lunes, 17 de junio de 2013

Romualdo, Santo

Fundador, Junio 19
 
Romualdo, Santo
Romualdo, Santo

Fundador de los Camaldulenses

Romualdo significa: glorioso en el mando. El que gobierna con buena fama. (Rom: buena fama Uald: gobernar).
En un siglo en el que la relajación de las costumbres era espantosa, Dios suscitó un hombre formidable que vino a propagar un modo de vivir dedicado totalmente a la oración, a la soledad y a la penitencia, San Romualdo.

San Romualdo nació en Ravena (Italia) en el año 950. Era hijo de los duques que gobernaban esa ciudad.

Educado según las costumbres mundanas, su vida fue durante varios años bastante descuidada, dejándose arrastrar hacia los placeres y siendo víctima y esclavo de sus pasiones. Sin embargo de vez en cuando experimentaba fuertes inquietudes y serios remordimientos de conciencia, a los que seguían buenos deseos de enmendarse y propósito de volverse mejor. A veces cuando se internaba de cacería en los montes, exclamaba: "Dichosos los ermitaños que se alejan del mundo a estas soledades, donde las malas costumbres y los malos ejemplos no los esclavizan".

Su padre era un hombre de mundo, muy agresivo, y un día desafió a pelear en duelo con un enemigo. Y se llevó de testigo a su hijo Romualdo. Y sucedió que el papá mató al adversario. Horrorizado ante este triste espectáculo, Romualdo huyó a la soledad de una montaña y allá se encontró con un monasterio de benedictinos, y estuvo tres años rezando y haciendo penitencia. El superior del convento no quería recibirlo de monje porque tenía miedo de las venganzas del padre del joven, el Duque de Ravena. Pero el Sr. Arzobispo hizo de intermediario y Romualdo fue admitido como un monje benedictino.

Y le sucedió entonces al joven monje que se dedicó con tan grande fervor a orar y hacer penitencia, que los demás religiosos que eran bastante relajados, se sentían muy mal comparando su vida con la de este recién llegado, que hasta se atrevía a corregirlos por su conducta algo indebida y le pidieron al superior que lo alejara del convento, porque no se sentían muy bien con él. Y entonces Romualdo se fue a vivir en la soledad de una montaña, dedicado sólo a orar, meditar y hacer penitencia.

En la soledad se encontró con un monje sumamente rudo y áspero, llamado Marino, pero éste con sus modos fuertes logró que nuestro santo hiciera muy notorios progresos en su vida de penitencia en poco tiempo. Y entre Marino y Romualdo lograron dos notables conversiones: la del Jefe civil y militar de Venecia, el Dux de Venecia (que más tarde se llamará San Pedro Urseolo) que se fue a dedicarse a la vida de oración en la soledad; y el mismo papá de Romualdo que arrepentido de su antigua vida de pecado se fue a reparar sus maldades en un convento. Este Duque de Ravena después sintió la tentación de salirse del convento y devolverse al mundo, pero su hijo fue y logró convencerlo, y así se estuvo de monje hasta su muerte.

Durante 30 años San Romualdo fue fundando en uno y otro sitio de Italia conventos donde los pecadores pudieran hacer penitencia de sus pecados, en total soledad, en silencio completo y apartado del mundo y de sus maldades.

El por su cuenta se esforzaba por llevar una vida de soledad, penitencia y silencio de manera impresionante, como penitencia por sus pecados y para obtener la conversión de los pecadores. Leía y leía vidas de santos y se esmeraba por imitarlos en aquellas cualidades y virtudes en las que más sobresalió cada uno. Comía poquísimo y dedicaba muy pocas horas al sueño. Rezaba y meditaba, hacía penitencia, día y noche.

Y entonces, cuando mayor paz podía esperar para su alma, llegaron terribles tentaciones de impureza. La imaginación le presentaba con toda viveza los más sensuales gozos del mundo, invitándolo a dejar esa vida de sacrificio y a dedicarse a gozar de los placeres mundanos. Luego el diablo le traía las molestas y desanimadoras tentaciones de desaliento, haciéndole ver que toda esa vida de oración, silencio y penitencia, era una inutilidad que de nada le iba a servir. Por la noche, con imágenes feas y espantosas, el enemigo del alma se esforzaba por obtener que no se dedicara más a tan heroica vida de santificación. Pero Romualdo redoblaba sus oraciones, sus meditaciones y penitencias, hasta que al fin un día, en medio de los más horrorosos ataques diabólicos, exclamó emocionado: "Jesús misericordioso, ten compasión de mí", y al oír esto, el demonio huyó rápidamente y la paz y la tranquilidad volvieron al alma del santo.

Volvió otra vez al monasterio de Ravena (del cual lo habían echado por demasiado cumplidor) y sucedió que vino un rico a darle una gran limosna. Sabiendo Romualdo que había otros monasterios mucho más pobres que el de Ravena, fue y les repartió entre aquellos toda la limosna recibida. Eso hizo que los monjes de aquel monasterio se le declararan en contra (ya estaban cansados de verlo tan demasiado exacto en penitencias y oraciones y en silencio) y lo azotaron y lo expulsaron de allí. Pero sucedió que en esos días llegó a esa ciudad el Emperador Otón III y conociendo la gran santidad de este monje lo nombró abad, Superior de tal convento. Los otros tuvieron que obedecerle, pero a los dos años de estar de superior se dio cuenta que aquellos señores no lograrían conseguir el grado de santidad que él aspiraba obtener de sus religiosos y renunció al cargo y se fue a fundar en otro sitio.

