sábado, 8 de junio de 2013

Los Libros Deuterocanónicos

   

Detalle de una página de la Biblia del Oso (Basilea, Suiza, 1569), de Casiodoro de Reina, reformador protestante español del Siglo XVI, conteniendo el principio y los encabezados del Libro de Tobías, uno de los libros deuterocanónicos.
Los deuterocanónicos son textos y pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana que no están incluidos en el Tanaj judío hebreo-arameo; pero que sí se incluyen en la Biblia Griega de los LXX, llamada Septuaginta —datada entre los años 280 y 30 a.C.—; el texto utilizado por las comunidades judías e israelitas de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griegas.[1] [2]
Los deuterocanónicos son:


Etimología del vocablo

Los términos protocanónicos y deuterocanónicos no aparecieron nunca antes de mediados del Siglo XVI. Fueron acuñados en el año de 1566 por Sixto de Siena, teólogo católico de origen judío, para referirse, respectivamente, a los textos propios del llamado Canon Palestinense del Tanaj judío –por considerarlo una “primera norma” o prescripción de textos del Viejo Testamento—, y a los textos propios del llamado Canon Alejandrino de la Biblia Griega —por considerarlo una “segunda norma” o prescripción de textos del Viejo Testamento—.[3]
La Enciclopedia Espasa define de esta manera este término:
"Nombre que se da a aquellos libros, o parte de libros de la Sagrada Escritura, que desde su origen no fueron considerados como inspirados por todos, y que hoy son rechazados del canon de la Sagrada Escritura por los judíos y protestantes. La Iglesia Católica, empero, los considera como verdadera y auténtica palabra de Dios, y han sido declarados como libros inspirados por los concilios de Trento y Vaticano."
Tomo 18, Pág. 721.

Canonicidad

La canonicidad de los libros deuterocanónicos es distinta para los diversos grupos que tienen como sagrados a los textos hebreos. La comunidad judía y algunas de las organizaciones cristianas de origen protestante no aceptan los libros deuterocanónicos en su canon. La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa los consideran de segundo canon; o sea que no son tomados como parte del primer canon, sin embargo se les reconoce autoridad. Los judíos llaman Canon Palestinense al Tanaj al que se le añaden los deuterocanónicos.
Las iglesias cristianas ortodoxas, e iglesias orientales, incluyen en el canon de la Biblia, en adición a ellos, algunos otros textos, como el Salmo 151, la Oración de Manasés, 3 y 4 Esdras, y 3 y 4 Macabeos; los cuales aparecen en códices antiguos de la Septuaginta, así como de otros antiguos textos bíblicos; algunos de los cuales contenían, asimismo, el Libro de las Odas y el Libro de los Salmos de Salomón. En adición a ellos, la Iglesia copta también acepta el Libro de Enoc, el Libro de los Jubileos, y algunos otros más.
Hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la iglesia cristiana primitiva. Sin embargo, siglos más tarde, Lutero reparó en ellos precisamente por su aparente apoyo a la doctrina del purgatorio, a la cual se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la doctrina del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la iglesia católica romana llama actualmente deuterocanónicos, o sea de segundo canon, y que siempre han estado en su canon, fueron incorporados en la traducción al griego de la Septuaginta, una versión griega de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas, e incluso en la católica, antes de la Vulgata latina de Jerónimo. Según los protestantes, es un canon que prácticamente ninguna tradición judía hebrea acepta, pero fue el más usado en los tiempos apostólicos, y existen referencias a deuterocanónicos en múltiples pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia histórica de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros deuterocanónicos. También existen pruebas de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblico-arqueológica más antigua, han sido encontrados algunos fragmentos de tres libros deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).
Los argumentos en contra y a favor de los deuterocanónicos como parte del canon son muchos, variados y complejos. El mayor argumento de sus opositores, y el único de fondo, ha sido su omisión del canon del Tanaj judío palestinense, o tal vez su posible supresión en el mismo de un canon consensual aún más antiguo, como algunos autores proponen. Pero algunos autores sostienen que el canon del Tanaj representa posturas fariseas, y fue elaborado por judíos expresamente opositores al cristianismo (la escuela de Yabné o Yamnia), mientras que es posible encontrar referencias a algunos deuterocanónicos como textos sagrados en escritos judíos de distintas corrientes, y 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por otra parte, se debate sobre la lengua de los textos originales de algunos de estos libros, es decir, el griego; aunque estas cuestiones no afectan a los textos escritos en hebreo de forma original, como el Eclesiástico.

Realidad histórica

Desde una perspectiva estrictamente histórica, a través de la historia, los deuterocanónicos han estado presentes en las Biblias de todas las facciones cristianas anteriores a la reforma protestante del Siglo XVI. También están presentes en todas las versiones bíblicas protestantes anteriores al año de 1826, y también en al menos algunas ediciones posteriores de esas mismas Biblias.[4] Además de las Biblias cristianas ortodoxas y católicas romanas, actualmente se siguen incluyendo en las Biblias luteranas, anabaptistas, anglicanas y episcopalianas.

Notas y Referencias

  1. KELLY, John Norman Davidson; Early Christian Doctrines; Pág. 53; Continuum; Londres, Inglaterra, 1958; ISBN 0-8264-5252-3.
  2. El pueblo judío y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, La extensión del canon de las Escrituras
  3. DÍEZ MACHO, Alejandro-BARTINA, Sebastián; Enciclopedia de la Biblia; Lion Publishing; Barcelona, España, 1966; ISBN 84-7151-351-X.
  4. Usted puede tener acceso, por ejemplo, a los textos completos de la Biblia de Casiodoro de Reina, llamada Biblia del Oso (1569), en formato de archivo escanográfico, en el sitio de Clásicos Digitales de la Universidad Conimbricense. También puede tener acceso al grueso de los textos de la Biblia de Cipriano de Valera, llamada Biblia del Cántaro (1602), en formato de archivo PDF, en el sitio de Libros de Google.es. Los gruesos de los textos de al menos algunas de las numerosas Biblias protestantes inglesas con “Apocrypha” se encuentran disponibles para su descarga en los sitios de e-Sword, y de The Unbound Bible, de Biola University.

Véase también

Enlaces externos

  1. Historia del Canon del Viejo Testamento en Apologética.org
  2. “Del Viejo Testamento a la antropología cristiana: la importancia decisiva de los Libros Deuterocanónicos” en el Depósito Académico Digital de la Universidad de Navarra
  3. “¿Qué hay con esos libros ‘extra’ de la Biblia?” en The David MacDonald’s Official Web Site
  4. El Canon de las Escrituras en Apologética Católica
  5. Historia del Canon Bíblico, Parte 3 de 7 en Biblia Esfera
  6. Historia del Canon Bíblico, Parte 4 de 7 en Biblia Esfera
  7. Historia del Canon Bíblico, Parte 5 de 7 en Biblia Esfera
  8. Historia del Canon Bíblico, Parte 6 de 7 en Biblia Esfera
  9. Canon of the Old Testament en New Advent
  10. “Defending the Deuterocanonicals” en Eternal Word Television Network
Los 7 libros deuterocanónicos de la Biblia:
  • Tobías
  • Judit
  • Ester
  • I Macabeos
  • II Macabeos
  • Sabiduría
  • Eclesiástico (también llamado "Sirac")
  • Baruc
 
DESARROLLO DEL CANON DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
 
¿Quién estableció la lista de los libros que forman parte de la Biblia?
¿Por qué  reconocemos el Evangelio de Juan y no el de Judas?

Veamos un poco de historia...

Por el año 605 Antes de Cristo, el Pueblo de Israel sufrió una dispersión o, como se le conoce bíblicamente, una "diáspora". El rey Nabucodonosor conquistó Jerusalén y llevó a los israelitas cautivos a Babilonia, comenzando la "Cautividad de Babilonia” (cf. 2 Reyes 24,12 y 2 Reyes 25,1).  
Pero no todos los israelitas fueron llevados cautivos, un "resto" quedó en Israel (cf. 2 Reyes 25,12; 2 Reyes 25,22; Jeremías 40,11; Ezequiel 33,27). También un número de Israelitas no fueron cautivos a Babilonia sino que fueron a Egipto (cf. 2 Reyes 25,26; Jeremías 42,14; Jeremías 43,7).
El rey Ciro de Persia conquistó Babilonia (cf. 2 Crónicas 36,20; 2 Crónicas 36,23) y dio la libertad a los israelitas de regresar a Israel, terminando así su esclavitud. Algunos regresaron a Palestina (cf. Esdras 1,5; 7,28 y Nehemías 2,11) pero otros se fueron a Egipto, estableciéndose, en su mayoría, en la ciudad de Alejandría (fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C, que contaba con la biblioteca más importante del mundo en esa época). Así que los judíos estaban disgregados aun después del fin del cautiverio, unos en Palestina y otros en la diáspora, sobre todo en Alejandría. En el tiempo de los Macabeos había mas judíos en Alejandría que en la misma Palestina (cf. 1 Macabeos 1,1)
La Traducción de los Setenta (Septuagésima)
En el siglo III antes de Cristo, la lengua principal de Alejandría, como en la mayor parte del mundo civilizado, era el griego. El hebreo cada vez se hablaba menos, aun entre los judíos (Jesús y sus contemporáneos en Palestina hablaban arameo)Por eso había una gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras.
La historia relata que Demetrio de Faleron, el bibliotecario de Plotomeo II (285-246 a.C.), quería unas copias de la Ley Judía para la Biblioteca de Alejandría. La traducción se realizó a inicios del siglo tercero a.C. y se llamó la Traducción de los Setenta (por el número de traductores que trabajaron en la obra). Comenzando con la Torá, tradujeron todas las Sagradas Escrituras, es decir todo lo que es hoy conocido por los católicos como el Antiguo Testamento. Introdujeron también una nueva organización e incluyeron Libros Sagrados que, por ser más recientes, no estaban en los antiguos cánones pero eran generalmente reconocidos como sagrados por los judíos. Se trata de siete libros, llamados hoy deuterocanónicos.
El canon de los Setenta (Septuagésima) contiene los textos originales de algunos de los deuterocanónicos (Sabiduría y 2 Macabeos) y la base canónica de otros, ya sea en parte (Ester, Daniel y Sirac) o completamente (Tobit, Judit, Baruc y 1 Macabeos). 
El canon de la Septuagésima (Alejandrino) es el que usaba Jesucristo y los Apóstoles
El canon de Alejandrino, con los siete libros deuterocanónicos, era el más usado por los judíos en la era Apostólica. Este canon es el utilizado por Cristo y los escritores del Nuevo Testamento. 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por eso no hay duda de que la Iglesia apostólica del primer siglo aceptó los libros deuterocanónicos como parte de su canon (libros reconocidos como Palabra de Dios). Por ejemplo, Orígenes, Padre de la Iglesia (+254), afirmó que los cristianos usaban estos libros aunque algunos líderes judíos no los aceptaban oficialmente. 
Los judíos establecen un nuevo canon después Cristo
Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía hizo un nuevo canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Ellos querían cerrar el período de revelación siglos antes de la venida de Jesús, buscando así distanciarse del cristianismo. Por eso cerraron el canon con los profetas Esdras (458 a.C.), Nehemías (445 a.C.), y Malaquías (433 a.C.). Por lo tanto dejaron fuera del canon los últimos siete libros reconocidos por el canon de Alejandrino.
Pero en realidad no hubo un "silencio bíblico" (una ausencia de Revelación) en los siglos precedentes al nacimiento de Jesús.  Aquella era la última etapa de revelación antes de la venida del Mesías. Los judíos reconocían el canon alejandrino en tiempo de Jesús. Por eso la Iglesia siguió reconociéndolo.
De esta forma surgieron dos principales cánones del Antiguo Testamento:
1: El canon Alejandrino: Reconocido por los judíos en la
traducción de los Setenta al griego. Este canon es el más utilizado por los judíos de tiempo de Cristo y por los autores del Nuevo Testamento
. Este canon contiene los libros "deuterocanónicos" y es el reconocido por la Iglesia Católica.

