(OFICIO DE LECTURA (6:00 o a la hora que decidas); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS (19:00); COMPLETAS (22:00)
LUNES DE LA
SEMANA III Del Propio del día - Salterio III
17 de
diciembre
OFICIO DE LECTURA Si el Oficio de Lectura es la primera oración del
día:
V. Señor abre mis
labios R. Y mi boca proclamará
tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente
antífona:
Ant. El Señor
está cerca, venid adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya. Himno: ALEGRÍA DE
NIEVE Alegría de nieve por los
caminos. Todo espera la gracia del Bien Nacido.
Miserables los
hombres, dura la tierra. Cuanta más nieve cae, más cielo
cerca.
La tierra tan dormida ya se despierta. Y hasta el hombre más
muerto se despereza.
Ya los montes se allanan y las colinas, y
el corazón del hombre vuelve a la vida.
Gloria al Padre y al
Hijo, gloria al Espíritu, que han mirado a la tierra compadecidos.
Amén. SALMODIA Ant. 1. Vendrá el
Señor y no callará. Salmo 49 I - LA VERDADERA
RELIGIOSIDAD El Dios de los dioses, el Señor,
habla: convoca la tierra de oriente a occidente. Desde Sión, la hermosa,
Dios resplandece: viene nuestro Dios, y no callará.
Lo precede fuego
voraz, lo rodea tempestad violenta. Desde lo alto convoca cielo y
tierra, para juzgar a su pueblo:
«Congregadme a mis fieles, que
sellaron mi pacto con un sacrificio.» Proclame el cielo su justicia; Dios
en persona va a juzgar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén
Ant. Vendrá
el Señor y no callará.
Ant. 2. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza. Salmo 49 II «Escucha, pueblo
mío, que voy a hablarte; Israel, voy a dar testimonio contra ti; -yo, el
Señor, tu Dios-
No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus
holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito
de tus rebaños;
pues las fieras de la selva son mías, y hay miles de
bestias en mis montes; conozco todos los pájaros del cielo, tengo a mano
cuanto se agita en los campos.
Si tuviera hambre, no te lo diría; pues
el orbe y cuanto lo llena es mío. ¿Comeré yo carne de toros, beberé sangre
de cabritos?
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos
al Altísimo e invócame el día del peligro: yo te libraré, y tú me darás
gloria.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ant. Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza.
Ant. 3. Quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que
holocaustos. Salmo 49 III Dios dice al pecador: «¿Por qué recitas mis preceptos y
tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te
echas a la espalda mis mandatos?
Cuando ves un ladrón, corres con
él; te mezclas con los adúlteros; sueltas tu lengua para el mal, tu
boca urde el engaño;
te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras
al hijo de tu madre; esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como
tú? Te acusaré, te lo echaré en cara.»
Atención los que olvidáis a
Dios, no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de
gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la
salvación de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén
Ant. Quiero
misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que
holocaustos.
V. El Señor
anuncia su palabra a Jacob. R. Sus decretos y mandatos a Israel. PRIMERA LECTURA Del libro del profeta Isaías 40,
1-11
CONSUELO PARA EL CORAZÓN DE JERUSALÉN «Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al
corazón de Jerusalén, gritadle que se ha cumplido su servicio, y está pagado su
crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus
pecados.»
Una voz grita:
«En el desierto preparadle un camino al
Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se
levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo
escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los
hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-.»
Dice una
voz:
«Grita.»
Respondo:
«¿Qué debo gritar?»
«Toda
carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se
marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellas; se agosta la
hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por
siempre.»
Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá:
«Aquí
está vuestro Dios.»
Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo
manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un
pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y
hace recostar a las madres. RESPONSORIO Is 40,
2; Za 1, 16. 17 R. Hablad al corazón de
Jerusalén, gritadle que * se ha cumplido su servicio, y está pagado su
crimen. V. Me vuelvo con
misericordia a Jerusalén; el Señor consolará otra vez a Sión y elegirá de nuevo
a Jerusalén. R. Se ha cumplido
su servicio, y está pagado su crimen. SEGUNDA
LECTURA De las Cartas de san León Magno, papa (Carta 31, 2-3: PL 54,
791-793)
EL MISTERIO DE NUESTRA RECONCILIACIÓN De nada nos serviría afirmar que nuestro Señor, el Hijo de la
Virgen María, es hombre verdadero y perfecto si no creyésemos además que es
hombre perteneciente a aquel linaje mencionado en el Evangelio.
