SOBRE
LITURGIA
Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia
Capítulo VI. LA VENERACIÓN A LOS SANTOS Y BEATOS
246. La piedad popular, sobre todo a partir de la Edad Media, ha dado amplio espacio a las procesiones votivas, que en la época barroca han alcanzado su apogeo: para honrar a los Santos patronos de una ciudad o corporación se llevan procesionalmente las reliquias, o una estatua o efigie, por las calles de la ciudad.
En sus formas genuinas, las procesiones son manifestaciones de la fe del pueblo, que tienen con frecuencia connotaciones culturales capaces de despertar el sentimiento religioso de los fieles. Pero desde el punto de vista de la fe cristiana, las "procesiones votivas de los Santos", como otros ejercicios de piedad, están expuestas a algunos riesgos y peligros: que prevalezcan las devociones sobre los sacramentos, que quedan relegados a un segundo lugar, y de las manifestaciones exteriores sobre las disposiciones interiores; el considerar las procesiones como el momento culminante de la fiesta; que se configure el cristianismo, a los ojos de los fieles que carecen de una instrucción adecuada, como una "religión de Santos"; la degeneración de la misma procesión que, de testimonio de fe acaba convirtiéndose en mero espectáculo o en un acto folclórico.
CALENDARIO
6 MARTES. LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR, Fiesta
Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
bl MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. V.
- Dan 7, 9-10. 13-14. Su vestido era blanco como nieve.
o bien: 2P 1, 16-19. Esta voz del cielo la oímos nosotros.
- Sal 96. R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
- Lc 9, 28 b-36 Moisés y Elías hablaban de su muerte.
Liturgia de Las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 7 de agosto, pág. 471.
CALENDARIOS: Canónigos Regulares de Letrán y Brígidas: (S).
Alcalá de Henares: Santos Justo y Pastor, mártires (S).
TEXTOS MISA
Elogio del Martirologio
Fiesta de la Transfiguración de Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.
Del Catecismo de la Iglesia Católica
Una visión anticipada del Reino: La Transfiguración.
554 A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir … y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par. : 2P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).
555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2):
"Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre" (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración, )
556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración "es es sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22):
"Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña (cf. Lc 9, 33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir?" (S. Agustín, serm. 78, 6).
Oración delos fieles
341. En esta fiesta de la Transfiguración de Jesucristo, que manifiesta su divinidad al mundo, oremos, hermanos, por el bien de todos los hombres.
- Por las santas y venerables Iglesias de oriente y occidente: para que, al celebrar hoy con solemnidad la gloria del Hijo de Dios, encuentren gozo en la participación de su divinidad. Roguemos al Señor.
- Por la paz de todo el mundo: para que se alejen de los pueblos las violencias, el hambre, las calamidades y las guerras. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos: para que recobren pronto la salud y vivan alegres en la esperanza del retorno del Señor, que transfigurará nuestro cuerpo de miseria en cuerpo de gloria. Roguemos al Señor.
- Por los ateos, paganos y cuantos desconocen a Jesucristo: para que encuentren el camino que conduce hasta él. Roguemos al Señor-
- Por los que estamos aquí reunidos, por los miembros de nuestras familias y de nuestras comunidades (parroquias): para que Dios nos dé la gracia de servirle en este mundo y nos haga gozar de la gloria en la eternidad. Roguemos al Señor.
Que tu bendición, Dios de bondad, sostenga a tus fieles, y que, fortalecidos por ella, no se aparten nunca de tu voluntad y puedan así gozarse con tus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor.
MARTIROLOGIO
Fiesta de la Transfiguración de Señor. Cristo Jesús, el Unigénito amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante sus santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan con el testimonio de la Ley y los Profetas, y así quiso mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.
Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia
Capítulo VI. LA VENERACIÓN A LOS SANTOS Y BEATOS
246. La piedad popular, sobre todo a partir de la Edad Media, ha dado amplio espacio a las procesiones votivas, que en la época barroca han alcanzado su apogeo: para honrar a los Santos patronos de una ciudad o corporación se llevan procesionalmente las reliquias, o una estatua o efigie, por las calles de la ciudad.
En sus formas genuinas, las procesiones son manifestaciones de la fe del pueblo, que tienen con frecuencia connotaciones culturales capaces de despertar el sentimiento religioso de los fieles. Pero desde el punto de vista de la fe cristiana, las "procesiones votivas de los Santos", como otros ejercicios de piedad, están expuestas a algunos riesgos y peligros: que prevalezcan las devociones sobre los sacramentos, que quedan relegados a un segundo lugar, y de las manifestaciones exteriores sobre las disposiciones interiores; el considerar las procesiones como el momento culminante de la fiesta; que se configure el cristianismo, a los ojos de los fieles que carecen de una instrucción adecuada, como una "religión de Santos"; la degeneración de la misma procesión que, de testimonio de fe acaba convirtiéndose en mero espectáculo o en un acto folclórico.
