martes, 11 de octubre de 2016

El Santo Evangelio del Día martes 11 Octubre 2016


Martes de la vigésima octava semana del tiempo ordinario

San Juan XXIII
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Leer el comentario del Evangelio por
Balduino de Ford : “Ustedes, purifican por fuera (…) El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?”

Pablo a los Gálatas 5,1-6.

Hermanoas:
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada.
Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley.
Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia.
Porque a nosotros, el Espíritu, nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia.
En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuenta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor.

Salmo 119(118),41.43.44.45.47.48.

Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor,
y tu salvación conforme a tu promesa.

No quites de mi boca la palabra verdadera,
porque puse mi esperanza en tus juicios.

Yo cumpliré fielmente tu ley:
lo haré siempre, eternamente.

Y caminaré por un camino espacioso,
porque busco tus preceptos.

Me deleitaré en tus mandamientos,
que yo amo tanto.

Elevaré mis manos hacia tus mandamientos
y meditaré en tus preceptos.




Lucas 11,37-41.

Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Balduino de Ford (¿-c. 1190), abad cisterciense, después obispo
Tratado 6 sobre Hebreos 4,12; PL 204, 466-467 (trad. breviario, viernes IX semana)

“Ustedes, purifican por fuera (…) El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?”

El Señor conoce, sin duda alguna, todos los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón; en cuanto a nosotros, sólo podemos discernirlos en la medida en que el Señor nos lo concede. En efecto, el espíritu que está dentro del hombre no conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus pensamientos, voluntarios o no, no siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los ojos de su mente, tiene la vista interior demasiado nublada para poder discernirlos con precisión.

Sucede, en efecto, muchas veces, que nuestro propio criterio u otra persona o el tentador nos hacen ver como bueno lo que Dios no juzga como tal. Hay algunas cosas que tienen una falsa apariencia de virtud, o también de vicio, que engañan a los ojos del corazón y vienen a ser como una impostura que embota la agudeza de la mente, hasta hacerle ver lo malo como bueno y viceversa; ello forma parte de nuestra miseria e ignorancia, muy lamentable y muy temible.

¿Quién será capaz de examinar si los espíritus vienen de Dios, si Dios no le da el discernimiento de espíritus (…)? Este discernimiento es la madre de
todas las virtudes.

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