Para la Iglesia Católica, la liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo que es realizado por los bautizados. El Concilio Vaticano II define la liturgia como "la cumbre a la que tiende toda la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza[1] ".
Definición
Liturgia católica, en sentido general objetivo, es lo mismo que culto público de la Iglesia y puede definirse como "el conjunto de acciones, fórmulas y cosas con que, según las disposiciones de la Iglesia católica, se da culto público a Dios". En un sentido más teológico puede definirse como "todo culto público del Cuerpo místico de Jesucristo, o sea de la Cabeza y de sus miembros" ó como "el ejercicio del Sacerdocio de Jesucristo por la Iglesia" (Pío XII, Mediator Dei). Es también parte de la Sagrada Tradición. En el Magisterio de la Iglesia, la palabra liturgia se usa por primera vez en la encíclica Inter Gravissimas (1832) de Gregorio XVI. Sin embargo, se usará regularmente sólo desde el pontificado de San Pío X a inicios del siglo XX. La palabra liturgia se usa también como ciencia litúrgica, o sea, el conocimiento científico y sistemático del culto público en cuanto lo ha ordenado y prescrito la Iglesia.
Objeto
Caracteres
a) público
b) interno y externo
c) jerárquico
División
Por razón del ministro:
a) pontifical
b) sacerdotal
Por razón del fin:
a) latréutica
b) sacramental
Por el objeto:
a) sacramentaria
b) salmódica
Por el origen y el lugar:
a) liturgia oriental: liturgia bizantina
b) liturgia occidental ó liturgia latina: liturgia romana y liturgia galicana.
Fuentes de la liturgia
Fuentes constitutivas:
a) Jesucristo
b) el Romano pontífice
d) los obispos
e) La costumbre
Fuentes cognoscitivas:
c) Decretos de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Historia de la liturgia
Ilustración Católica y Concilio de Trento
Los humanistas del siglo XVI entendían por Liturgia el conjunto de acciones que la Iglesia ha ejercido en la historia como culto oficial, naciendo así la ciencia litúrgica, esto es, el estudio sistemático de las celebraciones de la Iglesia. De esta manera, en el siglo XVII la palabra liturgia adquiere un nuevo significado con matiz jurídico, refiriéndose a las normas y principios de toda celebración eclesial, es decir a las rúbricas (llamadas así por que en los libros litúrgicos estaban escritas en color rojo, ruber en latín). En los siglos XIX y XX esta ciencia no sólo estudiaba las ceremonias en sí, sino todo el conjunto de ritos, actos, fiestas, historia, etc. naciendo así el movimiento litúrgico, que pasó de una connotación filosófica del culto al descubrimiento de la Liturgia como misterio salvífico y sacerdocio de Cristo.
El Movimiento litúrgico
Odo Casel ofrece una definición: “la acción ritual de la obra salvífica de Cristo, o sea, la presencia, bajo el velo de los signos, de la obra divina de la redención”.[2] Aunque la definición resulta muy semejante a las posteriores del magisterio católico, no tuvo buena acogida debido a las controversias suscitadas en ámbito teológico por su noción de misterio relacionado con los cultos mistéricos antiguos.
En la Mediator Dei el Papa ofrece un esbozo de definición: “el culto público que nuestro Redentor, Cabeza de la Iglesia, tributa al Padre celestial y el que la sociedad de los fieles tributa a su Fundador, y, por medio de Él, al Eterno Padre: y, para decirlo todo brevemente, constituye el culto público íntegro del Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, de la cabeza y de sus miembros”.[3]
Uno de los padres redactores del texto de la Constitución Sacrosanctum Concilium, el P. Cipriano Vagaggini aporta también una definición: “La liturgia es el conjunto de signos sensibles de cosas sagradas, espirituales, invisibles, instituidos por Cristo o por la Iglesia, eficaces, cada uno a su modo, de aquello que significan y por los cuales Dios (el Padre por apropiación), por medio de Cristo, cabeza de la Iglesia y sacerdote, en la presencia del Espíritu Santo, santifica a la Iglesia, y la Iglesia, en presencia del Espíritu Santo, uniéndose a Cristo, su cabeza y sacerdote, por su medio rinde como cuerpo culto a Dios (el Padre por apropiación”.[4]
Vaticano II
Fue el XXI Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica, con el fin de hacer un aggiornamento o actualización de la Iglesia. Como fruto de ese concilio, se promulgó la Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium el 5 de diciembre de 1963, en la que se decretan nuevas leyes litúrgicas. En esta constitución se considera la Liturgia como fons et culmen (manantial y cumbre) de la vida de la Iglesia y como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. La Liturgia retoma un gran valor para la vida eclesial y se dejan en segundo término las cuestiones jurídicas, recalcando la importancia de la participación comunitaria de manera plena, consciente y activa. A partir de entonces se ha reformado y modificado toda la liturgia católica, a fin de que cada acto litúrgico refleje esta percepción.