CALENDARIO
6 MARTES. LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR, Fiesta
Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
bl MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. V.
- Dan 7, 9-10. 13-14. Su vestido era blanco como nieve.
o bien: 2P 1, 16-19. Esta voz del cielo la oímos nosotros.
- Sal 96. R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
- Lc 9, 28 b-36 Moisés y Elías hablaban de su muerte.
Liturgia de Las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 7 de agosto, pág. 471.
CALENDARIOS: Canónigos Regulares de Letrán y Brígidas: (S).
Alcalá de Henares: Santos Justo y Pastor, mártires (S).
TEXTOS MISA
Elogio del Martirologio
Fiesta de la Transfiguración de Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.
6 de agosto
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.
Fiesta |
Die 6 augusti
IN TRANSFIGURATIONE DOMINI
Festum |
Antífona de entrada
Cf. Mt 17, 5
En una nube luminosa se apareció el Espíritu Santo y
se oyó la voz del Padre que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
Escuchadlo. |
Antiphona ad
introitum Cf. Mt 17,5
In splendénti nube Spíritus Sanctus visus
est, patérna vox audíta est: Hic est Fílius meus diléctus, in quo mihi bene
complácui: ipsum audíte. |
Se dice Gloria . | Dicitur Gloria in excélsis. |
Oración
colecta
Oh Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito
confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y
prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos,
concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el
Predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo. |
Collecta
Deus, qui fídei sacraménta in
Unigéniti tui gloriósa Transfiguratióne patrum testimónio roborásti, et
adoptiónem filiórum perféctam mirabíliter praesignásti, concéde nobis fámulis
tuis, ut, ipsíus dilécti Fílii tui vocem audiéntes, eiúsdem coherédes éffici
mereámur. Qui tecum. |
LITURGIA DE LA
PALABRA
Lecturas de la
Fiesta de la La Transfiguración del Señor.
PRIMERA
LECTURA
Su vestido era blanco como la nieve
Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14
Su vestido era blanco como la nieve
Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos,
y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana
limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso
de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus
órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir
en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se
presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no tendrá fin.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Sal 96, 1-2. 5-6. 9
R.
R.
El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra | Dóminus regnávit, Altíssimus super omnem terram. |
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra | Dóminus regnávit, Altíssimus super omnem terram. |
Los montes se derriten
como cera ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
como cera ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra | Dóminus regnávit, Altíssimus super omnem terram. |
Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.
El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra | Dóminus regnávit, Altíssimus super omnem terram. |
ALELUYA
Mt 17,
5c
Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo. | Hic est Fílius meus diléctus, in quo mihi bene complácuit: ipsum audíte. |
EVANGELIO
Moisés y Elías
hablaban de su muerte.
+
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28 b-36
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a
Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el
aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos
hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria,
hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros
se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que
estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué
bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una
nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube
decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se
encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a
nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor
Jesús.
Del Catecismo de la Iglesia Católica
Una visión anticipada del Reino: La Transfiguración.
554 A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir … y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par. : 2P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).
555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2):
"Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre" (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración, )
556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración "es es sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22):
"Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña (cf. Lc 9, 33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir?" (S. Agustín, serm. 78, 6).
Oración delos fieles
341. En esta fiesta de la Transfiguración de Jesucristo, que manifiesta su divinidad al mundo, oremos, hermanos, por el bien de todos los hombres.
- Por las santas y venerables Iglesias de oriente y occidente: para que, al celebrar hoy con solemnidad la gloria del Hijo de Dios, encuentren gozo en la participación de su divinidad. Roguemos al Señor.
- Por la paz de todo el mundo: para que se alejen de los pueblos las violencias, el hambre, las calamidades y las guerras. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos: para que recobren pronto la salud y vivan alegres en la esperanza del retorno del Señor, que transfigurará nuestro cuerpo de miseria en cuerpo de gloria. Roguemos al Señor.
- Por los ateos, paganos y cuantos desconocen a Jesucristo: para que encuentren el camino que conduce hasta él. Roguemos al Señor-
- Por los que estamos aquí reunidos, por los miembros de nuestras familias y de nuestras comunidades (parroquias): para que Dios nos dé la gracia de servirle en este mundo y nos haga gozar de la gloria en la eternidad. Roguemos al Señor.
