jueves, 22 de agosto de 2013

Melquisedec, Santo


Rey y Sacerdote del A.T., 26 de agosto
 
Melquisedec, Santo
Melquisedec, Santo

Rey de Salem y Sacerdote

Martirologio Romano: Conmemoración de san Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, que saludó y bendijo a Abrahán cuando volvía victorioso, ofreciendo al Señor un sacrificio santo, una hostia inmaculada. Como figura típica de Cristo, ha sido interpretado rey de la paz y de la justicia y sacerdote eterno, aun falto de genealogía.

Etimología: Melquisedec = rey de justicia, viene del hebreo
El Antiguo Testamento, es un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del Diluvio y durante los tiempos de Abraham. Se le llamó rey de Salem (Jerusalén), Rey de paz, Rey de justicia (el significado hebreo del vocablo Melquisedec) y sacerdote del Dios Altísimo. Esta referencia, con muy escasos detalles, se encuentra en Génesis 14:17-20.

Cuando Abraham volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que lo acompañaban, el rey de Sodoma salió a saludarlo en el valle de Savé, o sea el valle del Rey. Y Melquisedec, rey de Salém, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abrám, diciendo: "¡Bendito sea Abraham de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra!¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!". Y Abraham le dio el diezmo de todo.

La Iglesia considera a Melquisedec como figura de Cristo. En el canon de la Misa se lo menciona cuando el celebrante pide al Padre que acepte las ofrendas “como aceptaste...la oblación santa e inmaculada de tu sumo sacerdote Melquisedec”.
 

Melquisedec

   
Melquisedec
Meeting of abraham and melchizadek.jpg
Melquisedec con Abraham por Dirk Bouts
Rey y sacerdote
Venerado enIglesia católica, Iglesia ortodoxa, antiguas iglesias orientales, Judaísmo
Festividad26 de agosto (romano)
Atributospan, el vino, atributos de rey y sacerdote
Melquisedec (מַלְכִּי־צֶדֶק / מַלְכִּי־צָדֶק, hebreo estándar Malki-ẓédeq / Malki-ẓádeq, hebreo tiberiano Malkî-ṣéḏeq / Malkî-ṣāḏeq) Rey de paz, Rey de justicia, Rey del Mundo (significado hebreo del vocablo Melquisedec según Rene Guenon). En el Antiguo Testamento es un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del diluvio y durante los tiempos de Abraham. Es considerado señor de la Paz y la Justicia.

 

Sacerdote y Rey

Según relata el Génesis:
"[...] y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abram, diciendo: -Bendito Abram del Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra. Y bendito el Dios Altísimo, que ha puesto a tus enemigos en tus manos. Y le dio Abram el diezmo de todo."
Génesis 14, 18-20, traducción Nácar-Colunga, 1978 BAC
Los Santos Padres de la Iglesia, la tradición judía y el Salmo 76 (Vg 75), 3 identifican a la ciudad de Salem con Jerusalén. En el relato este sacerdote-rey hace una breve aparición siendo sacerdote de Dios y rey de Jerusalén, lugar donde en el futuro Dios tomará morada. Como sacerdote, anterior a la institución del sacerdocio levítico, es quien recibe el diezmo debido a Dios.
Como sacerdote-rey es una prefiguración del mismo Jesús que, además de ser Profeta, también es Sacerdote y Rey. Con la presentación del pan y el vino marca lo que después será el sacerdocio instituido por Cristo y que sustituirá al sacerdocio levítico.
Melquisedec es el sacerdote receptor del primer diezmo registrado en la Biblia, entregado por Abraham, y el primer sacerdote-rey.

Textos gnósticos

Melquisédec es el título del primer escrito del códice IX de Nag Hammadi (NH IX 1-27). Es un texto copto que presenta notables lagunas, escrito originalmente en griego, probablemente en Egipto durante el siglo III.
El texto refleja una mezcla de las costumbres judías, cristianas y gnósticas. Su presentación de Melquisedec es un buen ejemplo de ello: no es sólo el anciano "Sacerdote de Dios Altísimo" como en el Antiguo Testamento, sino que también aparece como "sumo sacerdote" escatológico y guerrero "sagrado".
Por sus muchas referencias cristológicas, su oposición al docetismo y su exégesis sorprendente de la carta a los hebreos, este tratado representa una muestra extrema de la cristianización de los setitas gnósticos. A pesar de su apariencia apocalíptica es esencialmente litúrgico y orientado a la comunidad.
Melquisedec se presenta tan eterno como su sacerdocio. Ha estado en el mundo desde el principio del tiempo y se quedará hasta el final. Es el primer peldaño en la escala que ascieden las almas iluminadas.

Melquisedec en el Libro de Urantia

En el Libro de Urantia Melquisedec se presenta como un ser espiritual elevado que encarna en un cuerpo físico material para «Mantener viva en la Tierra la verdad del Dios único y preparar el camino para la donación humana posterior de un Hijo Paradisiaco de ese Padre Universal».[1] Según el Libro su misión la desempeñó en la comunidad de Salem, futura Jerusalén, y tuvo a Abraham entre sus alumnos.
El texto del Libro narra así su aparición:
Maquiventa se donó a las razas humanas de Urantia 1.973 años antes del nacimiento de Jesús. Su llegada no fue espectacular; su materialización no fue contemplada por los ojos humanos. La primera vez que un hombre mortal lo observó fue el día memorable en que entró en la tienda de Amdón, un pastor caldeo de origen sumerio. Y la proclamación de su misión estuvo sintetizada en la simple declaración que le hizo a este pastor: «Soy Melquisedec, sacerdote de El Elyón, el Altísimo, el solo y único Dios.» Cuando el pastor se hubo recobrado de su sorpresa, y después de acosar a este desconocido con muchas preguntas, le pidió a Melquisede que cenara con él. Ésta fue la primera vez, en su larga carrera universal, que Maquiventa consumió comida material, el alimento que habría de sustentarlo durante los noventa y cuatro años de su vida como ser material.