En esta constitución se introduce el concepto de liturgia dentro del movimiento de la historia de la salvación más que como parte de la virtud de la religión. Se inserta pues en el misterio de Cristo. Una vez contextualizado el culto, el concilio ofrece una definición: “Se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia” (SC 7 y también Catecismo de la Iglesia Católica número 1070).
La reforma litúrgica
Summorum pontificum (2007)
El motu proprio Summorum pontificum ha establecido el Rito romano extraordinario como forma opcional de celebración de la Santa Misa.
Notas
- ↑ Sacrosanctum Concilium, n. 10, en Concilio Ecuménico Vaticano II, Constituciones, decretos y declaraciones, BAC 1999, ISBN:84-7914-081-X
- ↑ Casel, Odo, "Mysteriengeggenwart", en Jahrbuch für Liturgiewissenschaft, 8 (1928), pág. 145
- ↑ DZ 3841.
- ↑ El sentido teológico de la liturgia. Ensayo de liturgia teológica general. BAC Madrid 1965, pp. 30ss
Bibliografía
- Jean Corbon, Roger Etchegaray (2002). Liturgia fundamental: misterio, celebración, vida. Ediciones Palabra. ISBN 9788482395777. http://books.google.es/books?id=JCONIBNysGEC.
- Duchesne (1920). Origines du culte chrétien.
- Ferreres (1929). Historia del misal romano.
- Fortescue-BoudinhonEdiciones Cristiandad (1921). La messe.
- José Luis Gutiérrez-Martín (2006). Liturgia: manual de iniciación. Ediciones Rialp. ISBN 9788432135897. http://books.google.es/books?id=QmLKJOE3KKUC.
- Prosper Guéranger (1875). L'année liturgique.
- Jungmann (1951). El sacrificio de la misa.
- Gregorio Martínez de Antoñana (1957). Manual de liturgia sagrada. Editorial COCULSA.
- Martinucci-Menghini (1915). Manuale SS Caeremoniarum.
- Menghini (1921). Le SS. Cerimonie.
- Menghini (1907). Elementa Iuris liturgici.
- Menghini (1906). Liturgia eucharistica.
- Joseph Ratzinger (2005). El espíritu de la liturgia: Una introducción. Ediciones Cristiandad. ISBN 9788470574382. http://books.google.es/books?id=ktDc__wFZcUC.
- Righetti (1950). Storia liturgica.
- Ildefons Schuster (1919). Liber sacramentorum.
- Soláns-Casanueva (1913). Manual litúrgico.
- Soláns-Casanueva (1915). Prontuario litúrgico.
- Soláns-Vendrell (1951). Manual litúrgico.
Véase también
Diccionario abreviado de liturgia Casiano Floristan. Ed. Verbo Divino 2005 Estella (Navarra) ISBN 84-8169-451-7Enlaces externos
- Vaticano II. Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia
- Catecismo de la Iglesia Católica, La celebración del Misterio cristiano
- Dizionario liturgico (en italiano)
LA CELEBRACIÓN SACRAMENTAL DEL MISTERIO DE LA IGLESIA.
CELEBRAR LA LITURGIA DE LA IGLESIA
(N. 1136-1186. Resúmenes 1187-1199)
La Catequesis de la liturgia implica la inteligencia de la economía
sacramental y la novedad de su celebración. Lo común a la celebración
de los Siete Sacramentos se puede dividir en:
l. ¿Quién celebra?
