jueves, 20 de junio de 2013

Próspero de Aquitania, Santo


Seglar, Junio 25
 
Próspero de Aquitania, Santo
Próspero de Aquitania, Santo

Seglar

Si no fuera por sus escritos, todos marcados por la controversia semipelagiana, y por el testimonio del historiador Gennadio no sabríamos gran cosa de su vida que destaca por su virtud, por la perseverancia en la lucha por la ortodoxia y por el apasionamiento por la verdad.

Parece ser que era natural de Aquitania y así se añade a su nombre, como apellido, el de su patria y vió la luz a finales del siglo IV. Debió recibir una buena y sólida formación y parece ser que frecuentó la compañía de los monjes que estaban en el monasterio de san Víctor, en Marsella, al sur de Francia. Consta que nunca entró en el mundo de los clérigos, siempre permaneció en el estado seglar y hay indicios prudentes que llevan a pensar que estuvo casado; de hecho, se le atribuye el «Poema de un esposo a su esposa» en cuyo caso no habría duda sobre su estado matrimonial e incluso se le podría aplicar la profundidad de pensamiento y las claras actitudes de vida cristiana que en él aparecen, pero no puede afirmarse con total seguridad por negar algún autor de peso la autoría prosperoniana del poema.

Bien conocida es la controversia teológica suscitada en el siglo V por la desviada enseñanza de Pelagio contraria al pensar cristiano poseído pacíficamente en la Iglesia. La reacción de san Agustín -con toda clase de argumentos bíblicos y teológicos- no se hizo esperar en defensa de la fe y la sanción de los concilios de Cartago en los años 416 y 418 con la posterior aceptación del papa parecía haber solucionado para siempre el problema. Pero no fue así y es aquí donde entra en juego Próspero de Aquitania.

Los monjes de san Víctor en Marsella empiezan a inficionar las Galias con un pelagianismo camuflado que enseña el abad Casiano, escritor y teólogo, secundado por sus monjes. Dice en sus «Colaciones» que admite la doctrina contra los pelagianos expuesta por san Agustín y aprobada por los concilios y los papas, pero sostiene con sus monjes que depende del hombre la primera elección que en términos teológicos se denominará desde entonces el «initium fidei». Este es el pensamiento teológico que en el siglo XVI recibirá el nombre de semipelagianismo. Próspero detecta el mal larvado y habla, y discute, y visita, y escribe a Agustín propiciando la escritura de los tratados maduros agustinianos «Sobre el don de la perseverancia» y «De la predestinación de los santos» que escribió, ya anciano, el obispo de Hipona. Es toda una controversia de alto nivel. Como es laico y su fuerza termina en su pobre persona, no cede en la verdad teológica y marcha a Roma para implicar en la defensa de la fe al mismo papa Celestino I que era ya un hombre avezado en este tipo de discusiones y escribió a los obispos galos pidiendo sometimiento al magisterio de la Iglesia recogido de san Agustín.

Se trataba de intrincadas cuestiones que, en sus matices, son para especialistas teólogos y en las que los incautos son fácil presa al engaño. En juego está la idea de Dios y del hombre, el valor de la Redención y la necesidad de los sacramentos. No era poca cosa la que estaba sobre el tapete. Había que saber conciliar la evidencia del absoluto poder de Dios, su voluntad salvífica universal, y su absoluta libertad con la libertad del hombre que es un ser dependiente y el papel que le concierne en su propia salvación, correspondiendo personalmente a la gracia. Si se concedía excesivo protagonismo a la libertad humana se llegaba al extremo inaceptable de que el hombre puede llegar a la salvación sobrenatural por sus propias fuerzas; si, por el contrario, se acentuaba la absoluta dependencia del hombre con respecto a Dios, se hacía a Dios responsable de la condenación, cosa igualmente imposible. Llegar a la expresión técnica de la fe era cosa de preclaras inteligencias, grandes teólogos y extraordinarios santos.

Muerto Casiano y fallecido también san Agustín, no se acabó la discusión entre los seguidores del fraile y tuvo que ser el laico o seglar Próspero quien mantuviera firme y alta la bandera de la ortodoxia. Que se sepa, escribió «La vocación de todos los gentiles», «Contra el autor de las Colaciones», «Sobre la Gracia y el libre albedrío» y «De los ingratos».