2: El canon de Jamnia: Establecido por judíos que rechazaron el cristianismo y por lo tanto quisieron distanciar el período de revelación del tiempo de Jesús. Por eso rechazaron los últimos 7 libros reconocidos por el canon alejandrino. 
XV siglos después de Cristo, Lutero rechaza el canon establecido por la Iglesia primitiva y adopta el canon de Jamnia. Este es el canon que aceptan los Protestantes.
La Vulgata de San Jerónimo
La primera traducción de la Biblia al latín fue hecha por San Jerónimo y se llamó la "Vulgata" (año 383 AD). El latín era para entonces el idioma común en el mundo Mediterráneo. San Jerónimo en un principio tradujo del texto hebreo del canon de Palestina. Por eso no tenía los libros deuterocanónicos. Esto produjo una polémica entre los cristianos de aquel tiempo. En defensa de su traducción, San Jerónimo escribió: "Ad Pachmmachium de optimo genere interpretandi", la cual es el primer tratado acerca del arte de traducir. Por eso se le considera el padre de esta disciplina. Ahí explica, entre otras cosas, el motivo por el cual considera mejor traducir directo del hebreo. San Jerónimo no rechazó los libros deuterocanónicos. La Iglesia aceptó su traducción con la inclusión de los libros deuterocanónicos. Por eso la Biblia Vulgata tiene los 46 libros.
La Iglesia establece el Canon de la Biblia
Es importante entender que la Iglesia fundada por Cristo precede al Nuevo Testamento. Es la Iglesia la autoridad que establece el canon de la Biblia y su correcta interpretación y no al revés, como creen algunos Protestantes. Cuando en el N.T. habla de las "Escrituras" se refiere al A.T.  El nombre de "Nuevo Testamento" no se usó hasta el siglo II.
Con el tiempo, un creciente número de libros se presentaban como sagrados y causaban controversia. Entre ellos muchos eran de influencia gnóstica. Por otra parte, algunos, como los seguidores de Marción, rechazaban libros generalmente reconocidos por los Padres. La Iglesia, con la autoridad Apostólica que Cristo le dio, definió la lista (canon) de los Libros Sagrados de la Biblia.
Los concilios de la Iglesia Católica - el Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D., ambos en el norte de África - confirmaron el canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) y también fijaron el canon del Nuevo Testamento con 27 libros.
Para reconocer los libros del Nuevo Testamento los Padres utilizaron tres criterios:1- que fuesen escritos por un Apóstol o su discípulo.
2- que se utilizara en la liturgia de las iglesias Apostólicas
. Ej. Roma, Corintio, Jerusalén, Antioquía, etc.
3- que estuviera en conformidad con la fe
Católica recibida de los Apóstoles
Al no satisfacer estos criterios, algunos evangelios atribuidos a los Apóstoles (ej. Ev. de Tomás, Ev. de Pedro) fueron considerados falsos por la Iglesia y rechazados. Por otra parte fueron aceptados libros (ej. Evangelio de San Juan y Apocalipsis) que por largo tiempo habían sido controversiales por el atractivo que ejercen en grupos sectarios y milenaristas.
La carta del Papa S. Inocencio I en el 405, oficialmente recoge el canon ya fijo de 46 libros del A.T. y los 27 del N.T.  El Concilio de Florencia (1442) confirmó una vez más el canon, como lo hizo también el Concilio de Trento.
En el 1534, Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán. Pero rechazó los últimos siete libros del A.T. porque estos contradecían sus nuevas doctrinas. Por ejemplo, al quitar los libros de Macabeos, le fue mas fácil negar el purgatorio ya que 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la muerte. Lutero dice que Macabeos no pertenece a la Biblia. Sin embargo Hebreos 11,35 (Nuevo Testamento) hace referencia a 2 Macabeos: "Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor". Los únicos en el Antiguo Testamento a quienes se aplica este pasaje es a los mártires macabeos, que fueron torturados por conseguir la resurrección (2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36).
¡Lutero consideró conveniente optar por el canon de Jamnia que los judíos habían establecido para distanciarse del cristianismo!. Lo prefirió a pesar que le faltaban libros que Jesús, los Apóstoles y la Iglesia desde el principio habían reconocido (ver arriba). Agrupó los libros que quitó de la Biblia bajo el título de "apócrifos", señalando: "estos son libros que no se tienen por iguales a las Sagradas Escrituras y sin embargo son útiles y buenos para leer".
Lamentablemente Lutero propagó sus errores junto con su rebelión. Por esa razón a la Biblia Protestante le faltan 7 libros del AT.  Los consideran libros que ellos llaman "apócrifos". 
  • Tobías
  • Judit
  • Ester (protocanónico con partes deuterocanónicas)
  • Daniel (protocanónico con partes deuterocanónicas)
  • I Macabeos
  • II Macabeos
  • Sabiduría
  • Eclesiástico (también llamado "Sirac")
  • Baruc
Lutero no solo eliminó libros del Antiguo Testamento sino que quiso eliminar algunos del Nuevo Testamento e hizo cambios en el Nuevo Testamento para adaptarlo a su doctrina.
Martín Lutero había declarado que la persona se salva sólo por la fe (entendiendo la fe como una declaración legal), sin necesidad de poner la fe en práctica por medio de obras. Según él todas las doctrinas deben basarse solo en la Biblia, pero la Biblia según la acomoda e interpreta él. Por eso llegó incluso a añadir la palabra "solamente" después de la palabra "justificado" en su traducción alemana de Romanos 3, 28.  También se refirió a la epístola de Santiago como epístola "de paja" porque esta enseña explícitamente: "Veis que por las obras se justifica el hombre y no sólo por la fe". (Ver: Fe y obras; Estado actual del diálogo Católico-Luterano al respecto)
Lutero además se tomó la libertad de separar los libros del Nuevo Testamento de la siguiente manera:
  • Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Gálatas, Efesios, I Pedro y I Juan
  • Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de Pablo, II Pedro y II de Juan
  • Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo Testamento.
Gracias a Dios, los Protestantes y Evangélicos tienen los mismos libros que los católicos en el Nuevo Testamento porque no aceptaron los cambios de Lutero para esta parte del canon. Pero se encuentran en una posición contradictoria: Reconocen el canon establecido por la Iglesia Católica para el Nuevo Testamento (los 27 libros que ellos tienen) pero no reconocen esa misma autoridad para el canon del A.T. 
Es interesante notar que la Biblia Gutenberg, la primera Biblia impresa, es la Biblia latina (Vulgata), por lo tanto, contenía los 46 libros del canon alejandrino.
El reformador español, Casiodoro de Reina, respetó el canon católico de la Biblia en su traducción, la cual es considerada una joya de literatura. Pero luego Cipriano de Valera quitó los deuterocanónicos en su versión conocida como Reina-Valera. 
Posición de la Iglesia Anglicana
Según los 39 Artículos de Religión  de la Iglesia de Inglaterra (1563), los libros deuterocanónicos pueden ser leídos para "ejemplo de vida e instrucción de costumbres", pero no deben ser usados para "establecer ninguna doctrina" (Artículo VI). Consecuentemente, la Biblia, versión "King James" (1611) contenía estos libros entre el N.T. y el A.T.  Pero Juan Lightfoot (1643) criticó este orden alegando que los "malditos apócrifos" pudiesen ser así vistos como un puente entre el A.T. y el N.T. La Confesión de Westminster (1647) decidió que estos libros, "al no ser de inspiración divina, no son parte del canon de las Escrituras y, por lo tanto, no son de ninguna autoridad de la Iglesia de Dios ni deben ser en ninguna forma aprobados o utilizados más que otros escritos humanos."
Los Concilios  modernos confirman el Canon
La Iglesia Católica, fiel a la encomienda del Señor de enseñar la verdad y refutar los errores, definió solemnemente, en el Concilio de Trento, en el año 1563, el canon del Antiguo Testamento con 46 libros siguiendo la traducción griega que siempre habían utilizado los cristianos desde el tiempo apostólico. Enseñó que los libros deuterocanónicos deben ser tratados "con igual devoción y reverencia". Esto fue una confirmación de lo que la Iglesia siempre enseñó.

Esta enseñanza del Concilio de Trento fue una vez más confirmada por el Concilio Vaticano I y por el Concilio Vaticano II  (Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Sagrada Escritura). El Catecismo de la Iglesia Católica reafirma la lista completa de los Libros Sagrados, incluyendo los deuterocanónicos.

La Biblia es un regalo del Señor, presentado como obra terminada a través de un largo proceso en el que el Espíritu Santo ha guiado a la Iglesia Católica a la plenitud de la verdad. Por la autoridad de la Iglesia se establece el canon definitivo. 
Ante los que quieren introducir libros en el Canon, por ejemplo, el "Evangelio de Judas", los protestantes más conocedores han tenido que recurrir a la autoridad de la Iglesia Católica para declarar que el canon de las Escrituras ha sido fijado en los Concilios del siglo IV y no se puede cambiar.

