lunes, 10 de junio de 2013

Metodio de Constantinopla, Santo


Patriarca, Junio 14
 
Metodio de Constantinopla, Santo
Metodio de Constantinopla, Santo

Patriarca de Constantinopla
(842-847)

Martirologio Romano: En Constantinopla, san Metodio, obispo, que, siendo monje, se dirigió a Roma, en el pontificado del papa Pascual I, para defender el culto de las sagradas imágenes y, elevado al episcopado, celebró solemnemente el triunfo de la fe ortodoxa. ( 847)
Defensor de imágenes durante la segunda persecución iconoclasta, nació en Siracusa a finales del siglo octavo; murió en Constantinopla el 14 de Junio de 847.

Hijo de una rica familia, vino a Constantinopla cuando era joven intentando obtener un puesto en la corte. Pero un monje lo persuadió de que cambiara de intención y entrara a un monasterio. Bajo el emperador León V (El Armennio, 813-820) se inició la persecución iconoclasta por segunda vez.

Casi todos los monjes eran aguerridos defensores de las imágenes; Metodio permaneció del lado de su orden y se distinguió por su oposición al gobierno. En 815 el patriarca Nicéforo I (806-815) fue depuesto y exiliado por su resistencia a las leyes iconoclastas; en su lugar se impuso a Theodotus I (815-821). En ese mismo año Metodio fue a Roma, aparentemente enviado por el depuesto Patriarca, para reportar el asunto al Papa (Pascual I, 817-824).

Permaneció en Roma hasta que León V fue asesinado en 820 y sucedido por Miguel II (820-829). Esperando cosas mejores del nuevo emperador, Metodio regresó entonces a Constantinopla portando una carta en la que el Papa trataba de persuadir a Miguel de que cambiara la política del gobierno y reinstaurara al Patriarca Nicéforo. Pero Miguel solo aumentó la fiereza de la persecución. Tan pronto regresó a Constantinopla, hubo entregado la carta y exhortado al emperador a actuar de acuerdo a ella, fue severamente castigado (con 70 latigazos), llevado a la isla Antigoni en el Propontis, y ahí fue encarcelado en una tumba fuera de uso. La tumba había sido concebida como un edifico de cierto tamaño; Metodio vivió en ella siete años. En 828 Miguel II, no mucho tiempo antes de su muerte, mitigó la persecución y proclamó una amnistía general. Sacando ventaja de ello, Metodio salió de prisión y regresó a Constantinopla casi agotado por sus privaciones. Su espíritu no estaba roto y retomó la defensa de las imágenes con el mismo celo que antes

Miguel II fue sucedido por su hijo Teófilo (829-842), que causó la última y más fiera persecución de los veneradores de imágenes. Metodio resistió directamente al emperador y fue nuevamente azotado y encarcelado en palacio. Pero esa misma noche escapó ayudado por sus amigos de la ciudad, que lo escondieron en su casa y le vendaron las heridas. Por esta razón, el gobierno confiscó la casa. Pero viendo que Metodio no iba a ser doblegado por el castigo, el emperador trató de convencerlo con argumentos.

El resultado de su discusión fue que Metodio en cierto grado persuadió al emperador. De cualquier manera, hacia el final de su reinado, la persecución fue mitigada. Theophilus murió en 842 e inmediatamente cambió toda la situación. Su esposa Theodora llegó a ser regente para su hijo Miguel III (El Borracho, 842-867). Ella había sido siempre una secreta veneradora de imágenes y ahora que tenía el poder, inmediatamente empezó a restaurar imágenes, liberar los confesores prisioneros y a regresar todo a las condiciones del Segundo Concilio de Nicea (787).

El patriarca de Constantinopla, Juan VII (832-842), era un iconoclasta puesto por el gobierno y al persistir en su herejía, fue depuesto y Metodio fue hecho patriarca en su lugar (842-847). Metodio ayudó entonces a la emperadora-regente en su restauración. Convocó un sínodo en Constantinopla (842) que aprobó la deposición de Juan VII y de su sucesión. No tuvo que hacer nuevas leyes sobre imágenes. Los Decretos de Nicea II que habían recibido el asentimiento del Papa y de toda la iglesia como los de un Concilio Ecuménico fueron puestos nuevamente en efecto.

