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Nuestra Señora de la Consolación |
La Madre que consuela y sostiene
El día 20 de
junio se celebra la fiesta de la Santísima Virgen del
Consuelo, patrona especial de Turín y del Piamonte.
El culto de
la Virgen del Consuelo data del siglo XI, cuando se
amplió el primitivo edificio dedicado a San Andrés y se
erigió, en el transcurso del siglo XVIII el Santuario de
la Consolación, una de las iglesias más bellas y más
amadas por los habitantes de Turín.
En relación con el culto
de la Virgen del Consuelo, se narra que, en el
mismo sitio en que hoy admiramos el santuario, había un
pequeño templete que se vio destruido en una de las
invasiones de los bárbaros.
Algunos años después, en la ciudad de
Briançon, un hombre ciego de nacimiento, tuvo en sueños una
visión de la Virgen María que le exhortó a llegarse
a Turín para buscar un cuadro con su efigie que
se había extraviado.
El hombre, llegado a aquel sitio, recobró milagrosamente
su vista y pudo ver a la Virgen, quien se
presentó como "Consoladora" y se convirtió en la patrona de
Turín.
Hoy, la Virgen del Consuelo no sólo es venerada por
muchísimos fieles que a ella imploran gracia y consuelo y
que con fe y con devoción participan en la procesión
que, todos los años durante su celebración, sale del Santuario
y serpentea por las calles de la ciudad.
Ella es
también la Madre inspiradora de los misioneros que, en su
nombre, se empeñan en llevar el Evangelio por todo el
mundo. Al igual que María, que veneran bajo el título
de Consolación, pretenden llevar al mundo el auténtico Consuelo
que es Jesús, el Evangelio y con ello su presencia
junto a los marginados, con la ayuda a los afligidos,
la cura a los enfermos, la defensa de los derechos
humanos y el fomento de la justicia y de la
paz.
Por todo eso, ellos se dedican a la Misión de
forma total, sin ninguna clase de vínculos, alejados de la
materialidad de las cosas, profesando la pobreza y la obediencia
en el espíritu de la beatitud evangélica.
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