Dios le tenía reservado un lugar para que fundara una Comunidad como él la deseaba. Un señor llamado Málduli había obsequiado una finca, en región montañosa y apartada, llamada campo de Málduli, y allí fundo el santo su nueva comunidad que se llamó "Camaldulenses", o sea, religiosos del Campo de Málduli.

En una visión vio una escalera por la cual sus discípulos subían al cielo, vestidos de blanco. Desde entonces cambió el antiguo hábito negro de sus religiosos, por un hábito blanco.

San Romualdo hizo numerosos milagros, pero se esforzaba porque se mantuviera siempre ignorado en nombre del que los había conseguido del cielo.

Un día un rico al ver que al hombre de Dios ya anciano le costaba mucho andar de pie, le obsequió un hermoso caballo, pero el santo lo cambió por un burro, diciendo que viajando en un asnillo podía imitar mejor a Nuestro Señor.

En el monasterio de la Camáldula sí obtuvo que sus religiosos observaran la vida religiosa con toda la exactitud que él siempre había deseado. Y desde el año 1012 existen monasterios Camaldulenses en diversas regiones del mundo. Observan perpetuo silencio y dedican bastantes horas del día a la oración y a la meditación. Son monasterios donde la santidad se enseña, se aprende y se practica.

San Romualdo deseaba mucho derramar su sangre por defender la religión de Cristo, y sabiendo que en Hungría mataban a los misioneros dispuso irse para allá a misionar. Pero cada vez que emprendía el viaje, se enfermaba. Entonces comprendió que la voluntad de Dios no era que se fuera por allá a buscar martirios, sino que se hiciera santo allí con sus monjes, orando, meditando, y haciendo penitencia y enseñando a otros a la santidad.

Veinte años antes el santo había profetizado la fecha de su muerte. Los últimos años frecuentemente era arrebatado a un estado tan alto de contemplación que lleno de emoción, e invadido de amor hacia Dios exclamaba: "Amado Cristo Jesús, ¡tú eres el consuelo más grande que existe para tus amigos!". Adonde quiera que llegaba se construía una celda con un altar y luego se encerraba, impidiendo la entrada allí de toda persona. Estaba dedicado a orar y a meditar.

La última noche de su existencia terrenal, fueron dos monjes a visitarlo por que se sentía muy débil. Después de un rato mandó a los dos religiosos que se retiraran y que volvieran a la madrugada a rezar con él los salmos. Ellos salieron, pero presintiendo que aquel gran santo se pudiera morir muy pronto se quedaron escondidos detrás de la puerta. Después de un rato se pusieron a escuchar atentamente y al no percibir adentro ni el más mínimo ruido ni movimiento, convencidos de lo que podía haber sucedido empujaron la puerta, encendieron la luz y encontraron el santo cadáver que yacía boca arriba, después de que su alma había volado al cielo. Era un amigo más que Cristo Jesús se llevaba a su Reino Celestial. Era el 19 de junio de 1027.

Todos estos datos los hemos tomado de la Biografía de San Romualdo, que escribió San Pedro Damián, otro santo de ese tiempo.

Al recordar los hechos heroicos de este gran penitente y contemplativo se sienten ganas de repetir las palabras que decía San Grignon de Monfort: "Ante estos campeones de la santidad, nosotros somos unos pollos mojados y unos burros muertos".

Fue canonizado por el Papa Gregorio XIII en el año 1582.
Romualdo
   
San Romualdo
Saint Romuald.JPG
Fundador
Nacimiento~951
Rávena
Fallecimiento19 Junio 1027
Val di Castro
Venerado enIglesia Católica
Festividad19 de junio (originariamente 7 de febrero)
San Romualdo (c. 951– tradicionalmente 19 de junio, c. 1025/27)[1] fue el fundador de la orden de los Camaldulenses y figura destacada en el "renacimento del ascetismo eremítico" del siglo XI.[2]
Según la vita de Pedro Damián,[3] escrito aproximadamente quince años después de la muerte de Romualdo,[4] Romualdo nació en Rávena en el seno de la familia aristocrática Onesti. Se dice que de joven cayó en los placeres y pecados propios de un noble del siglo X. Después de ver a su padre, Sergius, matar a un oponente en un duelo, Romualdo a la edad de 20 años, esta profundamente afectado y huye a la basílica de San Apollinare en Classe. Tras unas dudas iniciales, Romualdo decidió hacerse monje allí. Guiado por el deseo de llevar una vida más estricta de la que encontró en aquella comunidad, tres años más tarde se hizo ermitaño en una isla remota de la región acompañado únicamente por otro monje de mayor edad, Marinus.
Habiendo conseguido aparentemente la reputación de santo, Pedro Orseolo, duce de Venecia, aceptó su consejo de hacerse monje, abdicando a su puesto, y huyendo de noche a Cataluña para recibir el hábito monástico. Romualdo y su compañero Marinus le acompañaron allí, estableciendo una ermita cerca del Monasterio de San Miguel de Cuixá a la cual perteneció Orseolo.
 