Los Deuterocanónicos

Razones basadas en su contenido por las que los protestantes los rechazan.
Por José Miguel Arráiz
Introducción
Recientemente navegando en Internet me encontré con un estudio anónimo que comentaba entre otras cosas, algunas razones por las cuales los libros deuterocanónicos no podían ser inspirados basadas en su conetenido. Luego de investigar la fuente del estudio pude averiguar gracias a un buen amigo que estaba basado en el libro "La Biblia como se convirtió en Libro" de Terry Hall, donde hay un apéndice escrito por Roberto Lloyd que se llama "Porque no aceptamos los libros apócrifos". Luego de leer con atención el estudio he querido hacer algunos comentarios al respecto..
Argumento 1: Los deuterocanónicos no pueden ser inspirados porque no afirman serlo
Este argumento era presentado en el estudio de la siguiente manera:
…Es dentro de los propios libros donde vemos que carecen de una de la principales fuentes para entender que algo es inspirado por Dios, pues no aparece ninguna de estas frases: "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..." y por el contrario expresan su inspiración humana, tal y como aparece en 2ª de Macabeos 15.37-38 "...Y yo termino aquí mi narración. Si está bien escrita y ordenada, esto fue lo que me propuse. Si es mediocre y sin valor, solo eso fue lo que pude hacer ". Claramente expresa que es de propia creación, pues no habla para nada de inspiración divina.
Y luego continúa:
Asimismo, en el prólogo del libro Eclesiástico, habla el nieto del escritor en estos términos: "... Los que leen las Escrituras tienen el deber no solamente de adquirir ellos mismos muchos conocimientos, sino que deben ser capaces de ayudar, tanto de palabra como por escrito, a quienes no han recibido esta instrucción. Así lo hizo mi abuelo Jesús. En primer lugar se dedicó de lleno a la lectura de la ley y los profetas, y de los demás libros recibidos de nuestros antepasados, y alcanzó un conocimiento muy grande de ellos; y luego él mismo se sintió movido a escribir un libro sobre la instrucción y la sabiduría, para que, practicando sus enseñanzas, las personas deseosas de aprender puedan hacer mayores progresos viviendo de acuerdo con la ley". Expresa claramente que su abuelo quiso realizar un libro didáctico, para ayudar al conocimiento de la Ley, pero no expresa para nada algún tipo de revelación, sino que es escrito basándose en el conocimiento adquirido, por su experiencia, de la primera.
Lo primero que viene a la mente ante este argumento son las siguientes interrogantes fundamentales.
1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que lo es?
2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser inspirado entonces lo es?
Comencemos con la primera:
1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que lo es?
Si el autor piensa que la respuesta es SI entonces está equivocado. De hecho muy pocos libros de la Biblia afirman ser inspirados y muchos de los libros que los protestantes si aceptan en su canon no afirman ser de inspiración divina y de ser cierto este criterio tendrían, siguiendo su línea e pensamiento, que desecharlos también.
El libro de Rut por ejemplo (que aceptan los protestantes) no dice por ninguna parte "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..."
Otro ejemplo lo vemos en el comienzo del evangelio de Lucas:
“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.” Lucas 1,1-4
Tenemos nada menos al evangelista afirmando que él había decidido luego de INVESTIGAR todo diligentemente, narrar los hechos para que Teófilo conociera las enseñanzas que ha recibido. Se puede ver claramente que:
1.1) No se ve que el estaba conciente de estar escribiendo un libro inspirado por Dios
1.2) No se ve que estuviera conciente de que su escrito fuera destinado a pertenecer a la Biblia (De hecho era dirigido a Teófilo)
1.3) Tampoco afirma "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..." requisito que parece exigir el autor protestante a un libro para que según él sea inspirado, sino que el mismo autor reconoce que es un compendio de su “investigación diligente”.
Por tanto, el mismo criterio que utiliza el protestante para descalificar el Eclesiástico y el de Macabeos descalifica también el evangelio de Lucas, pero ellos si aceptan este, lo cual demuestra un doble criterio aplicado selectivamente cuando creen convenirle.
Otro ejemplo lo vemos en el libro del Eclesiastés también aceptado por protestantes, que comienza diciendo:
"Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén” Eclesiastés 1,1
Y no solo eso, en su libro afirma desconocimiento de ciertos hechos que Dios ciertamente si conoce:
“¿Quién sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de vida de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra? Veo que no hay para el hombre nada mejor que gozarse en sus obras, pues esa es su paga. Pero ¿quién le guiará a contemplar lo que ha de suceder después de él?” Eclesiastés 3,21-22
Si se lee con atención el libro completo podrá ver que se repiten muchas expresiones similares (Eclesiastés 3,19 por ejemplo).
En resumen tenemos a Cohelet diciendo:
1.1) Que el libro es “palabra suya
1.2) Afirmando desconocer hechos que Dios conoce.
¿Por qué entonces siguiendo ese mismo criterio los protestantes no desconocen este libro? Sencillamente porque la respuesta a la pregunta 1 es NO, y que para que un libro sea inspirado NO DEBE afirmar que lo es.
Pasemos a la segunda interrogante fundamental:
2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser inspirado, entonces lo es?
Si la respuesta del autor a esta pregunta es SI ¡¡entonces tendría que reconocer hasta el Corán!!, ya que el Corán afirma ser Palabra de Dios, y no solo el Corán, sino cientos de escritos más y no están en la Biblia protestante.
Si analizamos las respuestas a estas dos interrogantes tenemos que:
Para que un libro sea inspirado NO TIENE que decir que lo es, y que un libro diga por sí mismo ser inspirado NO ES PRUEBA de que de hecho lo es. Por tanto, todo este argumento protestante es insuficiente.
Argumento 2: El libro de Tobías (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque afirma que Dios puede perdonar pecados gracias a la limosna.
El argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 12.9 "Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de larga vida". El perdón de los pecados gracias a las limosnas.
Aquí el autor está cometiendo varios errores al descalificar este libro simplemente porque que la Biblia dice algo que no acepta la doctrina de su denominación, y por eso el hecho de que un pasaje mencione que Dios puede otorgar misericordia a quien obra en caridad no es para él aceptable. La pregunta de rigor sería ¿Descalificará también el autor la carta del apóstol Pedro?
“Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados” 1 Pedro 4,8
Aquí el problema es que bajo la óptica protestante basada en la “Sola Fides” no hay un entendimiento claro de la doctrina del mérito, la cual es interpretada por ellos con una vía donde los católicos “compramos” el perdón de los pecados por medio de obras. Realmente no es así, los católicos creemos que la salvación es “gracia”, pero también que Dios nos ha dado la “gracia” de recompensar nuestro SI hacia él. Si quiere profundizar más en este tema consulte el estudio “El mérito, por Charles Journet”, pero por lo pronto, nos limitamos a comentar que la idea de que Dios recompensando nuestros méritos corone sus dones, está ampliamente enseñada en todo el evangelio.
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5,7
“Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. Mateo 6,4
“Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan” Mateo 6,20
“Sepa que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.” Santiago 5,20
“Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa” Mateo 10,42
“Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme á su labor” 1 Corintios 3,8
“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa” 1 Corintios 3,14
Argumento 3: El Eclesiástico (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque afirma que Dios aborrece a los malvados y les dará su castigo y pide dar al bueno y no al malvado.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Eclesiástico 12.6-7 "También Dios aborrece a los malvados y les dará su castigo. Debes dar al bueno, pero no al malvado; da alivio al afligido, pero no des nada al orgulloso". Contradice claramente el mandato divino de amar a nuestros enemigos y no tiene en cuenta la misericordia divina. A nosotros no nos es permitido juzgar si una persona es buena o no, todo el juicio le pertenece a Dios.
Aquí nuestro autor protestante nuevamente se equivoca por no comprender que la Biblia es una revelación progresiva donde Dios poco a poco se va revelando a los hombres hasta llegar a la plenitud de la revelación que es en sí mismo Cristo. No podemos desechar como inspirados todos los libros donde la revelación no había llegado a su plenitud y donde Cristo no le había dado su toque definitivo. Recordemos también que en la Biblia Dios es el autor principal y el hombre es el instrumento o autor secundario, y debemos por tanto entender que la cultura de su época influya en sus escritos como el lápiz en la intensidad de la línea sobre el papel, y no por esto dejen de tener el “sello divino”. Por eso la importancia de interpretar la Biblia en su contexto.
Pero el problema al que se enfrenta el autor es que dicho argumento también se vuelve contra él mismo cuando en otros libros si aceptados por protestantes también se observa exactamente lo mismo. Unos ejemplos:
Y perseguiréis á vuestros enemigos, y caerán á cuchillo delante de vosotros: Y cinco de vosotros perseguirán á ciento, y ciento de vosotros perseguirán á diez mil, y vuestros enemigos caerán á cuchillo delante de vosotros.” Levítico 26,7-8
El volverá el mal á mis enemigos: Córtalos por tu verdad”. Salmo 54,5 Biblia Reina-Valera (Salmo 54,7 Biblia de Jerusalén)
Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo. Sean oscurecidos sus ojos para ver, Y haz siempre titubear sus lomos. Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance. Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador. Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste. Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. Salmo 69,22-28 Biblia Reina-Valera (Salmo 69,23-29 Biblia de Jerusalén)
“Perseguido he mis enemigos, y alcancélos, Y no volví hasta acabarlos. Helos herido, y no podrán levantarse: Cayeron debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fortaleza para la pelea; Has agobiado mis enemigos debajo de mí. Y dísteme la cerviz de mis enemigos, Y destruí á los que me aborrecían. Clamaron, y no hubo quien salvase: Aun á Jehová, mas no los oyó. Y molílos como polvo delante del viento; Esparcílos como lodo de las calles”. Salmo 18,37-42 Biblia Reina-Valera (Salmo 18,38-43 Biblia de Jerusalén)
Pasajes como estos abundan en casi todo el Antiguo Testamento, más con estos es suficiente para lo que nos aboca.
Vemos allí que el Salmista pide que sus enemigos “sean cortados”, que Dios “derrame su ira sobre ellos”, que “ponga maldad sobre su maldad y que no se salven”, que “sean acabados” y que aunque clamaron Dios “no los oyó”. Si comparamos esto con la revelación de Cristo cuando clamó en la cruz: “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen” (Lucas 23,43) y el corazón del evangelio que no enseña a “amar a los que nos odian” (Mateo 5,44-45) evidentemente encontraremos un desarrollo enorme en la revelación y de aquello que Dios quiere para nosotros, más no por eso quiere decir que esos escritos no hayan pertenecido a libros inspirados por Dios, sino que ha sido Dios quien por Cristo ha traído la revelación definitiva y por eso Cristo mismo enseña:
“«Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.” Mateo 5,43-45
Volviendo a nuestro punto, y tratando de escapar de las dificultades que podemos tener para entender esos duros pasajes del Antiguo Testamento, lo cierto es que si los protestantes van a rechazar el libro del Eclesiástico por la razón de que en un pasaje no enseña el amor a los enemigos, entonces mejor sería que rechazaran medio Antiguo Testamento de plano y así no demostrar un doble criterio.
Argumento 4: El libro de Judit (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque Dios no justifica la mentira y menos la inspira y Judit pide a Dios poder para engañar.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Judit 9.13 "Dame palabras para poder engañarlos y causarles el desastre y la muerte, pues tienen planes perversos contra tu alianza, contra el templo consagrado a ti, contra el monte Sión y contra la ciudad que es hogar y propiedad de tus hijos".
Dios es la verdad, nunca justifica la mentira y menos la inspira, por lo que este texto enseña algo contrario a la Palabra de Dios.
Pero si descalificamos el libro de Judit porque ella pide engañar a los enemigos de su pueblo, también tendríamos que descalificar otros libros que los protestantes aceptan. Un caso lo tenemos en el libro de Josué, donde una prostituta fue justificada cuando escondió a los espías del pueblo de Israel y MINTIO a quienes les perseguían para que no les capturaran.
“Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sittim dos espías con esta orden: «Id y explorad el país y Jericó.» Fueron y entraron en casa de una prostituta, llamada Rajab, y durmieron allí. Se le dijo al rey de Jericó: «Mira que unos hombres israelitas han entrado aquí por la ncohe para explorar el país.» Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: «Haz salir a los hombres que han entrado donde ti - que han entrado a tu casa - porque han venido para explorar todo el país.» Pero la mujer tomó a los dos hombres y los escondió. Luego respondió: «Es verdad que esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde eran. Cuando se iba a cerrar la puerta por la noche, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Perseguidles aprisa, que los alcanzaréis.» Pero ella los había hecho subir al terrado y los había escondido entre unos haces de lino que tenía amontanados en el terrado” Josué 2,1-6
Incluso si leemos la carta del apóstol Santiago vemos nada menos que el apóstol afirma que por esta acción de Rajab ella fue justificada.
“Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino?” Santiago 2,25
Argumento 5: El libro de Sabiduría (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque según el Génesis Dios crea al mundo de la nada y allí se afirma que lo creó de la materia sin forma.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Sabiduría 11.17 "Tu mano omnipotente, que de la materia sin forma creó el mundo". Según el Génesis Dios crea el mundo de la nada, sólo con su Palabra.
Aquí el autor del escrito ve contradicciones donde no las hay, ya que ¿No creó Dios la materia sin forma de la nada acaso?
En el mismo Génesis vemos que Dios creó al hombre “del polvo de la tierra” y a la mujer de la “costilla del hombre”, no “de la nada” y no por eso se contradice el Génesis a sí mismo.
Argumento 6: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque justifica el orar por los muertos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
2ª de Macabeos 12.45 "Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado". Justifica el orar por los muertos.
Tenemos aquí que la razón es nada menos que como el libro enseña que es piadoso orar por el descanso eterno de los difuntos, ya es razón de que el libro no sea inspirado. Lo cierto es que el hecho de que este pasaje contradiga la doctrina protestante NO QUIERE DECIR que no sea inspirado. De hecho, sino va a ser inspirado aquello que contradiga la doctrina protestante, entonces media Biblia no lo es.
Cuando Lutero intentó eliminar del Canon los libros deuterocanónicos, trató de eliminar también del Nuevo Testamento Hebreos, Santiago, Judas y el Apocalipsis por la misma razón. El libro de Macabeos contradecía explícitamente su enseñanza ya que él había negado la doctrina del purgatorio. Hebreos era también una piedra de tropiezo ya que contradecía varias de sus doctrinas. Primeramente refutaba tajantemente la doctrina de que el hombre no puede perder su salvación (Hebreos 2,1-3) y no solo eso, sino que ¡citaba un hecho que solamente estaba mencionado en el libro de Macabeos que él ya había rechazado!.
El suceso en cuestión es narrado en 2 Macabeos 7 cuando durante la persecución de los Macabeos fueron apresados siete hermanos y su madre. El rey los torturó para que comieran alimentos impuros prohibidos por la Ley. Uno tras uno murieron afirmando esperar la resurrección para la vida eterna. (2 Mac 7, 1.5-9). Este hecho es claramente citado en Hebreos 11,35 donde nada menos que el autor de la epístola menciona todos aquellos hechos heroicos que narran las Escrituras sobre nuestros antepasados (¡Hecho que no es narrado en ninguno de los libros protocanónicos!).
No es posible negar la canonicidad de un libro porque contradiga la interpretación de cierta denominación y cuya interpretación es diferente a la de la Iglesia entera durante la história.
Argumento 7: El libro de Judit y el de Baruc (deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque contienen imprecisiones históricas
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Judit 1.1 “Cuando Nabucodonosor estaba en el año doce de su reinado sobre los asirios en Nínive, su capital”. Está demostrado y documentado que Nabucodonosor nunca fue rey de Asiria sino de Babilonia, aunque conquistó este reino nunca trasladó su capital a Nínive.
Baruc 1.1-2 “Este es el libro que Baruc, hijo de Nerías y descendiente de Maaseías, Sedequías, Hasadías e Hilquías, escribió en Babilonia el día siete del mes del año quinto después que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron.”. Crea contradicción con el libro de Jeremías, que afirma claramente que Baruc no estaba en Babilonia, sino en Egipto: “Por el contrario, Johanán y todos los jefes militares reunieron a la poca gente de Judá que aún quedaba … incluyendo a Jeremías y a Baruc. Sin hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron hasta la ciudad de Tafnes.” (Jeremías 43.4-7)