El 19 de Febrero de 842, las imágenes fueron regresadas a los templos en solemne procesión. Esta fue la primera "Fiesta de la Ortodoxia", observada en memoria de aquel evento en el primer domingo de Cuaresma de cada año por toda la Iglesia Bizantina. Metodio entonces procedió a deponer a todos los obispos iconoclastas por todo su patriarcado, reemplazándolos por veneradores de imágenes. Al hacerlo, parece haber actuado severamente. Se formó una oposición contra él que por poco se vuelve un cisma organizado. El Patriarca fue acusado de violación; pero la mujer en cuestión, al ser interrogada admitió que había sido comprada por los enemigos de Metodio.

El 13 de Marzo de 842, Metodio, con gran honor para Constantinopla, compró las reliquias de su predecesor Nicéforo (que había muerto en el exilio). Fueron expuestas por algún tiempo en el templo de la Sagrada Visión y luego enterrados en el de los Apóstoles. Metodio fue sucedido por Ignacio, en cuyo tiempo se inició el gran cisma de Photius.

Metodio es un santo para católicos y ortodoxos. Es mencionado en el Martirologio Romana (14 Junio), en ese día la Iglesia Bizantina mantiene su fiesta junto a la del profeta Eliseo.

Con los otros patriarcas es aclamado defensor de imágenes, en el servicio de la fiesta de la Ortodoxia: "A Germanus, Tarasius, Nicephorus y Metodio, verdaderos altos sacerdotes de Dios y defensores y maestros de la Ortodoxia, R. Memoria Eterna (triple)." Los Sirios Uniatos (N.T.: miembros de la Iglesia Oriental que están en unión con la Iglesia Católica Romana, y reconocen al Papa romano como supremo en cuestiones de fe, pero mantienen su propia liturgia, rito y disciplina) celebran su fiesta el mismo día. Los ortodoxos tienen una curiosa leyenda: que sus oraciones y las de Teodora salvaron a Theophilus del infierno. Está narrada en el Synaxarion para la fiesta de la Ortodoxia.


San Metodio de Constantinopla, obispo
fecha: 14 de junio
†: 847 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Constantinopla, san Metodio, obispo, que, siendo monje, se dirigió a Roma, en el pontificado del papa Pascual I, para defender el culto de las sagradas imágenes y, elevado al episcopado, celebró solemnemente el triunfo de la fe ortodoxa.
refieren a este santo: San Juanicio

Los griegos profesan una gran veneración a san Metodio, patriarca de Constantinopla, debido a la importancia del papel que desempeñó en la lucha contra los iconoclastas y su derrota final, así como por la heroica resistencia con que soportó las persecuciones y, en consecuencia, le honran con los títulos de «el Confesor« y «el Grande». Metodio era natural de Sicilia y, en Siracusa, su ciudad natal, recibió una excelente educación. Se trasladó a Constantinopla con el objeto de conseguir un puesto en la corte, pero ahí conoció a un monje que llegó a tomarle gran afecto y, por consejo de éste, decidió abandonar el mundo por la vida religiosa. Construyó un monasterio en la isla de Kios, pero apenas comenzaba a formar su comunidad, cuando fue llamado a Constantinopla por el patriarca Nicéforo. En 815, durante la segunda etapa de la persecución iconoclasta, bajo el reinado de León el Armenio, adoptó una actitud firme y valiente en favor de la veneración a las imágenes sagradas. Inmediatamente después de la deposición y el exilio de san Nicéforo, partió Metodio a Roma, probablemente con el encargo de informar al Papa, san Pascual I, sobre la situación y ahí se quedó hasta la muerte del rey León V de Constantinopla.

