Despertar una vez más
Lucas 11, 47-54. Jueves XXVIII dl tiempo ordinario. Ciclo C. Y mataron a los profetas
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Por puro amor viniste a nosotros, Señor. Quisiste que pudiera dirigirme a Ti en cada instante. ¡Por puro amor! Quiero aprovechar este gran don.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso”.
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Me topo con palabras muy duras Señor. ¿Estabas cansado de ellos?, ¿consternado por los corazones hipócritas? No quisiera por cierto, Señor, que estas palabras cayesen en saco roto. Siempre que escucho una reprensión como ésta, venida de tu boca, tiendo a suponerla para otras personas: muy pocas veces para mí. Pero ¿qué podría significar si fuese para mí?, ¿soy una persona honesta, sincera, que escucha tu palabra con entereza?
Se pedirán cuentas a todo aquel que haya recibido tan grandes regalos como los que Tú me das, como lo es el simple hecho de escuchar tus palabras. Tú tienes palabras de vida eterna. Si no las escucho, ¿hacia dónde camino? Muchos han querido escuchar lo que escucho yo, pero no pudieron. Tantas personas buscan el sentido de la vida y no lo encuentran. Y yo, que te escucho hablar con mucha frecuencia a Ti de su sentido verdadero, ¿qué hago con tus palabras?
Eres un Dios misericordioso y al mismo tiempo justo: y es en eso que se consuma el verdadero amor. Un amor que busca siempre el bien de quienes ama. Un amor verdadero, que exige sacrificio, renuncia, orientación, e incluso alguna reprimenda: todo por el bien de quienes amas.
Si he caído en la rutina de escucharte, si he caído en la rutina de una vida falta de faro orientador, si he perdido de vista mi destino, que es vivir contigo en la eternidad, enséñame a encontrarte una vez más, a despertar una vez más, a no creer que lo sé ya todo, a no pensar que no puedo aprender más, que no puedo amar más. Y es que tanto y tantas personas dependen de mi entrega, que no es indiferente si te escucho o no.
Si Tú me envías mensajeros de tu palabra, profetas de este tiempo, personas a mi vida que me hablen de Ti, sea con su testimonio o con sus palabras, te pido que pueda abrir mi corazón. No quiero que tus palabras se pierdan, Señor. En verdad me toca a mí y de mí depende que tus palabras no se pierdan, sino que traigan fruto para la eternidad.
“¡Cuán importante es mantener vivo este deseo, este anhelo de encontrar al Señor y hacer experiencia de su amor, hacer experiencia de su misericordia! Si llega a faltar la sed del Dios vivo, la fe corre el riesgo de convertirse en rutina, corre el riesgo de apagarse, como un fuego que no se reaviva. Corre el riesgo de llegar a ser “rancia”, sin sentido”.
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de noviembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ver si mi párroco necesita ayuda con algo y ofrecerle un buen gesto que respondaa su necesidad, aunque sea en algo pequeño.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jueves de la vigésima octava semana del tiempo ordinario
Lucas 11, 47-54. Jueves XXVIII dl tiempo ordinario. Ciclo C. Y mataron a los profetas
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Por puro amor viniste a nosotros, Señor. Quisiste que pudiera dirigirme a Ti en cada instante. ¡Por puro amor! Quiero aprovechar este gran don.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso”.
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Me topo con palabras muy duras Señor. ¿Estabas cansado de ellos?, ¿consternado por los corazones hipócritas? No quisiera por cierto, Señor, que estas palabras cayesen en saco roto. Siempre que escucho una reprensión como ésta, venida de tu boca, tiendo a suponerla para otras personas: muy pocas veces para mí. Pero ¿qué podría significar si fuese para mí?, ¿soy una persona honesta, sincera, que escucha tu palabra con entereza?
Se pedirán cuentas a todo aquel que haya recibido tan grandes regalos como los que Tú me das, como lo es el simple hecho de escuchar tus palabras. Tú tienes palabras de vida eterna. Si no las escucho, ¿hacia dónde camino? Muchos han querido escuchar lo que escucho yo, pero no pudieron. Tantas personas buscan el sentido de la vida y no lo encuentran. Y yo, que te escucho hablar con mucha frecuencia a Ti de su sentido verdadero, ¿qué hago con tus palabras?
Eres un Dios misericordioso y al mismo tiempo justo: y es en eso que se consuma el verdadero amor. Un amor que busca siempre el bien de quienes ama. Un amor verdadero, que exige sacrificio, renuncia, orientación, e incluso alguna reprimenda: todo por el bien de quienes amas.
