viernes, 2 de agosto de 2013

Palabras de Consuelo: La Muerte Como Nuevo Comienzo

 
 

Algunas reflexiones que nos ayudan a sobrellevar una pérdida.

"Llega un momento, en las vidas de todos nosotros, cuando debemos prepararnos para la muerte. Cuando nos hacemos viejos, cuando nos enfermamos de gravedad o corremos un serio peligro, no podemos preocuparnos simplemente con la pregunta de cómo mejorar, a menos que 'mejorar' signifique pasar a una vida después de la muerte.
En nuestra cultura, que de tantas maneras está orientada hacia la muerte, encontramos poco apoyo, si acaso alguno, que nos prepare para una buena muerte.
La mayoría supone que nuestro único deseo es vivir más tiempo en esta tierra. Sin embargo, morir, como dar a luz, es un camino hacia una nueva vida, tal como lo dice Eclesiastés 3:1 y 2 'Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Su tiempo de nacer y su tiempo de morir'.
Debemos preparamos para nuestra muerte con el mismo cuidado y atención con que nuestros padres se prepararon para nuestro nacimiento".
Henri Nouwen. Pan Para El Viaje.La Muerte: un nuevo nacimiento
"¿No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios? Creed también en mí.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo".
Juan 14:1, 27
"Después de la muerte no hay otro 'después'. Palabras como después o antes pertenecen a nuestra vida mortal, a nuestra vida en el tiempo y espacio.
La muerte nos libera de los límites de la cronología y nos lleva al 'tiempo' de Dios, que es atemporal. Las especulaciones sobre la vida después de la muerte, por lo tanto, no son más que eso: especulaciones.
Después de la muerte no hay 'primero' ni 'más tarde', ni hay 'aquí ' o 'allá', ni 'pasado', o 'presente', o 'futuro'. Dios es todo en todos.
El fin de los tiempos, la resurrección de los cuerpos, y la nueva venida gloriosa de Jesús no están separados en el tiempo para aquellos que ya no están en el tiempo.
Para nosotros, que todavía vivimos en el tiempo, es importante que no actuemos como si la nueva vida en Cristo fuera algo que podemos abarcar o explicar. El corazón y la mente de Dios son mayores que los nuestros. Todo lo que se nos pide es confianza".
Henri Nouwen. Pan Para El Viaje. El Tiempo Atemporal de Dios
"La muerte es una transición a una nueva vida. Esto suena muy hermoso, pero pocos de nosotros deseamos hacer esta transición. Podría ayudarnos si nos diéramos cuenta de que nuestra transición final viene precedida por muchas otras transiciones anteriores.
Cuando nacemos hacemos la transición de la vida en el útero a la vida en la familia. Cuando empezamos la escuela hacemos la transición de la vida en la familia a la vida en una comunidad más amplia. Cuando nos casamos hacemos la transición de una vida con muchas opciones a una vida comprometida con una persona. Cuando nos jubilamos hacemos la transición de una vida con una tarea bien definida a una vida que nos exige una nueva creatividad y sabiduría.
Cada una de estas transiciones es una muerte que nos lleva a una vida nueva. Si vivimos bien estas transiciones cada vez estaremos mejor preparados para la gran transición final".
Henri Nouwen. Pan Para El Viaje. Vivir bien nuestras transiciones
"Los amigos de Jesús lo vieron y escucharon sólo unas pocas veces después de aquella mañana de Pascua, pero sus vidas cambiaron por completo.
Lo que parecía ser el final, resultó ser el comienzo; lo que parecía causa de temor, resultó motivo de valor; lo que parecía derrota, resultó ser de esperanza.
De pronto, una pared se convierte en una puerta, y aunque no podemos saber con claridad que se esconde detrás de ella, el tono de todo lo que decimos y hacemos en nuestro camino a esa puerta cambia de manera drástica".
Henri Nouwen. Una carta de Consuelo. Semillas de Esperanza
"La eternidad nace en el tiempo, y cada vez que alguien a quien amamos mucho muere, la eternidad puede irrumpir en nuestra existencia mortal un poco más".
Henri Nouwen. Una carta de Consuelo. Semillas de Esperanza
"La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?".
Juan 18:11
"J. R. Miller dice que la copa es nuestra porción, y que abarca todas las experiencias de nuestra vida terrenal. Nuestro Padre nos da la copa, por lo tanto, debe ser lo mejor que el amor más sabio puede proveer.
Cuando la muerte entra a un hogar cristiano, el más dulce consuelo proviene del pensamiento que Dios ha hecho lo mejor que podía hacer con el amigo que ha llevado a sus mansiones. Nosotros oramos que Él corone nuestros seres queridos con sus bendiciones más ricas y ¿no es ésa su respuesta?
Pedí que le dieras todo bien, que los botones del placer dieran flores de perfecta felicidad dondequiera que sus pies anduvieran. Pedí que el escudo brillante de la verdad y el brazo fuerte del amor los protegieran de todo daño terrenal.