2. ¿Cómo celebrar?
3. ¿Cuándo celebrar?
4. ¿Dónde celebrar?
¿ Quién celebra?
"La liturgia es «acción» del «Cristo total» (Christus totus).
Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de
los signos, de la liturgia del cielo, donde la celebración es
enteramente comunión y fiesta".
a) Los celebrantes de la liturgia celestial: San Juan en el libro
del Apocalipsis nos da una visión litúrgica del cielo: Uno en el
trono: el Señor Dios, el Cordero, «inmolado y de pie» (Ap 5, 6):
"Cristo crucificado y resucitado, el único Sumo Sacerdote del
Santuario verdadero". "Y por último, revela «el río de agua de
vida (...) que brota del trono de Dios y del Cordero» (Ap 22, 1)
uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo" .
"«Recapitulados» en Cristo participan en el servicio de la alabanza
de Dios y en la realización de su designio: Las Potencias celestiales,
toda la creación (los cuatro vivientes), los servidores de la Antigua
y la Nueva Alianza (los veinticuatro ancianos), el nuevo Pueblo de
Dios (los ciento cuarenta y cuatro mil), en particular los mártires
«degollados a causa de la Palabra de Dios» (Ap 6, 9-11) y la
Santísima Madre de Dios (la Mujer,
.la Esposa del Cordero), y finalmente una muchedumbre inmensa,
que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas (Ap 7, 9)".
"En esta liturgia eterna el Espíritu y la Iglesia nos hacen
participar cuando celebramos el Misterio de la salvación en los sacramentos".
b) Los celebrantes de la liturgia sacramental: "Es toda la comunidad,
el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza quien celebra. Las acciones
litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia".
La asamblea de los bautizados celebra la liturgia de los sacramentos.
"La Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los
fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las
celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma
y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el
pueblo cristiano «linaje escogido, sacerdocio real, nación
santa, pueblo adquirido»" (Sacrosanctum Concilium n. 14).
El sacerdocio común de los fieles es el de Cristo, único sacerdote,
participado por todos sus miembros.
"Pero «todos los miembros no tienen la misma función» (Rm 12, 4).
Algunos son llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio
especial de la comunidad. Estos servidores son escogidos y
consagrados por el Sacramento del Orden, por el cual el Espíritu
Santo los hace aptos para actuar como representantes de
Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la
Iglesia. El ministro ordenado es como el «icono» de Cristo
Sacerdote". Es principalmente en la Eucaristía donde se manifiesta
claramente el ministerio del obispo; y en comunión con él, el de
los presbíteros y diáconos.
"En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles
existen también otros ministerios particulares, no consagrados por
el Sacramento del Orden y cuyas funciones son determinadas
por los obispos": acólitos, lectores, monitores, schola cantorum.
"Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es «liturgo»,
cada cual según su función, pero en la «unidad del Espíritu» que actúa en
todos. «En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al
desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde
según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas» (S C n. 28)".
¿Cómo celebrar?
a) Signos y símbolos: La celebración sacramental está tejida de signos
y símbolos que tienen su significación en la creación, en la cultura
humana, en los acontecimientos de la Antigua Alianza y plenamente
en Cristo.
1. Signos del mundo de los hombres. El hombre necesita de
signos y símbolos para comunicarse con los demás mediante
el lenguaje, gestos y acciones. "Lo mismo sucede en su relación
con Dios".
2. La inteligencia humana ante la creación visible ve la huella de
Dios: el viento, el agua, la luz, el fuego, el árbol y los frutos
simbolizan la grandeza de Dios y su proximidad.
3. Signos de la Alianza: Son los símbolos de las grandes acciones
de Dios en favor de su pueblo, entre otros: "la circuncisión, la
unción y la consagración de reyes y sacerdotes, la imposición
de manos, los sacrificios y, sobre todo, la Pascua. La Iglesia ve
en estos signos una prefiguración de los sacramentos de la Nueva
Alianza".