En San Romualdo, pintado para la Iglesia de San Romualdo, Rávena, por Guercino en 1641, un ángel usa el bastón del abad para castigar a una figura errante (Pinatoceca Comunale, Rávena).
En su juventud Romualdo conoció tres de la mayores escuelas de tradición monástica occidental. San Apollinare en Classe fue una orden tradicional Benedictina bajo la influencia de las reformas clúnicas. Marinus siguió un estilo mucho más duro, originario de los eremiticos irlandeses. El abad de San Miguel de Cuixá, Guarinus, también comenzó reformas pero principalmente basadas en la tradición cristiana de Hispania. Romualdo fue capaz de integrar estas diferentes tradiciones y establecer una orden monástica propia.
El emperador Otón III, amigo de Romualdo, le persuadió para que se hiciera cargo del puesto de abad de un antiguo monasterio para ver de arraigar en la zona una vida más dedicada. Sin embargo, los monjes se opusieron a sus reformas, lo que desembocó en la dimisión de Romualdo. Romualdo volvió a retirarse a la vida de ermitaño. Durante toda su vida se sintió atraído por el establecimiento de monasterios y ermitas a lo largo de Italia. Las más famosas fueron Fonte Avellana (aprox. 1012) y Camaldoli (aprox. 1023), ambas situadas en la Toscana, donde su fuerte carisma intimidó a Rainiero de Toscana, quien no fue capaz ni de enfrentarse con él ni de expulsarlo.[5] Romauldo fundó varios monasterios más incluyendo el monasterio de Val di Castro, donde falleció en 1027.
La festividad de Romualdo se fijó el 7 de febrero, el día en que sus reliquias fueron trasladadas por el Papa Clemente VIII en 1595. En la reforma litúrgica de 1971 y con la autorización del Papa Pablo VI, la festividad se cambió al 19 de junio, fecha de su muerte.

Notas

  1. El año tradicional de su muerte, supuesta en 1027, se basa únicamente en el testimonio de Guido Grandi (quien murió en 1742), creador hagiográfico
  2. John Howe, "The Awesome Hermit: The Symbolic Significance of the Hermit as a Possible Research Perspective", Numen 30.1 (July 1983:106-119) p 106, citando a Ernst Werner, Pauperi Christi: Studien zu socialreligiosen Bewegungen in Zeitalter des ersten Kreuzzuges (Leipzig) 1956; Howe cita también los ejemplos contemporáneos de Pedro de Amiens el Ermitaño, líder de una cruzada; Norberto de Xanten, fundador de los Premonstratenses, y Enrique de Lausana, declarado hereje; y Eilberto de Crespin, expulsado por su fe en su ermita.
  3. La Vita Beati Romualdi de Pedro fue editado por Giovanni Tabacco en la serie Fonti per la storia d'Italia (Roma) 1957.
  4. Howe 1983:106.
  5. Vita de Pedro, citado en Howe 1983:106.

Enlaces externos



SAN ROMUALDO
, ABAD
Fiesta: 19 de JunioEtim:(Rom: buena fama Uald: gobernar). "glorioso en el mando".

Fundador de los Camaldulenses. Muere: 1027 d.C.
Ver también: mercaba.org
Resumen: Nació en Ravena, hacia la mitad del siglo X. Practicó la vida eremítica y, durante varios años, recorrió diversos lugares en busca de la soledad y fundando pequeños monasterios. Luchó denodadamente contra la relajación de costumbres de los monjes de su tiempo, mientras se esforzaba en adquirir la propia perfección. Murió hacia el año 1027.

San Romuarldo nace en Ravena (Italia), 950 d.C.?. Hijo de la familia Onesti, duques de Ravena que gobernaban la ciudad.

Fue educado sin formación cristiana por lo que se dejó arrastrar por el mundo. Sin embargo de vez en cuando experimentaba fuertes inquietudes y serios remordimientos de conciencia.

Su padre desafió a un hombre a duelo. Se llevó a Romualdo como testigo y este vio con horror como su padre mataba a aquel hombre. Romualdo decidió irse a un monasterio benedictino a la montaña donde permaneció tres años en oración y penitencia. El superior temía que el padre de Romualdo se vengara y no lo recibía de monje. Por fin lo aceptó por la intercesión del Arzobispo.
Su vida ejemplar molestó a los otros monjes y Romualdo se alejó. Se encontró solo con un monje rudo y áspero llamado Marino. Esa convivencia le ayudó a progresar rápidamente en su vida de penitencia. Juntos lograron muchas conversiones: la del Jefe civil y militar de Venecia, el Dux de Venecia (quién fue a vivir en oración y soledad y llegó a ser San Pedro Urseolo); incluso la del padre de Romualdo quien arrepentido se retiró a un convento donde estuvo hasta la muerte. 
Llegaron entonces terribles tentaciones de impureza. Escribe el Padre Salesman:
La imaginación le presentaba con toda viveza los más sensuales gozos del mundo, invitándolo a dejar esa vida de sacrificio y a dedicarse a gozar de los placeres mundanos. Luego el diablo le traía las molestas y desanimadoras tentaciones de desaliento, haciéndole ver que toda esa vida de oración, silencio y penitencia, era una inutilidad que de nada le iba a servir. Por la noche, con imágenes feas y espantosas, el enemigo del alma se esforzaba por obtener que no se dedicara más a tan heroica vida de santificación. Pero Romualdo redoblaba sus oraciones, sus meditaciones y penitencias, hasta que al fin un día, en medio de los más horrorosos ataques diabólicos, exclamó emocionado: "Jesús misericordioso, ten compasión de mí", y al oír esto, el demonio huyó rápidamente y la paz y la tranquilidad volvieron al alma del santo.
Después de muchos sufrimientos y rechazos a manos de otros monjes, el año 1012 fundó una nueva comunidad a la que llamó "Camaldulenses" (religiosos del Campo de Málduli, nombre del benefactor que regaló las tierras). Observan silencio perpetuo y se dedican a la oración.