Si hubiera algo mejor que lo que he pedido y lo he dejado de mencionar, dáselo. Dale lo mejor de los dones que sabes dar, algo mucho mejor que lo que yo pudiera soñar. Así fue mi oración.
Y ahora que la veo tendida, quieta, pálida, con la paz de Dios en el rostro, me pregunto en medio de sollozos, triste, abatido: ¿Esto fue lo que pedí?".
Citado por Sra. Cowman en 'Manantiales En El Desierto'
"El aguijón supremo de la enfermedad y la muerte es la angustia. Es peor la angustia que la enfermedad, es preferible la paz que la salud.
La paz extrae a la muerte su aguijón más venenoso, que es la angustia. Eliminada la angustia, la muerte deja de ser muerte porque ha sido derrotada. Así pues, la victoria sobre la muerte se llama paz, supremo don divino que sólo viene por el camino de la entrega de mi voluntad a la voluntad del Padre, como decía Jesús en la agonía de Getsemaní; 'No se haga lo que yo quiero sino lo que quieras tú'.
Si la muerte está llamando a la puerta, nada se consigue con resistir: lo acertado es abrirle la puerta porque, de otra manera, te la va a derribar violentamente. Es locura pasar días y noches amargándose, presa de pavor: esa es la victoria de la muerte sobre el hombre.
¿Qué hacer? Reclinar la cabeza en sus manos, abandonar toda resistencia, cerrar la mente y la boca, extender a Dios un cheque en blanco, diciéndole: cuando quieras, como quieras, llévame".
Ignacio Larrañaga. Ofrenda de Amor. Las fuerzas de la Decadencia
"Algún día estaremos en gloria y mirando el rostro del Señor diremos:
Oh Dios, gracias te doy porque no me desechaste a pesar de mi camino perverso y torcido, y me pusiste en tus perfectos caminos.
Te doy gracias porque me condujiste a rendir mi vida humilde a ti.
Te doy gracias que día a día, al caminar en el sendero del servicio, me permitiste recoger una por una las hebras doradas del propósito que tenias para mi vida.
Te doy gracias que tal como un sendero sube por los costados de una gran montaña, el sendero de la vida ha sido un continuo avanzar a través de las tinieblas, en la luz, en las tormentas, en sombras, en debilidades y lágrimas, en fracasos y vacilaciones, y me has conducido hasta el final predeterminado. Ahora que veo mi vida terminada, ya no por espejo en oscuridad, sino cara a cara ante el esplendor de tu gloria, te doy gracias, oh Dios, te doy gracias que todo aconteció conforme a tu plan..."
James Mc Conkey citado por Sra. Cowman en 'Manantiales En El Desierto'
"Es el momento ideal (cuando la muerte es inminente) para experimentar que el poderoso y amoroso Padre no sólo está conmigo sino que me ama ahora más que nunca, y está con los brazos amorosamente abiertos para acogerme en el lugar de su corazón para siempre.
Sólo hace falta que se rasgue el velo del misterio y a partir de ese momento va a explosionar por los espacios infinitos un estallido de felicidad que nunca acabará.
Mientras tanto, hasta que se rompa el velo y resuene el estallido, una presencia más cierta y real que yo mismo, infinitamente más amorosa que mi madre, está velando amorosamente mi agonía, y a mí no me resta otra actitud que reclinar mi cabeza en sus manos, y dejarme acoger en sus brazos que se abren como amplios horizontes".
Ignacio Larrañaga. Fe Sólida. Las fuerzas de la Decadencia
"C. G. Jung opina que a partir de la mitad de la vida, sólo queda con vida aquel que esté dispuesto a morir.
Para él, la fe en la continuidad de la vida después de la muerte es una certeza interior que tiene el alma. Al alma le resulta razonable ver, en la muerte, una transformación y no la destrucción. Y al prepararse para ello, vive sanamente.
Si veo en la muerte un propósito, me prepararé para dejar mis éxitos y obras, mi salud y mi fuerza. La discusión sobre mi propia muerte es, para Jung, la premisa para una vida plena.
Quien ve un objetivo en la muerte, podrá soltar el pasado. Quien en la muerte sólo vea destrucción, deberá aferrarse con todas sus fuerzas a su juventud. Su evolución psicológica persiste. Para Jung, este aferramiento a lo joven y la negación de aceptar que uno envejece y muere, es una perversión de la cultura humana.
Forma parte de la cultura de la sabiduría de la vejez, que puede crecer solamente si nos confrontamos con nuestra propia muerte y nos reconciliamos con ella.
El Antiguo Testamento nos relata historias de personas llenas de vida que están preparadas para recorrer el camino de la muerte.
Están agradecidas por la vida que Dios les ha obsequiado, pero están igualmente preparadas para soltarla y para dejarse caer en las manos de Dios".
Anselm Grün. La Perfección de Soltar

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