I. OLAIZOLA. PALMA La doctora en Biología Marzia Boi, investigadora de palinología (una disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen y las esporas) de la UIB, va a presentar un estudio sobre los pólenes presentes en la Sábana Santa en el que desmonta la creencia dada como incuestionable hasta ahora de que la masiva presencia de granos de Gundelia (una planta similar al cardo y habitual en todo el Asia Menor) en la mayor reliquia del Cristianismo demostraba que el lienzo que envolvió a Jesús albergó también la corona de espinas con la que se martirizó al hijo de Dios. Una tiara que, según las teorías manejadas hasta ahora, fue confeccionado con la citada planta. Marzia Boi presentará sus conclusiones en el primer congreso internacional español de Sindonología que se celebrará a finales de este mes en la Universidad de Valencia.
—¿Qué es lo que ha descubierto estudiando los pólenes de la Sábana Santa?
—Bueno, antes que nada hay que contar los antecedentes. Al botánico suizo Max Frei se le permitió tomar veintitrés muestras de la superficie de la Sábana Santa tras la exposición de la Síndone en el Jubileo de 1973. El lienzo que envolvió a Cristo, que está custodiado en la Catedral de Turín, se muestra a los peregrinos durante aproximadamente un mes todas estas efemérides, que se celebran cuando el día del apóstol Santiago, el 25 de julio, cae en domingo. Pues bien, he estudiado los trabajos de Frei y he encontrado errores en la determinación de los pólenes presentes en la Sábana Santa.
—¿Qué tipo de errores?
—Bueno, los trabajos de Frei, que fueron corroborados en el año 99 por botánicos israelíes, determinaban que aproximadamente el treinta por ciento de los pólenes hallados en la Síndone pertenecían a una planta, la Gundelia, muy parecida al cardo y presente por todo el Asia Menor. Los estudios llegaban a la conclusión de que la tiara de espinas con la que se coronó a Jesucristo como escarnio estaba confeccionada con esta planta. Así se pretendía demostrar que el cuerpo que había sido envuelto en esa tela había estado por Judea en esa época.
—¿Y cuál es el error?
—Para empezar, la Gundelia era una planta de uso alimentario, no funerario. Es una especie de cardo que crece en los desiertos de Israel, Turquía y Siria y por todo el Asia Menor que era consumido tanto por hombres como animales. Además, el polen se encuentra en las flores, no en las hojas. Y la corona de espinas presumiblemente se hizo con estas hojas de cardo. Además, si a Jesucristo le enterraron sus familiares y amigos, ¿crees que le inhumarían con la corona de espinas con la que le habían humillado?
—¿Qué conclusiones ha sacado de sus estudios?
—Para empezar, que los trabajos de Frei no fueron tan exhaustivos como se pretende. En la Sábana Santa había presentes 313 tipos de pólenes y sólo consiguió determinar 204. Como he dicho antes, el polen de Gundelia era el más abundante en la Síndone, un treinta por ciento del total, pero también había otros. Como el de Jara, que suponía el 8% del total de esporas halladas en el lienzo, de Apiáceas, familia de plantas como el apio, el perejil o el hinojo, que se halló en una proporción del 4%, o de la mata pistácea como el lentisco, que estaba presente en porcentajes aproximados del 2%.
—¿Y esto qué determina?
—Que estas otras plantas eran las materias primas para fabricar aceites y ungüentos muy usados hace dos mil años en los ritos funerarios hebreos. Jesús murió un viernes y, para preservar su cuerpo en una región muy afectada por el calor que descomponía la carne con celeridad, se le enterró ese mismo día por la tarde. Y se usaron esos ungüentos, habituales en esa época, para protegerlo de la descomposición y de los insectos. Según los ritos funerarios judíos, la sangre era parte de tu cuerpo y había que enterrarte con ella, sin limpiarla y sin aplicar estos aceites sobre las heridas, por lo que es previsible que los untaran bien por el lienzo para que la sábana evitara la descomposición. Y con la aplicación de los ungüentos se ha preservado la Síndone a lo largo de los siglos ya que también han actuado como repelentes frente a las polillas que podrían haberla dañado.
—¿Cree que la Sábana Santa envolvió el cuerpo de Cristo?
—No lo sé. Lo que tengo claro ahora es que sí albergó un cuerpo que fue embalsamado con los ungüentos y aceites que se usaban en los tiros funerarios de esa época. Y que la persona que fue inhumada así tuvo un entierro propio de un Rey.
Doctora en Biología Marzia Boi |
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