El hecho de que algún libro de la Biblia tenga imprecisiones históricas NO LE DESCALIFICA como inspirado. De hecho, muchos libros protocanónicos (que también aceptan los protestantes como inspirados) las tienen y no por eso ellos los descalifican.
Lo importante es entender que las Sagradas Escrituras por ser Palabra de Dios contienen la verdad en orden de nuestra salvación. En la Biblia puede haber imprecisiones geográficas o históricas, pues no es un libro científico ni tampoco es un libro hecho con los criterios modernos para escribir historia. (Eso no era esencial para los antiguos). Lo fundamental es que la Biblia es un libro religioso y que está dirigido principalmente a revelarnos lo que Dios ha dispuesto para nuestra salvación. Los autores de la Biblia escribían los hechos según la tradición que habían recibido oralmente y no tuvieron intención de hacer unos libros científicos sobre el origen del mundo o sobre la historia de Israel. Lo que sus autores querían era transmitirnos, con mirada de fe, el sentido y la importancia viva y actual de lo que Dios había hecho en favor de su pueblo y del mensaje que había proclamado por sus profetas y el mismo Jesús.
Así mismo no nos debería sorprender:
7.1) Que en los libros de Samuel se recojan dos tradiciones diferentes de la muerte de Saul:
Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame, no sea que lleguen esos incircuncisos y hagan mofa de mí », pero el escudero no quiso pues estaba lleno de temor. Entonces Saúl tomó la espada y se arrojó sobre ella. Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó también sobre su espada y murió con él. 1 Samuel 31,4-5
Dijo David al joven que le daba la noticia ": «¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?» Respondió el joven que daba la noticia: «Yo estaba casualmente en el monte Gelboé; Saúl se apoyaba en su lanza, mientras los carros y sus guerreros le acosaban. Se volvió y al verme me llamó y contesté: "Aquí estoy." Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le respondí: "Soy un amalecita." Me dijo: [Saul] "Acércate a mí y mátame, porque me ha acometido un vértigo aunque tengo aún toda la vida en mí." Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.» 2 Samuel 5,1-10
En la primera tradición que recopila la muerte de Saúl el mismo se mata. En la segunda tradición es un amalecita quien le mata. A pesar de ser dos tradiciones diferentes, el profeta recopila AMBAS.
¿Quiere decir esto que los libros de Samuel no son inspirados? ¿Por qué no desecha también el autor estos libros con la excusa de que hay imprecisiones históricas?
7.2) La muerte de Judas es recogida de dos tradiciones diferentes:
“Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.» El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.” Mateo 27,3-5
«Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue guía de los que prendieron a Jesús. Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este ministerio. Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. – Hechos 1,16-18
La primera tradición recopila que Judas devolvió las monedas, la segunda que con ellas compró un campo, la primera que se ahorcó, la segunda que se cayó de cabeza y se derramaron sus entrañas.
Eso sin mencionar que científicamente se ha comprobado que el hombre tiene por mucho más de 6000 años sobre la tierra.
La verdad es que el mismo argumento que utiliza nuestro amigo para descalificar los deuterocanónicos, lo utilizan los ateos para descalificar la Biblia entera, y todo eso por no entender realmente cual es la finalidad de la Biblia: Darnos el mensaje de salvación y no una explicación de cómo Dios unió átomos en moléculas, moléculas en partículas, partículas en polvo, polvo en hombres, y todo esto explicado en cuando al donde, cuando como y donde.
Argumento 8: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya la intercesión de los santos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
2ª de Macabeos 15.12-16 "La visión era esta:... se trataba de un personaje de la más alta autoridad. Onías tomó la palabra, y dijo: "Este es Jeremías, el profeta de Dios, el amigo de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa." Jeremías extendió la mano derecha, le dio a Judas una espada de oro y le dijo: "Toma esta espada santa, que Dios te da; con ella destrozarás a los enemigos."". Aquí vemos otra creencia religiosa católica y es que los muertos (pues Jeremías estaba en el Cielo), pueden interceder por los vivos, justificando así la oración a los "Santos".
Lo dicho en el argumento 6 es válido también para este argumento. Nada menos que la negación de la inspiración de un libro porque enseñe una doctrina contraria a la doctrina protestante ¿Entienden porqué Lutero no quería que permanecieran en el canon?. ¡Nada menos que un libro escrito mucho antes de Cristo enseña doctrinas católicas! ¿Cómo entonces podrían los protestantes afirmar que la intercesión de los santos fue inventada luego del reinado de Constantino muchos siglos después?
El hecho de que nuestros hermanos protestantes no logren entender que en Cristo tenemos vida y vida en abundancia y que luego de morir en santidad podemos estar con Cristo, lo cual ciertamente es lo mejor (Filipenses 1,23) y que precisamente cuando estamos en su presencia no perdemos la capacidad de pedir e interceder EN CRISTO por nuestros hermanos, todos un mismo cuerpo y un mismo espíritu con Cristo como cabeza, tal como lo hacemos en vida, no quiere decir que dicho libro no sea inspirado.
¿No es curiosa esta doctrina protestante que afirma que una vez con Cristo y EN Cristo no podamos pedir? ¿No se ve a los santos clamando en el cielo acaso? (Apocalipsis 6,9-11).
Argumento 9: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya practicas de curanderos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 6.4-9 "El ángel le dijo: Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos. Son un remedio muy útil. ... Entonces el muchacho preguntó al ángel: Amigo Azarías, ¿para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del pescado? Él contestó: Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite jamás. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan con la hiel y se sopla en ellos, queda sana". Apoya aquí la práctica de los curanderos.
Este argumento tampoco puede utilizarse para descalificar el libro de Tobías, ante todo porque el hecho de que el autor se sirve de las opiniones populares de su tiempo sobre la virtud curativa de la hiel, del corazón y del hígado, y las incorpora en el relato, no implica a que esté apoyando las prácticas de los curanderos. Tomemos en cuenta también que en la cultura judía muchas enfermedades eran atribuidas a demonios. Bien pudo haber sido un remedio natural. De hecho algunos expositores creen que sería el pez llamado luccio que en griego significa “pez lobo” y cuya especia abunda mucho en el río Trigris (Bochard observa que su hiel, mezclada con miel, se aplica para remedio de varias enfermedades de los ojos). En el caso de la historia narrada en el libro de Tobías, el remedio vendría a representar una especie de colirio.
Ahora, de insistir interpretarlo literalmente ¿lo que cura es un trozo de carne o un acto de obediencia a quien representa a Dios? ¿Dios no mandó al ángel? ¿El ángel representa y habla a nombre de Dios? ¿No podía hacer el ángel que el corazón y el hígado del pez fueran remedios útiles? Ahora bien, ¿qué es más difícil? ¿Que Dios se haga hombre en el seno de una Virgen por orden del ángel Gabriel que representa a Dios (Lucas 1,26-38) o que el corazón y el hígado de un pez curaran a un hombre ciego (Tobías 6,4-9)? ¿Habrá que pensar también que hay superstición en Cristo que unta lodo en los ojos del ciego en vez de darle simplemente la orden de ver (Juan 9,6)?
Argumento 10: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya prácticas de brujería
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 8.1-3 "Cuando terminaron de cenar, decidieron ir a acostarse. Llevaron al muchacho a la habitación. Tobías se acordó entonces de lo que le había dicho Rafael. Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los puso sobre las brasas en las que se quemaba incienso. El olor del pescado no dejó acercar al demonio, y este salió huyendo por el aire hasta la parte más lejana de Egipto. Rafael fue y lo encadenó allá, y volvió inmediatamente". Otra práctica pagana y de brujería.
Nuevamente se equivoca el autor interpretando que aquí se estimulan prácticas de brujería, y habría que preguntarse más que una obediencia específica a las instrucciones que él ángel le da y de hecho la primera cosa que hizo Tobías al entrar en la pieza matrimonial fue poner en práctica lo que él le aconsejó. El hecho de que el olor del pez aleje al demonio no puede ser interpretado en su sentido literal, como si el demonio huyera del mal olor, (como hacen los insectos al oler un insecticida), sino en sentido simbólico y espiritual: el bien vence al mal. Con esta victoria de Rafael sobre Asmodeo se cumple una parte principal del plan de Dios sobre Sara: su curación, encomendada por Dios al ángel Rafael y la lección más que una promoción de prácticas brujeriles, es enseñar que para quien ama a Dios, la obediencia al Señor y la oración en familia espantan todos los males (Tobías 6,18; 8,5);
Y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración y suplicad al Señor del Cielo que se apiade de vosotros y os salve. Y no tengas miedo, porque para ti está destinada desde el principio; tú la salvarás; ella se vendrá contigo y te aseguro que te dará hijos que serán para ti como hermanos. No te preocupes.» Tobías 6,18
Todo esto da unificación al relato donde la figura de un pez es el instrumento que Dios elige para sanar y liberar. Dios, cuando y como le parece, hace que las más mínimas cosas sirvan de instrumentos para sus milagros. Así como el Señor Jesucristo con un poco de barro mezclada con saliva curó a un ciego de nacimiento (Juan 9,6), el agua del bautismo (1 Pedro 3,21) es el elemento visible que Dios ha elegido para regenerarnos por medio del Espíritu Santo, Dios obraba por medio de los mandiles y pañuelos de Pablo también milagros (Hechos 19,12), y para que se curara Naamán el sirio se le requirió bañarse en las aguas del Jordán (2 Reyes 5,9), lo mismo Dios puede utilizar un pez, un hígado de Mamut o un apéndice de brontosauro si le place. Más no quiere decir que quien haya sanado en todos los casos anteriores haya sido ni el mandil, ni el agua del Jordán, ni el barro, y por ende: ¿¿Hemos de interpretar que entonces quien ahuyentó al demonio fue el pedazo de carne??
Argumento 11: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque no condena el suicidio de Judas
El argumento es presentado de la siguiente manera:
2ª de Macabeos 14.41-42 "Las tropas estaban ya a punto de tomar la torre donde se encontraba Razís, y trataban de forzar la puerta de fuera, habiendo recibido órdenes de prender fuego y quemar las puertas, cuando Razís, acosado por todas partes, volvió su espada contra sí mismo, prefiriendo morir noblemente antes que caer en manos de aquellos criminales y sufrir injurias indignamente". Da validez al suicidio, no condenándolo.
Esto es un sofisma que nuevamente de ser cierto, excluiría también otros libros canónicos que los protestantes si aceptan, donde aparecen suicidios no condenados por la Biblia, como es el caso del suicidio de Sansón:
“Sansón invocó a Yahveh y exclamó: «Señor Yahveh, dígnate acordarte de mí, hazme fuerte nada más que esta vez, oh Dios, para que de un golpe me vengue de los filisteos por mis dos ojos.» Y Sansón palpó las dos columnas centrales sobre las que descansaba la casa, se apoyó contra ellas, en una con su brazo derecho, en la otra con el izquierdo, y gritó: «¡Muera yo con los filisteos!» Apretó con todas sus fuerzas y la casa se derrumbó sobre los tiranos y sobre toda la gente allí reunida. Los muertos que mató al morir fueron más que los que había matado en vida. Sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron y se lo llevaron. Lo subieron y sepultaron entre Sorá y Estaol, en el sepulcro de su padre Manóaj. Había juzgado a Israel por espacio de veinte años.” Jueces 16,29-31
En el pasaje anterior Sansón pide ayuda a Dios para que le de fuerzas y pueda derrumbar las columnas de la casa ¡Causándose la muerte a él y a los filisteos que estaban en la casa! ¡¡Y Dios se la da!!
La pregunta sería ¿¿Excluirán los protestantes el libro de Jueces basados en este argumento?? ¿Por qué no lo han excluido de sus Biblias entonces? ¿Lo que vale para uno no vale para el otro?
Lo mismo sucede con el suicidio de Saúl (1 Samuel 31,4) tampoco condenado por la Biblia. ¿Excluirán el de Samuel?
Conclusión
Ninguno de los cuestionamientos que el autor ha planteado para cuestionar la inspiración de los libros canónicos es válido. De hecho, algo es canónico no porque alguien crea o no crea ver en el contradicciones, tampoco que no logre entender ciertos pasajes, tampoco que no carezca de alguna imprecisión histórica, que el autor esté plenamente conciencia de su inspiración y mucho menos que no concuerde con las doctrinas personales de su denominación. Sino que es la "Tradición apostólica la que hizo discernir a la Iglesia qué libros constituyen la lista de los libros santos" (Dei Verbum 8,3; Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, No. 120). Como dice dice la Dei Verbum en el No. 9: "La Escritura es la Palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la transmite íntegramente a sus sucesores, para que ellos, iluminados pro el Espíritu de la verdad, con su predicación la conserven fielmente, la expongan y la difundan. Por eso, la Iglesia no saca exclusivamente de la sola sagrada Escritura la certeza de todo lo revelado. Así se han de respectar con el mismo espíritu de devoción".
El hecho de que los protestantes acepten el canon del Nuevo Testamento establecido por la Iglesia en los concilios de Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D, ambos en el norte de África, y no acepten dicha decisión acerca del canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) es también una incoherencia, ya que está demostrado que antes de esta fecha no había unanimidad en cuanto a los escritos del Nuevo Testamento. Y si para esta época ellos manejan la tesis protestante de que la Iglesia ya se había corrompido (Luego de Constantino) ¿Qué garantía tienen que los libros seleccionados por una Iglesia que ya ellos consideraban apostata pueda dar un juicio real y verdadero sobre la inspiración de su Biblia?
“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»” Mateo 16,19
Deuterocanónicos
 