Que tu bendición, Dios de bondad, sostenga a tus fieles, y que, fortalecidos por ella, no se aparten nunca de tu voluntad y puedan así gozarse con tus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las
ofrendas
Santifica, Señor, nuestras ofrendas por la gloriosa
Transfiguración de tu Unigénito y, con los resplandores de su luz, límpianos de
las manchas de nuestros pecados. Por Jesucristo nuestro Señor. |
Super
oblata
Obláta múnera, quaesumus, Dómine, gloriósa Unigéniti tui
Transfiguratióne sanctífica, nosque a peccatórum máculis, splendóribus ipsíus
illustratiónis, emúnda. Per Christum |
Prefacio. El
misterio de la Transfiguración
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber
y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Porque Cristo, nuestro Señor, manifestó su
gloria a unos testigos predilectos, y les dio a conocer en su cuerpo, en todo
semejante al nuestro, el resplandor de su divinidad. De esta forma, ante la
proximidad de la pasión, fortaleció la fe de los apóstoles, para que
sobrellevasen el escándalo de la cruz, y alentó la esperanza de la Iglesia, al
revelar en sí mismo la claridad que brillará un día en todo el cuerpo que le
reconoce como cabeza suya.
Por eso ahora nosotros, llenos de alegría, te
aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:
Santo, Santo,
Santo... |
Praefatio: De
mysterio Transfigurationis.
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre,
nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens
aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui coram eléctis téstibus suam glóriam
revelávit, et commúnem illam cum céteris córporis formam máximo splendóre
perfúdit, ut de córdibus discipulórum crucis scándalum tollerétur, et in totíus
Ecclésiae córpore declaráret impléndum quod eius mirabíliter praefúlsit in
cápite.
Et ídeo cum caelórum virtútibus in terris te
iúgiter celebrámus, maiestáti tuae sine fine clamántes:
Sanctus,
Sanctus, Sanctus... |
PLEGARIA EUCARÍSTICA III. | PREX EUCHARÍSTICA III. |
Antífona de la
comunión 1Jn 3, 2
Cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes
a él, porque le veremos tal cual es. |
Antiphona ad
communionem Cf. 1Jn 3,2
Cum Christus apparúerit, símiles ei
érimus, quóniam vidébimus eum sícuti est. |
Oración después de
la comunión
Los celestes alimentos que hemos recibido, Señor, nos
transformen en imagen de tu Hijo, cuya gloria nos has manifestado en el misterio
de su Transfiguración. Por Jesucristo nuestro Señor. |
Post
communionem
Caeléstia, quaesumus, Dómine, aliménta quae súmpsimus in
eius nos transfórment imáginem, cuius claritátem gloriósa Transfiguratióne
manifestáre voluísti. Qui vivit et regnat in saecula
saeculórum. |
MARTIROLOGIO
Fiesta de la Transfiguración de Señor. Cristo Jesús, el Unigénito amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante sus santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan con el testimonio de la Ley y los Profetas, y así quiso mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.
2. En Roma, en la vía Apia, en el cementerio de
Calixto, martirio de san Sixto II, papa, y de sus compañeros, cuya
memoria se celebra el día siguiente (258).
3. En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la
Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor. Todavía
niños, corrieron voluntariamente al martirio, abandonando en la escuela
sus tablillas de escolar y, detenidos por orden del juez e inmediatamente
azotados, animándose y exhortándose mutuamente fueron degollados por su amor a
Cristo (304).
4. En Roma, en la basílica de San Pedro,
sepultura de san Hormisda, papa. Abanderado de la paz, consiguió acabar
con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente hizo que se respetaran
religiosamente por los nuevos pueblos los derechos de la Iglesia (523).
5*. En Savona, de la Liguria, beato
Octaviano, obispo y hermano del papa Calixto II, que tanto en el claustro
como en la cátedra buscó con ahínco servir a Dios y a los hermanos (1132).
6*. En el territorio de Luxemburgo, beato
Escelino, eremita, que vivió en un bosque, sin techo y sin vestidos,
confiado en el Señor, que hace bajar la nieve como lana (c. 1138).
7. En Bolonia, de la Emilia, muerte de santo
Domingo, presbítero, cuya memoria se celebra dos días después (1221).
8*. En Montevideo, de Uruguay, beata María
Francisca de Jesús (Ana María) Rubatto, virgen, que en la ciudad de Loano,
cerca de Savona, en Italia, fundó el Instituto de las Hermanas Terciarias
Capuchinas y, habiéndose trasladado a América Latina, puso todo su empeño en el
servicio a los pobres (1904).
9*. En las cercanías de Gandía, en Valencia, en
España, beato Carlos López Vidal, mártir, que en tiempo de persecución de
la fe alcanzó la gloria celestial (1936).
10*. Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania,
beato Tadeo Dulny, mártir. Al ser ocupada militarmente Polonia, su
patria, fue llevado al campo de concentración de Dachau por su fe en Cristo y,
víctima de crueles tormentos, emigró a la gloria celestial (1942).
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