dos Comités antifascistas de la ciudad se  disputaban tan valiosa presa, y esperaban jugar buenas bazas con  su posesión. Así, cuando de las autoridades de Barcelona vino  telefónicamente una orden de traslado de algunos presos significativos para  ser juzgados en la ciudad condal, hallaron la manera de  burlar la buena intención de algunos componentes del Gobierno de  la Generalidad, escudándose en la falta de una orden escrita.  Se organizó la marcha de veinte presos seglares y el  obispo. Salieron de Lérida en plena noche por el puente  sobre el Segre, enfilaron la carretera de Barcelona y cuando  pasaban por delante del cementerio a las tres y media  de la madrugada, fueron detenidos por unos milicianos que les  dieron el alto y les exigieron la orden por escrito.  Este ardid era empleado para conseguir lo que tanto deseaban:  poder derramar la sangre de nuevas víctimas.
  Monseñor Huix no perdió  la serenidad ni en aquellos trágicos momentos: campechanamente comentó con  los suyos, con una frase popular catalana que designa el  próximo fin de un viaje: “Ja som a Sants!”, queriendo  significar que, efectivamente, allí acabaría el suyo antes de emprender  el vuelo a la Gloria. Allí fueron inmolados los veintiuno.  A punto de sorprenderles el alba del 5 de agosto  de 1936, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona  de Ibiza, el señor Obispo fue el último en morir,  bendiciendo a los que la precedieron en el sacrificio. 
  S.S.  Benedicto XVI firmó el 27 de junio de 2011 el  decreto con el cual se reconoce el martirio de este  Siervo de Dios, lo cual permitirá su próxima beatificación que  se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013. 
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1 comentario:
Grande é a sua fé, Beato!
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