Es muy frecuente entre los hermanos separados atacar a los católicos argumentando que la Biblia católica tiene siete libros que no son inspirados por el Espíritu Santo. Que la Iglesia Católica los colocó sobre la Vulgata de San Jerónimo para sustentar la teoría del purgatorio y de la oración a los muertos.
 

PRELIMINARES

La palabra deuterocanónicos viene del griego deuteros que significa segundo y canon que significa regla de medir. Llevan este nombre porque aparecieron después del primer conjunto de libros sagrados de los judíos. Pero no hacen parte de un canon distinto. Además, la palabra apócrifo usada por los protestantes significa escondido, oculto, y estos libros no están ocultos, y este nombre fue dado por ellos no por los católicos.
 
Es sabido que a ningún ser humano se le ocurrió escribir todo lo que Dios fuera manifestando en el tiempo. Sólo con mirar el inicio del Evangelio de Lucas o el prólogo griego del Eclesiástico[1] se puede apreciar que Dios se valía de lo que escribían estos autores para mostrar su Revelación; ellos mismos no eran conscientes que estaban siendo usados por Dios para llevar un mensaje.
Ni el mismo Jesús mandó a escribir sus enseñanzas, sino que mando a predicarlas. Si se observa sólo cinco Apóstoles escribieron: Mateo, Juan, Pedro, Santiago y Judas, pero los doce predicaron. Todos los acontecimientos en los que Dios era protagonista fueron siendo transmitidos oralmente de generación en generación. Es importante resaltar que el tiempo que transcurría entre los hechos narrados en la Biblia y su fecha de escritura distaba de varios siglos, por ejemplo, la Torah.
 
Los protestantes argumentan que el Canon Sagrado del Antiguo Testamento contiene 39 libros, basados en el canon del Concilio de Jamnia alrededor del 80 - 100 D.C, donde sólo incluyen los textos originales en hebreo. Esta fue la versión que tradujo Martín Lutero al alemán en el siglo XVI. Por su parte la Iglesia Católica ha mantenido que son 46 libros por dos mil años; argumentos basados en la Septuaginta usada en la época de Jesús, la carta de San Inocencio, el Concilio de Cartago en el 391, La Vulgata oficial de San Jerónimo ¿Quién dice la verdad?
 
 
 FORMACION DEL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO PALESTINENSE
 
¿En que momento se decide escribir lo que está en la Biblia? Hay diversas razones si analizamos las fuentes humanas que redactaron estos libros. Según los estudiosos modernos, la Torá(hebreo) o Pentateuco(griego) tiene cuatro fuentes: la yahvista, la elohista, la deuteronomista y la sacerdotal[2]. Todas surgen en momentos históricos diferentes, lo que demuestra que lo que un autor escribía no se consideraba infalible y consumado si no que estaba propenso a adiciones; un ejemplo son los dos relatos de la creación del Génesis distanciados casi 500 años entre sí, escrito uno en la época de Salomón, y el otro después del destierro[3].
Dentro del canon del Antiguo Testamento se pueden apreciar tres divisiones importantes o la Triple división[4]: La Ley, los Profetas y los Hagiographa[5]. Cada una de ellas se gesta en épocas muy precisas dentro de la historia de Israel, y así mismo tienen un orden de importancia diferente.
El primer lugar lo ocupa la Ley[6], formada por los cinco primeros libros de la Biblia; encontrándose aquí la Ley dada por Dios a Moisés. Estas ordenanzas que agrupan entre otras: el Decálogo, las leyes civiles, la ley del culto, dejan ver la estructura social y religiosa de Israel hasta la época del Destierro. Esta Escritura será lo mas sagrado para el israelita. En el nuevo Testamento será llamada: La cátedra de Moisés
En segundo lugar vienen los Profetas, dividiéndose en anteriores y posteriores, los anteriores son los libros históricos: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, entre otros. Y los posteriores se refieren a los profetas mayores[7]: Isaías, Jeremías y Ezequiel, y los doce profetas menores.
Por último están los “otros escritos” que agrupan libros como: Eclesiastés, Salmos, Proverbios, etc. Estos libros han sido discutidos en cuanto a su separación de los proféticos, y George Reid escribe en su Canon sobre el Antiguo Testamento: “A pesar de las diferencias de fechas, los críticos concuerdan en que la distinción entre los Hagiographa y el Canon Profético es esencialmente cronológica. Se debe a que los Profetas ya habían formado una colección cerrada a la que no tenían acceso Rut, Lamentaciones y Daniel, aunque pertenecieran naturalmente a ellos y, consecuentemente, tuvieron que aceptar un lugar en la formación más nueva, los Kéthubim”[8]
La importancia de la Ley por encima de los otros libros se aprecia en Deu 11, 18-21, Aquí Moisés habla en nombre de Yahvé diciendo:
Enseñad a vuestros hijos a meditarlas(la ley) ... Las escribirás sobre los postes y las puertas de tu casa; a fin de que se multipliquen tus días...
En este texto vemos como el judío toma conciencia de la importancia de la Palabra de Yahvé y además de transmitirla oralmente, empieza a escribirla en postes y las puertas. Con el tiempo estas palabras o frases fueron siendo redactadas en textos más largos y que empezaron a mantenerse dentro del servicio de los levitas. Tanto así que en 2 Re 22, 8 El sacerdote Helcías encuentra el libro de la ley. Las suposiciones de los teólogos e historiadores, es que esta ley es el Deuteronomio. La verdad es que el simple hecho que los israelitas se impresionen con este hallazgo, incluso el mismo sacerdocio judío, y la posterior profesión de fe del pueblo hacen pensar que antes de esto(621 A.C) Israel no poseía una codificación de leyes que respetaran como transmitidas por Moisés e inspiradas por Dios.[9] Aunque algunos autores tradicionalistas citan textos como: (Ex 24, 4), (Ex 34, 27), (Deu 30, 10), (Deu 31, 9), (Jos 1, 8); no es históricamente demostrable que se tratase del Pentateuco en toda su extensión.
 
Entonces se ve como el pueblo utiliza este libro para mantenerse fiel al pacto hecho con Dios. Y así se van adicionando otros libros hasta formar todos los libros de la Biblia hebrea para que finalmente, el pueblo cuente con una serie de libros sagrados.
Se debe aclarar que la Biblia hebrea sale de la fe de Israel no al revés como muchas iglesias protestantes, que salen de la Biblia siendo que esa misma Biblia salió de la Iglesia de Cristo. Aun cuando queda claro que debía existir un ente rector que separara la literatura divina de la humana.
 
En cuanto al género profético, si se puede decir que se contaba con un conjunto de libros de este género. El profeta Daniel en su libro declarará[10] que investigó las profecías de Jeremías
 
Se puede decir que el profeta Esdras y el gobernador civil Nehemías son los encargados de darle forma definitiva a los libros que hasta ese entonces se consideraban inspirados. Esto se puede ubicar en el siglo V, razón por la cual los protestantes creen que hasta aquí se cierra la inspiración del Espíritu Santo.
Los argumentos utilizados para afirmar esto se basa en tres documentos esenciales:
  1. Un libro escrito por Josefo Flavio “Contra Apionem” donde expresa que para la época del Rey Artajerjes Longaminus, ya los judíos contaban con un canon cerrado de 22 libros. (1, 7-8). La época de este hecho es contemporánea a Esdras y Nehemías.
  2. El cuarto libro de Esdras. Este apócrifo revela que Esdras estuvo durante cuarenta días dictando los 24 libros inspirados. Esta cifra concuerda con los de Josefo si se toman dos libros juntos en los libros dobles.
  3. El libro segundo de los Macabeos (2, 13-15) data que Nehemías organizó la literatura judía.
 
Además de estos argumentos, el Talmud Babilónico revela hacia finales del siglo primero que los libros canónicos para los judíos eran 24, confirmando lo que decía el libro de Esdras y Josefo.
El punto católico que admite que Esdras organizó la literatura judía no concibe que Esdras cerrara el Canon judío como dicen los protestantes, ya que los argumentos tomados revelan un conjunto de libros canónicos hasta ese momento, mas no un mandato divino que mandara a Esdras a cerrar el canon. Esta posición se refuerza por la siguiente contradicción: ¿Si Esdras cerró el canon por qué libros como Nehemías, Esdras, Crónicas[11] que surgen mucho después de su muerte son incluidos en el canon?[12]
De todos modos, el proceso de formación del canon judío palestinense fue largo y no se definió hasta entrado el Siglo .II D.C
 
 

LA DEPORTACIÓN A BABILONIA

Cuando el pueblo de Israel entró a Canaán estuvo rodeado de muchos pueblos paganos que adoraban otros dioses. Yahvé les advirtió que no se pervirtieran en pos de dioses ajenos, si no que se mantuvieran fieles a Él, porque si no los llevaría a tierra desconocida. Es el hecho de la deportación a Babilonia por el Rey Nabucodonosor anunciada en el Deuteronomio:
El Señor te transportará con tu rey, que habrás establecido sobre ti, a una nación que ni conoces tú ni tus padres, en donde servirás a dioses extraños, al leño y a la piedra (Deu 28, 36)
Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y a la gente mas pobre, los transportó Nabuzardán, general del ejercito, a otra parte. (2 Re 25, 11)
 
Israel fue deportado a Babilonia entre el 586 al 538 AC y el templo de Jerusalén fue destruido. Esto como consecuencia de sus malos actos. En esos momentos en que no disponían de templo fue cuando surgen los escritos sacerdotales, dándole realce a las ceremonias y ritos basados en los textos sagrados.
Cuando Ciro I, emperador del Imperio Persa permite el regreso a Israel, no todos los judíos regresaron allí; algunos fueron a Egipto o Grecia. Entonces empiezan a existir los judíos de Israel y los judíos griegos.
En Israel empieza un clamor por considerar los valores propios del pueblo, por restablecer el culto a Yahvé y se empieza la reconstrucción del templo.
Es con el destierro que los judíos tratan de organizar su literatura divina, y es de gran importancia la labor que en este sentido desarrollaron Esdras y Nehemías. El mismo libro de Nehemías relata como se llevó al pueblo a escuchar la ley y prometer cumplirla siempre[13].
Este acontecimiento de la deportación abrió un gran horizonte para el desarrollo mismo de la literatura judía ya que el pensamiento de los judíos griegos era muy abierto por la influencia helénica, lo que les daba una visión total de la revelación de Dios, no encasillándola a un sitio y una lengua como suponían los judíos palestinenses.
 
 

LA SEPTUAGINTA O LOS LXX

Durante el esplendor de Alejandría, el Rey Ptolomeo Filadelfo deseaba tener toda la literatura de todas las religiones del mundo en griego y según la historia designó setenta traductores para traducir los libros usados por los hebreos(de ahí el nombre de Septuaginta). La traducción llevó los 39 libros hasta ese entonces reconocidos por los judíos. Esto puede datarse entre el 285 a 246 A.C (periodo de Ptolomeo)
 
Muchos protestantes aluden que después de Malaquías(el último libro del Antiguo Testamento hebreo) no existió revelación en Israel hasta Juan Bautista porque Dios apartó el Espíritu. Por lo tanto cualquier literatura que circulara después de esto se consideraría apócrifa. Jesús, sin embargo nos deja una luz sobre esto. El dirá que hasta Juan llega la Ley los profetas(Lc 16,16). No expresa nada sobre que hasta Malaquías y después sólo Juan hablarían en nombre de Dios.
Después del destierro, los judíos perdieron su lengua hebrea(135 A.C) y empezaron a hablar arameo. Entonces, cuando se quiere establece un canon hebreo ya no existe lengua hebrea. Los libros deuterocanónicos aparecen después de que se diera la Septuaginta, con los textos originales en griego, aunque algunos tienen los originales en hebreo Y SIN EMBARGO NO LOS QUIEREN RECONOCER, ellos son siete:
 
  • Tobías
  • I y II Macabeos
  • Judit
  • Eclesiástico
  • Baruc
  • Sabiduría
 
Además de esto, ciertos fragmentos de libros utilizados en esa época como Daniel y Bel o la historia de Susana, Ester, entre otros, fueron encontrados en griego y se adicionaron a la Septuaginta, pero la versión hebrea no los incluyó, por ser de origen griego
Entonces como estos libros tenían sus originales en griego, los judíos alejandrinos simplemente los agregaron a la Septuaginta, quedando está en 46 libros como tenemos los católicos actualmente. Pero recientemente se ha encontrado documentación sobre que es probable que I Macabeos, Judith, Tobías y Eclesiástico sí hayan tenido un original hebreo o arameo[14]. Esto simplemente daría mayor fuerza al lado católico de dejar en 46 los libros inspirados.
 
De todos modos, la Septuaginta completa utilizada por los judíos alejandrinos contenía 46 libros, e incluso rompió el orden que tenía la versión hebrea, lo que demuestra que hasta entonces la ordenación hebrea no era infalible.
La Septuaginta no hacía distinción entre proto y deuterocanónicos. Todo el rollo completo tenía los 46 libros, y mantenían el mismo valor que los demás libros.
 
 
¿QUE CONTIENEN LOS DEUTEROCANONICOS?
Predispuestos con la ubicación de estos libros, los protestantes se han tomado la tarea de buscar evidencias que pongan en tela de juicio la inspiración divina de los mismos. Han tratado de desvirtuar su contenido con frases textuales sacadas de ellos y exponiéndolas fuera de su contexto; así bajo esta regla hasta los libros de la Biblia hebrea perderían su inspiración divina.
 
Tobías: Este libro nos narra la historia de Tobías, un judío del norte de Palestina, de la tribu de Neftalí, desterrado a Asiria. Llega a ser administrador del Rey pero sigue siendo el mismo lleno de amor por los pobres e incluso a exponer su vida por esto. El personaje de fondo es Tobit, el padre de Tobías, que muestra su amor por educar a su hijo en la ley de Dios.
Este junto a Macabeos es la principal piedra en el zapato de los protestantes, por el siguiente verso:
“Sepan entonces que, cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones a Dios” (Tob 12,12).
Bajo esta frase, la doctrina de la intercesión de los ángeles y santos quedaría fortalecida.
 
Aun más, si se observa Apocalipsis 8 donde se dice:
“... se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer ... las oraciones de todos los santos, se elevó de las manos del ángel a Dios”. (Ap 8,3-4).
 
Esta conexión presente entre Tobías y Apocalipsis llevó a Martín Lutero a considerar el Apocalipsis como un libro apócrifo e intentar sacarlo del canon del Nuevo Testamento. Lutero debió ser muy astuto para intentar buscar en el Nuevo Testamento cualquier cita que apoyara los deuterocanónicos para querer sacarlos también del Canon. En los otros libros se observará que él hace lo mismo.
 
Pero lo que arguyen los protestantes es que estos libros se contradicen con los otros. Veamos si es verdad:
En 1Sam 16, Samuel busca a David para ungirlo porque el espíritu de Dios vive en él. A Saúl lo atormenta un espíritu malo que supuestamente viene de Dios(esto sí que pareciera contradictorio a Dios), entonces le envían a David al rey Saul, y dice la Palabra:
“Cuando el espíritu de Dios atormentaba a Saúl, David tocaba la cítara y Saúl encontraba calma y bienestar, y el espíritu malo se apartaba de él.” (1 Sam 16,23)
En Tobías se aprecia una historia similar: Sara se ha casado varias veces, y todos sus maridos han muerto por la presencia de un espíritu malo; el ángel Rafael le dice a Tobías que tome un pescado, le saque el hígado, la hiel y que al quemarlo el espíritu malo desaparecerá:
“Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o mujer atormentados por un espíritu malo desaparecerá para siempre”. (Tob 5, 8)
 Entonces, si dicen algunos protestantes, que esto es brujería, que no es bíblico, tampoco sería lo de David. En conclusión, el lector se dará cuenta, que son costumbres del pueblo judío. No significa que esto sea antibíblico.
 
Otro argumento usado contra Tobías, lo aprecie de un libro protestante(y cualquier artículo evangélico sobre este tema lo usa) donde criticaban este verso:
“... la limosna libra de la muerte y purifica todos los pecados” (Tob 12, 9)
Dice un artículo de la página www.geocities.com/athens/oracle/5136/index.html  que esto es un mensaje de salvación falso.
A simple vista parece que los pecados fueran borrados no por el poder de Dios sino la limosna. Pero si miramos el verso dentro de su contexto veremos que el ángel Rafael en el versículo 7-8 dice:
“Practiquen el bien, porque así nunca les alcanzará el mal. Es buena la oración con ayuno, limosna y justicia.... es mejor dar al pobre que amontonar tesoros ...”
Como se ve, el autor está comparando el dar a los pobres con el amontonar tesoros; y de aquí muestra cual de los dos actos purifica mas y libra de los pecados. No es en sí el dar limosna, pero comparado con amontonar tesoros, lo primero le agrada más a Dios. Además completemos esto con otro texto:
“Por eso, rey, acepta mi consejo: borra tus pecados con obras de justicia y tus maldades con obras de  misericordia con los pobres”. (Dan 4,24)
¡Caramba!. ¿Será que Daniel, el que profetiza sobre Cristo en el capítulo 7, está suplantando su obra redentora por las obras con los pobres?. Para poder tomar una cita aislada de la Biblia se debe asegurar que otro texto no contradiga supuestas afirmaciones ya que en verdad LA PALABRA NO SE CONTRADICE. Además, cuando la Iglesia aun no ha apostatado como dicen los protestantes, Policarpo de Esmirna en el siglo II, discípulo del apóstol Juan escribe en su carta a los filipenses:
“Cuando puedan hacer el bien, no lo posterguen, pues la limosna libera de la muerte”
Será que Policarpo se equivocó y referenció un libro NO INSPIRADO. Mas bien se debe dudar hombres aparecidos hace unos cuantos siglos.
Y para ser mas exactos la primera carta de Pedro dirá: “porque el amor cubre o disimula multitud de pecados”[15] ¿Será que dirán que esto también es un mensaje de salvación falso?
 
 
1 y 2 Macabeos: Los libros que existieron de los Macabeos fueron cuatro pero la Iglesia sólo reconoció dos de ellos como inspirados por Dios. La historia de estos libros se desarrolla en el segundo siglo antes de Cristo(175-135) cuando una familia al mando de Judas Macabeo, lucha por la libertad del pueblo judío, y más de su religión. Se vuelve a advertir que el punto álgido con los protestantes es la oración a los muertos, que fortalecería la doctrina del Purgatorio, pero cabe resaltar, que esta doctrina no está soportada solo en este versículo:
“... y rezaron al Señor para que perdonara totalmente ese pecado a sus compañeros muertos”. (2 Mac 12, 42).
 
Según esto, si se ora por los muertos, Dios perdonará sus pecados. Realmente no existe otra cita en la Biblia que muestre lo mismo, pero el sentido de este artículo no es explicar el purgatorio, sin embargo se muestra a continuación el pensamiento de un autor protestante sobre la oración a los muertos:
"Claro que oro por los muertos. La acción es tan espontánea, tan inevitable, que sólo el caso teológico más compulsivo contra ella podría detenerme. Y apenas sé cómo podría sobrevivir el resto de mis oraciones si las que son por los muertos fueran prohibidas. A nuestra edad, la mayoría de los que más amamos están muertos. ¿Qué clase de relación podría tener con Dios si no pudiera mencionarle lo que más amo?". C.S.Lewis.  Cartas a Malcom.
 
Pero como esto no los haría cambiar de opinión, igual que en Tobías, han buscado citas para desprestigiar los libros. Por ejemplo en 2 Macabeos 15:
“Si la narración ha sido buena y bien dispuesta, esto es lo que he deseado; mas si ha sido mediocre e imperfecta, es porque no podía hacerla mejor”. (2 Mac 15,38).
 
Según un libro protestante, esta cita hace dudar de la verdadera inspiración del autor, pero yo creo que siendo sincero el autor realza más su labor de escritor. Pregúntele a un protestante si el Espíritu que inspiro a los autores de Crónicas fue diferente al que inspiró al de Proverbios, sólo porque uno recopila datos históricos, mientras que el otro indica lo que agrada a Dios.
Otra cita usada se encuentra en el capítulo 14 donde el autor protestante[16] dice que aquí se exalta el suicidio. Pero leamos lo que realmente dice:
“Los paganos que habían huido de Judea por temor a Judas, acudieron muy numerosos a Nicanor, pensando que las desgracias y la derrota de los judíos serían victorias para ellos”.(2 Mac 14,14)
 
¿En una época como la de los Macabeos, a que pueblo no le agradaría que sus enemigos sean vencidos? No se observa ninguna exaltación como quieren hacer ver.
 
Se puede intentar hacer el mismo análisis que en Tobías para ver que cita del Nuevo Testamento la refuerza, y si COINCIDENCIALMENTE Lutero lo saco del canon del Nuevo Testamento:
Dave Amstrong en su artículo sobre los deuterocanónicos(traducido por Luis Perez)[17] hará un paralelo entre (1 Cor 15, 29) y (2 Mac 12, 44):
1ª Corintios 15:29 De no ser así ¿a qué viene el bautismo por los muertos?. Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿porqué bautizarse por ellos?
2ª Macabeos 12:44 Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos.
 
En la cita de Pablo, el término “bautismo” connota expresamente penitencia o aflicción(ver Mc 10, 38-39) y está indicando las oraciones que la Iglesia primitiva hacia por los muertos(por los que se podía orar)[18]. Pero como esta cita puede ser entendida de un modo diferente, Lutero no vio problema en dejarla. Donde si no perdonó fue en la carta a los Hebreos.
 
El capítulo siete del segundo libro de Macabeo presenta una bella historia, de 7 hermanos que mueren torturados por no postrarse y adorar a un rey. Lo bello de esta historia es ver la fe de estos hermanos en la promesa de la resurrección de los muertos. Cada uno muere torturado confiando en la recompensa eterna. Pasando al Nuevo Testamento, Hebreos 11, 35 dirá:
“las mujeres recibieron a sus muertos por la resurrección. Algunos fueron torturados, rehusando aceptar ser liberados, para poder levantarse nuevamente a una vida mejor" (Heb 11, 35). James Akin(evangélico converso) en su escrito sobre el tema[19] recapitula los hechos donde el Antiguo Testamento protestante muestra a hombres torturados y nunca hacen alusión a la esperanza de la Resurrección[20]. Lutero debió haber leído este pasaje y haberse acordado de Macabeos, y como no estaba de acuerdo con lo que este deutero enseñaba, libremente decidió también llamar a la Carta a los Hebreos: APÓCRIFA.
 
El primer libro de los Macabeos, según el Talmud babilónico, era usado en la fiesta de las Encenias o purificación(hanukkah) con el texto 1 Mac 4, 36-adelante[21].
 
Es lamentable ver a Lutero buscar reformar los errores de la Iglesia Católica mientras él a su libre albedrío quitaba libros de LA PALABRA DE DIOS, sólo porque no iban de acuerdo con sus doctrinas. Cuantos evangélicos desconocen estas cosas. 
 
 
Eclesiástico: Este libro fue escrito por Jesús Ben Sirá(180 A.C) y traducido por su nieto al griego(135 A.C). Recopila muchos pensamientos y consejos de sabios. Exalta el valor de la sabiduría, y toca  muchos temas de interés para todos. Hay algo curioso con este libro, si en verdad la Iglesia lo puso para defender algo. La Iglesia enseña que la unidad del Cuerpo de Cristo, que somos todos, incluye a la Iglesia militante, que somos los vivos, la Iglesia purgante que están ya salvos pero en proceso de la santificación final, y la Iglesia triunfante, que están en la presencia de Dios. Además, creemos que podemos orar por los difuntos, y que los santos pueden interceder por nosotros. Entonces vemos un pasaje de este libro:
“El muerto no puede ya alabarle y merecer la vida eterna” (Eclo 17, 18).
Con un sentido protestante, esta cita demostraría que los que no están vivos no pueden orar ni alabar a Dios. Lo que quiero mostrar es que estos libros NO LOS IMPUSO la Iglesia para defender nada, los puso porque son obra del Espíritu Santo. El texto anterior es utilizado para desmitificar “la Comunión de los Santos” e incluso de libros protocanónicos sacan citas parecidas.
 
También se podría mirar una cita parecida a la de Tobías en eclesiástico 3,32:
“El agua apaga el fuego ardiente, y la limosna expía los pecados”. (Eclo 3,32)
Pero cabe preguntarnos si realmente lo que borra los pecados es la sangre de Cisto, ¿Por qué el autor de la 1 carta de Pedro escribe?:
“el amor borra los pecados” (1 Pe 4, 8). ¿Será que dudaremos hoy de la carta de Pedro por esta frase?
 
Miremos las citas de este libro que pueden ser tomadas en otros libros :
“No seas hablador en el concurso de los ancianos, ni repitas en tu oración o amontones las palabras” (Eclo 7,15). Comparémoslo con (Mt 6, 7)
“Pues al modo que en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres gratos a Dios se prueban en la fragua de la tribulación” (Eclo 2, 5-6). Comparar con (1 Pe 1, 7)
“Perdona a tu prójimo cuando te agravia, y así cuando tu implores el perdón, e serán perdonados tus pecados” (Eclo 28, 2). Comparar con (Mt 6, 14).
“Escucha con sosiego lo que te dicen; a fin de que lo entiendas, y puedas dar con prudencia una cabal respuesta”(Eclo 5, 13). Comparar con (Sant 1, 19)
“Venid a mí todos los que hallais presos de mi amor, y saciaos de mis dulces frutos”(Eclo 24, 26). Comparar con (Mt 11, 28)
Que cada lector analice y le pida el Espíritu que lo guíe hacia la verdad.
 
 
Sabiduría: Este libro al igual que Eclesiástico nos presenta una serie de consejos y pensamientos acerca de la sabiduría. Fue escrito fuera de Israel, razón por la cual los judíos de Palestina decidieron excluirlos de su Biblia. Se ve muy marcado el pensamiento helénico pero su contenido es bello. Este libro de seguro pensarán los protestantes que la Iglesia lo colocó para defender algo. La verdad es que este libro dedica varios capítulos a atacar la idolatría, de la cual tanto nos acusan. Lo mejor para la Iglesia hubiera sido excluirlo, sin embargo lo dejó. Miremos un pasaje:
“Pues la invención de los ídolos fue el origen de la idolatría, y su hallazgo la corrupción de la vida, porque ni los había en el principio, ni los habrá siempre.” (Sab 14, 12-13)
El texto menciona que los ídolos no durarán para siempre, pero lo raro es que según los protestantes, los católicos somos idólatras y llevaríamos dos mil años haciéndolo. De todos modos este libro nos ayuda aclarar en verdad la diferencia entre lo que la Iglesia enseña como veneración y la verdadera adoración.
 
“Y así hacían traer desde lejos los retratos de aquellos a quienes podían los hombres honrar personalmente por estar distantes y exponían a la vista de todos la imagen del rey a quien querían tributar honores, a fin de reverenciarle con su culto, como si estuviere presente. La extrema habilidad del artífice atrajo también a los ignorantes a este culto; porque deseando complacer al que lo hacía trabajar, empleó todos los esfuerzos del arte, para sacar mas al vivo la imagen. Con esto embelesado el vulgo, con la belleza de la obra, comenzó a calificar por un dios al que poco antes era honrado como un hombre” (Sab 14, 17-20).
 
Como se observa en el último verso, honrar a alguien como hombre NO ES IGUAL a adorarlo como dios, ya que esto último podría suceder posteriormente, como lo indica el texto. El texto usa palabras como “reverenciar, tributar honores, honrar” NUNCA dice adorar, ya que esto solo se da a Dios. Muchos de los enredos que tienen los protestantes por no entender la diferencia entre veneración y adoración es por culpa de no tener en su Biblia, la verdadera revelación de Dios.
 
Ahora, miremos algunas referencias del Nuevo Testamento en este libro:
 
  • “Por tanto recibirán de la mano del Señor el reino de la gloria y una brillante corona; los protegerá con su diestra, y con su santo brazo los defenderá. Tomará la justicia por coraza, y por casco el juicio infalible. Alzará por escudo impenetrable la rectitud.” (Sab 5, 17.19-20) Comparar la idea con (Ef 6, 14)  
 
  • Como que es el resplandor de la luz eterna, y un espejo sin mancilla de la majestad de Dios, y una imagen de su bondad. Y con ser una sola lo puede todo; y siendo en sí inmutable, todo lo renueva, y se derrama por todas las naciones” (Sab 7, 26-27). Comparar con (Heb 1, 3)
 
  • “Juzgarán a las naciones y señorearan a los pueblos, y el Señor reinará con ellos”(Sab 3, 8). Comparar con (1 Cor 6, 2)
 
 
Judith. El libro de Judith es mas que todo una novela que realza el valor de fe de esta mujer para librar a su pueblo. Es en una forma figurada, una imagen de María, ya que por su fe, Israel fue librado. Esto de María es razón suficiente para que un protestante rechace este libro, pues sabemos qué papel dan a la madre que Jesús nos dejó. En este libro no han encontrado puntos doctrinales para atacar, mas sin embargo, miremos que  relación existe entre Judith y María.
 
“Porque te has portado con varonil esfuerzo, y has tenido un corazón constante; porque has amado la castidad, y no has conocido otro varón que tu difunto marido; por esto también la mano del Señor te ha confortado, y por lo mismo serás bendita para siempre” (Jud 15, 11).
Lo que se resalta es que a Judith se le llame bendita para siempre si se compara con (Lc 1, 28. 42). A Judith la bendicen los hombres pero a María la bendice Dios.
 
Otro texto de Judith(histórico) que se ilustra en el Nuevo Testamento es:
“Al contrario, aquellos que no sufrieron las tentaciones con el temor del Señor, sino que manifestaron su impaciencia y prorrumpieron en injuriosas murmuraciones contra el Señor, fueron exterminados por el ángel exterminador, y perecieron mordidos por las serpientes”. (Jud 8, 26-27). Comparar con (1 Cor 9-10).
 
