sábado, 2 de marzo de 2013

Cunegunda, Santa

Emperatriz de Alemania, 3 de marzo
Cunegunda, Santa
Cunegunda, Santa

Emperatriz de Alemania
y Monja

Martirologio Romano: En el monasterio de Kaufungen, en Hesse, santa Cunegunda, que aportó muchos beneficios a la Iglesia junto con su cónyuge, el emperador san Enrique, y tras la muerte de éste abrazó la vida cenobítica en el monasterio donde se había retirado. Al morir hizo a Cristo heredero de todos sus bienes y su cuerpo fue colocado junto a los restos de san Enrique, en Bamberg (1033/ 1039).

Etimológicamente: Cunegunda = Aquella guerrera de origen noble, es de origen germánico.

Fecha de canonización: 29 de marzo de 1200 por el Papa Inocencio III.
Emperatriz alemana. N. hacia el 980, hija del conde Sigfredo de Luxemburgo. Hacia 998-1000 se casó con el último sucesor de la casa reinante de Sajonia, duque Enrique de Baviera (Enrique II el Santo), elegido en 1002 rey de Alemania y que en 1014, junto con su esposa, fue coronado Emperador en Roma por el papa Benedicto VIII. El matrimonio, aunque muy feliz, no tuvo descendencia.

Cunegunda poseía una formación muy buena para su época, participó en muchas gestiones de gobierno, acompañó a su esposo en viajes y campañas, ejerciendo como sus predecesoras una gran influencia política. En 1012 y 1016 representó a Enrique como gobernadora del reino de Sajonia. Constantemente trató de moderar al Emperador, impulsivo e iracundo por naturaleza, intercediendo siempre por la paz interior y exterior, así como por la justicia social.

Cunegudna estaba en relación con el monasterio reformado de Cluny en Francia, que también visitó personalmente. Desde ese lugar la pareja imperial era animada a llevar a cabo la reforma del sistema eclesiástico en Alemania (que tantos fallos mostraba, sobre todo en los monasterios benedictinos y en el alto clero), tal como ordenaba específicamente el sínodo de Pavía de 1022, convocado por el Papa y el Emperador. Por medio de ricas fundaciones sufragadas con su dote, Cunegunda apoyó el episcopado de Bamberg, de nueva creación, así como el de Merseburg, desde donde se inició la evangelización de los vendos.

Al morir Enrique II en 1024, Cunegunda hizo de regente tomando parte activa en el nombramiento de Conrado 11 como rey de Alemania, retirándose luego a la abadía de monjas benedictinas de Kaufungen (Hessen-Kassel), fundada por ella, donde, ya de monja, realizó grandes obras de caridad. M. en esta abadía en 3 mar. 1033, siendo enterrada en la catedral de Bamberg, junto a su difunto esposo.

Enrique fue canonizado el 1145 y Cunegunda en 1200. El pueblo y la liturgia la veneran como la emperatriz virgen que mantuvo una relación muy especial con la Virgen María. Alrededor de su recuerdo se tejen varias leyendas (p. ej., la prueba del fuego narrada por la Leyenda aurea de Jacobo de Varagine a la que se sometió por pretendida infidelidad). Según la versión de las nuevas investigaciones, también es fruto de leyenda popular la versión del voto de castidad en el matrimonio imperial.

La fiesta de Cunegunda se celebra el 3 de marzo. Las principales fuentes para conocer su vida son especialmente la crónica de su contemporáneo, el Obispo Thietmar de Merseburg (ed. R. Holtzmann, MGH, Scriptores reruin Germanicarum, IX), y la bula de canonización (Acta Sanct., marzo 1,281 ss.).
Santa Cunegunda, viuda y fundadora
fecha: 3 de marzo
n.: c. 980 - †: 1033/1039 - país: Alemania
otras formas del nombre: Kunigunde, Cunegundis
canonización: C: Inocencio III 3 abr 1200
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de Oberkaufungen, en Hesse, santa Cunegunda, que aportó muchos beneficios a la Iglesia junto con su cónyuge, el emperador san Enrique, y que, tras la muerte de éste, abrazó la vida cenobítica en el monasterio donde se había retirado. Al morir, hizo a Cristo heredero de todos sus bienes, y su cuerpo fue colocado junto a los restos de su esposo, en Bamberg.
patronazgo: patrona de las mujeres embarazadas y protectora de los niños enfermos.
refieren a este santo: Santa Emma, San Enrique II

Santa Cunegunda era hija de Sigfrido de Luxemburgo y de su santa esposa, Eduviges, quienes la educaron piadosamente. Cunegunda se casó con el duque Enrique de Baviera (el futuro emperador san Enrique II). Este le regaló un crucifijo oriental, idéntico, según parece, al que se halla actualmente en Munich. Algunos autores posteriores afirman que ambos esposos hicieron voto de virginidad el día de su matrimonio; pero los historiadores actuales niegan que haya pruebas suficientes en favor de esa tesis. El cardenal Humberto, que escribió a mediados del siglo XI, no menciona dicho voto y atribuye la esterilidad del matrimonio a un castigo de Dios por las exacciones que Enrique cometió contra la Iglesia. A la muerte del emperador Otón III, Enrique fue elegido rey de los romanos: Wiligio le coronó en Mainz y santa Cunegunda fue coronada como reina dos meses después, en Paderborn. En 1013, fueron juntos a Roma para recibir la corona imperial de manos del Papa Benedicto VIII.