Mateo, en
efecto, dice: Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham; y sigue
el orden de su generación humana hasta llegar a José, con quien estaba desposada
la Madre del Señor.
Lucas, en cambio, siguiendo un orden inverso, se
remonta al origen del género humano, para mostrar que el primer Adán y el nuevo
Adán tienen una misma naturaleza.
El Hijo de Dios, en su omnipotencia,
hubiera podido manifestarse, para instruir y justificar a los hombres, como se
había manifestado a los patriarcas y profetas, es decir, bajo diversas
apariencias humanas, como, por ejemplo, cuando entabló una lucha o mantuvo una
conversación, o cuando no rechazó la hospitalidad que le ofrecían y tomó el
alimento que le presentaban. Todas estas figuras eran como profecía y anuncio
misterioso de aquel hombre que debía asumir, de la descendencia de esos mismos
patriarcas, una verdadera naturaleza humana.
Pero todas estas figuras no
podían realizar aquel misterio de nuestra reconciliación prefijado antes de los
tiempos, porque el Espíritu Santo no había descendido aún sobre la Virgen ni el
poder del Altísimo la había aún cubierto con su sombra; solamente cuando la
Sabiduría eterna, edificándose una casa en el seno purísimo de la Virgen, se
hizo hombre pudo tener cumplimiento este admirable designio; y, uniéndose la
naturaleza humana y la divina en una sola persona, el Creador del tiempo nació
en el tiempo, y aquel por quien fueron hechas todas las cosas empezó a contarse
entre las creaturas.
Pues si el nuevo hombre, sometido a una existencia
semejante a la de la carne de pecado, no hubiera llevado sobre sí nuestros
pecados, si el que es consustancial al Padre no se hubiera dignado ser
consustancial a una madre y si -libre de todo pecado- no hubiera unido a sí
nuestra naturaleza, la cautividad humana continuaría sujeta al yugo del demonio;
y tampoco podríamos gloriarnos de la victoria del Vencedor si ésta hubiera sido
obtenida en una naturaleza distinta a la nuestra.
El sacramento de la
regeneración nos ha hecho partícipes de estos admirables misterios, por cuanto
el mismo Espíritu, por cuya virtud fue Cristo engendrado, ha hecho que también
nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento espiritual.
Por eso el
evangelista dice, refiriéndose a los creyentes: Ellos traen su origen no de la
sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo
Dios. RESPONSORIO Cf. Is 11, 10; Lc 1,
32 R. Mirad: la raíz de Jesé descenderá como
salvación de los pueblos y la buscarán los gentiles; * y su nombre será
glorioso. V. El Señor le dará
el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob para
siempre. R. y su nombre será
glorioso. ORACIÓN. OREMOS, Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza
humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de
la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo
unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos
participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos
tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al
Señor. R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu
alabanza. INVITATORIO Ant. El Señor está
cerca, venid adorémosle. Salmo 94 INVITACIÓN A
LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al
Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia
dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios
grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la
tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo
hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por
tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro
Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá
en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de
mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no
reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén Himno: LA PENA QUE LA TIERRA
SOPORTABA La pena que la tierra
soportaba, a causa del pecado, se ha trocado en canto que brota
jubiloso en labios de María pronunciado.
El sí de las promesas ha
llegado, la alianza se cumple, poderosa, el Verbo eterno de los
cielos con nuestra débil carne se desposa.
Misterio que sólo la fe
alcanza, María es nuevo templo de la gloria, rocío matinal, nube que
pasa, luz nueva en presencia misteriosa.
A Dios sea la gloria
eternamente, al Hijo suyo amado Jesucristo, que quiso nacer para
nosotros y darnos su Espíritu divino. Amén. SALMODIA Ant. 1. Mirad, vendrá el Señor,
príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para
salir a su encuentro! Salmo 83 - AÑORANZA DEL
TEMPLO ¡Qué deseables son tus
moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios
del Señor, mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.
Hasta
el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar
sus polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios
mío.