Se alentaban grandes esperanzas de que el sucesor, Miguel el Tartamudo, favoreciese a los cristianos y, en 821, san Metodio regresó a Constantinopla con una carta del papa San Pascual al emperador, en la que pedía la rehabilitación de san Nicéforo. Pero tan pronto como Miguel el Tartamudo leyó la misiva, montó en cólera; acusó a Metodio de agitador profesional que buscaba crear la sedición, y mandó que fuese desterrado, luego de recibir una tunda de azotes. Se afirma que, en vez de desterrarlo, se le encerró durante siete años en una especie de tumba o mausoleo junto con dos ladrones; uno de éstos murió pronto, pero el santo y su compañero de infortunio fueron abandonados en su estrecha prisión hasta cumplir la condena. En este punto debemos aclarar que hay pruebas contradictorias sobre el lugar en que fue hecho prisionero san Metodio y la naturaleza del edificio que le sirvió de cárcel. El caso es que Metodio, al quedar en libertad, era un esqueleto en el que apenas quedaba un soplo de vida; sin embargo, conservaba entero su espíritu y, en poco tiempo se restableció. Entonces se inició una nueva persecución, propiciada por el emperador Teófilo, y Metodio fue llevado a su presencia. Ahí se le echaron en cara sus pasadas actividades subversivas y se le acusó de haber incitado al Papa a escribir la famosa carta. El santo repuso con firmeza que todo era falso y aprovechó la ocasión para manifestar su punto de vista sobre el culto a las imágenes, con estas palabras: «Si una imagen tiene tan poco valor a vuestros ojos, ¿por qué cuando renegáis de las imágenes de Cristo no condenáis también la veneración que se rinde a vuestras propias representaciones? ¡Lejos de renegar de vuestras imágenes, las multiplicáis continuamente!» La muerte del emperador, en 842, hizo que ascendiera al trono su viuda, Teodora, como regente de su pequeño hijo Miguel III; la emperatriz se declaró favorecedora y protectora de las imágenes. Cesaron las persecuciones, los clérigos desterrados volvieron del exilio y, en un lapso de treinta días, las sagradas imágenes quedaron reinstaladas en las iglesias de Constantinopla, entre el regocijo general. Juan el Gramático, un iconoclasta, fue depuesto del patriarcado, y se instaló a san Metodio en su lugar.

Entre los principales acontecimientos que señalaron el patriarcado de san Metodio, figura la realización de un sínodo en Constantinopla para confirmar los decretos promulgados en el Concilio de Nicea sobre los iconos; la institución de una ceremonia religiosa, llamada la «fiesta de la ortodoxia», que todavía se celebra en el primer domingo de Cuaresma en la Iglesia oriental; y el traslado de los restos de su antecesor, san Nicéforo, a Constantinopla. Por otra parte, aquel período de reconciliación quedó empañado por una acre disputa con los monjes estuditas, que antes habían sido los partidarios más ardientes de san Metodio. Al parecer, una de las causas de la desavenencia fue la condenación de ciertos escritos de san Teodoro el Estudita, por parte del patriarca.

Tras de haber ocupado el puesto durante cuatro años, san Metodio murió de hidropesía, el 14 de junio de 847. En vida fue un prolífico escritor, pero de las muchas obras poéticas, teológicas y de controversia que se le atribuyen, sólo quedan algunos fragmentos que tal vez no sean auténticos. Sin embargo, en tiempos modernos y gracias a ciertas pruebas manuscritas recientemente descubiertas, las autoridades en la materia se inclinan a creer que realmente fue san Metodio el autor de algunos escritos hagiográficos que aun se conservan, especialmente «La Vida de san Teófanes».

Las fuentes de información para la historia de san Metodio son muy considerables. Para empezar, tenemos una biografía anónima, escrita en griego, que se encuentra en el Acta Sanctorum, junio, vol. III. En unos tres o cuatro documentos biográficos hay abundancia de datos sobre distintas etapas de su carrera: un estudio de san Miguel Syncello, publicado por el Instituto Arqueológico Ruso de Constantinopla en 1906; las Actas de los santos David y compañeros, en la Analecta Bollandiana, vol. XVIII (1899), pp. 211-259; dos extensos escritos de san Juanico, impresos en el Acta Sanctorum, noviembre, vol. II.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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