4. Signos asumidos por Cristo: El Señor en su predicación
y milagros usa constantemente de signos materiales y gestos
simbólicos. Dio un nuevo sentido a los signos de la Antigua
Alianza sobre todo al Éxodo y a la Pascua.
5. Signos sacramentales: "Desde Pentecostés, el Espíritu
Santo realiza la santificación a través de los signos
sacramentales de su Iglesia". Los signos sacramentales
"significan y realizan la salvación obrada por Cristo, y
prefiguran y anticipan la gloria del cielo".
b) Palabras y acciones: Toda celebración sacramental es un
encuentro con Dios Padre, en Cristo Y en el Espíritu Santo,
que se expresa por medio de acciones y palabras.
"Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra
de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de
fe de su pueblo".
La liturgia de la Palabra es parte integrante de las celebraciones
sacramentales.
Las acciones y las palabras realizan lo que significan, mediante
ellas el Espíritu Santo hace presente y comunica la obra del
Padre realizada por el Hijo amado.
c) Canto y música: "El que canta ora dos veces".
"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro
de valor inestimable que sobresale entre las demás
expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado,
unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral
de la liturgia solemne".
Deben resonar las voces de los fieles.
"La armonía de los signos (canto, música, palabras y acciones)
es tanto más expresiva y fecunda cuanto más se expresa en la
riqueza cultural propia del pueblo de Dios que celebra".
"Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo
con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente
de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas".
d) Imágenes sagradas: "La imagen sagrada, el icono litúrgico,
representa principalmente a Cristo. No puede representar a Dios
invisible e incomprensible: la Encarnación del Hijo de Dios inauguró
una nueva «economía» de las imágenes". Palabra e imagen
se esclarecen mutuamente para transmitir el mensaje evangélico.
Las imágenes de la Santísima Virgen María y de los Santos hacen
referencia a Cristo que es glorificado en ellos. E incluso los
ángeles, recapitulados también en Cristo.
Imágenes, canto y palabra se aúnan para grabar en el corazón
y en la memoria del creyente las maravillas de Dios.
¿Cuándo celebrar?
a) El tiempo litúrgico: La Iglesia celebra la obra de la
salvación a lo largo del año" con un sagrado recuerdo en
días determinados". Cada semana el "día del Señor"
conmemora la resurrección, "que una vez al año celebra
también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad
de la Pascua. Además, en el ciclo del año desarrolla todo el
Misterio de Cristo".
b) El día del Señor: Desde los tiempos apostólicos la Iglesia
celebra cada ocho días el misterio pascual en el "día del
Señor", primer día de la semana y día de la Resurrección de Cristo.
"El domingo es el día por excelencia de la asamblea litúrgica,
en que los fieles deben reunirse para, escuchando la Palabra
de Dios y participando en la Eucaristía, recordar la pasión, la
resurrección y la gloria del Señor Jesús y dar gracias a Dios,
que los hizo renacer a la esperanza viva por la resurrección
de Jesucristo de entre los muertos".
c) El año litúrgico: El Triduo Pascual es el centro del año litúrgico.
En el Concilio de Nicea (año 325) todas las Iglesias se
pusieron de acuerdo para celebrar la Pascua el mismo día
(14 del mes de Nisán): el domingo que sigue al
plenilunio después del equinoccio de primavera.
"Por causa de los diversos métodos utilizados para calcular el
14 del mes de Nisán, en las Iglesias de occidente y de Oriente
no siempre coincide la fecha de la Pascua".
d) El santoral en el año litúrgico: Durante el año litúrgico la
Iglesia venera con especial amor a la bienaventurada Madre
de Dios, la Virgen María, el fruto más excelente de la redención.
También hace memoria de los mártires y los santos en
quienes se cumple el misterio pascual, son ejemplo para
nosotros e intercesores ante Dios.
e) La liturgia de las Horas: "La liturgia de las Horas está
llamada a ser la oración de todo el Pueblo de Dios".
La liturgia de las Horas es como una prolongación de
la celebración eucarística y acoge de manera
complementaria las diversas devociones del Pueblo
de Dios, particularmente la adoración y el culto del
Santísimo Sacramento.
¿Dónde celebrar?
