viernes, 5 de julio de 2013

Oddino Barotti, Beato


Presbítero, 7 de Julio
 
Oddino Barotti, Beato
Oddino Barotti, Beato

Presbítero

Martirologio Romano: En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y de conducta austera, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante una peste contagiosa (1400).
Más que 650 años nos separan de él, pero quizás todavía tendría algo que decir a sus conciudadanos, sacerdotes y laicos, por el heroísmo de una fe integralmente sentida y concretada en obras de caridad. Hunde sus raíces en la parte más antigua de Fossano (provincia de Cuneo, Italia), dónde, en calle Garibaldi, se indica todavía la casa en que habría visto la luz, en el año 1344.
Noble, o al menos aristócrata por nacimiento, esto no le impedirá, una vez ordenado sacerdote, tener aptitudes que pueden ser vistas como radicales y contra la corriente. Canónico de la Colegiada de San Juvenal incluso antes de que ser ordenado sacerdote, párroco de la iglesia de San Juan, entonces la más importante de la ciudad, pocos años después de su ordenación sale en peregrinación a Tierra Santa.
En aquella época esto no era tan sólo cumplir un simple y cómodo tour con un poco de devota romería, era emprender un viaje lleno de imprevistos, largo y fatigante, del que no siempre se podía regresar. Lo que lo impulsa a realizar el viaje es su profunda devoción a la Pasión de Jesús, una devoción que desea ir a la fuente, donde la Pasión de Jesús se consumó y donde el quiere fortalecer su fe. No había tomado en cuenta a los turcos, quienes lo toman prisionero y lo encierran con poco respeto y provocándole muchos sufrimientos.
Liberado, retorna a Fossano, dónde se ven enseguida los frutos de esta atormentada romería: incrementa sus momentos de oración, las penitencias y las obras de caridad, transcurre largas horas en meditación delante del crucifijo, vive pobremente, privándose incluso de lo más necesario para vivir.
Se deja fascinar por el ideal franciscano, del que además del hábito terciario también adopta su espiritualidad. La gente está admirada, pero también preocupada, de su estilo de vida, porque apenas come lo estrictamente necesario para sobrevivir: un poco de pan y alguna hortaliza.
Sin embargo no hay discurso que le algo comer algo más, porque todo cuanto le regalan, hasta los manjares más exquisitos, acaban invariablemente en las casas de la gente pobre. Como aquel capón que recibió como regalo para su almuerzo de Navidad, que él se avergüenza de comer mientras familias enteras no tienen de qué comer: lo hace entregar a la casa de una pobre mujer que ha dado a luz hace pocos días, un perrito es quien se encargó de guiar al empleado que llevaba la encomienda.
Los enfermos también son pobres, no sólo en su salud, sino que en aquella época hacía mucha falta medicamentos y asistencia médica, eso lo impulsa a zambullirse en esta nueva obra de misericordia: Y ya que los enfermos también son ellos pobres, no sólo de salud pero a aquella época sobre todo de curas y de asistencia, he aquí zambullirse en esta nueva obra de misericordia: proyecta las bases del actual hospital, visita los enfermos pobres en sus pocilgas, construyen un alojamiento para los leprosos y otro para los enfermos atacados por el “fuego sagrado”1.
Tanto caritativo como devoto y piadoso, construye cuatro capillas a los cuatro puntos cardinales, (dedicadas a San Lázaro, San Bernardo, San Stefano y San Pedro), de esta forma crea una imaginaria cruz para protección de la ciudad.
Le confían la Colegiada de San Juvenal, la futura catedral, pero la encuentra en tal malas condiciones, que decide reedificarla. de sentirse en deber de reedificarla. Durante estos trabajos sus contemporáneos son espectadores de cosas prodigiosas: el albañil que cae del andamio de la torre campanario y es dado por muerto, se levanta sin un arañazo y vuelve enseguida al trabajo en cuanto él lo coge de la mano.
Era un hombre al que nada detenía, ni la peste. Está en la primera línea de atención a los enfermos y termina siendo contagiado él mismo, y es así como le llegará la muerte, la peste termina con su vida el 7 de julio de 1400 cuando tenía 56 años, todos ellos dedicados a Dios y a los más necesitados. Tendrán que pasar más de 400 años, pero al final, en 1808, Pío VII concederá la aureola de Beato a Oddino Barotti, el primer nativo de Fossano en tener el honor de los altares.
1 Enfermedad epidémica que hizo grandes estragos desde el siglo X al XVI, la cual consistía en una especie de gangrena precedida y acompañada de ardor abrasador. Era una erisipela maligna.