Si he caído en la rutina de escucharte, si he caído en la rutina de una vida falta de faro orientador, si he perdido de vista mi destino, que es vivir contigo en la eternidad, enséñame a encontrarte una vez más, a despertar una vez más, a no creer que lo sé ya todo, a no pensar que no puedo aprender más, que no puedo amar más. Y es que tanto y tantas personas dependen de mi entrega, que no es indiferente si te escucho o no.
Si Tú me envías mensajeros de tu palabra, profetas de este tiempo, personas a mi vida que me hablen de Ti, sea con su testimonio o con sus palabras, te pido que pueda abrir mi corazón. No quiero que tus palabras se pierdan, Señor. En verdad me toca a mí y de mí depende que tus palabras no se pierdan, sino que traigan fruto para la eternidad.
“¡Cuán importante es mantener vivo este deseo, este anhelo de encontrar al Señor y hacer experiencia de su amor, hacer experiencia de su misericordia! Si llega a faltar la sed del Dios vivo, la fe corre el riesgo de convertirse en rutina, corre el riesgo de apagarse, como un fuego que no se reaviva. Corre el riesgo de llegar a ser “rancia”, sin sentido”.
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de noviembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ver si mi párroco necesita ayuda con algo y ofrecerle un buen gesto que respondaa su necesidad, aunque sea en algo pequeño.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Beata Alejandrina María da Costa
Leer el comentario del Evangelio por
Severiano de Gabala : «Aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel» (Hb 12,24)
San Pablo a los Efesios 1,1-10.
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a los santos que creen en Cristo Jesús.
Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,
que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo,
para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,
que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo,
para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
Lucas 11,47-54.
Dijo el Señor:
«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo:
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo:
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Severiano de Gabala (?-c. 408), obispo en Siria
Homilía sobre Caín y Abel
Caín y Abel, aparentemente honraban a Dios con un culto idéntico, pero, de hecho, presentaban sus ofrendas con unas disposiciones completamente distintas. Las del mayor sólo tenía la apariencia de don, las del más joven, por el contrario, eran testimonio de su reverencia y piedad. Es de ahí que nacieron los sentimientos de envidia..., y Abel fue asesinado (Gn 4,3s)...
Encuentro en Abel la imagen de Cristo. Ciertamente, el Salvador es el justo por excelencia..., pero entre todos los hombres de la antigua alianza, Abel es el príncipe de la justicia... Por otra parte, el mismo Salvador puso a Abel el primero en la línea de los justos cuando dijo a los judíos: «Os digo que a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario»...
Admirable cosa: porque combatió el primero en favor de la justicia, Abel tiene el honor de sufrir el primero a causa de la piedad. Verdaderamente es la prefiguración de Cristo que murió a causa de la verdad. La sangre de Abel anunciaba la sangre de Cristo: clamaba desde la tierra (Gn 4,10) ; también clama la sangre del Señor. Pero la sangre de Abel era una súplica, la sangre de Cristo es la reconciliación del mundo... Por eso el apóstol Pablo recordando a uno y otro, confiesa la superioridad de la sangre de Cristo. Escribe: «Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, a la asamblea de innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel» (He 12,22-24)... Si, esta sangre habla, suplica en favor de los pecadores, intercede por el mundo. La sangre de Cristo es verdaderamente la purificación del mundo; la sangre de Cristo, es la redención de los hombres.
Encuentro en Abel la imagen de Cristo. Ciertamente, el Salvador es el justo por excelencia..., pero entre todos los hombres de la antigua alianza, Abel es el príncipe de la justicia... Por otra parte, el mismo Salvador puso a Abel el primero en la línea de los justos cuando dijo a los judíos: «Os digo que a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario»...
Admirable cosa: porque combatió el primero en favor de la justicia, Abel tiene el honor de sufrir el primero a causa de la piedad. Verdaderamente es la prefiguración de Cristo que murió a causa de la verdad. La sangre de Abel anunciaba la sangre de Cristo: clamaba desde la tierra (Gn 4,10) ; también clama la sangre del Señor. Pero la sangre de Abel era una súplica, la sangre de Cristo es la reconciliación del mundo... Por eso el apóstol Pablo recordando a uno y otro, confiesa la superioridad de la sangre de Cristo. Escribe: «Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, a la asamblea de innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel» (He 12,22-24)... Si, esta sangre habla, suplica en favor de los pecadores, intercede por el mundo. La sangre de Cristo es verdaderamente la purificación del mundo; la sangre de Cristo, es la redención de los hombres.
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