“Os he dado ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo”
Tras el Lavatorio de los pies a sus apóstoles, en el marco sublime de la Última Cena, Jesús, el Maestro, el Señor, dijo: “Os he dado ejemplo para que vosotros hagáis lo mismo”. En la tarde del viernes 28 de marzo, de algún modo y en la medida que corresponda, el actual Vicario de Cristo en la tierra, nos dio, una vez más, ejemplo para que también nosotros hagamos lo mismo que él hizo. No fue solo una imagen, un signo. Fue, sobre todo, un ejemplo, un ejemplo a seguir.
“Vivimos en una sociedad que pretende dejar de lado a Dios; y esto, día tras día, narcotiza el corazón”. Este fue el mensaje en Twitter que el Papa Francisco dejó escrito a sus cerca de doce millones seguidores en el mediodía del sábado 29 de marzo. Toda la Iglesia, de norte a sur, de oriente a occidente, se hallaba entonces en plena jornada de adoración eucarística y de confesiones sacramentales (ver página 35 de este número y la página 36 de la pasada semana).
“24 horas para el Señor” fue el título, el lema de la iniciativa, cuyos inmensos frutos solo Dios sabe, pero que tanto ha llenado de gozo y de esperanza el corazón de la comunidad eclesial. Y es que no deja de resultar reconfortante pensar que durante aquella jornada –desde el atardecer del viernes al atardecer del sábado- toda la Iglesia era, al unísono, un inmenso, silente y elocuente cenáculo de oración, penitencia y reconciliación. Era, en suma, toda una propuesta a nuestra humanidad de la primacía del Dios de entrañas de misericordia, siempre dispuesto a acoger, a abrazar, a perdonar, a amar. En medio de una sociedad –por retomar el citado mensaje en Twitter de Francisco-, que vive como si Dios no existiera y así narcotiza su corazón, la jornada “24 horas para el Señor” era una afirmación de Dios, una profesión de fe, un humilde ejercicio de evangelización y una nueva manifestación de que su Iglesia solo es fiel a su Señor es Iglesia de puertas abiertas, si es madre acogedora, si sabe transmitir y dispensar la gracia y la esperanza de la misericordia.
Y para que nada le faltaran a estas “24 horas con el Señor”, Francisco, el Papa de los gestos y mucho más que gestos, nos legó otro gesto, otra imagen para la historia y, sobre todo, para la vida: él mismo, de rodillas, confesándose el primero de todos (ver fotografía en la página 35). ¡Impresionante imagen, sí! Pero, como ya dijimos en nuestro editorial de hace dos semanas, no podemos quedarnos solo en admirar este gesto, esta imagen. El Papa nos da ejemplo para que también nosotros hagamos lo mismo y, ahora, en concreto, en vísperas de Semana Santa, para que no dejemos pasar este tiempo sin, al menos, una confesión sacramental.
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