Beato Oddino Barotti, presbítero
fecha: 7 de julio
fecha en el calendario anterior: 21 de julio
n.: 1344 - †: 1400 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío VII 1808
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y austero, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante el transcurso de una peste contagiosa.

La vida de un sacerdote diocesano en una parroquia se presta para seguir el camino de la santidad, pero es generalmente muy poco espectacular. Lo mismo sucedía en la Edad Media, cuando vivieron y murieron en la oscuridad numerosos párrocos de virtud heroica, y su nombre se perdió con ellos. Sólo en unos cuantos casos el culto local perpetuó su memoria, pero no los detalles de su vida, ya que generalmente sólo se conservaba una especie de «catálogo» de sus virtudes. El beato Oddino Barotti constituye un caso excepcional por la multiplicidad de sus actividades, a pesar de que no pasó de ser un humilde párroco y vivió totalmente ajeno a la política, tanto eclesiástica como secular.

Hacia el año 1360, Oddino fue nombrado párroco de San Juan Bautista, en su pueblo natal de Fossano, en el Piamonte. Era tan abnegado, que el obispo de Turín tuvo pronto que darle la orden de comer un poco de carne, a pesar de todos los votos que pudiese haber hecho en sentido contrario, y de guardar lo necesario para su mantenimiento, pues el buen párroco gastaba todas las rentas de la parroquia en socorrer a los pobres y se estaba arruinando la salud. En 1374, fue nombrado preboste del capítulo de la colegiata de Fossano (que actualmente es catedral) y párroco de ella. Pero cuatro años más tarde, renunció a ambos beneficios para dirigir una cofradía religiosa que se lo había pedido. Después, ingresó en la Tercera Orden de San Francisco y convirtió su casa en una especie de refugio de todos los miserables. En 1381 hizo una peregrinación a Tierra Santa. A su retorno, fue nombrado director de la cofradía de la Cruz, que se dedicaba a cuidar a los enfermos y a ofrecer asilo a los peregrinos. El beato construyó un hospital gratuito y, junto a él, una hospedería en la que los pobres y los peregrinos podían permanecer todo el tiempo que quisiesen. La hospedería siguió funcionando hasta el siglo XIX.

Viendo la capacidad de organización de Oddino, su sucesor en el capítulo le pidió que se encargase de la construcción de la nueva colegiata. Así lo hizo el beato y empleó en ello todos sus recursos naturales y sobrenaturales. En cierta ocasión, los obreros transportaban una pesada viga en una carreta tirada por bueyes; la carreta se atascó en el barro y era imposible moverla; entonces el beato, tomando la puya, exclamó: «En el nombre de Dios y de san Juvenal, ¡adelante!» Y la carreta avanzó (san Juvenal era el patrono de Fossano). En otra ocasión, mientras Odino se hallaba orando en la iglesia, uno de los obreros cayó de la torre y se mató. El beato tomó la mano del cadáver y le dijo: «Levántate y vuelve a trabajar». El hombre se levantó al punto, perfectamente sano. En 1396, los canónigos rogaron a Oddino que aceptase de nuevo el cargo de preboste; así lo hizo para poder trabajar en una parroquia en la que era tan conocido y tan querido. Cuatro años más tarde, la peste hizo enormes estragos en la región. El beato Oddino se dedicó a atender día y noche a los enfermos y moribundos, hasta que él contrajo también la enfermedad y murió el 7 de julio de 1400. Fue un fin verdaderamente digno de quien había vivido entregado toda su vida al cuidado de sus prójimos. Su recuerdo sigue todavía vivo en Fossano. El culto del beato fue confirmado en 1808.

En Acta Sanctorum, julio, vol. v, hay un breve esbozo biográfico, un panegírico traducido del italiano y la copia de un tosco grabado (ver imagen) que representa al beato.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 

No hay comentarios: