En la Misa celebrada esta mañana en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reflexionó sobre “tres modelos de cristianos en la Iglesia: los pecadores, los corruptos y los santos”, y exclamó “¡pecadores sí, corruptos no!”.
El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Ángelo Amato, concelebró la Eucaristía, a la que asistieron un grupo de sacerdotes y colaboradores de esta congregación vaticana y un grupo de Caballeros de Su Santidad.
Al meditar sobre pecadores, corruptos y santos, el Santo Padre señaló que “no es necesario hablar mucho de los pecadores, porque todos lo somos”, indicando que nos conocemos “desde dentro y sabemos qué cosa es un pecador. Y si algunos de nosotros no se siente pecador, que vaya a ver al médico espiritual”, porque “algo no funciona”.
El Papa indicó que los corruptos buscan “adueñarse de la viña y han perdido la relación con el Dueño de la viña”, quien “nos ha llamado con amor, nos custodia, y que también nos da la libertad”.
Estas personas, advirtió Francisco, “se han sentido fuertes, se han sentido autónomas de Dios”.
“Estos, lentamente, se han resbalado sobre aquella autonomía, la autonomía en la relación con Dios: ‘Nosotros no tenemos necesidad de aquel Dueño, ¡que no venga a molestarnos!’. Y nosotros vamos adelante así. ¡Estos son los corruptos! Aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso adelante, como si se hubieran consolidado en el pecado: ¡no tienen necesidad de Dios!”.
Sin embargo, el Papa señaló que esta falta de necesidad de Dios es “solo aparentemente, porque en su código genético está impresa esta relación con Dios”. “Y como no la pueden negar, se hacen un Dios especial: son Dios ellos mismos. Son los corruptos”.
El Santo Padre señaló que la presencia de los corruptos “es también un peligro para nosotros”, pues en las comunidades cristianas estos piensan solamente en su propio grupo.
“Judas empezó, de pecador avaro terminó en la corrupción. El camino de la autonomía es un camino peligroso: los corruptos son grandes desmemoriados, han olvidado este amor, con el cual el Señor ha plantado la viña, ¡los ha hecho a ellos!”.
Los corruptos, dijo el Papa, “¡han cortado la relación con este amor! Y ellos se convierten en adoradores de sí mismos. ¡Cuánto daño han causado los corruptos en las comunidades cristianas! Que el Señor nos libre de resbalar en este camino de la corrupción”.
Francisco también se refirió a los santos, y recordó los 50 años de la muerte del Beato Juan XXIII, un “modelo de santidad”.
Los santos, dijo el Papa, son “aquellos que obedecen al Señor, aquellos que adoran al Señor, aquellos que no han perdido la memoria de amor, con el cual el Señor ha plantado la viña”.
“Así como los corruptos hacen tanto daño a la Iglesia, los santos le hacen tanto bien”.
El Santo Padre recordó que “el apóstol Juan dice que los corruptos son el anticristo, que están en medio a nosotros, pero que no son parte de nosotros. La Palabra de Dios nos habla de los santos como de luz, ‘aquellos que estarán ante el trono de Dios, en adoración’”.
“Pidamos hoy al Señor la gracia de sentirnos pecadores, pero verdaderos pecadores, no pecadores en general, sino pecadores por esto, esto y esto, concretos, con lo concreto del pecado. La gracia de no convertirnos en corruptos: ¡pecadores si, corruptos no! Y la gracia de ir por el camino de la santidad. Así sea”.
El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Ángelo Amato, concelebró la Eucaristía, a la que asistieron un grupo de sacerdotes y colaboradores de esta congregación vaticana y un grupo de Caballeros de Su Santidad.
Al meditar sobre pecadores, corruptos y santos, el Santo Padre señaló que “no es necesario hablar mucho de los pecadores, porque todos lo somos”, indicando que nos conocemos “desde dentro y sabemos qué cosa es un pecador. Y si algunos de nosotros no se siente pecador, que vaya a ver al médico espiritual”, porque “algo no funciona”.
El Papa indicó que los corruptos buscan “adueñarse de la viña y han perdido la relación con el Dueño de la viña”, quien “nos ha llamado con amor, nos custodia, y que también nos da la libertad”.
Estas personas, advirtió Francisco, “se han sentido fuertes, se han sentido autónomas de Dios”.
“Estos, lentamente, se han resbalado sobre aquella autonomía, la autonomía en la relación con Dios: ‘Nosotros no tenemos necesidad de aquel Dueño, ¡que no venga a molestarnos!’. Y nosotros vamos adelante así. ¡Estos son los corruptos! Aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso adelante, como si se hubieran consolidado en el pecado: ¡no tienen necesidad de Dios!”.
Sin embargo, el Papa señaló que esta falta de necesidad de Dios es “solo aparentemente, porque en su código genético está impresa esta relación con Dios”. “Y como no la pueden negar, se hacen un Dios especial: son Dios ellos mismos. Son los corruptos”.
El Santo Padre señaló que la presencia de los corruptos “es también un peligro para nosotros”, pues en las comunidades cristianas estos piensan solamente en su propio grupo.
“Judas empezó, de pecador avaro terminó en la corrupción. El camino de la autonomía es un camino peligroso: los corruptos son grandes desmemoriados, han olvidado este amor, con el cual el Señor ha plantado la viña, ¡los ha hecho a ellos!”.
Los corruptos, dijo el Papa, “¡han cortado la relación con este amor! Y ellos se convierten en adoradores de sí mismos. ¡Cuánto daño han causado los corruptos en las comunidades cristianas! Que el Señor nos libre de resbalar en este camino de la corrupción”.
Francisco también se refirió a los santos, y recordó los 50 años de la muerte del Beato Juan XXIII, un “modelo de santidad”.
Los santos, dijo el Papa, son “aquellos que obedecen al Señor, aquellos que adoran al Señor, aquellos que no han perdido la memoria de amor, con el cual el Señor ha plantado la viña”.
“Así como los corruptos hacen tanto daño a la Iglesia, los santos le hacen tanto bien”.
El Santo Padre recordó que “el apóstol Juan dice que los corruptos son el anticristo, que están en medio a nosotros, pero que no son parte de nosotros. La Palabra de Dios nos habla de los santos como de luz, ‘aquellos que estarán ante el trono de Dios, en adoración’”.
“Pidamos hoy al Señor la gracia de sentirnos pecadores, pero verdaderos pecadores, no pecadores en general, sino pecadores por esto, esto y esto, concretos, con lo concreto del pecado. La gracia de no convertirnos en corruptos: ¡pecadores si, corruptos no! Y la gracia de ir por el camino de la santidad. Así sea”.
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