En una visión vio una escalera por la cual sus discípulos subían al cielo, vestidos de blanco. Cambió entonces el antiguo hábito negro de sus religiosos por un hábito blanco.
San Romualdo deseaba ser mártir. Con esa intención se propuso ir a Hungría, pero cada vez que emprendía el viaje se enfermaba. Comprendió que su entrega total a Dios debía ser donde ya estaba.
Hizo muchos milagros y profetizó su muerte con 20 años de anterioridad. En los últimos años tenía arrebatos místicos y exclamaba: "Amado Cristo Jesús, ¡tú eres el consuelo más grande que existe para tus amigos!".
Desde el año 1012 existen monasterios Camaldulenses esparcidos por el mundo donde se observa perpetuo silencio para dedicarse a la oración.

Butler, Lives of the Saints:
La afirmación de su biógrafo, San Pedro Damiano, de que vivió hasta la edad de 120 años es ahora rechazada universalmente. Aunque creció como un joven mundano, esclavo de sus pasiones, algunas veces aspiró a ideales más elevados. Su padre, cuyo nombre era Sergio, había determinado decidir en un duelo la disputa que tenía con un pariente por una propiedad, y Romualdo fue espectador involuntario del encuentro. Sergio mató su adversario y Romualdo horrorizado, huyó al monasterio cercano de Sant´Apollinare-en-Classe. En esta casa pasó tres años en tal fervor y austeridad, que su observancia se convirtió en un vivo reproche para ciertos monjes relajados e infieles, que se exasperaron aun más cuando les censuró su conducta. Entonces, con el consentimiento del abad, abandonó el monasterio y se retiró a las inmediaciones de Venecia, en donde se sometió a la dirección de un ermitaño llamado Marino. Con él Romualdo hizo grandes progresos en el camino de la perfección. Se dice que Romualdo y Marino tuvieron algo que ver con el retiro del dux de Venecia, San Pedro Orseolo, a Cuxa, y que allí vivieron por un tiempo como ermitaños. El ejemplo de San Romualdo tuvo tal influjo sobre su padre Sergio, que éste entró al monasterio de San Severo, cerca de Ravena, para reparar sus pecados. Después de algún tiempo tuvo la tentación de regresar al mundo, por lo que su hijo fue allá para disuadirlo de romper su propósito. Lo consiguió, y Sergio permaneció en el monasterio hasta el fin de su vida.
Parece que Romualdo pasó los siguientes treinta años fundando ermitas y monasterios por toda Italia. Permaneció tres años en una celda cercana a la casa que había fundado en Parenzo. Allí trabajó por un tiempo, experimentando gran sequedad espiritual, pero un día, de pronto, cuando estaba recitando las palabras del Salmista, "Te daré entendimiento y te instruiré," Dios lo visitó con una luz extraordinaria y un espíritu de compunción que desde entonces nunca abandonó. Escribió una exposición de los Salmos llena de pensamientos admirables. Con frecuencia pronosticó cosas futuras, y daba consejos a todos los que iban a consultarle, inspirado por sabiduría celestial. Siempre había anhelado el martirio, y por fin obtuvo licencia del Papa para predicar el Evangelio en Hungría; pero fue atacado por una grave enfermedad tan pronto como puso los pies en el país, y como el mal volvía cada vez que intentaba actuar, sacó como conclusión que esto era una clara indicación de la voluntad de Dios de que no lo quería ahí. Muy conforme, retornó a Italia, aunque algunos de sus compañeros fueron y predicaron la fe a los magiares. Posteriormente permaneció por bastante tiempo en Monte di Sitrio, pero allí fue acusado de un crimen escandaloso por un joven noble a quien había censurado por su vida disipada. Aunque parezca extraordinario, los monjes creyeron el embuste, le impusieron severa penitencia, le prohibieron que celebrase misa, y lo incomunicaron. Todo lo soporto en silencio por seis meses, pero entonces Dios lo amonestó para que no se sometiera más a sentencia tan injusta, pronunciada sin autoridad y sin sombra de fundamento. Pasó seis años en Sitrio guardando silencio estricto y aumentando sus austeridades en lugar de relajarlas, no obstante su ancianidad. Romualdo tuvo alguna influencia en las misiones a los eslavos y prusianos a través del monasterio de Querfurt en Pereum, cerca de Ravena, que Otto III fundó para él y San Bruno, en 1001. Un hijo del duque Boleslao I de Polonia era monje en este monasterio, y en nombre de su padre le obsequió a Romualdo un magnifico caballo. El lo cambió por un asno, y declaró que se sentía más unido a Jesucristo, montado sobre tal cabalgadura.
El monasterio más famoso de todos los de San Romualdo es el de Camáldoli, cerca de Arezzo, en la Toscana, fundado por él alrededor del año 1012. Se halla más allá de una montaña, la cual desciende en su parte más alejada en un precipicio escarpado que mira a un agradable valle, que entonces pertenecía a un castellano llamado Maldolo, quien lo cedió al santo; de ahí le viene el nombre de Camáldoli (campo de Máldoli).
San Romualdo edificó en este sitio un monasterio, y por las varias observancias que agregó a la regla de San Benito dio principio a una nueva congregación llamada Camaldulense, en la cual unió la vida cenobítica con la eremítica. Después de que su bienhechor había visto en sueños elevarse una escala desde la tierra al cielo, por la que subían religiosos vestidos de blanco, Romualdo cambió el hábito de negro a blanco. La ermita dista poco más de dos kilómetros del monasterio. Está en la ladera de la montaña, sombreada por un oscuro bosque de abetos. En ella hay siete manantiales de agua clara. La sola vista de esta soledad en medio de la floresta ayuda a llenar la mente de compunción y de amor a la contemplación. En el lado izquierdo de la iglesia está la celda en la cual San Romualdo vivió cuando reunió por primera vez a estos ermitaños Sus celdas, construidas de piedra, cuentan cada una con un pequeño jardín rodeado de muros, y con una capilla en la cual el ocupante puede celebrar la misa. Después de algunos años en Camáldoli, Romualdo retornó a sus viajes, y andando el tiempo murió, solo en su celda, en el monasterio de Val-di-Castro, el 19 de junio de 1027. Un cuarto de siglo antes había profetizado que le llegaría la muerte en dicho sitio y de esa manera. Su fiesta principal se celebra el día de hoy, porque el 7 de febrero de 1481 su cuerpo incorrupto se trasladó a Fabriano: así se dispuso cuando el Papa Clemente VIII añadió su nombre al calendario general en 1595.
La principal fuente de informes sobre la vida de San Romualdo es la biografía escrita por San Pedro Damiano, que se encuentra en el Acta Sanctorum, febrero, vol. II, y en muchas otras colecciones. Véase BHL., n. 7324. Pero hay mucho material de segunda importancia que también se encuentra en Life of St. Peter Orseolo, el Chronicon Venetum, y las dos Lives of St. Bononius de Lucedio, W. Franke ha hecho un estudio valioso preliminar de estas fuentes en su Quellen und Chronologie zur Geschichte Romualds von Camáldoli und seiner Einsiedlergenossenschaften im Zeitalter Ottos III (1910). Véase Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 376-377; y también de W. Franke, Hist. Studien, vol. CVII (1913). En 1927 se publicaron dos vidas italianas, por A. Pagnani y C. Ciampelli; y cf. de A. Giabbini, L´eremo (1945).