Terminó sus días el seglar Próspero siendo secretario nada menos que del papa san León Magno y hasta se piensa que pudo poner su aportación en la Epístola Dogmática escrita a los Orientales para exponer magisterialmente el misterio de la Encarnación, declarando la unión Personal en Cristo contra la herejía de Nestorio y contra Eutiques y los monofisitas las dos naturalezas de Cristo.

Murió después del año 455, sin que se pueda aventurar con más exactitud la fecha de su muerte en el actual estado de investigación.

Da gusto ver en el siglo V la entrega de un laico sabio y santo responsable de su misión y puesto en la Iglesia sin renunciar al estado que Dios quiso para él. Aunque en aquella época no se hablaba aún de «promocionar al laicado», ni de «laicos comprometidos», se demuestra una vez más que, para cada uno en particular, la santidad no depende del modo de ser Iglesia en la Iglesia, sino de la fidelidad a la gracia de Dios y del esfuerzo por poner en juego todos los dones recibidos.


San Próspero de Aquitania, monje
fecha: 25 de junio
n.: c. 390 - †: c. 463 - país: Italia
otras formas del nombre: Prosper Tyro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Conmemoración de san Próspero de Aquitania, quien, versado en filosofía y en letras, llevó con su esposa una vida íntegra y modesta, y habiendo abrazado la vida monástica en Marsella, defendió enérgicamente contra los pelagianos la doctrina de san Agustín sobre la gracia divina y el don de la perseverancia, asumiendo después en Roma el servicio de secretario del papa san León I Magno.
patronazgo: patrono de los poetas.

San Próspero de Aquitania, a quien se conmemora en la diócesis de Tarbés como «Doctor Aquitano», es bien conocido por sus escritos, pero son muy escasos los datos sobre su vida, a pesar de que en los antiguos manuscritos abundan las referencias sobre él, con los calificativos de «sabio», «virtuoso», «santo» y otros similares. No fue obispo, ni sacerdote; al parecer, siempre fue un laico, muy piadoso, posiblemente casado. Este punto ha sido muy discutido, en vista de que se le atribuye un «Poema del Esposo a la Esposa» que, cualquiera que haya sido su inspiración, expresa una profunda confianza en Dios.
Próspero se trasladó de Aquitania a la Provenza y, en 428, a instancias de su amigo Hilario, escribió en Marsella una carta a san Agustín, que se hallaba en Hipona. Los asuntos tratados en aquella misiva hicieron que san Agustín escribiese sus tratados «De Praedestinatione Sanctorum ad Prosperum et Hilarium» (Sobre la predestinación, para Próspero e Hilario) y «De Dono Perseverantiae» (Sobre el don de la perseverancia), de manera que Próspero se vio envuelto en la controversia semi-pelagiana, en oposición a las ideas de san Juan Casiano y, posiblemente, de san Vicente de Lérins. Próspero y su amigo Hilario fueron a Roma y regresaron con una carta del papa san Celestino I para los obispos de la Galia, donde se alababa el celo de los portadores y se instaba a lograr la paz. Pero las desavenencias continuaron. Eventualmente, Próspero viajó de nuevo a Roma donde, al parecer, llegó a ocupar el cargo de secretario del papa san León Magno. Murió en Roma, alrededor del año 463.
Los escritos de Próspero de Aquitania, tanto en verso como en prosa, están relacionados, sobre todo, con la controversia sobre la gracia y el libre albedrío, en defensa de las doctrinas de San Agustín. Su poema más extenso es un tratado dogmático de unos 1000 versos en hexámetro, titulado: «Canto por los Sin Gracia» (De Ingratis Carmen); pero su obra más conocida, es su «Crónica», que comprende desde la Creación hasta la conquista de Roma por los vándalos, en el año 455.
L. Valentín, St. Prosper d'Aquitaine (1900); G. Bardy, en DTC. Consúltese también en este mismo día el artículo sobre san Próspero de Reggio. En 1950, se publicó en Nueva York la versión inglesa del tratado de Próspero sobre la Gracia Divina y el Libre Albedrío, contra las teorías de Casiano. En la Patrología de Quasten-Di Berardino (BAC nº 422, tomo III, págs 633-638) hay una introducción semejante a la vida y obra, aunque con algunos puntos divergentes, y una relación más amplia de la obra. En el Devocionario de ETF hay una oración al santo, que se acostumbra rezar como novena como novena.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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