Dichosos los que viven en tu casa alabándote siempre. Dichosos
los que encuentran en ti su fuerza al preparar su
peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles, los convierten en
oasis, como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan
de altura en altura hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos,
escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. Fíjate, ¡oh Dios!, en
nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu
casa vale más que otros mil, y prefiero el umbral de la casa de Dios a
vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo, él da la
gracia y la gloria, el Señor no niega sus bienes a los de conducta
intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en
ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Mirad, vendrá el Señor, príncipe
de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su
encuentro!
Ant. 2. Cantad
al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la
tierra. Cántico: EL MONTE DEL SEÑOR CIMA DE
LOS MONTES Is 2,2-5 Al final de los días
estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los
montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los
gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán : «Venid, subamos al monte
del Señor, a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus
caminos, y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la Ley, de
Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones, el
juez de los pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las
lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se
adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven: caminemos a la luz del
Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Ant.
3. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en
la tierra? Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL
MUNDO. Cantad al Señor un cántico
nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su
nombre, proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su
gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor, y
muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.
Pues los
dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el
cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su
templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y
el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus
atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; decid a los pueblos: «El
Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los
pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar
y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los
árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir
la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con
fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ant. Cuando venga el
Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? LECTURA BREVE Is 11,1-3a Saldrá
un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se
posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del
Señor. RESPONSORIO BREVE V. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor. R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el
Señor.
V. Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Entended que el reino de Dios está
ya cerca; os aseguro que no tardará. Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de
David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y
de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que
tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de
temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y
justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar
sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en
sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la
paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén Ant. Entended que el reino de Dios está ya cerca; os aseguro que no
tardará. PRECES Oremos a Dios Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación
para su pueblo, y digámosle:
Guarda a tu pueblo, Señor.
Oh Dios,
que prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia, vela por la
santidad de tu Iglesia.
Inclina, oh Dios, el corazón de los hombres a tu
palabra y afianza la santidad de tus fieles.
Por tu Espíritu
consérvanos en el amor, para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo
que se acerca.
Haz que nos mantengamos firmes, Dios de
clemencia, hasta el día de la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo. Se pueden añadir algunas
intenciones libres. Pidamos ahora con grande
confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos
enseñó: Padre
nuestro...
ORACIÓN Señor Dios, creador
y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra
eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras
súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana,
se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así
plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
HORA TERCIA V. Dios mío, ven en
mi auxilio R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA
DÍA El trabajo, Señor, de cada día nos sea
por tu amor santificado, convierte su dolor en alegría de amor, que para
dar tú nos has dado
Paciente y larga es nuestra tarea en la noche
oscura del amor que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu
luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino, demos
gracias a Dios, que nos concede la esperanza sin fin del don divino; todo
lo puede en él quien nada puede. Amén. SALMODIA Ant. Los profetas anunciaron que el
Salvador nacería de María Virgen. Salmo 119 -
DESEO DE LA PAZ En mi aflicción llamé al
Señor, y él me respondió. Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de
la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios, lengua
traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama.
¡Ay de
mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar! Demasiado llevo
viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: «Paz», ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL
PUEBLO. Levanto mis ojos a los montes: ¿de
dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el
cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no
duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel.
El Señor te
guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará
daño, ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal, él
guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE
JERUSALÉN ¡Qué alegría cuando me
dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros
pies tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada como ciudad
bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los
tribunales de justicia en el palacio de David.
Desead la paz a
Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus
muros, seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro
Dios, te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Los
profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen. LECTURA BREVE Is 4, 2 Aquel día,
el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para
los supervivientes de Israel.
V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor. R.
Los reyes del mundo tu gloria. ORACIÓN OREMOS, Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a
nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza
humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme
así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro
Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al
Señor. R. Demos gracias a
Dios. HORA SEXTA V. Dios mío, ven en
mi auxilio R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE
ÉL SE AFANA. Este mundo del hombre, en que él
se afana tras la felicidad que tanto ansía, tú lo vistes, Señor, de luz
temprana y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia
encierra el secreto más hondo de esta vida; un nuevo cielo y una nueva
tierra colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra
historia, no tardes en venir gloriosamente; tu luz resplandeciente y tu
victoria inunden nuestra vida eternamente. Amén. SALMODIA Ant. El Ángel Gabriel saludó a María,
diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre
las mujeres.» Salmo 118,
89-96 Tu palabra, Señor, es eterna, más
estable que el cielo; tu fidelidad de generación en generación, igual que
fundaste la tierra y permanece; por tu mandamiento subsisten hasta
hoy, porque todo está a tu servicio.