San Romualdo, Abad († 1027)
19 de Junio

  
SAN ROMUALDO, Abad († 1027)
Aunque creció como un joven mundano, esclavo de sus pasiones, algunas veces aspiró a ideales más elevados. La muerte de un pariente suyo a manos de su propio padre durante un duelo, hizo que el joven escapase horrorizado, y se internase en un monasterio cercano, donde permaneció por tres años en la más absoluta austeridad y fervor.
Luego, el santo permaneció por años en compañía de un santo ermitaño, quien veló por la total conversión y formación de San Romualdo, de manera que éste pudiese predicar con ardor y corazón a Jesús. Justamente, el anuncio del evanglio fue uno de sus más grande sueños, y contando con el permiso del Papa, decidió partir a Hugría para iniciar su misión evangelizadora. Sin embargo, una terrible enfermedad impidió su viaje, y San Romualdo, que siempre estuvo atento a las señales de Dios, se dio cuenta que el Padre Celestial no lo quería para esa misión.
Por treinta años, el santo fundó numerosas ermitas y monasterio por toda Italia. El monaterio más famosos del santo es el de Camáldoli, fundado por él alrededor del año 1012, y donde impuso reglas aún más severas que la de San Benito, dando inicio a una nueva congregación llamada Camaldulense, en la cual unió la vida cenbítica con la eremítica.
Luego de permanecer algunos años en Camáldole, el santo retornó a sus viajes apostólicos. Pero la muerte lo sorprendió mientras estaba visitando la región de Val-di-Castro, falleciendo el 19 de junio de 1027.

Otros Santos que se celebran hoy: Diosdado, obispo; Gervasio, Protasio, Andrés, Gaudencio, Culmacio, Ursicinio, Zósimo, Bruno, Bonifacio, Lamberto, mártires; Nazario, patriarca.




Pincha el logo y veras más sobre los Camaldulenses:


El bullicio a que nos somete la vida actual nos ha hecho olvidar la contemplación. Cada vez, el hombre tiene más vida exterior y está conectado con un mayor número de lugares y personas a la vez… Pero, al tiempo, cada vez tiene menos vida interior. El precio de vivir volcados hacia fuera ha sido la pérdida del silencio y del encuentro con Dios en el santuario del alma.
Por eso urge recuperar a santos como San Romualdo que abran de nuevo para nosotros el horizonte de la contemplación sosegada. Nos lo presenta otro gran hombre de Dios, san Pedro Damián, que escribió sobre él apenas quince años después de su muerte para ponerlo como ejemplo para sus discípulos, y, por qué no, también para nosotros.
José-Fernando Rey Ballesteros, párroco de la diócesis de Madrid, ha traducido para los lectores de Edibesa esta obra, que estaba, hasta el día de hoy, prácticamente inédita en nuestra lengua. Confiamos en que el lector encuentre en ella las pistas necesarias para abrirse al diálogo con Dios en su interior.

Miércoles 19 junio 2013, san Romualdo, abad, Memoria.



SOBRE LITURGIA

Sagrada Congregación para los Ritos y el “Consilium”, Instrucción Inter Oecumenici, sobre la exacta aplicación de la constitución litúrgica, 26 de septiembre de 1964

CAPÍTULO III. Los demás Sacramentos y los Sacramentales

I. Partes que admiten lengua vulgar (Const. art. 63)

61. La competente autoridad territorial puede admitir la lengua vernácula, una vez aceptadas, es decir, aprobadas, sus actas por la Sede Apostólica
a) En los ritos del Bautismo, Confirmación, Penitencia, Unción de enfermos y Matrimonio, sin exceptuar siquiera la fórmula esencial; asimismo en la distribución de la sagrada comunión.
b) En la colación de las órdenes sagradas: en las alocuciones al principio de cada orden o consagración, en el examen del obispo electo en la Consagración Episcopal y en las admoniciones.
c) En los sacramentales.
d) En las exequias.
Pero si en alguna parte pareciera todavía oportuno un uso más amplio de la lengua vernácula, obsérvese lo que prescribe el artículo 40 de la Constitución.

