jueves, 13 de junio de 2013

Epístola a los colosenses

 

    

 
Viñeta introductoria a la Epístola a los Colosenses, de la Biblia de Macklin.
La Epístola a los Colosenses es uno de los veintisiete libros que constituyen el Nuevo Testamento. Es una breve carta dirigida a los cristianos de la ciudad de Colosas, en Frigia, al sudoeste de Asia Menor. La carta se presenta como obra de Pablo de Tarso, autor de otras epístolas incluidas en el Nuevo Testamento, y la tradición eclesiástica no cuestionó su autoría. Sin embargo, desde principios del siglo XIX se ha puesto en duda que fuese Pablo su verdadero autor. En la actualidad su autoría está discutida.

Autoría

La tradición eclesiástica ha venido atribuyendo la epístola a Pablo de Tarso, y sólo desde el siglo XIX se ha cuestionado esta idea. En la actualidad, las opiniones están divididas.[1]
Los autores modernos partidarios de la autenticidad de la epístola se basan sobre todo, aparte de la tradición unánime de la Iglesia desde la época de Ireneo, en la presencia en ella de ideas características del pensamiento teológico de Pablo, y en la afinidad de la situación en ella descrita con la Epístola a Filemón, cuya autenticidad no se ha cuestionado: en ambas epístolas, el autor está en prisión, y en las dos figuran los mismos colaboradores.
Quienes descartan que la epístola sea auténticamente paulina se basan en:
  • Diferencias de vocabulario.
  • Diferencias de estilo literario.
  • Concepciones teológicas diferentes. Señala Antonio Piñero especialmente dos: el énfasis que se hace en la creación del universo a través de Cristo (cf. 1,16), y el concepto cósmico de Iglesia, como cuerpo de Cristo (cf. 1,18-24), cuando en el resto de las epístolas paulinas la palabra "iglesia" tiene siempre el sentido de comunidad cristiana local.
  • La imagen que la epístola presenta del apóstol: más que a un personaje vivo, parece reflejar a un personaje del pasado.

Fecha de composición

En la epístola hay elementos que permiten afirmar que fue escrita en prisión (cf. 4,10; 4,16). Por ello, los partidarios de la autoría de Pablo consideran que fue escrita durante alguno de los períodos de encarcelamiento del apóstol narrados en los Hechos de los Apóstoles: su primera prisión en Roma, durante la cual disfrutó de una relativa libertad para predicar (cf. Hch 28,16-28), su segundo encarcelamiento en dicha ciudad, su prisión en Cesarea Marítima (cf. Hch 23,12-27,1), o incluso en Éfeso (cf. Hch 9). En todo caso, debió ser compuesta poco antes de la Epístola a los Efesios. Quienes niegan la autoría paulina, en general, no se pronuncian sobre una fecha y lugar de composición concretos, aunque consideran que debió de ser escrita en fecha relativamente próxima a la muerte del apóstol, y, en todo caso, antes de Efesios.[2]
Los autores que aceptan su atribución a Pablo en Roma durante su primer encarcelamiento allí, probablemente en la primavera de 57 o, según otros, en el año 62. Poco después escribió la Epístola a los efesios.

Contexto

La carta va dirigida a la comunidad cristiana de la ciudad de Colosas, en Frigia, región situada en el sudoeste de Asia Menor. Colosas era una ciudad pequeña, relativamente cercana a Éfeso y Mileto. La comunidad cristiana de Colosas estaba en contacto con las de otras dos localidades próximas, Hierápolis y Laodicea (cf. 4,13-16), con las que intercambiaban los textos que les eran remitidos por los líderes cristianos.[2] De acuerdo con el propio texto de la epístola, la comunidad no ha sido fundada por Pablo, ya que el autor (sea Pablo o uno de sus seguidores, habla, en cualquier caso, en nombre del apóstol) afirma que ni ellos ni los de Laodicea lo han visto nunca personalmente (cf. 2,1), sino probablemente por un tal Epafras (cf. 1,7).
El motivo de la epístola son las disensiones que han surgido en el seno de la comunidad a causa de la predicación de algunas personas cuyos nombres no se citan. La doctrina de estos predicadores puede reconstruirse a partir de la propia epístola.[2] Se trata de una "filosofía" (cf. 2,8) que postula la existencia de poderes intermedios entre Dios y los hombres (en el texto llamados "principados" y "potestades", cf. 2,10), que pueden asimilarse a los ángeles. Dada la insistencia del autor de Colosenses en que únicamente en Cristo reside la plenitud de la Deidad (cf. 2,9), puede deducirse que para los predicadores de Colosas Cristo ocupaba un lugar subordinado con respecto a estos "principados" y "potestades",[2] a quienes consideraban que debía rendirse culto (en 2,18 el autor de la epístola advierte explícitamente contra el "culto de los ángeles"). Esta "filosofía" prescribía además ciertas prácticas (cf. 2,20-22), relacionadas con la comida y la bebida, así como con festividades como la del novilunio y la del sábado (cf. 2,16). Para Piñero, esta doctrina apunta a "una mixtura de gnosis y de tradiciones judías", y está relacionada con las religiones mistéricas.[2]

Estructura

Según Gabriel Pérez Rodríguez, la estructura de la epístola es la siguiente:
  1. Introducción (1,1-14)
  2. Primera parte, de carácter teórico-doctrinal (1,15-2,23)
  3. Segunda parte, exhortación moral (3,1-4,1)
  4. Conclusión (4,2-18)
Esta estructura coincide con la de otras epístolas paulinas, como Romanos y Gálatas.

Temática

CapituloTemas
1"La Voluntad de Dios"
1Fidelidad
1"Conocimiento Espiritual"
1Oración
1(v13)Liberación
1(v22)Conducta
3(v5)"Vieja Vida"
4[Deberes]] Cristianos

Simbología

CapituloSimbolo
3(v16)Himno
3(v16)Salmos
4(v3)Puerta
4(v6)Sal

Contenido

Notas

  1. Según el autor católico Raymond E. Brown, en su obra de 1997, An Introduction to the New Testament (ISBN 0-385-24767-2), p. 610, "en el momento presente cerca del 60% de los estudiosos sostiene que Pablo no escribió la carta" (citado en "Colossians", en http://www.earlychristianwritings.com/. Consultado el 27/12/2007.
  2. a b c d e Antonio Piñero: Guía para entender el Nuevo Testamento, Madrid: Trotta. 2006. ISBN 84-8164-832-9. Páginas 419-426.

Bibliografía

  • Den Heyer, C.J.: Pablo, un hombre de dos mundos. Ediciones El Almendro. ISBN 84-8005-061-6.
  • Bart D. Ehrman: Simón Pedro, Pablo de Tarso y María Magdalena. Editorial Crítica. Barcelona 2007. ISBN 978-84-8432-889-6

Véase también

Enlaces externos



Epístola a los Colosenses

 Una de las cuatro epístolas de la cautividad escrita por S. Pablo durante su primera detención en Roma -- las otras tres son las dirigidas a Los Efesios, a Filemón y a los Filipenses. En el mismo texto se hace constar que fueron escritas en prisión. El escritor menciona sus” cadenas ” y sus “cuerdas” (Efes.6:20, Col. 4:3; 4:18; Fil.1:7, 13, 17); nombra a los que están en prisión con él (Col. 4:10; Fil. 23) se llama a si mismo prisionero (Ef. 3:1; 4:1; Filemón 9): "Pablo hombre viejo y ahora prisionero”. Se suponía que estas cartas fueron escritas durante los dos años de cautividad en Cesarea pero ahora se reconoce generalmente (por los que admiten su autenticidad) que fueron escritas durante los años inmediatamente siguientes, en Roma, durante el tiempo que “Pablo hubo de sufrir vivir solo con un soldado que le guardaba”…” y permaneció dos años completos un una vivienda que tuvo que alquilar; y recibía a todos los que venían a él. “(Hechos 28:16-30).

Como Pablo había apelado al emperador, fue entregado, en espera de su juicio, a la guardia del Pretor que entonces era probablemente el famoso Burrhus, el amigo de Séneca. Le permitió vivir cerca del palacio imperial en lo que se llamaba custodia militaris, con su brazo izquierdo encadenado día y noche al brazo de un soldado, que era relevado a intervalos regulares (Conybeare, Howson, Lewin).
Estas epístolas fueron pues escritas en esas circunstancias, entre los años 61 y 63 d.C. No se puede objetar que no se mencione en ellas el terremoto del que hablan Tácito y Eusebio, que destruyó Laodicea, porque no hay constancia de que sus efectos alcanzaran a Colossae y Eusebio fija la fecha después de estas cartas. Las cartas a los Colosenses, Efesios y a Filemón fueron escritas y enviadas al mismo tiempo, mientras que la de los Filipenses se compuso en un período diferente de la cautividad. Las primeras tres están muy relacionadas. Tychicus es el mensajero en Ef., vi, 21 y Coloss., iv, 7, 8, 9. En esta última está acompañado por Onésimo, en cuyo favor se escribió la carta a Filemón. En ambas, Colosenses y Filemón se envían saludos de Aristarco, Marco, Epafras, Lucas y Dimas. Hay una cercana afinidad literaria entre Efesios y Colosenses (ver abajo).


Lectores citados

3 ciudades son mencionadas en Colosenses, Colossæ (i, 2), Laodicea y Hierápolis (iv, 13.) Están situadas a unos 200 Kms. al este de Efeso en Frigia, en el oeste de Asia Menor. Colossæ y Laodicea están en los bancos del Lycos, un tributario del Meander. Todas están a dos o tres horas de camino unas de otras. Sir William Ramsay ha mostrado que estas ciudades están juntas fuera de las rutas seguidas por S. Pablo en sus viajes misioneros; y de Colosenses se infiere (i, 4, 6, 7, 8 y ii, 1), que el apóstol nunca estuvo allí. La gran mayoría de los cristianos colosenses parecen ser gentiles convertidos de extracción griega y frigia (i, 26, 27; ii, 13), aunque es probable que hubiera un pequeña parte de judíos viviendo entre ellos, ya que se sabe que había muchos esparcidos en los distritos de alrededor (Josefo, Ant., XII, iii, 4, y Lightfoot).

¿Por qué se escribieron?

Colosenses fue escrita como advertencia contra ciertos falsos maestros, acerca de los cuales S. Pablo había oído hablar, probablemente a Epafras, su “compañero de prisión “y fundador de la iglesia de los Colosenses. Se han oído muchas opiniones sobre estos seductores. Tertuliano los llama filósofos, S. Clemente de Alejandría, epicúreos, Eichorn, judíos y Grotius, paganos seguidores de Pitágoras. También se las ha llamado magos caldeos, cristianos judaizantes, esenios, ebionitas, Cabalistas, gnósticos otras variantes de todos ellos (ver Jacquier, Histoire, I, 316; Cornely, Introduction, III, 514).
Las líneas principales de sus errores se establecen con suficiente claridad en la epístola que contienen una doble refutación; primero una afirmación de la verdadera doctrina sobre de Cristo por la que se muestra que sus enseñanzas no tienen fundamento y en segundo lugar por una polémica directa en la que se manifiesta la vaciedad de lo que afirman bajo el nombre inapropiado de “filosofía”. Aquí, no se condena la filosofía en general, sino solo la filosofía de esos falsos maestros (Hort, Jud. Chr., 118). Esta no era de acuerdo con Cristo sino de acuerdo con la tradición de los hombres y se refiere solamente al mismísimo alfabeto de la especulación mundana (kata ta stoicheia tou kosmou -- ver Gal. 4:3). Josefo y Filo aplican la palabra “filosofía” a la enseñanza judía y no hay duda que es la que se aplica en Colos, ii; se dan algunos detalles en 16-23: (1) Los falsos maestros querían introducir la observancia del sabbat, lunas nuevas y otros días semejantes. (2) Prohibían comer y beber y hasta probar y tocar ciertas cosas. (3) Bajo la falsa pretensión de humildad inculcaban la adoración (threskeia) de ángeles a los que consideraban iguales o superiores a Cristo.
Los mejores comentadores modernos, católicos y no católicos están de acuerdo con S. Jerónimo que todos estos errores eran de origen judío. Los esenios tuvieron ideas exageradas sobre la observancia del sabbat y la purificación externa y parece que emplearon los nombres de ángeles con fines mágicos (Bel. Jud. II, vii, 2-13, Lightfoot, Col. and Dissertations). Muchos especialistas son de la opinión de que “elementos de este mundo” (stoicheia tou kosmou) quiere decir espíritus. En ese tiempo muchos judíos mantenían que las cosas materiales tenían ángeles especiales. En el Libro de Henoc y en el Libro de los Jubileos se lee sobre ángeles y estrellas, estaciones, meses, días del año, calor, frío, escarcha, granizo, vientos, nubes etc. Abbott (Eph. and Coloss., p. 248) dice que “el término propiamente usado de los elementos regidos por los espíritus puede ser aplicado a los espíritus mismos puesto que no había otro término conveniente”. Sea lo que fuere, los ángeles juegan un papel importante en la mayoría de los libros apócrifos de los judíos es decir, en los dos libros que acabamos de mencionar, el Libro de los secretos de Henoc, el Testamento de los Doce Patriarcas etc.
Hay notar de paso que las palabras de la epístola contra las los cultos supersticiosos de los ángeles no pueden ser tomados como condena de las invocaciones católicas de los mismos. El Dr. T.K. Abbott, un cándido sabio no católico tiene un pasaje muy pertinente que aclara esto (Eph. and Coloss. p. 268): "Zonaras…dice que había una antigua herejía de algunos que decían que no debiéramos recurrir a Cristo para que nos ayude o para acceder a Dios, sino a los ángeles…esta visión , sin embargo, colocaría a Cristo sobre los ángeles y por consiguiente no puede ser la de los colosenses a los que había que insistir en la enseñanza de la superioridad de Cristo” .
Las objeciones traídas a veces de un pasaje de Teodoreto sobre el Concilio de Laodicea son refutadas clara y completamente por Estius (Comm. in Coloss., II, 18).
Otra dificultad se puede mencionar en conexión con esta arte de la epístola. La afirmación de que la vana filosofía estaba de acuerdo con “la tradición de los hombres” no es una crítica a las tradiciones de los Apóstoles, de las que el mismo Pablo habla de la siguiente manera:” Por consiguiente, hermanos, manteneos firmes y guardad las tradiciones que recibisteis ya de palabra ya por nuestra carta” (2 Tess. 2:14). "Os alabo de que en todo os acordéis de mi y retengáis la tradiciones que yo os he transmitido” (1 Cor. 11:2. – Ver también 2 Tes. 3:6; 1 Cor. 7:17; 11:23; 14:33; 2 Cor. 1:18; Gal. 1:8; Colos. 2:6, 7; 2 Tim. 1:13, 14; 2:2; 3:14; 2 Juan 1:12; 3 Juan 13). Finalmente el último versículo que trata de los errores (ii, 23) se considera uno de los pasajes más difíciles de todas al Escrituras: “son preceptos que implican cierta especie de sabiduría, de afectada piedad, humildad y severidad con el cuerpo, pero sin valor alguno si no es para la satisfacción de la carne”. Las últimas palabras de este versículo han dado lugar a multitud de interpretaciones conflictivas. Se han tomado como condena de las mortificaciones corporales y como exhortación a ella: los comentaristas modernos dedican mucho espacio a la enumeración de las muchas opiniones y a un estudio exhaustivo de estas palabras sin resultados satisfactorios. Hay pocas dudas que la opinión de Hort, Haupt y Peake (Exp. Greek Test., 535)es la correcta, es decir, que la lectura correcta de este versículo se ha perdido irrevocablemente, en la transcripción , en los primeros tiempos.


Contenidos

Primera parte (1-2)

La epístola tiene dos partes; los dos primeros capítulos son dogmático –polémicos y los dos últimos prácticos y morales. En la primera parte el autor muestra lo absurdo de los errores con la afirmación directa de la supereminente de la dignidad de Cristo por cuya sangre tenemos la redención de los pecados. El es la imagen perfecta del Dios invisible, engendrado antes que todas las criaturas: Por El y para El fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, espirituales o materiales y por El todas las cosas se mantienen. El es la cabeza de la Iglesia y El ha reconciliado todas las cosas por la sangre de su cruz, también a los Colosenses… por la muerte”. S. Pablo como Apóstol de los gentiles y prisionero por su causa les exhorta a agarrarse a Cristo en quien habita la plenitud de Dios y no permitirse bajo el plausible nombre de filosofía ser esclavizados de nuevo por las tradiciones judías basadas en la ley de Moisés que no era sino una sombra de la que la realidad es Cristo y que fue abrogada con Su llegada. No han de escuchar las vanas y rudimentarias especulaciones de los falsos maestros y han de dejarse engañar por una falsa apariencia de humildad que pone a los Ángeles o demonios al mismo nivel que a Cristo, creador de todo, dueño de los ángeles u conquistador de los demonios.


Segunda parte (3-4)

En esta parte de la epístola Pablo saca algunas lecciones prácticas de la enseñanza anterior. Apela a ellos que fueron elevados con Cristo y deben preocuparse de las cosas de arriba, desterrar al hombre viejo y vestirse del nuevo. En Cristo no ha de haber ni judío ni gentil, bárbaro o escita, esclavo o libre. A continuación se citan los deberes de las esposas y de los maridos, niños y siervos. Recomienda la oración constante y que sean agradecidos; y les dice que caminen con sabiduría hacia los que están fuera, y que sus palabras sean dichas con gracia sazonadas con sal y que sepan como responder a cada uno. Después de u saludo final, termina: “El saludo es de mi mano, Pablo. Acordaos de mi en mis cadenas. La gracia sea con vosotros”


Autenticidad de la epístola

Pruebas externas

Las pruebas externas son tan Fuertes que hasta Davidson ha llegado al punto de decir “que unánimemente aceptada en tiempos antiguos”. Considerando su brevedad, el carácter de controversia y la naturaleza efímera local de los errores de los que trata, es sorprendente cuán frecuentemente fue utilizada por los escritores antiguos. Hay huellas de ella en los Padres Apostólicos y era conocida por el autor de la Epístola de Bernabé, por S. Policarpo y Teofilo de Antioquía. Fue usada por Justino mártir; Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría etc. Es evidente por el Fragmento Muratoriano y las primeras versiones que estaba incluida en las primeras colecciones de las Epístolas de S. Pablo. Se usaba como Escritora a principios del siglo segundo por Marción, los valentinianos y otros herejes mencionados en la "Philosophoumena"; que no la hubieran aceptado si se hubiera originado entre sus oponentes después de que rompieran con la Iglesia.


Pruebas internas

La epístola afirma que ha sido escrita por S. Pablo y las pruebas internas demuestran conexiones muy íntimas con Filipenses (von Soden) y Filemón que se admiten como genuinas de S. Pablo. Renan concede que presenta algunos rasgos que se oponen a que se una falsificación, entre ellas la conexión con Filemón . Hay que notar, también, que la parte moral de la epístola, los dos últimos capítulos, tiene una afinidad muy cercana con partes similares de otras epístolas, mientras que el todo encaja perfectamente con los detalles conocidos de la vida de S. Pablo y arroja considerable luz sobre ellos.


Objeciones

Puesto que la evidencia histórica es más fuerte que la de la mayoría de escritos clásicos, se puede preguntar por qué se ha puesto en duda su autenticidad. Nadie dudaba hasta 1838 cunado Meyerhoff, seguido por otros, comenzó a poner objeciones. Es conveniente tratar esas objeciones bajo estos epígrafes: (1) Estilo; (2) Cristología; (3) Errores que trata y (4) Semejanza con Efesios.

Estilo

(a) En general, al compararla con Corintios, Romanos y Gálatas se ve que el estilo, especialmente en la primer parte, es pesado y complicado. No contiene preguntas repentinas ni dilemas serios ni explosiones vehementes de arrasadora elocuencia paulina. Algunas frases son largas y rebuscadas y aunque el todo es expuesto de forma amplia y noble la presentación es uniforme y no, digamos, como en Gálatas. De ahí que se objete que no pudo ser escrita por Pablo. Sin embargo todo esto puede explicarse naturalmente cuando se tiene en cuenta que la epístola fue escrita después de varios años de monótono confinamiento, cuando la cristiandad había echado raíces, cuando el antiguo tipo de judaizante ya no existía y la posición de S. Pablo era ya reconocida. También hay que tener en cuanta su avanzado edad. No es justo comparar esta epístola y alguna de sus partes sólo con ciertos trozos de las primeras. Hay frases largas y complicadas distribuidas por toda la de los Romanos, I y II a los Corintios y gálatas y en la generalmente admitida a los Filipenses. Se ha observado que muchas de las expresiones paulinas y métodos de razonamiento son muy naturales y están entrelazadas inextricablemente en la misma materia y sustancia de la epístola. En los libros que se mencionan en la bibliografía se dan muchos ejemplos de todo esto. El Dr. Sanday ha difundido la opinión de críticos justos cuando dice que nadie que vea la epístola en su conjunto dejará de impresionarse por su irrompible unidad y carácter genuinamente paulino.
(b) Faltan muchas de las expresiones favoritas de S. Pablo. De ocho a doce palabras usadas con cierta frecuencia por él en escritos anteriores están ausente en esta breve carta y alrededor de una docena de partículas de unión, que emplea en todas partes faltan también. Uno o dos ejemplos mostraran como estas objeciones se pueden resolver fácilmente con ayuda de una concordancia. Las palabras dikaios, soteria no se encuentran en la epístola. Pero dikaios también falta en I Cor. y I Thess.; nomos no está ni en I Cor. Ni en Gal.; nomos no se encuentra en I Thess. o II Cor.  De la misma manera ( respecto a las partículas de unión) ara, que no está en esta epístola tampoco lo está en Filipenses o en los 100 primeros versículos de I Cor.,  lo que es más largo que toda la epístola; ara oun, que es frecuente en Romanos no se halla en I y II Cor. Y solo una vez en Gal. (ver los detalles del argumento en Abbott y Jacquier.) 
(c) Se objeta que la epístola contiene muchas palabras que S. Pablo no usa en ninguna otra parte. Pero eso es precisamente lo que cabría esperar en una epístola de S. Pablo. Cada una de sus epístolas contiene muchas palabras que no emplea en otros lugares. Alford da una lista de treinta y dos apax legomena en esta epístola de las cuales dieciocho aparecen en el capítulo segundo, donde trata de los errores. Lo mismo ocurre en epístolas anteriores, donde el apóstol habla de temas nuevos o errores peculiares y allí abundan los apax legomena. Esta epístola no muestra mas que la porción ordinaria de palabras nuevas y a este respecto se compara favorablemente con la genuina II Cor. Más aún, las palabra compuestas que se encuentran en ella tiene sus análogas en pasajes similares de la auténtica a los Romanos. Sería absurdo sujetar a un estrecho y fijo vocabulario un autor de tal vigor intelectual y versatilidad literaria como Pablo. El vocabulario de los escritores cambia con el tiempo, lugar y tema. Salmon, Mahaffy y otros señalan los cambios similares en los escritos de Jenofonte, que era un viajero, como S. Pablo. Compárense las primera y últimas cartas de Lord Acton (editado por Abbot Gasquet) o del Cardenal Newman.


Cristología

Se ha objetado que la idea de Cristo presentada en la epístola no puede ser de S. Pablo. Contestando a esto bastará citar el siguiente pasaje de la genuina Filipenses: "Quien (Jesucristo) estando en forma de Dios, no reputó como botín el ser igual a Dios, antes se anonadó tomando la forma de siervo” (2:6, 7, etc. ver Romanos 1:3-4; texto griego, 8:3; 1 Cor. 7:6; 2 Cor. 8:9; Gal. 4:6, etc.). El estudio imparcial de esta carta muestra que la cristología de la epístola no difiere en ningún punto esencial de las otras epístolas de S. Pablo. El tema ha sido científicamente tratado por Père Rose (Rev. bibl. 1903), M. Lépin (Jésus Messie, 341), Sanday (Criticism of the Fourth Gospel, lect. vii, Oxford, 1905), Knowling (The Testimony of St. Paul to Christ, London, 1905), Lacey (The Historic Christ, Londres 1905), etc. Y las palabras (i, 24): I . . . "llena las cosas que faltan de los sufrimientos de Cristo en mi carne, porque este cuerpo, que es la iglesia", no presentan ninguna dificultad cuando se recuerda que había terminado de decir que Cristo había reconciliado todo por la sangre de su Cruz, y que el significado correcto de antanaplero ta hysteremata ton thlipseon tou Christou en te sarki mou hyper tou somatos autou, ho estin he ekklesia, es: "Yo completo los sufrimientos cristianos que permanecen para que yo los soporte por causa de la Iglesia de Cristo", etc. Comparar II Cor., i, 5,”Porque los sufrimientos de Cristo abundad en nosotros” (ta pathemata tou Christou).

Errores que trata

La objeción que hay bajo este título no debe detenernos mucho. Hace algunos años se afirmaba con frecuencia que los errores que combate en esta epístola son los de los Gnósticos del siglo segundo, y por consiguiente la epístola fue escrita muchos años después de la muerte de Pablo. Pero esta opinión ya es considerada anticuada. Nadie puede leer los escritos de los gnósticos sin convencerse que los términos que emplean se usan en un sentido muy diferente que el que se les da en la epístola. El mismo Baur parece tener considerables dudas sobre el asunto. Los errores del Gnosticismo judaico, condenados en la Epístola, estaban en embrión comparados don el Gnosticismo completamente desarrollado del siglo segundo (ver Lightfoot, Coloss., etc.).


Semejanza con Efesios

La principal objeción a la epístola es su semejanza con Efesios, David afirmaba que de 155 versículos en esta última, 78 eran idénticos a Colosenses. De Wette mantenía que Efesios n era mas que una amplificación verbosa de Colosenses. Baur pensó que Efesias era la superior y Renan preguntó cómo podemos suponer que el Apóstol pierda su tiempo ciándose a si mismo. Pero como señaló el Dr. Salomon un apóstol podía escribir una carta circular, es decir, podía enviar a diferentes lugares cartas con palabras similares. Se han elaborado muchas teorías para explicar el parecido. Ewald mantenía que la sustancia era S. Pablo, mientras que la composición se dejaba Timoteo. Weiss y Hitzig recurren a una teoría de interpolaciones. Pero la teoría que ha cobrado más notoriedad es la de H.J. Holtzmann en su "Kritik der Epheser- und Kolosser-Briefe" (1872) donde, hace una exhaustiva comparación tomando pasajes que perecen probar la prioridad de Efesios y un número igual que parece demostrar la anterioridad de Colosenses. La conclusión natural debería ser que todas estas semejanzas se debían al mismo autor que escribió y envió estas cartas a uno y mismo lugar. Pero Holtzmann lo explica de manera diferente. Supuso que S. Pablo escribió una breve epístola a los Colosenses. Y un escritor posterior compuso la Epístola a los Efesios. Tomando la breve carta a los Colosenses, interpoló y añadió cosas de su propia cosecha a los Efesios construyendo así la actual Epístola a los Efesios y tuvo tanto éxito que nadie sospechó hasta el siglo diecinueve. Pero esta teoría tan intricada no tuvo ningún seguidor ni entre la más avanzada escuela crítica. Hilgenfeld la rechazó en 1873. la mejor refutación fue la detallada crítica de Soden en 1885, que dijo que apenas ocho versos podían considerarse interpolaciones. Sanday en el "Dict. of the Bible" (I, 625) de Smith señaló que las líneas de demarcación de Soden eran puramente imaginarias y Pfleiderer mostró la inconsistencia implícita en su rechazo de los versículos. El resultado de toas estas críticas convenció a von Soden, en 1891, de que toda la epístola era genuina, con la excepción de un solo verso – que ahora se piensa que es genuino --. En 1894 Jülicher afirmaba que la mejor solución era admitir la autenticidad de ambas epístolas, aunque habla con más vacilación en "Encyc. Bibl." 1889. J. Weiss intentó, sin éxito, resucitar la moribunda teoría de Holtzmann, en 1900.
Mientras que los datos de Holtzmann son incontestables, y no hacen sino confirmar la comunidad de autoría, su explicación (en la que parecía haber perdido la fe) es rechazada por la mayoría de los especialistas por artificial e irreal. No explica muchas cosas sobre estas epístolas, por ejemplo cómo los cristianos permitieron que una carta auténtica de S. Pablo se perdiera completamente sin dejar rastro o mención alguna, en beneficio de las dos falsificaciones posteriores.
Cada epístola tomada en si misma muestra tal unidad y conexión de argumento y lenguaje, que si las otras no existieran nadie hubiera sospechado el menos grado de interpolación. Las partes rechazadas como interpolaciones rompen la unidad del argumento y el fluir de las ideas. ¿Por qué habría de interpolar versillos un falsificador, capaz de escribir lo sustancial de la epístola, o traerse la mitad de otra obra suya, en una conexión diferente? Como observa Salmond no hay ninguna tediosa igualdad de estilo en ambas epístolas. Efesios es redonda, completa rítmica; Colosenses más aguda, lógica y concisa. Efesios tiene varias referencias al A.T.; Colosenses solo una: Hay diferentes palabras nuevas en cada una de ellas y pasajes completos en una y nada de ellos aparece en la otra.
Las expresiones que se supone que vienen de Colosenses ocurren muy naturalmente en Efesios, pero de ninguna manera en el mismo contexto y conexión y viceversa. Como la hipótesis de Holtzmann fue completamente destruida, pero su estudio de las epístolas muestra tan íntima relación entre ellas que solo puede haber una explicación posible: que ambos son escritos genuinos de un hombre y que ese hombre era Pablo. Paley, que escribió "Horæ Paulinæ" en 1790, expresó esta parte del argumento mucho antes de que se llegara a pensar en estas objeciones y el hecho de que aún se le cite, sin calificarlo, en este asunto es la mejor prueba de la futilidad de tales objeciones. Dice (Horæ Paulinæ, Londres, 1790, 215):
Quienquiera que escriba dos cartas o discursos casi sobre el mismo tema y a poca distancia temporal pero sin recoger expresamente lo que había escrito antes, se encontrará repitiendo algunas sentencias en el mismo orden de las palabras que ya había utilizado. Pero más frecuentemente se verá utilizando algunos términos importantes, con el orden cambiado sin darse cuenta o por el orden cambiado por la inclusión de otras palabras o ¡frases que expresen la idea que surge en ese momento, en otras muchas ocasiones repitiendo no palabras sueltas, ni frases completas sino partes y fragmentos de frases. De todas estas variedades el examen de las dos epístolas nos dará ejemplos claros y prefiero confiar en esta clase de ejemplos más que en el último porque aunque un impostor pudiera transcribir en una falsificación frases enteras, sin embargo las dislocación de palabras, la recogida parcial de frases, las mezcla de nuevos términos e ideas con términos e ideas usadas antes, que aparecerán en los ejemplos que siguen y que son el producto natural de la escritura hecha bajo las circunstancias en las que se representa que estas epístolas fueron compuesta – no hubiera dado lugar a la invención de un falsificador o en el caso contrario no hubiera sido tan fácil de realizar. Esta variación tan estudiada sería un refinamiento en la falsificación que no creo que existiera o si podemos suponer que se hizo en los ejemplos aducidos abajo, ¿por qué, se puede preguntar, no se hizo lo mismo en los que hemos recogidos en la clase precedente?”
A continuación ilustra todos esos puntos con numerosos ejemplos tomados de todas partes de las Epístolas

Fuentes

S. JERONIMO, Ep. cxxi, Ad Algas., q. x en Opera (Venecia, 1766), I Pt. I, 878; CORNELY, Introd. (Paris, 1897), III; SALMON, Intro. to New Test. (London, 1897); JACQUIER, Histoire des Livres du Nouveau Test. (Paris, 1906), I; ESTIUS, Commentarius (Maguncia, 1844); BISPING, Erklärung der Briefe an die Eph., Philip., Kol. (Münster, 1855); MCEVILLY, Exposition (Dublin, 1860); ALFORD, New Test. Critical and Exegetical Commentary (Londres, 1856); ELLICOTT, Critical and Grammatical Comm. (Londres, 1857); LIGHTFOOT, Colossians and Philemon (London, 1879); IDEM, Dissertations on the Apostolic Age (Londres, 1875); SANDAY en SMITH, Dict. of the Bible (London, 1893); VON SODEN, Die Briefe an die Kolosser, etc. (Leipzig, 1893); SALMOND, Ephesians; PEAKE, Colossians in Exp. Greek Test. (London, 1903). Uo de los mejores libros sobre el tema es ABBOTT, Ephesians and Colossians. Ver también The International Critical Commentary, ed. CLARK (Edinburgh, 1907); HORT, Judaic Christianity (London, 1898).