Si tu voluntad no fuera mi
delicia, ya habría perecido en mi desgracia; jamás olvidaré tus
decretos, pues con ellos me diste vida; soy tuyo, sálvame, que yo
consulto tus leyes.
Los malvados me esperaban para perderme, pero yo
meditaba tus preceptos; he visto el límite de todo lo perfecto: tu mandato
se dilata sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Salmo 70 I - TÚ, SEÑOR, FUISTE
MI ESPERANZA DESDE MI JUVENTUD A ti, Señor, me
acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y
ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame.
Sé tú mi roca de
refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres
tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa, del puño criminal y
violento; porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor,
desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el
seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti.
Muchos me miraban
como a un milagro, porque tú eras mi fuerte refugio. Llena estaba mi boca
de tu alabanza y de tu gloria, todo el día.
No me rechaces ahora en la
vejez, me van faltando las fuerzas, no me abandones; porque mis enemigos
hablan de mí, los que acechan mi vida celebran consejo;
dicen: «Dios
lo ha abandonado; perseguidlo, agarradlo, que nadie lo defiende.»
Dios
mío, no te quedes a distancia; Dios mío, ven aprisa a socorrerme.
Que
fracasen y se pierdan los que atentan contra mi vida, queden cubiertos de
oprobio y vergüenza los que buscan mi daño.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén. Salmo 70
II Yo, en cambio, seguiré
esperando, redoblaré tus alabanzas; mi boca contará tu auxilio, y todo
el día tu salvación. Proclamaré tus proezas, Señor mío, narraré tu
victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y
hasta hoy relato tus maravillas; ahora, en la vejez y las canas, no me
abandones, Dios mío,
hasta que describa tu brazo a la nueva
generación, tus proezas y tus victorias excelsas, las hazañas que
realizaste: Dios mío, ¿quién como tú?
Me hiciste pasar por
peligros muchos y graves: de nuevo me darás la vida, me harás subir de
lo hondo de la tierra;
acrecerás mi dignidad, de nuevo me
consolarás; y yo te daré gracias, Dios mío, con el arpa, por tu
lealtad;
tocaré para ti la cítara, Santo de Israel; te aclamarán
mis labios, Señor, mi alma, que tú redimiste;
y mi lengua todo el
día recitará tu auxilio, porque quedaron derrotados y afrentados los
que buscaban mi daño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El
Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.» LECTURA BREVE Is 4, 3 A los que
queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán
inscritos para vivir en Jerusalén.
V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo. R. Visítanos con tu
salvación. ORACIÓN OREMOS, Señor Dios, creador y restaurador de la naturaleza
humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra eterna, se encarnara en el seno de
la siempre Virgen María, atiende a nuestras súplicas y haz que tu Hijo
unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana, se digne hacernos
participantes de su naturaleza divina y nos transforme así plenamente en hijos
tuyos. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. HORA NONA V. Dios mío, ven en
mi auxilio R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE
EXISTE Fundamento de todo lo que existe, de
tu pueblo elegido eterna roca, de los tiempos Señor que prometiste dar tu
vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te
olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte para amarte y servirte en esta
vida y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven
aprisa en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce
brisa será tu amor que todo lo domina. Amén. SALMODIA Ant. María dijo: «¿Qué significa este
saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin
perder mi virginidad.» Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA. Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de
risas, la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían: «El Señor
ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y
estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes
del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre
cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver,
vuelven cantando, trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén. Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS. Si el
Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor
no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que
madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de vuestros
sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son
saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud.
Dichoso el
hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando
litigue con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén. Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO ¡Dichoso el
que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu
trabajo, serás dichoso, te irá bien; tu mujer, como una vid fecunda, en
medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu
mesa: ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el
Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos
los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a
Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. María dijo:
«¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a
luz un Rey sin perder mi virginidad.» LECTURA
BREVE Is 61, 11 Como el suelo hecha sus
brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la
justicia y los himnos, ante todos los pueblos.