II. Omisiones en el «Ordo supplendi omissa super baptizatum» (Const. art. 69)

62. En el rito con que se suplen las ceremonias omitidas en el Bautismo de un niño, rito que se encuentra en el Ritual romano, tít. II, e. 5, omítanse los exorcismos que se hallan en los números 6 (Exi ab eo), 10 (Exorcizo te, immunde spiritus; Ergo, maledicte diabole) y en el número 15 (Exorcizo te, omnis spiritus).

63. En el rito con que se suplen las ceremonias omitidas en el Bautismo de un adulto, rito que se encuentra en el ritual romano, tít. I, e. 6, omítanse los exorcismos que se hallan en los números 5 (Exi ab eo), 15 (Ergo, maledicte diabole), 17 (Audi, rnaledicte satana), 19 (Exorcizo te; Ergo, maledicte diabole), 21 (Ergo, maledicte diabole), 23 (Ergo, nialedicte diabole), 25 (Exorcizo te; Ergo, maledicte diabole), 31 (Nec te latet) y 35 (Exi, immunde spiritus).

CALENDARIO

19 MIÉRCOLES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Feria o SAN ROMUALDO , abad, Memoria libre

Misa de feria (verde) o de una de la memoria (blanco).
ve bl MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.a orac. prop. y el resto del común o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. IV.
- 2Cor 9, 6-11. Dios ama al que da con alegría.
- Sal 111. R. Dichoso quien teme al Señor.
- Mt 6, 1-6. 16-18. Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
o bien: cf. vol. V.

Liturgia de Las Horas: oficio de feria o de una de las memorias.

Martirologio: elogs. del 20 de junio, pág. 372.
CALENDARIOS: Monjas Servitas: Santa Juliana de Falconieri, virgen (S). Servitas: (F).
Sigüenza-Guadalajara: Dedicación de la Iglesia Catedral (F).
Zaragoza: San Lamberto, mártir (MO).
Benedictinos: San Romualdo, abad (MO). O. Cist.: (ML).
Orden de San Juan de Jerusalén: Beato Geraldo, religioso (MO).
Tui-Vigo: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Luis Quinteiro Fiuza, obispo (1990).

TEXTOS MISA

Oración colecta propia, el resto en castellano es del común de santos: 7. Religiosos; y en Latín es del común de santos: II. PRO MONACHIS ET RELIGIOSIS, A. Pro abbate.

19 de junio
San Romualdo, abad
Die 19 iunii
S. Romualdi, abbatis
Antífona de entrada Sal 15, 5-6
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.
Antiphona ad introitum Cf. Ps 91, 13-14
Iustus ut palma florébit, sicut cedrus Líbani multiplicábitur; plantátus in domo Dómini, in átriis domus Dei nostri.
Oración colecta
Oh Dios, que has renovado en tu Iglesia la vida eremítica por medio del abad san Romualdo, haz que, negándonos a nosotros mismos para seguir a Cristo, merezcamos llegar felizmente al reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Collecta
Deus, qui per beátum Romuáldum in Ecclésia tua eremíticam vitam renovásti, concéde, ut, nosmetípsos abnegántes et Christum sequéntes, felíciter ad caeléstia regna mereámur ascéndere. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la 11ª semana de Tiempo Ordinario. Año I (impar).

PRIMERA LECTURA
Dios ama al que da con alegría

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-11

Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará.
Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios.
Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.
Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.»
El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.
Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Sal 111, 1-2. 3-4. 9
R.
Dichoso quien teme al Señor. Beátus vir qui timet Dóminum.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
Dichoso quien teme al Señor. Beátus vir qui timet Dóminum.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo,
clemente y compasivo. R.
Dichoso quien teme al Señor. Beátus vir qui timet Dóminum.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.
Dichoso quien teme al Señor. Beátus vir qui timet Dóminum.

ALELUYA
Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. Si quis díligit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus.

EVANGELIO
Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Catecismo de la Iglesia Católica
1430 Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2, 12-13; Is 1, 16-17; Mt 6, 1-6. 16-18).

Oración sobre las ofrendas
Dios de bondad, que en san N. has querido destruir el hombre viejo y crear en él un hombre nuevo, a tu imagen, concédenos, por sus méritos, ser renovados por ti, como él lo fue, para que podamos ofrecerte un sacrificio que te sea agradable. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Super oblata
Ad altáre tuum accedéntibus, Dómine, da nobis illum pietátis afféctum, quo beátus N., abbas, exársit, ut, mundi corde et caritáte fervéntes, tibi sacrifícium offérre valeámus. Per Christum.
PREFACIO II DE LOS SANTOS
Eficacia de la acción de los Santos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque mediante el testimonio admirable de tus santos fecundas sin cesar a tu Iglesia con vitalidad siempre nueva, dándonos así pruebas evidentes de tu amor. Ellos nos estimulan con su ejemplo en el camino de la vida y nos ayudan con su intercesión.
Por eso, ahora, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Santo, Santo, Santo...
PRAEFATIO II DE SANCTIS
De actione Sanctorum
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Tu enim Sanctórum tuórum confessióne mirábili Ecclésiam tuam nova semper virtúte fecúndas, nobísque certíssima praebes tuae dilectiónis indícia. Sed étiam, ad mystéria salútis implénda, et ipsórum insígni incitámur exémplo et pia intercessióne perpétuo commendámur.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus...
PLEGARIA EUCARÍSTICA III. PREX EUCHARISTICA III.
Antífona de la comunión Cf. Mt 19, 27. 28. 29
Creedme, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna.
Antiphona ad communionem Cf. Lc 12, 42
Fidélis servus et prudens, quem constítuit Dóminus super famíliam suam, ut det illis in témpore trítici mensúram.
Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que nosotros tus siervos, fortalecidos por este sacramento, aprendamos a buscarte sobre todas las cosas a ejemplo de san N., y a ser nosotros mientras vivamos en el mundo, imagen del hombre nuevo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Post communionem
Huius quod súmpsimus, Dómine, virtúte sacraménti, rénova corda nostra, ut exémplo beáti N., abbátis, quae sursum sunt, non quae super terram, sapiéntes, cum Christo in glória mereámur apparére. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO
San Romualdo, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, quien, nacido en Rávena, deseoso de la vida y disciplina eremítica viajó por Italia durante varios años, fundando pequeños monasterios y promoviendo la vida evangélica entre los monjes, hasta que terminó sus trabajos en el monasterio de Valdicastro, en el Piceno (1027).
2. En Milán, en la provincia de Liguria, santos Gervasio y Protasio, mártires, cuyos cuerpos fueron encontrados por san Ambrosio, el cual, en este día, los trasladó con toda solemnidad a la nueva basílica que había edificado (transl. 386).
3*. En los montes Vosgos, de Burgundia, en Austrasia, san Deodato, obispo de Nevers, que fundó el monasterio que después recibió su nombre (c. 679).
4*. En el monasterio de Fécamp, en Neustria, santa Quildomarca o Ildemarca, abadesa, que recibió y atendió cordialmente a san Leodegario, mutilado por Ebroino (c. 682).
5. En Zaragoza, en Hispania, san Lamberto, mártir (c. s. VIII)
6*. En Caltagirone, de Sicilia, beato Gerlando, el cual, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, se entregó generosamente al cuidado de las viudas y de los niños huérfanos (c. 1271).
7. En Florencia, de la Toscana, santa Juliana Falconeri, virgen, que fundó la Hermanas de la Orden de los Siervos de María, llamadas, por su hábito, Mantelatas (1341).
8*. En Pésaro, del Piceno, beata Miguelina, viuda, que entregó todos sus bienes a los pobres y, vestido el hábito de la Tercera Orden de San Francisco, llevó una vida humilde y muy austera, mendigando su pan (1356).
9*. En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Sebastián Newdigate, Humfredo Middlemore y Guillermo Exmew, presbíteros de la Cartuja de esa ciudad, los cuales, reinando Enrique VIII, por su probada fidelidad a la Iglesia de Cristo fueron encarcelados y durante diecisiete días estuvieron de pie, amarrados con cadenas a unas columnas, hasta que consumaron su martirio ahorcados en Tyburn (1535).
10*. En la misma ciudad de Londres, beato Tomás Woodhouse, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, quien, ordenado sacerdote en tiempo de la reina católica María, posteriormente, en la persecución bajo la reina Isabel I, estuvo encarcelado por más de doce años, reconciliando con la Iglesia Católica a sus compañeros de cautiverio, hasta que consumó su martirio en Tyburn (1573).

11. En la aldea de Wuyi, cerca de la ciudad de Schienchian, en la provincia china de Heber, santos Remigio Isoré y Modesto Andlauer, presbíteros de la Compañía de Jesús y mártires, que, durante la persecución llevada por los seguidores del movimiento Yihetuan, fueron asesinados mientras oraban ante el altar (1900)

San Romualdo, abad
fecha: 19 de junio
fecha en el calendario anterior: 7 de febrero
n.: c. 952 - †: 1027 - país: Italia
canonización: C: Benedicto IX 1032
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
San Romualdo, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, que, habiendo nacido en Rávena, deseoso de la vida y disciplina eremítica, viajó por Italia durante varios años, durante los cuales fundó pequeños monasterios y promovió la vida evangélica entre los monjes, hasta que terminó su labor en el monasterio de Val di Castro, en el Piceno.
oración:
Oh Dios, que has renovado en tu Iglesia la vida eremítica por medio del abad san Romualdo, haz que, negándonos a nosotros mismos para seguir a Cristo, merezcamos llegar felizmente al reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

San Romualdo, de la familia de los Onesti, duques de Ravena, probablemente nació en el año 950. La afirmación de su biógrafo, san Pedro Damiano, de que vivió hasta la edad de 120 años es ahora rechazada universalmente. Aunque creció como un joven mundano, esclavo de sus pasiones, algunas veces aspiró a ideales más elevados. Su padre, cuyo nombre era Sergio, había determinado decidir en un duelo la disputa que tenía con un pariente por una propiedad, y Romualdo fue espectador involuntario del encuentro. Sergio mató a su adversario y Romualdo, horrorizado, huyó al monasterio cercano de Sant' Apollinare-en-Classe. En esta casa pasó tres años en tal fervor y austeridad, que su observancia se convirtió en un vivo reproche para ciertos monjes relajados e infieles, que se exasperaron aun más cuando les censuró su conducta. Entonces, con el consentimiento del abad, abandonó el monasterio y se retiró a las inmediaciones de Venecia, en donde se sometió a la dirección de un ermitaño llamado Marino. Con él, Romualdo hizo grandes progresos en el camino de la perfección. Se dice que Romualdo y Marino tuvieron algo que ver con el retiro del dux de Venecia, san Pedro Orseolo, a Cuxa, y que allí vivieron por un tiempo como ermitaños. El ejemplo de san Romualdo tuvo tal influjo sobre su padre Sergio, que éste entró al monasterio de San Severo, cerca de Ravena, para reparar sus pecados. Después de algún tiempo tuvo la tentación de regresar al mundo, por lo que su hijo fue allá para disuadirlo de romper su propósito. Lo consiguió, y Sergio permaneció en el monasterio hasta el fin de su vida.