Según cuentan los hagiógrafos de épocas posteriores, santa Cunegunda fue víctima de las malas lenguas, a pesar de la santa vida que llevaba, y hasta su mismo esposo dudó de ella alguna vez. Comprendiendo que su posición exigía la reivindicación de su fama, la emperatriz decidió someterse a la prueba del fuego y atravesó ilesa una cama de carbones ardientes. Enrique le pidió perdón por haber dudado de ella y, a partir de entonces vivieron estrechamente unidos, promoviendo de todas las maneras posibles la gloria de Dios y el progreso de la religión. Pero debe advertirse que no existen pruebas suficientes de esta leyenda.


Cediendo, en parte, a los ruegos de santa Cunegunda, el emperador fundó el monasterio y la catedral de Bamberg, que fue personalmente consagrada por el Papa Benedicto VIII. La emperatriz consiguió tales privilegios para una ciudad que, según la voz popular, los hilos de seda de Cunegunda la defendían mejor que todas las murallas. Durante una peligrosa enfermedad, la emperatriz prometió fundar un convento en Kafungen de Hesse, cerca de Cassel. Así lo hizo en cuanto recobró la salud y, cuando murió su esposo, estaba ya a punto de terminar otro convento para las religiosas de san Benito. Según parece, la emperatriz tenía una sobrina joven, llamada Judit, a la que profesaba mucho cariño y a la que había educado con gran solicitud. Santa Cunegunda nombró a Judit superiora del nuevo convento, no sin haberle dado antes muchos buenos consejos. Pero la joven abadesa empezó a dar muestras de laxitud y frivolidad, en cuanto se vio libre de la tutela de su tía. Era la primera en acudir al refectorio y la última en llegar a la capilla; y prestaba oídos a toda clase de habladillas y las propagaba. Inútiles resultaron todas las reprensiones de santa Cunegunda: la crisis estalló el día en que la abadesa, en vez de asistir a una procesión dominical, se quedó a pasar el rato con otras religiosas jóvenes. Llena de indignación, santa Cunegunda reprendió ásperamente a la culpable y aun la golpeó. Las marcas de los dedos de la santa quedaron impresas en las mejillas de la abadesa hasta el día de su muerte, y ese milagro no sólo convirtió a la abadesa desobligada, sino que ejerció un efecto saludable sobre toda la comunidad.

En 1024, el día del aniversario de la muerte de su esposo, santa Cunegunda invitó a numerosos prelados a la dedicación de la iglesia que había construido en Kafungen. Después del canto del Evangelio, la santa depositó sobre el altar una reliquia de la cruz de Jerusalén, cambió sus vestiduras imperiales por el hábito religioso y recibió el velo, de manos del obispo de la ciudad. Una vez en religión, pareció olvidar que había sido emperatriz y se consideraba como la ultima de las monjas, convencida de que eso era, a los ojos de Dios. Nada temía tanto como aquello que pudiera recordarle su antigua dignidad. Oraba y leía mucho, y se dedicaba especialmente a visitar y consolar a los enfermos. Así pasó los últimos años de su vida. Murió el 3 de marzo de 1033 (o 1039). Su cuerpo fue sepultado en Bamberg junto al de su esposo.

Sobre la vida de santa Cunegunda son más de fiar las crónicas contemporáneas que la biografía de época relativamente tardía; sobre todo, teniendo en cuenta que esta última fue escrita probablemente con miras a la canonización de la santa, que tuvo lugar hacia el año 1200. J. B. Sagmüller (Theologische Quartalschrift, 1903, 1907, 1911), ha estudiado a fondo las razones para descartar el voto de perpetua virginidad de santa Cunegunda y su esposo; cf. A. Michel, ibid., vol. XCVIII (1916), pp. 463-467. Los diversos textos de la biografía de santa Cunegunda, han sido publicados en Acta Sanctorum y en MGH, Scriptores, vol. VII. Existen algunas biografías modernas, más populares que críticas, como la de Toussaint y la de H. Müller; esta última es más bien una biografía de san Enrique y santa Cunegunda. Cf. Hauck, Kirchengeschichte Deutschalands, vol. III, p. 539.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

No hay comentarios: