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Primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana, Santos |
Mártires de la persecución de Nerón luego del incendio de
Roma
La celebración de hoy, introducida por el nuevo calendario romano
universal, se refiere a los protomártires de la Iglesia de
Roma, víctimas de la persecución de Nerón después del incendio
de Roma, que tuvo lugar el 19 de julio del
año 64.
¿Por qué Nerón persiguió a los cristianos? Nos
lo dice Cornelio Tácito en el libro XV de los
Annales: “Como corrían voces que el incendio de Roma había
sido doloso, Nerón presentó como culpables, castigándolos con penas excepcionales,
a los que, odiados por sus abominaciones, el pueblo llamaba
cristianos”.
En tiempos de Nerón, en Roma, junto a la comunidad
hebrea, vivía la pequeña y pacífica de los cristianos. De
ellos, poco conocidos, circulaban voces calumniosas. Sobre ellos descargó Nerón,
condenándolos a terribles suplicios, las acusaciones que se le habían
hecho a él. Por lo demás, las ideas que profesaban
los cristianos eran un abierto desafío a los dioses paganos
celosos y vengativos... “Los paganos—recordará más tarde Tertuliano— atribuyen a
los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas
del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por
el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los
campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es
toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y
por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!”.
Nerón
tuvo la responsabilidad de haber iniciado la absurda hostilidad del
pueblo romano, más bien tolerante en materia religiosa, respecto de
los cristianos: la ferocidad con la que castigó a los
presuntos incendiarios no se justifica ni siquiera por el supremo
interés del imperio.
Episodios horrendos como el de las antorchas
humanas, rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines
de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y
niños vestidos con pieles de animales y dejados
a merced de las bestias feroces en el circo, fueron
tales que suscitaron un sentido de compasión y de horror
en el mismo pueblo romano. “Entonces —sigue diciendo Tácito—se manifestó
un sentimiento de piedad, aún tratándose de gente merecedora de
los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados
no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad
de un individuo”, Nerón. La persecución no terminó en aquel
fatal verano del 64, sino que continuó hasta el año
67.
Entre los mártires más ilustres se encuentran el príncipe de
los apóstoles, crucificado en el circo neroniano, en donde hoy
está la Basílica de San Pedro, y el apóstol de
los gentiles, san Pablo, decapitado en las “Acque Galvie” y
enterrado en la vía Ostiense. Después de la fiesta de
los dos apóstoles, el nuevo calendario quiere celebrar la memoria
de los numerosos mártires que no pudieron tener un lugar
especial en la liturgia.
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