Parece que Romualdo pasó los siguientes treinta años fundando ermitas y monasterios por toda Italia. Permaneció tres años en una celda cercana a la casa que había fundado en Parenzo. Allí trabajó por un tiempo, experimentando gran sequedad espiritual, pero un día, de pronto, cuando estaba recitando las palabras del Salmista, «Te daré entendimiento y te instruiré», Dios lo visitó con una luz extraordinaria y un espíritu de compunción que desde entonces nunca le abandonó. Escribió una exposición de los Salmos llena de pensamientos admirables. Con frecuencia pronosticó cosas futuras, y daba consejos a todos los que iban a consultarle, inspirado por una sabiduría celestial. Siempre había anhelado el martirio, y por fin obtuvo licencia del Papa para predicar el Evangelio en Hungría; pero fue atacado por una grave enfermedad tan pronto como puso los pies en el país, y como el mal volvía cada vez que intentaba actuar, sacó como conclusión que esto era una clara indicación de la voluntad de Dios de que no lo quería ahí. Muy conforme, retornó a Italia, aunque algunos de sus compañeros fueron a predicar la fe a los magiares.

Posteriormente permaneció por bastante tiempo en Monte di Sitrio, pero allí fue acusado de un crimen escandaloso por un joven noble a quien había censurado por su vida disipada. Aunque parezca extraordinario, los monjes creyeron el embuste, le impusieron severa penitencia, le prohibieron que celebrase misa, y lo incomunicaron. Todo lo soportó en silencio por seis meses, pero entonces Dios lo amonestó para que no se sometiera más a sentencia tan injusta, pronunciada sin autoridad y sin sombra de fundamento. Pasó seis años en Sitrio guardando silencio estricto y aumentando sus austeridades en lugar de relajarlas, no obstante su ancianidad. Romualdo tuvo alguna influencia en las misiones a los eslavos y prusianos a través del monasterio de Querfurt en Pereum, cerca de Ravena, que Otto III fundó para él y san Bruno, en 1001. Un hijo del duque Boleslao I de Polonia era monje en este monasterio, y en nombre de su padre le obsequió a Romualdo un magnífico caballo. Él lo cambió por un asno, y declaró que se sentía más unido a Jesucristo, montado sobre tal cabalgadura.

El monasterio más famoso de todos los de san Romualdo es el de Camáldoli, cerca de Arezzo, en la Toscana, fundado por él alrededor del año 1012. Se halla más allá de una montaña, la cual desciende en su parte más alejada en un precipicio escarpado que mira a un agradable valle, que entonces pertenecía a un castellano llamado Maldolo, quien lo cedió al santo; de ahí le viene el nombre de Camáldoli (campo de Máldoli). San Romualdo edificó en este sitio un monasterio, y por las varias observancias que agregó a la regla de San Benito dio principio a una nueva congregación llamada Camaldulense, en la cual unió la vida cenobítica con la eremítica. Después de que su bienhechor había visto en sueños elevarse una escala desde la tierra al cielo, por la que subían religiosos vestidos de blanco, Romualdo cambió el hábito de negro a blanco. La ermita dista poco más de dos kilómetros del monasterio. Está en la ladera de la montaña, sombreada por un obscuro bosque de abetos. En ella hay siete manantiales de agua clara. La sola vista de esta soledad en medio de la floresta ayuda a llenar la mente de compunción y de amor a la contemplación. En el lado izquierdo de la iglesia está la celda en la cual san Romualdo vivió cuando reunió por primera vez a estos ermitaños. Sus celdas, construidas de piedra, cuentan cada una con un pequeño jardín rodeado de muros, y con una capilla en la cual el ocupante puede celebrar la misa.

Después de algunos años en Camáldoli, Romualdo retornó a sus viajes, y andando el tiempo murió, solo en su celda, en el monasterio de Val-di-Castro, el 19 de junio de 1027. Un cuarto de siglo antes había profetizado que le llegaría la muerte en dicho sitio y de esa manera. Su cuerpo incorrupto fue trasladó a Fabriano el 7 de febrero de 1481, y el Papa Clemente VIII añadió su nombre al calendario general en 1595, celebrándose su memoria en esa fecha de 7 de febrero, hasta la última reforma del Martirologio en que se cambió -como en la mayor parte de los casos en que fue posible hacerlo- por la de la fecha de su muerte, es decir, del nacimiento en el cielo.

La principal fuente de informes sobre la vida de San Romualdo es la biografía escrita por san Pedro Damiano, que se encuentra en el Acta Sanctorum, febrero, vol. II, y en muchas otras colecciones.
Imagen: fresco de Fra Angelico en el convento de San Marcos de Florencia, 1441/2.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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