Epístola a los Colosenses
Autor: La Biblia


Colosas era una ciudad de Asia Menor, situada a unos doscientos kilómetros al este de Éfeso. Pablo no la evangelizó personalmente, sino que confió esa misión a Epafras, uno de sus discípulos, que era natural de allí (1. 7; 4. 12).

Cuando este colaborador fue a visitarlo, mientras el Apóstol se encontraba prisionero en Roma, le hizo saber el grave peligro que amenazaba a aquella comunidad. Bajo pretexto de "filosofía", algunos trataban de difundir una doctrina que asignaba a Cristo un lugar subordinado en la jerarquía de los seres espirituales que rigen el universo, los así llamados "elementos del mundo" (2. 8), cuyo culto recomendaban. Además, querían imponer el rito de la circuncisión, como también algunas prácticas ascéticas y determinadas prescripciones sobre fiestas y alimentos, que supuestamente debían completar la salvación comenzada por Jesús.

Para combatir estos errores, Pablo escribió su CARTA A LOS COLOSENSES, entre los años 61 y 63. En ella destaca claramente la supremacía absoluta de Cristo sobre todas las cosas y, en particular, sobre las jerarquías angélicas. Nadie puede compararse con él, que es "la esperanza de la gloria" (1. 27), y todos los poderes, sin excepción, le están sometidos. Esta Carta tiene muchos puntos de contacto con la que un tiempo después el Apóstol dirigió a los Efesios.

Es una carta de cautividad, se habla de la prisión (Col 1,24; 4,3.18) y la Tradición la sitúa en Roma, en los años 60-61. sin embargo, hoy se ve en ella un escrito pospaulino, de un discípulo. Algunos hablan de una escuela heredera del pensamiento de Pablo y de su preocupación por las iglesias, especialmente en Asia Menor. Lo más probable es que Pablo no hubiera estado en Colosas. Pero, desde luego, se pretende asegurar la permanente presencia del apóstol de los gentiles, a pesar de su ausencia física, incluso porque ya hubiera muerto.
Indice:
• Introducción general
1.- Colosenses 1
2.- Colosenses 2
3.- Colosenses 3
4.- Colosenses 4

Comentario a la carta de Colosenses

I N T R O D U C C I O N:

Los eruditos conservadores creen que Pablo escribió esta carta durante su primer encarcelamiento en Roma, alrededor del año 61 d.C. Tíquico llevó las epístolas a los Colosenses, a Filemón y a los Efesios, hasta sus respectivos destinos En algún momento del encarcelamiento de Pablo, Epafras le solicitó ayuda para tratar con unas falsas doctrinas que amenazaban a la iglesia en Colosas (2.8, 9).

Estas herejías eran una mezcla de ocultismo pagano, legalismo judío y cristianismo. Sus errores recuerdan una antigua forma de gnosticismo, el cual enseñaba que Jesús no era plenamente Dios ni hombre, sino uno de los seres semidivinos que servían de puente para salvar el abismo existente entre Dios y el mundo. Por lo tanto, se decía que Cristo carecía de autoridad y capacidad para satisfacer las necesidades de los colosenses. Y su enseñanza filosófica, era que creyentes iluminados, sin embargo, podían alcanzar la totalidad espiritual por medio de conocimientos especiales y una rigurosa autodisciplina.

Ningún libro del Nuevo Testamento nos presenta más completo o defiende más a cabalidad el Reinado Universal de Cristo. Combativa en su tono, Colosenses se asemeja mucho a Efesios por su lenguaje y contenido.

Esta es una época de pluralismo religioso y sincretismo, (esto es, la disolución de la verdad en aras de mantener la unidad). Es decir, que debemos de conocer que SINCRETISMO, es un sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes.

La soberanía de Cristo se convierte en algo irrelevante (de poca importancia o significado) para varios grupos religiosos quienes creen que todas las religiones son buenas. Su preeminencia es negada por otros que hacen del cristianismo un conjunto de creencias tomadas de distintas religiones. Usualmente celebrada como un avance frente al cristianismo apostólico, esta mezcla promete la autorrealización y la libertad sin que sea necesario rendirse a Cristo.

Pablo escribió esta epístola con el cuádruple propósito: 1) denunciar y refutar la herejía; 2) instruir a los colosenses en la verdad y alertarlos de los peligros de regresar a los vicios paganos; 3) expresar su interés personal por los creyentes; y 4) instarlos a fomentar la armonía y el amor mutuos.

EL AUTOR.

CAPITULO 1.

Lectura Bíblica: Colosenses 1:1-29

B O S Q U E J O:

1. Saludo y Alabanza por la fe de los Colosenses

2. Oración Apostólica para su crecimiento en Cristo

3. La Divinidad de Jesucristo

4. Supremacía de Cristo:

I. En la creación

II. En la Iglesia

III. En la reconciliación

5. Los sufrimientos del Apóstol por la Iglesia.

6. Cristo, en el creyente la esperanza de gloria.

I N T R O D U C C I O N:

La ciudad de Colosas quedaba a unos 160 Km. al este de Éfeso, sobre el río Lico. No era tan popular como su vecina Laodicea, pero como centro comercial era una encrucijada para ideas y religiones. Colosas tenía una población judía populosa, muchos judíos huyeron allí cuando se vieron forzados a salir de Jerusalén bajo la persecución de Antíoco III y IV, casi 200 años antes de Cristo. La iglesia en Colosas fue fundada por Epafras (1.7), uno de los convertidos de Pablo. Este aún no había visitado esta iglesia. Su propósito al escribir, fue refutar las enseñanzas heréticas acerca de Cristo, que estaba causando confusión entre los cristianos allí.

Por lo tanto, el concepto central de este libro es que no se debe permitir que nada reemplace a Cristo.

Colosenses, así como Filipenses, Efesios y Filemón, es llamada la epístola de las prisiones porque Pablo la escribió desde la cárcel en Roma. Esta prisión fue en realidad una casa donde Pablo permaneció bajo custodia todo el tiempo (probablemente encadenado a un soldado), pero gozando de ciertas libertades que no se ofrecían a todos los presos. Se le permitió escribir cartas y recibir a cualquier visitante que él quisiera ver.

1. Saludo Y Alabanza por la fe de los Colosenses:

En los versículos del 1-6, leemos así: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad”.

El Apóstol, empieza saludando a los hermanos en Colosas, y se refiere a ellos como santos y fieles; es decir, aquellos que poseen santidad, los que han sido apartados y santificados para Dios. Los hermanos, vivían en Colosas; sin embargo, estaban separados del mundo (Cosmos satánico, ordenamiento, sistema y costumbres vanas).

Lo mismo pasa con nosotros los actuales cristianos, somos los santos del Señor, porque lo contenemos en nuestro espíritu, desde el día que lo recibimos como nuestro Salvador, Él nos aparta para Su propósito, y aunque vivimos en diferentes localidades de esta tierra, somos separados del sistema mundano y las tradiciones religiosas.

Por eso el Señor Jesús, oro de antemano por nosotros, en San Juan 17:11-16 leemos: “Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”

Pablo, estaba impresionado por la fe en Cristo y el amor que demostraban los Colosenses, a los que eran de Cristo. Y además, por el fruto producido por el Evangelio verdadero.

Debemos de comprender, que donde se predica el Evangelio puro de Jesucristo, es la semilla del reino y por lo tanto debe de fructificar en todos aquellos que lo recibimos por la fe, con sencillez de corazón. . La Palabra de Dios no es solo para nuestra información, ¡es también para nuestra transformación! Ser cristiano significa iniciar una nueva y total relación con Dios, no solo dar vuelta a una hoja o determinar hacer lo bueno. Los nuevos creyentes tienen un propósito cambiado, dirección, actitud y conducta diferentes. Ya no buscan más servirse a sí mismos, sino servir a Dios.

Y no solo lleva fruto, sino que también crece y se multiplica hacia otros seres humanos.

2. Oración Apostólica, para su crecimiento en Cristo:

En los versículos 9 al 12, leemos: “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”.

Esta es una de las cuatro oraciones más impresionantes y hermosas del Apóstol Pablo por los hermanos, las otras las encontramos en Efesios 1:16-19; Efesios 3:14-19 y Filipenses 1:9-11.

Esta oración apostólica por los hermanos, era para que fueran desarrollados o crecidos en la Vida Divina. Su oración por los colosenses tiene dos dimensiones:

I. que debían ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios a través de la sabiduría espiritual y el entendimiento, y

II. que debían llevar fruto en toda buena obra al crecer en el conocimiento de Dios. El conocimiento no existe solo para ser acumulado, debe darnos dirección para vivir.

Pablo quiso que los colosenses fueran sabios, pero también que usaran su conocimiento. El conocimiento de Dios no es un secreto que solo algunos pueden descubrir, está disponible para todos. Dios no quiere que solo sepamos más acerca de Él; si no, que también pongamos nuestras creencias en práctica ayudando a otros.

La sabiduría y el entendimiento espirituales provienen del Espíritu de Dios, el cual está en nuestro espíritu, en contraste con la filosofía gnóstica, la cual está solamente en la mente humana entenebrecida. La sabiduría está en nuestro espíritu y sirve para que nosotros percibamos la voluntad eterna de Dios; el entendimiento espiritual está en nuestra mente, la cual ha sido renovada por el Espíritu Santo, y sirve para que entendamos e interpretemos lo que percibimos en nuestro espíritu

Algunas veces nos preguntamos cómo podemos orar por los hermanos, por los misioneros y líderes que no conocemos. Pablo aunque no había visto a los colosenses, oró fielmente por ellos. Su oración nos enseñan cómo orar por otros, sea que los conozcamos o no.

Podemos pedir que ellos (1) comprendan la voluntad de Dios, (2) obtengan sabiduría espiritual, (3) agraden y honren a Dios, (4) lleven buenos frutos, (5) crezcan en el conocimiento de Dios, (6) estén llenos de la fortaleza de Dios, (7) tengan gran perseverancia y paciencia, (8) estén llenos del gozo de Cristo y (9) sean siempre agradecidos. Todos los creyentes tenemos estas mismas necesidades básicas.

Cuando no sepamos cómo orar por alguien, recordemos la forma en que Pablo oró por los Colosenses, por los Efesios, por los Filipenses y por todos los santos.

3. La Divinidad de Jesucristo:

El versículo 15, dicen “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”

Esta es una de las declaraciones más firmes acerca de la naturaleza divina de Cristo dada a conocer en la Biblia. Cristo no es solo igual a Dios (Filipenses 2.6), Él es Dios (Juan 10.30, 38; 12.45, 14.1–11); como imagen del Dios invisible, Él es la exacta representación de Dios. No solo refleja a Dios, sino que también nos revela a Dios (Juan 1.18; 14.9); como primogénito de toda creación tiene la prioridad y autoridad como príncipe en la casa del Rey. Vino del cielo, no del polvo de la tierra (1 Corintios 15.47), y es el Señor de todo (Romanos 9.5; 10.11–13; Apocalipsis 1.5; 17.14). Él es completamente santo (Hebreos 7.26–28; 1 Pedro 1.19; 2.22; 1 Juan 3.5), y tiene autoridad para juzgar al mundo (Romanos 2.16; 2 Corintios 5.10; 2 Timoteo 4.1). Por lo tanto, es supremo sobre toda la creación, incluyendo el mundo espiritual.

Nosotros, al igual que los creyentes de Colosas, debemos RECONOCER y creer en la Deidad de Jesucristo (que Jesús es Dios), sino nuestra fe cristiana es hueca, mal dirigida y sin sentido. Esta es una verdad central en todo cristiano. Debemos oponernos a aquellos que dicen que Jesús es solo un profeta o un gran maestro.

Los judíos dicen que Jehová es “el primogénito de todo el mundo” o “de toda la creación”, para significar que La ha producido o creado todas las cosas, a Cristo aquí se le llama lo mismo, y las palabras que siguen en los versículos 16 y 17 son la prueba de esto. La fraseología es judía; y como ellos la aplican al Ser Supremo meramente para denotar su preexistencia eterna y señalarlo como la Causa de todas las cosas, es evidente que Pablo, la usa de la misma manera.

4. Supremacía de Cristo:



Supremacía, significa que es grado supremo en cualquier línea, Altísimo, sin superior.

Por ello, en los versículos del 16 al 23, consideraremos la supremacía de Cristo en cuanto a 1) La Creación, 2) La Iglesia y 3) En la Reconciliación.

I. En la Creación:

Con respecto a la supremacía de Cristo en la creación, leemos los versículos 16 y 17, los cuales dicen: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.

Como los falsos maestros creían que el mundo físico era malo, deducían que Dios no pudo haberlo creado. Razonaban que si Cristo fuera Dios, entonces solo debería estar a cargo del mundo espiritual. Pero Pablo explica que tanto el mundo espiritual como el físico fueron creados por Él y están bajo su autoridad. Esto incluye no solo los gobiernos, sino también el mundo espiritual en el cual estaban tan concentrados los herejes. No tiene a nadie como igual o rival. Él es Señor de todos.

Dios no solo es el creador del mundo, sino su sustentador. Todas las cosas en Él subsisten, son protegidas y prevenidas de la desintegración y el caos. Debido a que Cristo es el sustentador de la vida, ninguno de nosotros se puede independizar de Él.

Todos sus siervos, somos los que debemos confiar en Él para protección, cuidado y sustento.

II. En la Iglesia:

En cuanto a la supremacía de Cristo, refiriéndose a la Iglesia, leemos en los versículos 18 y 19, así: “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”.

La Iglesia, (nosotros todos los redimidos, nacidos de nuevo por la regeneración por el Espíritu Santo), es Su Cuerpo.

De la misma manera que la cabeza de un cuerpo humano forma un todo con el cuerpo, así Cristo es corporativamente uno en vida y destino con sus redimidos.

El creyente entra a formar parte del Cuerpo mediante el bautismo del Espíritu Santo (I Corintios 12:13); al mismo tiempo que se une a Cristo la Cabeza (Romanos 6:3-4).

Así como la cabeza dirige y controla todas las actividades del cuerpo humano, también Cristo debe de dirigir y controlar todas las actividades de la Iglesia, Su Cuerpo espiritual.

Cristo es «el primogénito entre los muertos». Jesús resucitó de la muerte y su resurrección prueba el señorío de Cristo sobre todo el mundo material. Todo aquel que confía en Cristo también vencerá a la muerte y resucitará para vivir eternamente con Él (1Corintios 15.20; 1 Tesalonicenses 4.14). Por la muerte de Cristo en la cruz, Él ha sido exaltado y elevado a la condición que le correspondía (véase Filipenses 2.5–11). Ya que Cristo es Señor del universo, seguramente le daremos el primer lugar en todos nuestros pensamientos y actividades.

III. En la Reconciliación:

Los versículos 20 al 23; nos hablan de la supremacía de Cristo en cuanto a la reconciliación, leemos así: “Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.”

La reconciliación, es la paz que Cristo establece entre Dios y el hombre; este último estaba alejado y enemistado con Dios como resultado de la caída.

La reconciliación, fue posible mediante la sangre (la muerte de Cristo) derramada en la cruz. El pecador logra reconciliarse por la obra del poder divino y pasa de un estado de hostilidad y adversidad con Dios, a un estado de entrega total y confiada (Romanos 5:10; II Corintios 5:18-20).

La muerte de Cristo abre un camino para que todos puedan venir a Dios. Puso a un lado al pecado que nos impedía disfrutar de una relación correcta con nuestro Creador. Esto no significa que todos han sido salvos, sino que el camino ha sido abierto para todo aquel que confíe en Cristo para ser salvo. Podemos tener paz con Dios y reconciliarnos al aceptar a Cristo, que murió en nuestro lugar.

Debido a que éramos extraños de Dios, desconocíamos su manera de pensar y éramos «enemigos en nuestra mente». El pecado arruinó nuestra manera de pensar respecto a Dios. Una forma equivocada de pensar nos conduce a pecar, lo que pervierte y destruye nuestros pensamientos acerca de Él.

Nadie es lo suficientemente bueno para salvarse a sí mismo. Si queremos vivir por la eternidad con Cristo, debemos depender totalmente de la gracia de Dios. Esto es cierto, seamos homicidas o sinceros ciudadanos laboriosos. Todos hemos pecado una y otra vez, y cualquier pecado es suficiente para que nos motive a venir a Jesucristo para nuestra salvación y vida eterna. Aparte de Cristo, no hay forma de que nuestros pecados sean perdonados o quitados.

La forma de ser libres de la condenación eterna, es confiar que Cristo la quito de en medio a través de su muerte y resurrección. Debemos permanecer «fundados y firmes» en la verdad del evangelio, poniendo nuestra confianza sola en Jesús para que perdone nuestros pecados, nos presente justos delante de Dios y nos dé el poder suficiente para vivir como Él quiere que lo hagamos.

Cuando el juez de una corte declara al defendido «inocente», es porque ha sido absuelto de todos los cargos. Legalmente, es como si la persona nunca hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, nuestros antecedentes son limpiados. Desde su perspectiva, es como si nunca hubiéramos pecado. Esta es la solución de Dios, y está a disposición suya. No importa qué es lo que haya hecho o cómo haya sido, el perdón de Dios es para todo aquel que cree en Él. (San Juan 3:16)

5. Los sufrimientos del Apóstol por la Iglesia:

En los versículos 24 y 25 encontramos los sufrimientos del apóstol por la Iglesia, y dicen así: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios.”

Cuando Pablo dice: «Cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo», no dice que la muerte de Cristo fue insuficiente para salvarnos, tampoco dice que haya una cantidad predeterminada de sufrimiento que deba ser pagada por todos los creyentes. Pablo afirma simplemente que el sufrimiento es inevitable cuando las buenas nuevas de Cristo se llevan al mundo. A esto se le llama «los sufrimientos de Cristo», porque todos los cristianos están unidos a Él. Cuando sufrimos, Cristo lo siente con nosotros. Pero este sufrimiento puede ser soportado con gozo porque cambia vidas y conduce personas al reino de Dios.

Por ello, debemos de considerar que Pablo, siempre daba a todos los cristianos la exhortación que encontramos en hechos 14:19-22 “Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”

Así también, debemos de considerar para nuestra edificación la lectura de Filipenses 1:29,30 juntamente con las Palabras del Señor Jesús en San Juan 16:33 que dicen: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

6. Cristo, en el creyente la esperanza de gloria:

Leemos en los versículos 26 y 27, así: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.

La esencia del mensaje de Pablo en esta Epístola, es que el Cristo crucificado, resucitado y ascendido y glorificado es la esperanza, tanto del judío como del gentil.

Ese Cristo glorioso, ahora después de haber efectuado el proceso de la Redención, es el Espíritu vivificante (I Corintios 15:45) y mora en el creyente.

Cuando Cristo habita en el corazón del creyente, éste cuenta con “LA ESPERANZA DE GLORIA”.

Desde el momento en que el creyente se identifica con Él, es hecho uno con Él, (I Corintios 6:17), tanto en la vida como en el glorioso destino futuro. La humanidad glorificada de Cristo, es la garantía de que el creyente será glorificado por toda la eternidad (I de San Juan 3:2).

Por lo cual, la meta que se persigue al proclamar este misterio, es obtener la madurez en Cristo, lo cual requiere lucha y trabajo, pero se cuenta para ello con el poder de Dios.





CAPITULO 2.

