La búsqueda de Dios
Existe un relato hindú acerca de un aldeano que se acercó a un santón, que estaba meditando a la sombra de un árbol, y le dijo: "Quiero ver a Dios. Dime cómo puedo experimentarlo".
El santón, como es típico en ellos, no dijo ni palabra, sino que siguió haciendo su meditación.
El aldeano volvió con la misma petición al día siguiente, al otro, y al otro, y al otro... sin recibir respuesta, hasta que, al fin, al ver su perseverancia, el santón le dijo: "Pareces un verdadero buscador de Dios. Esta tarde bajaré al río a tomar un baño. Encuéntrate conmigo allí".
Cuando, aquella tarde, estaban los dos en el río, el santón agarró al aldeano por la cabeza, lo sumergió en el agua y lo mantuvo así durante un rato, mientras el pobre hombre luchaba por salir a la superficie. Al cabo de un par de minutos, el santón lo soltó y le dijo: "Ven a verme mañana junto al árbol".
Cuando, al día siguiente, acudió el aldeano al lugar indicado, el santón fue el primero en hablar:
"¿Dime, por qué luchabas de aquella manera cuando te tenía sujeto por la cabeza debajo del agua?"
"Porque quería respirar; de lo contrario, habría muerto", respondió el aldeano.
El santón sonrió y dijo: "El dia en que desees a Dios con la misma ansia con que querías respirar, ese día lo encontrarás, sin lugar a dudas".
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