VATICANO, 18 Mar. 14 / 10:21 am (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía en laMisa celebrada hoy en la capilla de la casa de Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a los fieles a “acercarse al Señor” en Cuaresma y a no ser cristianos disfrazados e hipócritas.
La Cuaresma, dijo el Santo Padre, según recoge Radio Vaticano, es un tiempo para “ajustar la vida”, “para acercarse al Señor”.
El Papa también advirtió a no sentirse “mejor que los demás”, como los hipócritas que “se disfrazan de buenos” y no comprenden que “nadie es justo por sí mismo”, puesto que todos “tenemos necesidad de ser justificados”.
Todos, dijo el Papa, “tenemos necesidad de cambiar nuestra vida”, mirar “bien en nuestra alma” donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma es precisamente esto, “ajustar la vida”, acercándonos al Señor.
Porque Él, dijo el Papa, “nos quiere cerca” y nos asegura que “nos espera para perdonarnos”. Sin embargo, añadió, el Señor quiere “un acercamiento sincero” y nos pone en guardia para no ser hipócritas.
“¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás. ‘Pero – dicen – yo soy muy católico, porque mi tío es un gran benefactor, mi familia es ésta, y yo soy... he aprendido... conocido a tal obispo, a tal cardenal, a tal padre... Yo soy…’”.
Los hipócritas, advirtió, “se sienten mejores que los demás. Ésta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No, eso no’. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo”.
Debemos acercarnos al Señor, indicó el Papa, “para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, es decir que no son cristianos”.
Al responder a la pregunta de cómo hacer para no ser hipócritas y acercarnos sinceramente al Señor, el Santo Padre dijo que la respuesta nos la da el propio Dios, cuando dice, en la primera lectura de hoy, “lávense, purifíquense, alejen de mis ojos el mal de sus acciones, dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien”.
Francisco alentó a que “‘socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda’. Ocúpense del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante. Ésta es la piedra de parangón”.
“Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan llenos de sí mismos que están ciegos para mirar a los demás. Cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor le hace ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Éste es el signo, éste es el signo de la conversión”.
El Papa indicó que ciertamente esta “no es toda la conversión”, pues esta es, en efecto, “el encuentro con Jesucristo”, pero “el signo de que nosotros estamos con Jesucristo es éste: atender a los hermanos, a los pobres, a los enfermos, como el Señor nos enseña”.
“La Cuaresma es para ajustar la vida, organizar la vida, cambiar la vida, para acercarnos al Señor. El signo de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no tiene necesidad del Señor, se salva por sí mismo, así piensa, y se viste de santo”.
El Santo Padre indicó que “el signo de que nosotros nos acercamos al Señor con la penitencia, pidiendo perdón, es que nosotros cuidamos a nuestros hermanos necesitados”.
“Que el Señor nos de a todos luz y coraje: luz para conocer lo que sucede dentro de nosotros y coraje para convertirnos, para acercarnos al Señor. ¡Es hermoso estar cerca del Señor!”, concluyó.
La Cuaresma, dijo el Santo Padre, según recoge Radio Vaticano, es un tiempo para “ajustar la vida”, “para acercarse al Señor”.
El Papa también advirtió a no sentirse “mejor que los demás”, como los hipócritas que “se disfrazan de buenos” y no comprenden que “nadie es justo por sí mismo”, puesto que todos “tenemos necesidad de ser justificados”.
Todos, dijo el Papa, “tenemos necesidad de cambiar nuestra vida”, mirar “bien en nuestra alma” donde siempre encontraremos algo. La Cuaresma es precisamente esto, “ajustar la vida”, acercándonos al Señor.
Porque Él, dijo el Papa, “nos quiere cerca” y nos asegura que “nos espera para perdonarnos”. Sin embargo, añadió, el Señor quiere “un acercamiento sincero” y nos pone en guardia para no ser hipócritas.
“¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen cara de imagencita, rezan mirando hacia el cielo, haciéndose ver, se sienten más justos que los demás, desprecian a los demás. ‘Pero – dicen – yo soy muy católico, porque mi tío es un gran benefactor, mi familia es ésta, y yo soy... he aprendido... conocido a tal obispo, a tal cardenal, a tal padre... Yo soy…’”.
Los hipócritas, advirtió, “se sienten mejores que los demás. Ésta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No, eso no’. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo”.
Debemos acercarnos al Señor, indicó el Papa, “para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, es decir que no son cristianos”.
Al responder a la pregunta de cómo hacer para no ser hipócritas y acercarnos sinceramente al Señor, el Santo Padre dijo que la respuesta nos la da el propio Dios, cuando dice, en la primera lectura de hoy, “lávense, purifíquense, alejen de mis ojos el mal de sus acciones, dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien”.
Francisco alentó a que “‘socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda’. Ocúpense del prójimo: del enfermo, del pobre, del que tiene necesidad, del ignorante. Ésta es la piedra de parangón”.
“Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan llenos de sí mismos que están ciegos para mirar a los demás. Cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor le hace ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Éste es el signo, éste es el signo de la conversión”.
El Papa indicó que ciertamente esta “no es toda la conversión”, pues esta es, en efecto, “el encuentro con Jesucristo”, pero “el signo de que nosotros estamos con Jesucristo es éste: atender a los hermanos, a los pobres, a los enfermos, como el Señor nos enseña”.
“La Cuaresma es para ajustar la vida, organizar la vida, cambiar la vida, para acercarnos al Señor. El signo de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no tiene necesidad del Señor, se salva por sí mismo, así piensa, y se viste de santo”.
El Santo Padre indicó que “el signo de que nosotros nos acercamos al Señor con la penitencia, pidiendo perdón, es que nosotros cuidamos a nuestros hermanos necesitados”.
“Que el Señor nos de a todos luz y coraje: luz para conocer lo que sucede dentro de nosotros y coraje para convertirnos, para acercarnos al Señor. ¡Es hermoso estar cerca del Señor!”, concluyó.
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