Lectura Bíblica: Colosenses 2:1-23

B O S Q U E J O:

1. Cristo es suficiente contra la filosofía

2. Cristo es suficiente contra el legalismo

3. Cristo es suficiente contra la adoración a los angeles

4. Cristo es suficiente contra el ascetismo.

I N T R O D U C C I O N:

El error nunca reconoce plenamente a la gracia ni produce una sólida certeza en Cristo.

La respuesta es el misterio de Dios, que es CRISTO, en quien se encarno la plenitud de la Divinidad para la redención y reconciliación del hombre. En el Dios encarnado están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Por lo tanto, el Dios encarnado, es la respuesta a todo error de la llamada Filosofía, del legalismo, de la adoración a los angeles así como del ascetismo.

1. Cristo es suficiente contra la filosofía:

Leemos en los versículos del 1 al 13 así: “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.”

El problema que Pablo combatía en la iglesia de Colosas era la filosofía, el gnosticismo, y el esoterismo.

Filosofía, término derivado del griego, que significa ‘amor por la sabiduría’. Esta definición clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad. Por lo tanto, es cualquier sistema de pensamiento religioso, que no coloca a la persona y a la obra de Cristo en el centro de la escena.

Esoterismo, conocimientos cerrados y ocultos para la mayoría de las personas, pero accesibles para los ya iniciados. En un sentido más estricto, es el conjunto de enseñanzas, doctrinas o técnicas simbólicas destinadas a unos cuantos iniciados que deben buscar lo que hay más allá de lo externo, es decir, lo interno, lo que permanece oculto.

Aun en los días de Pablo, estas ideas fueron atractivas para muchos y la exposición de tales enseñanzas podía seducir a una iglesia que no conocían bien la doctrina de Cristo. Enseñanzas similares aún son un problema. El antídoto para las ideas heréticas es un conocimiento concienzudo de la Palabra de Dios mediante el estudio personal y la enseñanza sana de la Biblia.

Debemos de reconocer que la lucha contra el error, es una lucha intensa, debido a la oposición demoníaca dirigida contra la verdad de Dios.

Por lo cual, entendemos que el remedio contra las falsas religiones sea la filosofía, el gnosticismo o esoterismo, tiene como eje a Cristo, y comprende la adhesión a la verdad de su plena Deidad y humanidad (San Juan 1:14 y Colosenses 1:19). El reconocimiento que la vida espiritual del creyente debe de ser una vida plena en unión con Él, (San Juan 15:1-5).

El reconocimiento de la autoridad de Cristo como cabeza del Cuerpo, La Iglesia, y su autoridad sobre todos los seres creados. (Efesios 1:20-23)

También debemos de reconocer que la unión con Cristo, coloca al creyente en una NUEVA POSICIÓN, y esa posición es la verdadera circuncisión espiritual que hace que el creyente este capacitado para vivir una vida de victoria sobre el pecado.

2. Cristo es suficiente contra el legalismo:

En los versículos del 14-17, leemos así: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”.



Al escribir a los Colosenses, el apóstol Pablo busco corregir las doctrinas falsas de los judaizantes y doctrinas resultantes de componendas entre unos y otros.

A diferencia del filosofo, las personas de mentalidad más práctica no se preocupan muchos de cosas que no puedan comprender, pero sí quieren saber qué deben de hacer para ser cristianos.

Ven algunos mandamientos, o lo que a ellos les parecen ser mandamientos claros, y los obedecen. Y para ellos, estos mandamientos son lo céntrico y Cristo mismo, es solamente una especie de sombra allá en el fondo. (Hechos 15:1)

Surge entonces la pregunta: ¿QUIÉNES SON LEGALISTAS? Son aquellas personas que apoyan su salvación en ellos mismos y no en Dios. Debemos de recordar lo escrito por Pablo a los de Efeso. (Efesios 2:8,9).

Por supuesto que debemos de creer correctamente todas las doctrinas, y obedecer los mandamientos; pero si en nuestra manera de pensar ponemos demasiado énfasis en lo que creemos o lo que somos ¿no nos acercamos peligrosamente a hacer descansar nuestra salvación en nosotros mismos?

Cristo, y no una doctrina o un mandamiento, es nuestro Salvador. Él es la base de nuestra esperanza, y no nosotros mismos. Por lo tanto, no debemos menospreciar la importancia de creer la doctrina verdadera.

En vista de la suficiencia de Cristo, su abolición de la Ley Mosaica como un medio de justificación (Romanos 10:4,5) y su decisiva victoria sobre los poderes del mal, Pablo insta a los colosenses a rechazar el legalismo, impuesto por los falsos maestros. Tales cosas niegan la supremacía y suficiencia de Cristo, y roban a los cristianos su libertad.

Si amamos demasiado una doctrina, tendemos a volvernos disgustados, duros y amargos hacia aquellos que no creen nuestra doctrina. En cambio, si amamos a Cristo como Persona, Dios nos hace semejantes a Él, lo cual es su propósito eterno y el objetivo de nuestra predestinación (Romanos 8:29).

Debemos de considerar también, que es posible ser legalista acerca de una doctrina de Gracia.

3. Cristo es suficiente contra la adoración de angeles:

Leemos en los versos 18 y 19, así: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios”.

Gnosticismo, (del griego gnosis, ‘conocimiento revelado’), movimiento religioso esotérico que floreció durante los siglos II y III y supuso un desafío para la cristiandad ortodoxa. La mayoría de las sectas gnósticas profesaban el cristianismo, pero sus creencias eran diferentes a las de la mayoría de los cristianos de los primeros tiempos de la Iglesia. Para sus seguidores el gnosticismo prometía un conocimiento secreto del reino divino. Chispas o semillas del Ser Divino cayeron desde este reino trascendental hasta el universo material, que es malo en su totalidad, y fueron encarceladas en los cuerpos humanos. El conocimiento podría volver a despertar a esos elementos divinos que de este modo volverían a su propia casa en el reino espiritual.

Esta herejía (una enseñanza contraria a la doctrina cristiana), El gnosticismo se estableció en el segundo siglo.

El gnosticismo enseña una humildad fingida y el culto a los ángeles; esa doctrina considera a Cristo simplemente como el más elevado en rango en el orden de los espíritus creados. Y como eso, atenta contra el Dios encarnado y Su obra, pues invita a venerar a los ángeles; Pablo advierte contra esos errores y señala a los falsos maestros como intrusos audaces, que se entrometen en temas de los cuales son ignorantes.

Los falsos maestros proclamaban que Dios estaba demasiado lejos y que podrían acercarse sólo a través de varios niveles de ángeles. Enseñaban que el pueblo tenía que adorar a los ángeles progresivamente hasta alcanzar a Dios. Esto no es bíblico, la Biblia enseña que los ángeles son siervos de Dios y está prohibido adorarlos (Éxodo 20.3, 4; Apocalipsis 22.8, 9).

Además, la Santa Palabra nos enseña que todo creyente en Cristo, puede acercarse a Dios con toda confianza, (Hebreos 4:16). Debemos de estar ciertos que el sacrificio de Cristo nos abrió la entrada hasta el mismo Trono de Dios. (Hebreos 10:19-23). Y además, no necesitamos mas mediadores que Cristo mismo, (I Timoteo 2:5,6) lo cual nos libera de la tradición religiosa romana, que enseña la necesaria mediación de María.

4. Cristo es suficiente contra el ascetismo:

Al terminar el capitulo 2, leemos en los versos del 20 al 23, así: “Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne”.

Ascetismo (del griego askesis, ejercicio), práctica de abnegación y de renuncia de los placeres mundanos con el fin de alcanzar el más alto grado de espiritualidad, de intelectualidad o de autoconciencia. Entre los antiguos griegos, el término original hacía referencia al entrenamiento al que se sometían atletas y soldados. En filosofía griega, los seguidores del cinismo y del estoicismo se esforzaban en dominar el deseo y la pasión.

El ascetismo lo practican también algunos seguidores de casi todas las religiones.

Casi siempre requiere abstinencia de comida, de bebida y de actividad sexual, es decir, ayuno y celibato, y a veces también sufrimiento físico o incomodidades, por ejemplo, soportar calores o fríos o la auto-punición, como ocurre en el sufismo o como practican los flagelantes. El ascetismo puede exigir incluso la retirada del mundo para llevar una vida de meditación, como se hace en la práctica del yoga. Estúdiese también Budismo; Hinduismo; Monacato; Penitencia.

La tendencia es que estos elementos rudimentarios, produzcan un ascetismo legalista, lo cual resulta deshonroso frente a la libertad que Cristo ha adquirido para los suyos, es decir sus creyentes por la fe en Él.

A esto se refiere el apóstol cuando habla de “LOS RUDIMENTOS”, simples elementos del sistema que impera en la tierra. La ley inculca la idea de los méritos por las obras para alcanzar a Dios, en oposición a la Gracia por la fe en la plena suficiencia de la persona y de la obra de Cristo.

El ascetismo ni honra a Dios ni beneficia a la carne, es inútil en todo sentido; si somos libres, ¿porqué hemos de permitir que se nos impongan leyes o atarnos nosotros mismos a determinados preceptos. Todo lo contrario, debemos de romper con tales reglamentos como “NO MANEJES, NO GUSTES, NI AUN TOQUES”.

La exigencia de tales ordenanzas ahora, bajo la Gracia, es el resultado de mandamientos y enseñanzas de los hombres, no de Dios, tal como sucedía con los judíos en el tiempo de la Ley, (San Marcos 7:1-13). Se reducen a un simple “CULTO VOLUNTARIO”, no a una comunión con Dios dirigida por el Espíritu Santo; a una falsa humildad y no a una verdadera sumisión a la Gracia de Dios en Cristo.

Para concluir, debemos de reconocer que la Gracia humilla al hombre y ensalza a Dios.

CAPITULO 3.

Lectura Bíblica: Colosenses 3:1-25

B O S Q U E J O:

1. Vida demandada, con relación a Cristo

2. Vida demandada, con relación a la Iglesia local

3. Vida demandada, con relación a la familia

4. Vida demandada, con relación al trabajo

I N T R O D U C C I O N:

En el capítulo 2, hemos considerado como el apóstol Pablo expone las razones erróneas para la autonegación o ascetismo.

En este capítulo 3, veremos como nos explica la verdadera conducta cristiana demandada, en nuestra relación para con Cristo, para con los hermanos de la iglesia local, para con nuestra familia, y con respecto al trabajo.

