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Panacea de´Muzzi, Beata |
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: En Quarona, junto a Novara, del Piamonte, en Italia, beata Panacea de’Muzzi, virgen y mártir, que a los quince años de edad, estando orando en la iglesia, fue asesinada por su propia madrastra, que siempre la atormentaba (1383).
Fecha de beatificación: Su culto fue confirmado el 5 de Septiembre de 1867 por el Papa Pío IX.
Nació en el año 1368 en Quarona, diócesis de Novara, Italia,
Su madre, que era ya una mujer muy mayor, murió cuando Panacea era una infante.
Pamacea ayudaba a su familia trabajando como pastora.
Su padre se volvió a casar, con Margarita de Locarno Sesia, quien rápidamente desarrolló un odio hacia la muchacha ya que ella no trabajaba como le ordenaba, sumado al hecho de que mientras Margarita odiaba la religión, Panacea era una niña muy piadosa.
El conflicto culminó cuando Margarita asesinó a Panacea, apuñalandola con un huso, mientras la muchacha estaba orando.
Era la primavera de 1983.
Fue enterrada en Ghemme, Novara, y desde un incio fue considerada una mártir por la gente de la localidad, desarrollándose devosión casi inmediatamente.
Beata Panacea de’ Muzzi, virgen y mártir
fecha: 27 de marzo n.: 1368 - †: 1383 - país: Italia canonización: Conf. Culto: Pío IX 5 sep 1867 hagiografía: Santi e Beati
En Quarona, junto a Novara, en el Piamonte, también en Italia, beata Panacea de’ Muzzi, virgen y mártir, que a los quince años de edad, mientras estaba orando en la iglesia, fue asesinada por su propia madrastra, de quien siempre había recibido vejaciones.
La fuente más antigua que poseemos referida a la vida de Panacea es de carácter iconográfico y está constituida por tres frescos que se encuentran en el antiguo oratorio de San Pantaleón, situado en la localidad Oro di Boccioleto. Las pinturas fueron realizadas en 1476 por Lucas De Campis, y nos presentan los momentos más significativos de la vida de la joven: su caridad para con los pobres, su martirio, y el traslado de su cuerpo (quizás el funeral o quizás el reconocimiento de las reliquias) a presencia del obispo, del clero y de los fieles. Estos episodios son una síntesis de una historia muy triste, que tiene el sabor de una de aquellas fábulas que nos contaban nuestras abuelas, pero que, a diferencia de estas, está bien documentada por muchas fuentes históricas, que revelan la profunda fe de la que estaba investida: una fe vivida y testimoniada hasta el sacrificio extremo de la vida.
Panacea nació en Quarona una en 1368, y Lorenzo Mucio, y María Gambino, oriunda de Ghemme. La madre murió prematuramente y el padre, para que no le faltara una tan importante referencia a la niña, se volvió a casar con una cierta Margarita di Locarno Sesia. Pero tras el matrimonio comenzaron entre Panacea y la madrastra una serie de incomprensiones y divergencias que llevaron a la última a manifestar abierta hostilidad en el cuidado de la joven, vuelta objeto de malos tratos ampliamente descritos por los biógrafos de la beata.
Esta situación desembocó, según la tradición, en que una tarde de primavera del 1383, cuando la madrastra, viendo que la joven no volvía a la casa, salió a buscarla personalmente al monte Tucri, donde estaba la antiquísima iglesia de San Juan, y allí encontró a Panacea en oración. Enfadada Margarita, la reprendió, y en un furioso acceso de ira, tal vez sin proponérselo, la golpeó violentamente hasta matarla; presa de la desesperación la arrojó por el acantilado.
La noticia se esparció rápidamente por la comarca y puso a mucha gente en búsqueda del cuerpo, que fue transportado a Ghemme, para ser sepultado junto al de su madre, en el cementerio adyacente a la parroquia de Santa María. El culto de la pastorcita, que recibió confirmación en 1867, se extendió rápidamente. Ya a inicios del 1400 fueron edificados dos oratorios en su memoria: uno en el lugar del martirio, «Beata al Monte», y otro en el pueblo donde fue encontrado el cadáver, «Beata al Piano». Pero el verdadero centro de la devoción ha sido siempre la Iglesia de Ghemme, en la cual, en un gran relicario obra de Alejandro Antonnelli, están hasta hoy conservadas sus reliquias, meta cada año, el primer viernes de mayo, de peregrinación de numerosos fieles.
El caso de esta beata no está lejos del de muchas otras víctimas de violencia por su práctica de la fe, que la devoción popular identificaba casi inmediatamente con el martirio, aunque en las condiciones en que lo entendemos hoy, no termine de encajar del todo en esa caracterización.
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