Notas

Enlaces externos

 
San Melquisedec, santo del AT
fecha: 26 de agosto
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de san Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, que saludó y bendijo a Abrahán cuando volvía victorioso, ofreciendo al Señor un sacrificio santo, una víctima inmaculada, y fue visto como prefiguración de Cristo, rey de paz y de justicia y sacerdote eterno, aun falto de genealogía.

No es la Biblia la que es complicada para nosotros, es algo todavía más fundamental: es la propia mentalidad bíblica, la que está tras el texto -ese modo de pensar, ver, sentir, razonar, experimentar la realidad de Dios y desde Dios- lo que nos es realmente ajeno. Dice Génesis 14,14-20:
«Al oír Abram que su hermano había sido hecho cautivo, movilizó la tropa de gente nacida en su casa, en número de trescientos dieciocho, y persiguió a aquéllos hasta Dan. Y cayendo él y sus siervos sobre ellos por la noche, los derrotó, y los persiguió hasta Jobá, que está al norte de Damasco; recuperó toda la hacienda, y también a su hermano Lot con su hacienda así como a las mujeres y a la gente.
A su regreso después de batir a Kedorlaomer y a los reyes que con él estaban, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé (o sea, el valle del Rey). Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo: "¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!" Y dióle Abram el diezmo de todo.»

Esos son todos los hechos de Melquisedec en la Biblia; no aparecerá más para hacer ninguna otra cosa. Será mencionado, sí, otras veces (en el salmo 110 y sobre todo en Carta a los Hebreos), pero siempre en relación a este único hecho de Génesis.

Algunos especialistas en crítica histórica de la Biblia señalan que este breve episodio tiene como función exaltar las virtudes militares de Abraham, en quien la memoria vital de Israel fue reconociendo con el tiempo todos los caracteres de un auténtico fundador, otros ven en el tributo de Abraham al extranjero Melquisedec, «rey de Salem», el fundamento de los posteriores reclamos de la dinastía de David, dueña de la ciudad de Jerusalén -que no pertenecía a la cconfederación israelita-, a las tribus de Israel. Sea como sea, para la mirada historicista la figura de Melquisedec, surgido «de la nada» en medio del relato bíblico, sólo esconde preguntas de tipo histórico. Pero para la mirada bíblica, de una densidad completamente distinta a la mirada historicista, la figura de Melquisedec esconde auténtico misterio:
- En tanto nosotros sólo vemos que narrativamente Melquisedec surge «de la nada», la mirada tipológica de Carta a los Hebreos ve en ello un paralelismo con Jesús, quien también tiene sus verdaderos orígenes ocultos; tal como Melquisedec, Jesús es «sin genealogía» (ante todo por no tener padre humano, aunque Hebreos lo acentúa aún más, 7,3).
- Eso que a nosotros se nos presenta como una inconsecuencia literaria, el hecho de que un personaje que parece destinado a tener relevancia, desaparezca sin más del horizonte de la narración y ya no vuelva a ser mencionado, la mirada de Carta a los Hebreos lo descubre como una misteriosa inmersión en la eternidad, anticipo de la eternidad sacerdotal de Jesús (id. 7,3).
- Donde la mirada histórica ve en la ofrenda de Melquisedec la pervivencia de un culto que puede contraponerse al culto fastuoso del templo, la mirada bíblica descubre en ese «pan y vino» un anticipo eucarístico (la imagen no se explota en la Biblia, pero sí en la liturgia).

De la mano de una mirada que penetra en el misterio, las pocas líneas del Génesis han permitido descubrir en el papel de Jesús como víctima del sacrificio, su papel como oferente de ese sacrificio, y por tanto como sacerdote. La figura de Melquisedec, vaga pero por eso mismo evocadora, se convirtió en una clave de comprensión de Jesús, al par que es sólo en el hecho de Jesús donde adquiere todo su relieve el hecho aparentemente pasajero de Melquisedec. Lo que conmemoramos hoy no es la vida de un personaje cuyos hechos desconocemos del todo, sino -como en todo auténtico santo- la obra de Jesús en él.

Para leer sobre el significado de Melquisedec en el horizonte del Génesis, «El libro del Génesis», de G. von Rad, Sígueme, pág 218; también Comentario Bíblico «San Jerónimo», Cristiandad, tomo I, pág. 87ss. Sobre la cuestión de Melquisedec como modelo del sacerdocio cristiano, «Sacerdotes antiguos sacerdote nuevo», de P. Vanhoye, ed. Sígueme; sobre este mismo tema, una pequeña aproximación en mi artículo «Sacerdotes según el orden de Melquisedec», en las Publicaciones de ETF.
Imagen: Mosaico en uno de los muros laterales de San Vital de Ravena: Abel y Melquisedec, dos de las más importantes figuras anticipatorias de Jesús en la mirada de los Padres de la Iglesia.

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