Quedando revestidos con la nueva naturaleza, al haber aceptado a Cristo, y dejando morir la antigua naturaleza. Debe de cambiar nuestra conducta moral y ética al dejar que Cristo viva en nosotros, de modo que pueda moldearnos hacia lo que debemos ser, es decir, semejantes a Él.

1. Vida demandada, con relación a Cristo:

En los versículos del 1 al 8, leemos así: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”.

La base para un andar celestial, es el hecho de la unión con Cristo en la resurrección espiritual, (nacer de nuevo). Nuestra unión es espiritual, de ahí que nuestro andar o modo de vida, ha de ser también celestial.

Debemos quitar de nosotros toda práctica de maldad e inmoralidad. Luego podremos encomendarnos a nosotros mismos lo que Cristo enseña. Pablo apelaba al compromiso hecho por los creyentes y los instaba a permanecer fieles a su confesión de fe. Debían despojarse de la vieja vida y revestirse de la nueva forma de vivir que Cristo les daba y dejarse guiar por el Espíritu Santo.

Buscar las cosas de arriba: Significa luchar por poner las prioridades celestiales en la práctica diaria. Preferir lo eternal antes que lo temporal. Léase Filipenses 4:8.

Porque habéis muerto: Significa que nuestro deseo por este mundo debería ser como el de una persona muerta: Algo insignificante. Esta verdad nos da una perspectiva diferente en nuestras vidas aquí en la tierra. Debiéramos considerarnos muertos e insensibles a la fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Así como las ramas enfermas de un árbol, estas prácticas deben ser cortadas antes de que nos destruyan. Debemos hacer cada día una decisión concienzuda para quitar cualquier cosa que sostenga o alimente estos deseos y depender del poder del Espíritu Santo.

Poner la mira en las cosas de arriba: Significa mirar la vida desde la perspectiva de Dios y hacer lo que a Él le agrada. Este es el antídoto para el materialismo. Obtenemos la perspectiva apropiada de los bienes materiales cuando los vemos de la misma manera en que Dios los ve. Cuanto más consideremos al mundo a nuestro alrededor de la manera en que Dios lo hace, tanto más viviremos en armonía con Él. No debemos apegarnos demasiado a aquello que es solo temporal. (I Timoteo 6:6-11)

Nuestro servicio y conducta no ganan nuestra salvación, pero son consecuencia de ella. Estemos tranquilos que nuestra salvación es segura y vivamos cada día para Cristo.

Cristo nos da poder para ayudarnos a vivir por Él ahora, y nos da esperanza para el futuro: Él vendrá otra vez.

En lo que queda de este capítulo, Pablo explica cómo deberían vivir los cristianos ahora, a fin de estar preparados para el regreso de Cristo.



2. Vida demandada, con relación a la Iglesia local:

Con respecto a nuestra vida cristiana, en relación con los hermanos de la Iglesia (creyentes) tanto en nuestra localidad como universalmente, leemos en los versículos del 9 al 17 así:

“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.

Mentir los unos a los otros interrumpe la unidad y destruye la confianza. Echa abajo las relaciones y puede conducir a serios conflictos en una iglesia. Por eso no exageremos ni hagamos correr un rumor o chisme. Comprometámonos a decir la verdad entre nosotros.

Entendamos que el cristiano está en un programa de educación continua. Cuanto más conocemos de Cristo y de su obra, mayor será el cambio en nuestras vidas para ser semejantes a Él. Ya que este proceso es de por vida, nunca deberíamos dejar de aprender y obedecer. No hay justificación para quedarse atrás, sino más bien, una motivación para enriquecernos al crecer en Él. Esto requiere práctica, revisión, paciencia y concentración para mantenernos en concordancia con su voluntad.

Con respeto a la Iglesia cristiana, no debemos tener barreras de nacionalidad, raza, educación, nivel social, riqueza, sexo y poder. Cristo derribó todas las barreras y acepta a toda persona que viene a Él. Nada debe de impedir que hablemos de Cristo o que aceptemos a alguien en nuestra asamblea (Efesios 2.14, 15).

Los cristianos deberíamos de abocarnos a la tarea de construir puentes y no muros, puesto que somos miembros de la familia de Dios y partes del mismo Cuerpo. Por eso el apóstol Pablo recomienda en la carta a los Efesios en el capitulo 4:3-6 lo siguiente: solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Debemos de recordar que Dios ha dado a su Iglesia una enorme responsabilidad: hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28.18–20).

Esto Involucra predicar, enseñar, sanar, nutrir, dar, administrar, edificar y muchas tareas más. Si tuviéramos que cumplir este mandato como individuos, podríamos rendirnos aun antes de intentarlo, sería tarea imposible. Pero Dios nos ha llamado a ser miembros de su cuerpo. Algunos podemos cumplir con una tarea, otros harán otra.

Juntos podemos obedecerle mejor de lo que lo haríamos en forma individual. Trabajando juntos, como el cuerpo de Cristo, podemos expresar la plenitud de Él.

Los cristianos debemos de vivir en perfecta armonía. Esto no significa que no van a existir opiniones distintas, los cristianos debemos trabajar juntos en amor, más allá de nuestras diferencias. Dicho amor no es un sentimiento sino una decisión de satisfacer las necesidades de los otros (véase 1 Corintios 13). Esto conduce a la paz entre los individuos y entre los miembros del cuerpo de creyentes.

¿Qué significa «revestido del nuevo»? Significa que nuestra conducta debe de ser conforme con nuestra fe. Ser cristiano es más que hacer buenas decisiones y tener buenas intenciones, significa tomar el camino correcto. Este es un paso sencillo, tan simple como ponerse su ropa.

La Biblia nos ofrece una estrategia para ayudarnos a vivir para Dios cada día:

ü imitar el espíritu perdonador y misericordioso de Cristo (3.12, 13);

ü dejar que el amor guíe nuestra vida (3.14);

ü permitir que la paz de Cristo gobierne nuestro corazón (3.15);

ü ser siempre agradecidos (3.15);

ü tomar en cuenta la Palabra de Dios siempre (3.16);

ü vivir como representantes de Cristo (3.17).

La clave para perdonar a otros es recordar lo mucho que Dios nos perdonó. Pensar en el perdón y el amor infinito de Dios puede ayudarnos a amar y perdonar a otros. También debemos de recordar las palabras del Señor Jesucristo en San Mateo 18:21,22; en donde nos ilustra la amplitud del perdón que debemos de conceder a nuestros hermanos.

Por otro lado, todo cristiano debe de llenarse de la Santa Palabra del Señor, para que estemos bien instruidos en la doctrina de Cristo, lo cual proviene de un constante estudio de ella. Y además, para edificar a los hermanos de la iglesia, con los cuales tenemos comunión constante. (I Tesalonicenses 5:11).

Aunque los cristianos primitivos tuvieron acceso al Antiguo Testamento y lo usaron con libertad, no tenían a su alcance, como nosotros, el Nuevo Testamento ni ningún otro libro cristiano para estudiar.

Sus historias y enseñanzas acerca de Cristo fueron memorizadas y transmitidas de persona a persona. Algunas ocasiones se le puso música, por lo que esta vino a ser una parte importante en la adoración y educación cristianas.

Hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús: Esto significa dar honor a Cristo en cada aspecto y actividad de nuestro diario vivir. Como cristianos, nosotros representamos al Señor Jesús siempre: Dondequiera que vayamos o en lo que digamos. (San Mateo 5:13-16; I de Pedro 2:12).

3. Vida demandada, con relación a la familia:

Al leer los versículos del 18 al 21, dicen así: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”.

Las esposas tienen que actuar sobre la base de dos principios:

1) Sumisión a sus esposos (Génesis 3:16), y

2) Lo adecuado y decoroso en el Señor (Efesios 5:22; y I de Pedro 3:1)

Las esposas deben de sujetarse en todo a sus maridos, según la ordenanza de Dios esta sujeción debe ser absoluta, sin concesión alguna.

Esto no quiere decir que ellas, deban obedecer a sus maridos en todo. obedecer es diferente a someterse; con relación a la obediencia el énfasis está en el cumplimiento, mientras que en cuanto a la sumisión, el énfasis está en la subordinación. En las cosas pecaminosas, las cuales están en contra y Dios y Cristo, las esposas no deben obedecer a sus maridos; sin embargo, ellas deben seguir sujetas a ellos.

Podemos contemplar esto, en la experiencia de los tres compañeros del Profeta Daniel (Daniel 3:13-23). En una situación similar, ellos desobedecieron la orden del rey de Babilonia de adorar la imagen, aún así, podemos ver que ellos permanecieron sujetos a la autoridad del rey.

Con respecto a los maridos, podemos contemplar el amor de Cristo por la Iglesia. Y debido a ese ejemplo los maridos debemos de estar dispuestos a pagar un precio, aún a morir por nuestras esposas. Vemos pues, que la autoridad del hombre sobre la mujer se funda en su amor, amor que debe ser tal que lo lleve aún a arriesgar su vida por ella.

En el asunto de la relación de los hijos y padres el Apóstol da recomendaciones al respecto.

Obedecer a los padres, no sólo es correcto sino justo, pues Dios lo ordena en sus mandamientos, por lo tanto es un deber que El nunca excusará. Honrar es diferente de obedecer, obedecer es una acción mientras que honrar es una actitud. Por lo cual debemos de considerar aquí, que es posible que los hijos obedezcan a sus padres sin honrarlos. Para honrar a sus padres, los hijos necesitan mostrar una actitud de estima y respeto, una demostración de aprecio a su dignidad. Todos los hijos necesitan aprender a obedecer a sus padres y al mismo tiempo, honrarlos.

En Éxodo 20:12 no solo encontramos que es el primer mandamiento con promesa, sino también que es el primer mandamiento en cuanto a las relaciones humanas. La promesa de Dios a los hijos que obedecen y honran a sus padres, se refiere a ser prósperos en bendiciones materiales y tener larga vida en esta tierra, es decir que pueden llegar a ser ancianos y cumplir sus días (Salmos 90:10).

Obedecer en el Señor a sus padres, se refiere a que se obedezca por parte de los hijos a sus padres, en tanto que los mandatos de estos, estén de acuerdo a la voluntad y la Palabra de Dios. Ya que por cierto ningún hijo está obligado a obedecer a un padre cuyas órdenes sean irrazonables o contrarias a los mandamientos de la Santa Escritura.

Con referencia a los Padres, se aconseja criar a sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor. También se recomienda no provocarlos a ira, es decir no tratarlos cruelmente ya que con esto, no solo se conseguirá endurecerlos sino que se desesperen en sus pecados.