"El Culto «en espíritu y en verdad» (In 4, 24) de la Nueva
Alianza no está ligado a un lugar exclusivo". Lo importante
no es el lugar sino los fieles que se reúnen como piedras vivas
para "la edificación de un edificio espiritual" (1 P 2, 4-5).
"Cuando el ejercicio de la libertad religiosa no es impedido,
los cristianos construyen edificios destinados al culto divino.
Estas iglesias visibles no son simples lugares de reunión,
sino que significan y manifiestan a la Iglesia que vive en ese
lugar, morada de Dios con los hombres reconciliados y unidos
a Cristo".
En la casa de oración está presente Cristo que se ofrece
en el altar del sacrificio. "Esta casa de oración debe ser
hermosa y apropiada para la oración y para las celebraciones
sagradas".
1. El altar de la Nueva Alianza es la Cruz del Señor. Sobre el
altar se hace presente el sacrificio de la cruz, es la mesa
del Señor. En algunas liturgias orientales el altar es símbolo
del sepulcro.
2. "El tabernáculo debe estar situado dentro de las iglesias
en un lugar de los más dignos con el mayor honor".
3. El Santo Crisma (Myron): Debe ser venerado y conservado
en un lugar seguro del santuario. Se puede colocar junto
a él el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos.
4. La sede del obispo (cátedra) o del sacerdote debe significar
su oficio de presidente de la asamblea y director de la oración.
5. El ambón: Es un sitio reservado para el anuncio digno de la
Palabra de Dios.
6. El templo debe tener un lugar apropiado para la
celebración del Bautismo (Baptisterio) y favorecer el recuerdo
de las promesas del Bautismo (agua bendita).
7. También en el templo debe haber un lugar reservado
y apropiado para la penitencia.
8. El templo debe estar abierto a todos y facilitar la oración
silenciosa e invitar al recogimiento. La Iglesia visible simboliza
la casa paterna hacia la cual caminamos y donde el Padre
"enjugará toda lágrima de sus ojos" (Ap 21, 4).
RESUMEN:
1. Cristo, Sumo Sacerdote, celebra la liturgia celestial
incesantemente con la Virgen María, los ángeles, los
Santos y toda la muchedumbre de seres humanos
que han entrado ya en el Reino.
2. En la celebración litúrgica, toda la asamblea es
«liturgo» cada cual según su función. Los fieles
ordenados representan a Cristo como Cabeza del Cuerpo.
3. Los signos y símbolos de la celebración litúrgica se
refieren a la Creación (luz, agua, fuego), a la vida humana
(lavar, ungir, partir el pan) y a la historia de la salvación
(ritos de la Pascua). Por el poder del Espíritu Santo se
hacen portadores de la acción salvífica y santificadora de Cristo.
4. La liturgia de la Palabra es parte integrante de la celebración.
5. El canto y la música deben expresar la belleza de
la oración, la participación unánime de la asamblea y
el carácter sagrado de la celebración.
6. A través de las imágenes adoramos siempre a Cristo.
7. El domingo, "día del Señor", es el día principal de la
celebración de la Eucaristía porque es el día de la Resurrección.
Es día de descanso y fundamento y núcleo de todo el año litúrgico.
8. "La Iglesia en el círculo del año desarrolla todo el Misterio
de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión,
Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida
del Señor.
9. Recordando a la Santísima Virgen María y a los Santos
la Iglesia de la tierra manifiesta que está unida a la liturgia
del cielo.
10. Los fieles que celebran la liturgia de las Horas se unen a
Cristo en la glorificación al Padre y en su intercesión por el mundo.
11. Cristo es el verdadero Templo de Dios. Los cristianos
son templos del Espíritu Santo y piedras vivas con las que
se construye la Iglesia.
12. En su condición terrena, la Iglesia tiene necesidad
de lugares donde la comunidad pueda reunirse. Estos
lugares son imagen de la Ciudad Santa hacia la cual
peregrinamos.
13. Las iglesias visibles son lugares de recogimiento y
oración, en ellas se escucha la Palabra de Dios y se ofrece
el Sacrificio de Cristo.
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