jueves, 22 de agosto de 2013

Como papás tenemos que aprender a poner límites y decir ¡No!

El buen padre dice sí cuando es sí y no cuando es no. El padre bueno solo sabe decir…sí. ¿Queremos ser padres buenos o buenos padres?
 
Como papás tenemos que aprender a poner límites y decir ¡No!
Como papás tenemos que aprender a poner límites y decir ¡No!
Todo esto por verdadero amor a los hijos.
Es muy importante aprender y enseñar límites como parte de la formación.

1.- No solo hay que enseñar los derechos y privilegios sino también los deberes a cada uno de nuestros hijos. Los deberes deberán ser progresivos de acuerdo a su edad.

2.- No solo enseñarles a recibir sino también a dar y ser agradecidos por lo que reciben.

3.- No permitir que todo sea para jugar y destruir, sino enseñarles a valorar el esfuerzo para conseguir las cosas.

4.- No dar todo a manos llenas sin el menor esfuerzo para el que recibe, porque de lo contrario jamás valorará nada “Lo que no cuesta se vuelve fiesta”.

5.- No se puede vivir la vida sin límites. Vivir sin límites es vivir al límite de la muerte o de la cárcel.

6.- Darles todo a los hijos sin el menor esfuerzo de ellos no es muestra de amor, es justificación por nuestra falta de atención y de tiempo de calidad más que de cantidad. Y es la incapacidad de comprometernos a formar con el propio ejemplo.

7.- No se debe otorgar libertad ilimitada.

8.- No se puede vivir sanamente sin una correcta formación.

“El que ama a su hijo no deja de corregirlo, y al final encontrará en él su alegría. El que educa a su hijo quedará satisfecho. Y ante sus conocidos estará orgulloso de él. El que instruye a su hijo causa envidia a su enemigo, pero ante sus amigos se mostrará contento de él. Si el padre muere, es como si no hubiera muerto, porque deja a uno semejante a él. Y cuando vivía se sentía feliz al verlo, y al morir no siente tristeza. El que mima a su hijo, después tendrá que vendarle las heridas, y al oírlo gritar se le partirá el corazón”. (Eclesiástico 30, 1 – 5, 7)

El límite en la formación es no formar con autoritarismo pero tan poco con permisivismo, porque los excesos siempre serán dañinos. El punto exacto es una sana disciplina, como padres tenemos que guiar, enseñar a descubrir el camino con el propio ejemplo. (La palabra “disciplina” viene del latín disciplina y significa “enseñanza, educación”), “Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará” (Prover. 22.6)

El problema de hoy en día es el relativismo que nos lleva a creer en que no hay ni bien ni mal y que todo depende de las circunstancias.

La vida es un constante reto y para lograr algo en la vida necesitamos de mucho esfuerzo personal y bajo esa premisa debemos formar a los hijos. En la vida no existe lo fácil, todo implica esfuerzo, dedicación, entusiasmo, tenacidad y hasta sacrificios.

“Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente…cualquiera las haría”

Hoy los hijos tienen una ineptitud alarmante para enfrentar los esfuerzos y los retos, abunda el conformismo, la falta de interés por lograr objetivos de superación. Todo lo que implique esfuerzo es rechazado por la a mayoría de juventud.

Cuantos adolescentes y jóvenes a la primera dificultad deciden mandar todo a volar, porque luchar para salir adelante cuesta mucho y ellos no están acostumbrados a luchar ni esforzarse para nada. ¡No mal acostumbremos a nuestros hijos!

Los papás han acostumbrado a sus hijos a darles todo (prácticamente en la manos), hacerles todo y ellos se han acostumbrado a no hacer nada pero si a exigir todo porque son “sus derechos”. De esa manera estamos formando seres egoístas. Dales todo sin el menor esfuerzo de ellos, y ellos aprenderán a no ganarse nada”.

Un amor mal entendido de los papás está llevando a que los hijos ya no se esfuercen en nada y para nada, pero por ese camino solo se está formando hijos mediocres, flojos, perezosos, comodinos, soberbios e incapaces para sí mismos y para los demás.

No hay que ceder a caprichos, sino enseñarles a tener objetivos y a inculcarles que solo con esfuerzo y perseverancia llegarán a ser personas de bien, verdaderamente generosas y exitosas; además así ellos podrán valorar su capacidad dándole un sentido positivo y de superación a su propia vida; a una vida de servicio a los demás, dar y ser útiles, solo eso los alejará del vacío existencial en el que muchos están inmersos. “Hay que ayudarles a resolver sus retos pero no ponerles las soluciones en la manos”.

“Muchas veces el fracaso es necesario para valorar el éxito”.

"El secreto de la felicidad está en no esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.” André Gide

Hoy se ha olvidado o restado importancia a cuatro principios muy importantes: Obediencia, respeto, libertad y responsabilidad. La obediencia para muchos es algo anticuado, es algo pasado de moda, humillante, algo que nos hace inferiores a los demás. Y por esa sencilla razón los hijos rechazan la obediencia porque como padres así lo hemos transmitido.

La obediencia la hemos revertido por desobediencia, por consecuencia nos volvemos irrespetuosos, viviendo en pleno libertinaje e irresponsabilidad.

“Para saber mandar hay que saber obedecer ”Para ser verdaderamente libres, tenemos que saber obedecer,. Para ser libres hay que ser responsables y saber respetarnos a nosotros mismo y a los demás. ¡Vale la pena ser responsable!

“Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes” (Mt. 7, 12)

“Lo que se siembra, se cosecha” (Gál. 6, 7)

“El buen padre dice sí cuando es sí y no cuando es no. El padre bueno solo sabe decir…sí”. La coherencia y el ejemplo son vitales en la formación. ¿Queremos ser padres buenos o buenos padres?

El éxito en la formación de los hijos está en el amor que se profesan papá y mamá y la mayor empresa de ambos será la formación de sus hijos.

¿Por qué nuestros hijos no tienen ni la más remota idea de la conciencia?

¿Por qué no tienen la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo?

¿Por qué no valoran su propia vida y prefieren escapar por la puerta falsa o arrebatar la vida de desconocidos, amigos o compañeros?

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