5° Obispo de Veracruz, 6 de junio | |||||
que agonizaban y les ofrecía la reconciliación con Dios, les impartía la Absolución Sacramental, muchas veces les daba también el Sagrado Viático, que llevaba consigo de manera oculta para que no lo descubrieran como sacerdote.
Son numerosos los episodios en los que narran las intervenciones heroicas del P. Guízar para salvar almas y encaminarlas al cielo. Sufrió varios destierros de su patria y en todas partes donde se encontraba su amor por las almas le transformaba en un gigante de la caridad y el amor al prójimo, dando todo lo que tenía a favor de los desposeídos. NOMBRADO 5 ° OBISPO DE VERACRUZ Estando desterrado en Cuba, cuando impartía fructíferas misiones, después de haber sido nombrado Misionero Apostólico, fue preconizado Obispo de Veracruz y recibió la consagración episcopal en la ciudad de La Habana, por el Delegado Apostólico, Mons. Tito Trochi, el 30 de Noviembre de 1919. El día 1º de Enero de 1920, partió rumbo a Veracruz en el navío llamado "La Esperanza”, y después de llegar al Puerto, se dirigió a la Ciudad de Xalapa, Sede de su Obispado, en donde tomó posesión el día 9 de Enero del mismo año. Apenas hubo llegado a su Diócesis, se distinguió por su celo ardentísimo a favor de las almas y por su gran caridad para con los demás, pues tuvo que enfrentar los estragos de un gran terremoto que había devastado la Zona de Xalapa, dejando sin hogar a muchos de sus hijos. Mons. Guízar se dio a la incansable tarea de ayudar a quines lo necesitaban y a visitar personalmente las regiones más afectadas, llevando la palabra del Señor y víveres para asistir a todos los dañados por el sismo. 1920 – 1938 SU GRAN LABOR EPISCOPAL Monseñor Rafael Guízar y Valencia no sólo fue un misionero infatigable, sino que también fue un buen pastor que siempre estaba dispuesto a dar la vida por sus ovejas y fue, además, un Padre solícito y Bienhechor de los pobres y desamparados. Estos fueron los rasgos de su ministerio episcopal. Entre los cuales su visión como pastor, le concedió darle una importancia capital a la formación de los sacerdotes, mediante la obra del Seminario Diocesano, en el que habrían de formarse muchos sacerdotes que multiplicarían sus misiones y la atención a las numerosas parroquias de todo el Territorio Veracruzano. Como Obispo de Veracruz sufrió los estragos de la persecución religiosa en México, pero de manera especial en este jirón de la patria. Así comenzó su calvario en el que tuvo que padecer calumnias, vejaciones, destierros y hambre. No obstante todo ello, su grande confianza en Dios Providente y su amor filial a María Santísima, le dieron la fortaleza necesaria para resistir los embates del demonio que quería arrancarle las almas que había ganado para Dios. Predicó muchas misiones en el territorio veracruzano y mantuvo abierto su Seminario, aun en contra de las leyes persecutorias contra la Iglesia, y supo infundir en todos los fieles la confianza en Dios para resistir a los males de este mundo. La caridad, la pobreza, la humildad, la obediencia y el espíritu de sacrificio, fueron entre otras, algunas virtudes que más adornaron su alma y ministerio episcopal. SU ULTIMA ENFERMEDAD Y SANTA MUERTE Escondido en la Ciudad de México por la persecución religiosa en el Estado de Veracruz, se dedicaba a prodigar la caridad entre los fieles y a conseguir bienes para el sostenimiento de su Seminario, el cual era para él “como la pupila de sus ojos”. Afectado de diversas enfermedades (diabetes, flebitis, insuficiencia cardiaca y otros padecimientos) fue llamado por el Señor para otorgarle el premio a sus fatigas, el día 6 de junio de 1938 en la Ciudad de México, en una casa contigua al edificio de su Seminario, donde éste estaba escondido por la persecución religiosa en Veracruz. Trasladado su cuerpo a Xalapa, sede de su Diócesis, fue sepultado con grandes manifestaciones del pueblo fiel, que le demostró su amor y gratitud por el inmenso bien que pasó haciendo cuando vivía. Su fama de santidad se ha extendido por todo México y por diversos países, particularmente en donde misionó incansablemente: Guatemala, Cuba, Colombia y el Sur de los Estados Unidos. Muchos milagros se han logrado por su valiosa intercesión particularmente curaciones asombrosas y ayudas en situaciones de penuria, especialmente para los necesitados. Su Santidad Juan Pablo II lo ha declaró Beato el día 29 de Enero de 1995, en Roma, Italia, en la Patriarcal Basílica Vaticana, y es un ejemplo de pastor abnegado y héroe de las virtudes cristianas. Fué canonizado el 15 de octubre de 2006 en la Plaza de San Pedro, presidida por el Papa Benedicto XVI
San Rafael Guizar Valencia, obispo
fecha: 6 de junio
n.: 1878 - †: 1938 - país: México canonización: B: Juan Pablo II 29 ene 1995 - C: Benedicto XVI 15 oct 2006 hagiografía: Vaticano
En Ciudad de México, tránsito de san Rafael Guizar Valencia, obispo de Veracruz, en México, que durante el tiempo de persecución, tanto clandestinamente como en el destierro, ejerció con coraje su ministerio episcopal.
Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, estado de Michoacán y diócesis de Zamora, Méjico, el 26 de abril de 1878. Sus padres, Prudencio y Natividad, fervientes cristianos, dieron a sus 11 hijos una esmerada educación religiosa. Huérfano de madre a los nueve años, Rafael hizo sus primeros estudios en la escuela parroquial y en un colegio regentado por los padres jesuitas. Maduró durante esos años su vocación al sacerdocio y decidió seguir la llamada de Dios. En 1891 ingresó en el seminario menor de Cotija y en 1896 pasó al seminario mayor de Zamora. El primero de junio de 1901, a la edad de 23 años, fue ordenado sacerdote. En los primeros años de ministerio sacerdotal, se dedicó con gran celo a dar misiones en la ciudad de Zamora y por diferentes regiones de Méjico. Nombrado en 1905 misionero apostólico y director espiritual del seminario de Zamora, trabajó incansablemente para formar a los alumnos en el amor de la Eucaristía y la devoción tierna y filial a la Virgen. En 1911, para contrarrestar la campaña persecutoria contra la Iglesia, fundó en la ciudad de Méjico un periódico religioso, que fue pronto cerrado por los revolucionarios. Perseguido a muerte, vivió durante varios años sin domicilio fijo, pasando toda especie de privaciones y peligros. Para poder ejercer su ministerio, se disfrazaba de vendedor de baratijas, de músico, de médico homeópata. Podía así acercarse a los enfermos, consolarlos, administrarles los sacramentos y asistir a los moribundos. Acosado por los enemigos, no pudiendo permanecer más tiempo en Méjico por el inminente peligro de ser capturado, pasó a finales del 1915 al sur de los Estado Unidos y al año siguiente a Guatemala donde dio un gran número de misiones. Su fama de misionero llegó a Cuba, donde fue invitado para predicar misiones populares. Su apostolado en esa isla fue fecundo, y ejemplar fue también su caridad con las víctimas de una peste que diezmó en 1919 a los cubanos. El primero de agosto de 1919, mientras realizaba en Cuba su apostolado misionero, fue preconizado obispo de Veracruz. Consagrado en la catedral de La Habana el 30 de noviembre de 1919, tomó posesión de su diócesis el 9 del año siguiente. Los dos primeros años los dedicó a visitar personalmente el vasto territorio de la diócesis, convirtiendo sus visitas en verdaderas misiones y en obra de asistencia a los damnificados de un terrible terremoto que había provocado destrucción y muerte entre la pobre gente de Veracruz: predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina, legitimaba uniones, pasaba horas en el confesionario, ayudaba a los que habían sido víctimas del terremoto. Una de sus principales preocupaciones era la formación de los sacerdotes. En 1921 logró rescatar y renovar el viejo seminario de Jalapa, que había sido confiscado en 1914, pero el gobierno le incautó otra vez el edificio apenas renovado. El obispo trasladó entonces la institución a la ciudad de Méjico, donde funcionó clandestinamente durante 15 años. Fue el único seminario que estuvo abierto durante esos años de persecución, llegando a tener 300 seminaristas. De los dieciocho años que regentó la diócesis, nueve los pasó en el exilio o huyendo porque lo buscaban para matarlo. Dio sin embargo muestras de gran valor llegando a presentarse personalmente a uno de sus perseguidores y a ofrecerse como víctima personal a cambio de la libertad de culto. En diciembre de 1937, mientras predicaba una misión en Córdoba, sufrió un ataque cardíaco que lo postró para siempre en cama. Desde el lecho del dolor dirigía la diócesis y especialmente su seminario, mientras preparaba su alma al encuentro con el Señor, celebrando todos los días la santa misa. Murió el 6 de junio de 1938 en la ciudad de Méjico. Al día siguiente fueron trasladados sus restos mortales a Jalapa. El cortejo fúnebre fue un verdadero triunfo: todos querían ver por última vez al «santo Obispo Guízar». Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 29 de enero de 1995 en la Basílica de San Pedro, y canonizado por SS Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006, también en la Plaza de San Pedro. Sepultado en la catedral de Jalapa, su sepulcro es meta de miles de peregrinos que piden su intercesión. Visita el sitio oficial de San Rafael Guizar y Valencia |
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
jueves, 6 de junio de 2013
Rafael Guizar y Valencia, Santo
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