V.
Ven, Señor, y no tardes. R.
Perdona los pecados de tu pueblo. ORACIÓN OREMOS, Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a
nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza
humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme
así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro
Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al
Señor. R. Demos gracias a
Dios.VÍSPERASOración de la
tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén. Aleluya. Himno: ESCUCHA,
CASA DE DAVID Escucha, casa de David: La
Virgen pura se halla encinta; Dios la acaricia y la fecunda y la hace
Madre de la vida.
La Virgen grávida nos lleva en el secreto de su
dicha; la Virgen fiel nos abre ruta por su obediencia de
discípula.
Espera en calma la agraciada, con ella el mundo se
arrodilla; levanta el pobre la mirada, con ella pide la
venida.
Nacido en tiempos sin aurora, el Hijo espera con María. ¡Oh
Dios de amor, nuestra esperanza, cambia tu espera en parusía!
¡A ti,
Jesús, Hijo esperado, aparecido en nuestros días, con santo júbilo
cantamos! ¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén. SALMODIA Ant. 1. Mirad, vendrá el Señor,
príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para
salir a su encuentro! Salmo 122 - EL SEÑOR,
ESPERANZA DEL PUEBLO A ti levanto mis
ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los
esclavos fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la
esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el
Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia.
Misericordia, Señor,
misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está
saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los
orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ant. Mirad, vendrá el
Señor, príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados
para salir a su encuentro!
Ant. 2. Cantad al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el
confín de la tierra. Salmo 123 - NUESTRO
AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos
habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían
llegado hasta el cuello las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no
nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un
pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y
escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y
la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ant. Cantad al Señor
un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Ant. 3. Cuando venga el Hijo del
hombre, ¿encontrará fe en la tierra? Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y
celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el
mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el
amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa
suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan
generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza
suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el
perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha
sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Éste es el plan que había proyectado realizar por
Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la
tierra? LECTURA BREVE 1Ts 5,
23-24 Que el mismo Dios de la paz os consagre
totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin
reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el
que os ha convocado; y él las cumplirá. RESPONSORIO BREVE V. Muéstranos, Señor, tu
misericordia. R. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu salvación. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. R. Muéstranos, Señor,
tu misericordia. CÁNTICO
EVANGÉLICO Ant.
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del
Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y
suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55 Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre
es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a
los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén Ant.
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del
Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y
suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación. PRECES Invoquemos a Cristo,
alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle:
Ven, Señor,
y no tardes más.
Esperamos alegres tu venida, ven, Señor
Jesús.
Tú que existes antes de los tiempos, ven y salva a los que
viven en el tiempo.
Tú que creaste el mundo y a todos los que en él
habitan, ven a restaurar la obra de tus manos.
Tú que no despreciaste
nuestra naturaleza mortal, ven y arráncanos del dominio de la
muerte.
Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante, ven y danos
tu vida eterna. Se pueden añadir algunas
intenciones libres. Tú que quieres congregar a
todos los hombres en tu reino, ven y reúne a cuantos desean contemplar tu
rostro.
Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios,
con las palabras que Cristo nos enseñó: Padre
nuestro...
ORACIÓN Señor Dios, creador
y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra
eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras
súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana,
se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así
plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.COMPLETAS(Oración antes del descanso
nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. EXAMEN DE
CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final
de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros
pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego
a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros,
hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL
SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya
poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda,
amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en
nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo
que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida
y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz
y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en
misericordia. Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE
ANTE LAS DIFICULTADES. Inclina tu oído, Señor;
escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel
tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de
mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu
siervo, pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y
clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi
oración, atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te
llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni
hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu
presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces
maravillas; tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu
camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor
de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu
nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste
del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra
mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a
ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera,
rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu
siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la
vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y
consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ant. Tú, Señor, eres
clemente y rico en misericordia. LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10 Dios nos ha puesto para obtener la
salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que,
velando o durmiendo, vivamos junto con él. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu. R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R.
Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. R. En tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO
EVANGÉLICO Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse
en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Concede,
Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente
del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la
cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila
y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN Madre del Redentor, Virgen
fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a
librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre
virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros,
pecadores.
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