La disciplina y amonestación de los padres hacia los hijos, incluye la instrucción. La mente debe ser alimentada con disciplinas e instrucción sanas, así como el cuerpo lo es con el alimento adecuado. Por lo tanto, los padres deben de transmitir todo conocimiento que es propio para los niños, inclusive principios y reglas elementales de conducta. Necesariamente la instrucción primordial, es que los padres enseñen a sus hijos la Palabra de Dios, es decir que les exhorten a conocer la Biblia. Sin embargo, la manera en que los hijos se desarrollan, depende esencialmente de la misericordia de Dios, El cual pone en cada persona, el querer y el hacer por Su soberanía divina.

4. Vida demandada, con relación al trabajo:

Para finalizar este capitulo, Podemos ver las instrucciones que se dan a los cristianos, con respeto al trabajo; leemos en los versículos del 22 al 25 así: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”.

En los tiempos del apóstol Pablo, cuando escribió esta epístola, los esclavos eran comprados por sus amos y los amos tenían derecho sobre sus vidas. Algunos esclavos y algunos amos llegaron a ser hermanos en la iglesia. Como hermanos en la iglesia, eran iguales y no había distinción entre ellos (Colosenses 3:11), pero en casa, los que eran esclavos todavía estaban obligados a obedecer a los hermanos que eran sus amos según la carne.

Aunque DOULOS, frecuentemente significa un “esclavo”, también implica un empleado en general, o cualquiera que esta obligado hacia otro, sea de por vida o por un tiempo limitado. Es decir que sea esclavo o empleado, esta obligado a servir fielmente a aquel cuyo dinero ha invertido para adquirir sus servicios y por un principio de justicia, como cristianos.

El servicio de los empleados, debe de ser constante y no meramente en su presencia, cuando su ojo (el del patrón) está sobre ellos, como lo hacen los sirvientes hipócritas e infieles, los cuales no consultan a sus conciencias en ninguna parte ni tiempo de su trabajo. A los trabajadores se les dice que deben de hacerlo adecuadamente como si su amo fuera Cristo mismo



CAPITULO 4.

Lectura Bíblica: Colosenses 4:1-18

B O S Q U E J O:

1. Consejo a los patrones

2. Consejo sobre la oración

3. Consejo para evangelizar

4. Compañeros y saludos de Pablo

5. La Iglesia en las casas.

I N T R O D U C C I O N:

La Carta a los Colosenses, termina en el capitulo 4, dando consejos a los patrones, anima al creyente a la vida de oración, se refiere también, a como debemos de compartir con los incrédulos el mensaje de Dios, y saluda juntamente con sus compañeros a los santos en Colosas y nos informa de las iglesias en casas.

1. Consejo a los patrones:

El versículo 1, pertenece en realidad al capítulo 3, al cual debería de agregarse, y este capitulo empezar con el versículo 2.

Leemos en el verso 1, así: “Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos”.

Con respecto a los amos o patrones, se les recomienda actuar de manera tranquila y afectuosa, dejando las amenazas y cuando sea necesario castigar a sus servidores, que el castigo sea leve y moderado como sea posible; y no usar para nada la venganza, porque ésta es del diablo y no de Dios.

Los patrones deben de pagar a sus empleados, salarios justos para que vivan dignamente con sus familias, y tratarlos con respeto y afecto. Los que tienen empleados deben de recordar la advertencia de Santiago 5:1-6.

Se les hace incluso un recordatorio a los patrones, para que recuerden siempre que así como ellos son amos de quienes les sirven temporalmente, Dios es amo de los patrones terrenales. Se les hace ver que así como ellos traten a sus sirvientes, Dios los tratará a ellos, y que no supongan que porque en la tierra la condición de sus sirvientes es inferior a la de ellos, Dios los considera menos dignos que ellos. No hay tal, porque para Dios no hay acepción de personas (Romanos 2:11; Colosenses 3:25; Efesios 6:9).

2. Consejo sobre la oración:



Leemos en los versículos del 2 al 4 así: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar”.

La oración, es el arma y medio espiritual de una importancia grande, por lo cual el apóstol, aconseja a que se persevere en ello.

Nuestra perseverancia, es una demostración de que nosotros creemos que Dios contestará nuestras oraciones. Nuestra fe no debe de desmayar si las respuestas se tardan en venir, pudiendo ser que la demora sea la manera divina de forjar su voluntad en nuestras vidas.

Cuando vivimos por fe, no debemos rendirnos. Dios puede demorar su respuesta, pero siempre tendrá buenas razones y no debemos confundirlas con negligencia de su parte. Al persistir en la oración, crecemos en carácter, fe y esperanza.

Cuando parece que nos cansamos de orar, tengamos presente que Dios está allí, siempre escucha, siempre actúa, quizá no en la forma que nosotros esperábamos, sino en la manera que Él considere que es mejor.

Definitivamente no podemos pasar todo el tiempo sobre nuestras rodillas, pero es posible asumir una actitud de oración todo el tiempo. (I Tesalonicenses 5:17)

Esta actitud se construye sobre el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios, (San Juan 15:5) tomando en cuenta que está con nosotros y con la determinación de obedecerle en todo. Luego hallaremos que es natural orar con frecuencia, espontáneamente, oraciones cortas. Una actitud de oración no debe sustituir al tiempo dedicado a la oración en sí, sino que debiera ser una consecuencia del mismo.

Hablando sobre la oración, el Señor Jesucristo, nos enseña por el versículo de San Lucas 18:1; que la oración es una NECESIDAD, que hay que hacerla SIEMPRE, y también debemos de reconocer que en ello hay que NO DESMAYAR.

3. Consejos para Evangelizar:

En los versículos del 3 al 5, leemos: “Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar.

Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”.

Pablo pidió oración para poder proclamar las buenas nuevas de Cristo con claridad, y nosotros podemos pedir oración para hacer lo mismo. No importa que forma de evangelización usemos, sea que enfaticemos ejemplo y estilo de vida o discipulado, nunca deberíamos oscurecer el mensaje del evangelio.

Todos los creyentes, debemos de ser sabios al tener contacto con los incrédulos, debiendo sacar el mayor provecho a las oportunidades que tenemos, para contarle las buenas nuevas de salvación. Es nuestro deber anunciar a otros a Cristo, mediante la explicación y la predicación de este maravilloso Evangelio. (Proverbios 11:30).

4. Compañeros y saludos de Pablo:

En los versículos del 7 al 15, encontramos una lista de compañeros del apóstol Pablo y sus saludos correspondientes:

Tíquico era uno de los representantes personales de Pablo y probablemente el portador de las cartas a los Colosenses y los Efesios (véase también Efesios 6.21, 22). Acompañó a Pablo a Jerusalén llevando lo recolectado para la iglesia (Hechos 20.4).

Aristarco era un tesalonicense que acompañó a Pablo en su tercer viaje misionero. Estuvo con Pablo en el alboroto de Éfeso (Hechos 19.29). Tíquico y él estuvieron con el apóstol en Grecia (Hechos 20.4). Aristarco fue a Roma con Pablo (Hechos 27.2).

Marcos partió con Pablo y Bernabé en el primer viaje (Hechos 12.25), pero los dejó en medio del viaje por razones desconocidas (Hechos 13.13). Bernabé y Marcos eran parientes, y cuando Pablo rehusó aceptar la compañía de Marcos en otro viaje, se fueron juntos para predicar el evangelio (Hechos 15.37–41). Marcos también trabajó con Pedro (Hechos 12.12, 13; 1 Pedro 5.13). Más tarde, Marcos y Pablo se reconciliaron (Filemón 24). Marcos escribió el evangelio que lleva su nombre. Su perfil está en Hechos 12.

Epafras fue uno de los fundadores de la Iglesia en Colosas y su informe a Pablo, en Roma, lo motivó a escribir esta carta. Epafras era un héroe de la iglesia en Colosas, uno de los creyentes que contribuyó a que la misma se mantuviera unida a pesar de los problemas crecientes. Sus oraciones fervientes por los creyentes muestran su amor profundo y su interés por ellos.

Laodicea se hallaba a pocos kilómetros al noroeste de Colosas; Hierápolis estaba a unos 8 Km. al norte de Laodicea.

Lucas pasó mucho tiempo con Pablo, no solo acompañándolo en gran parte del tercer viaje misionero sino también permaneciendo con él en la prisión en Roma. Lucas escribió su Evangelio y Hechos. Su perfil está en Hechos 17.

Demas fue fiel a Pablo por un tiempo, luego lo abandonó amando este mundo (2 Timoteo 4.10).

5. La Iglesia en las casas:

En el versículo 15, leemos así: “Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa”.

La iglesia primitiva, con frecuencia, se reunía en los hogares. Los edificios construidos, llamados templos, no fueron conocidos sino hasta el tercer siglo.

El proceso de edificación espiritual no se puede lograr entre grandes muchedumbres de gentes. Requiere el ambiente de grupos más pequeños, donde puede haber un entretejido íntimo al convivir juntos.

Una evidencia importante de que el Señor está restaurando Su iglesia, es el número creciente de asambleas Cristianas que usan grupos pequeños como medio para equipar a sus santos para el servicio. Estos grupos tienen una variedad de nombres tales como, grupos domésticos, grupos de célula, grupos de solicitud, etc. Sin embargo, el Nuevo Testamento se refiere a ellos como iglesias.

He aquí algunos ejemplos (Hechos 2:46, 20:20; Romanos 16:5; I de Corintios 16:19; Filemón 1:2

ü Hechos 2:46 Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón.

ü Hechos 20:20 Y sabéis que no he rehuido el anunciaros nada que os fuese útil, y el enseñaros públicamente y de casa en casa.

ü Romanos 16:5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es uno de los primeros frutos de Acaya en Cristo.

ü I de Corintios 16:19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.

ü Filemón 1:2 Y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa.

Las iglesias en las casas no son simplemente estudios bíblicos o reuniones de oración entre semana. Ni es un servicio de transfusión diseñado para sustentar a los santos hasta la reunión del domingo siguiente.

Una iglesia en casa es la expresión más pequeña de una iglesia local, un ambiente donde cada santo puede estrechar sus relaciones y halla su lugar de función en el Cuerpo de Cristo.

F I N.

OBRAS ESCRITAS POR EL AUTOR
§ El Bautismo del Espíritu Santo

§ Estudio Introducción a la Tipología

§ Estudio La Trinidad de Dios

§ Comentario Carta a los Gálatas

§ Comentario Carta a los Efesios

§ Estudio La Salvación completa

§ Comentario Cantar de los Cantares

§ Comentario Carta a los Colosenses


 

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