 
Baruc. Este corto libro que toma mensajes sobre la deportación y habla del destierro, no tiene ningún conflicto doctrinal ni bíblico, por eso es ignorado por los protestantes a la hora de atacar los deuterocanónicos.
 
De todos modos, el libro ¿Qué es la Biblia?[22] presentará una cita de Baruc como muestra de ser una profecía falsa:
“Llegados, pues, a Babilonia estaréis allí muchísimos años y por muy largo tiempo, hasta siete generaciones; después de lo cual os sacaré de allí en paz”. (Bar 6, 2)
Parece ser que lo que el libro critica es la expresión “siete generaciones”  que indicaría mucho mas tiempo que lo que Israel duró en el destierro; pero la realidad es que Baruc está tomando cada generación de diez años.

Este libro de Baruc era leído en el día de la Expiación según testimonio de las Constituciones apostólicas[23].
 
Además de estos siete libros, existen fragmentos de Esther y de Daniel que los judíos palestinense no admitieron. En todo caso, la Septuaginta no coloca estos fragmentos como apéndices separados, razón por lo cual, ellos reconocían su valor canónico como parte del texto original.

 

 

LA EPOCA DE JESUS

Un hecho que puede inclinar la balanza a favor de los argumentos católicos lo pueden dar los hechos del Nuevo Testamento. Jesús muchas veces se refiere al Antiguo Testamento(pero no explícitamente) dando testimonio de que si eran de valor para los judíos. Por ejemplo, en Lc 4,16-19, Jesús lee un texto de Isaías, en Mt 5,38-39, hace referencia a Levítico, en Mt 9, 13 hace referencia a Oseas, y así hay muchas más. Pero recordemos que los evangelios a excepción del de Mateo fueron escritos en griego. ¿De donde sacaron las alusiones del antiguo Testamento los evangelistas?  Pues claro que de la Septuaginta por también estar en griego y sabemos que está constaba de 46 libros.
Además, 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento son tomadas de la Septuaginta y no del canon hebreo[24].
 
Cuando Jesús se refiere a la Biblia, sólo hace mención como Ley, profetas y salmos (Lc 24,24-27) sin especificar más. Esto se entiende ya que en su época no había un canon definido.
 
Pero tampoco hizo alusión a otros libros del Antiguo Testamento y sin embargo los protestantes los consideran como canónicos: Por ejemplo Ester, Sofonías, Eclesiastés, Cantar, Abdías o Nahum. ¿Será que bajo ese argumento dejaremos por fuera los libros que Jesús no mencionó? Es ridículo.
 
Además, los protestantes, tiene como canónicos libros con citas de referencias no canónicas[25]:
Por eso se dice en el libro de las guerras de Yahvé” (Num 21,14) ¿Este libro aparecerá en la Versión reina Valera? Te aseguro que no, y sin embargo el libro de los Números es canónico
“Y el sol se detuvo  y la luna se paró hasta que el pueblo  hubo tomado desquite de sus enemigos. Así está escrito en el libro del Justo” (Jos 10,13). ¿Será que a Lutero se le olvidó traducir este libro al alemán?
“David compuso el siguiente cántico para Saul ... y está escrito en el libro del Justo” (2 Sam 1,18). ¿El rey David usó un libro apócrifo?
 
 
En el Nuevo Testamento cuando ya los libros del canon hebreo estaban cuajados es imposible pensar que a alguien se le ocurriera escribir un texto basado en un libro no inspirado. Sin embargo, el apóstol Judas(no el traidor) escribe una carta que aparece en cualquier Nuevo Testamento protestante, en donde se basa en un libro apócrifo:
“Ni siquiera el arcángel Miguel cuando discutía con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés se atrevió a proferir algo injurioso” (Jud 1,9).
 
¿Será que a uno de los doce ungidos de Jesús se le hubiera apartado el Espíritu Santo para que se basara en un apócrifo? Lo que realmente podemos analizar es que aun en la época de Jesús no existía un canon cerrado de los libros que podían considerarse sagrados e inspirados por Dios. No existe argumento para truncar la revelación de Dios hasta Malaquías pues la referencia que usó Judas fue “La Asunción de Moisés”, un apócrifo del año 4 A.C.

 

Algunos protestantes que reconocen que la Septuaginta usada en la época de Jesús contenía 46 libros, llegan a decir ahora, que los siete libros deuterocanónicos eran suplemento del rollo grande[26]. Este argumento no es valido ya que si los deutero no eran canónicos hubieran contaminado el rollo grande.


Se puede inducir un proceso tácito de canonicidad de los deuterocanónicos, por el simple hecho del papel que da la Iglesia primitiva a la versión de los Setenta. Ese uso indiscutido y su subsiguiente extensión por las Iglesias dan a entender la aprobación de los Apóstoles a esta versión, que contenía los deuterocanónicos.


HALLAZGOS DE QUMRAM

En el año de 1947 en la región de Qumram se encontraron varias referencias de la literatura judía en una época paralela a la de Juan Bautista. La importancia de estos hallazgos arqueológicos es que muestran tal vez los rasgos de un grupo religioso que al parecer fue narrado por Filón de Alejandría y Flavio Josefo conocidos como los Esenios.
Los fragmentos encontrados
 
Lo importante en este artículo es mostrar simplemente que dentro de los hallazgos fueron encontrados muchos escritos usados por los Esenios, diferentes de los 39 antes mencionados como protocanónicos.
 
La enciclopedia Encarta 2001 nos muestra los siguientes textos hallados: ... libros de himnos, comentarios bíblicos y textos apocalípticos; dos de las copias más antiguas conocidas del Libro de Isaías casi intactas y fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, a excepción del de Ester. Entre estos fragmentos se encuentra una fantástica paráfrasis del Libro del Génesis. Asimismo se descubrieron textos, en sus idiomas originales, de varios libros de los apócrifos, deuterocanónicos y pseudoepígrafos. Estos textos, ninguno de los cuales fue incluido en el canon hebreo de la Biblia, son Tobías, Eclesiástico, Jubileos, partes de Enoc y el Testamento de Leví, conocido hasta entonces sólo en sus antiguas versiones griega, siríaca, latina y etíope.
 
Se puede decir que los hallazgos de Qumram son argumentos verdaderamente de peso para mostrar que los libros deuterocanónicos eran igualmente usados que los del canon judío palestinense, pues demuestran que no existía un supuesto canon cerrado.
 
 
¿CONCILIO EN JAMNIA?
Siguiendo con nuestro estudio llegamos a un punto determinante: el supuesto Concilio de Jamnia. He oído protestantes que dicen que este concilio surgió cuando los deuterocanónicos quisieron hacer parte del canon judío pero la veracidad histórica de este concilio sigue tan en duda como su verdadera fecha de realización (80-100 D.C). Jamnia era una ciudad judía ubicada a 12 millas del sur de Judá. La NJBC (New Jerome Bible Comentary) sostiene[27]: "No hay ninguna evidencia que lista alguna de libros haya sido definida en Jamnia." (p 1040). Se ha propuesto recientemente la idea de que lo que en verdad existió fue una escuela rabínica pero los protestantes que “no tienen tradiciones” siguen siendo fieles a la creencia del concilio y de la lista oficial de libros.
Cuando Martín Lutero traduce la Biblia al alemán sólo traduce 39 libros del Antiguo Testamento, tal vez inspirado en este canon de Jamnia, de los mismos judíos que entregaron al Mesías. Los católicos en cambio seguimos la Septuaginta usada en la época de Jesús de 46 libros.
 
¿Por qué hubo un concilio? Los judíos sabían que los cristianos utilizaban libros de la Biblia griega, y que existían cristianos por todo Oriente. El concilio excluyó los deuterocanónicos para que su Biblia se distinguiera de la usada por los cristianos; así ellos quedaron con una Biblia en hebreo de 39 libros, y los cristianos quedaron con un Testamento de 46 libros. Los cristianos entendían que los judíos eran los depositarios de la Palabra (Rom 3,1-2) pero al mismo tiempo vieron que esos depositarios mataron al Cristo, al Verbo. Además, un argumento de canonicidad basado en el lenguaje se queda corto, pensar que sólo lo inspirado estaría en hebreo es limitar la acción del Espíritu Santo.
 
 

LA IGLESIA PRIMITIVA Y LA VULGATA DE SAN JERONIMO

Poco a poco vamos dándole forma a nuestro tema, y de seguro que nuestro lector ya va entendiendo un poco más la razón de los deuterocanónicos y de por qué la Iglesia los hace inspirados. Pero falta el arma definitiva a nuestro favor: El pensamiento de los Padres y la Iglesia primitiva.
 
Justino Mártir en el siglo II en su “Dialogo con Trifón”[28] expresaba que los judíos habían mutilado la Escritura, aunque esta afirmación no está muy profundizada si hace ver que el canon cristiano debía ser de mayor extensión que el canon  hebreo, y que los judíos estaban rechazando cualquier literatura que usarán los cristianos para diferenciarse de ellos.
De todos modos, los testimonios de los Padres que reconocen y aun, que mencionan  los deuterocanónicos son muy amplios.
 

Siglo II

Dentro del siglo II no se vislumbra dudas acerca de los deuterocanónicos. TODOS los Padres de la Iglesia occidental reconocen y citan estos libros con el mismo peso que citan los protocanónicos, y nunca hacen la distinción entre ambos.
 
  • Clemente Romano menciona a Judit y Ester(1 Cor 22, 4-6). En su carta a los Corintios(27,5) cita (Sab 12,12)
  • La carta de Bernabé cita (Sab 2, 12) en (6, 7) y (Eclo 4, 36) en (19, 9)
  • Policarpo en su carta a los filipenses (10, 2) cita a (Tob 4, 10)
  • La Didajé cita a (Sab 12, 7) en (5,2)
  • El Pastor de Hermas cita en las siguientes cartas a los deutero[29]: Sim 5,3,8 (Eclo 18,30); Mand. 5,2,3 (Tob 4,19); Mand. 1,1 (2 Mac 7,28); Mand. 1,1 (Sab 1,14).
  • Justino en su apología 1, 46 cita las partes deutero de Daniel 3.
  • Atenágoras en su obra Legatio pro Christianis cita a Baruc 3, 36 como profeta reconocido.
 

 

Siglo III

Ya a finales del siglo II, en Oriente, los apologistas cristianos debatían con los judíos. Como los judíos no reconocían los deuterocanónicos, los apologistas debieron utilizar los libros protocanónicos para rebatir sus errores. Esta actitud llevó a que algunos empezaran a dudar sobre la canonicidad de estos libros.
 
  • El primer caso conocido fue Melitón de Sardes(170 D.C), muy mencionado por los escritores protestantes. La realidad es que Melitón viajó a Palestina con el objeto de investigar sobre el Antiguo Testamento, y envió una carta al obispo Onésimo en donde sólo figuraban los protocanónicos, excepto Ester. Geroge Reid nos dirá de Melitón[30]: “Dice él que en esa tarea, aunque mantuvo el orden familiar de los Setenta, verificó su catálogo a base de interrogar a los judíos. Para ese tiempo, los judíos habían ya descartado en casi todas partes los libros alejandrinos, así que el canon de Melitón consiste exclusivamente de los protocanónicos minus Ester. Debe subrayarse, sin embargo, que el documento al que se le antepuso ese catálogo se pudo haber interpretado como orientado a la polémica antijudía, en cuyo caso se entendería bajo otra luz lo del canon restringido”
 
  • Orígenes(185-254) también excluye los deuterocanónicos a la hora de definir los libros canónicos, pero en la práctica sigue usándolos, tal vez influenciado por el mismo manejo de los deuterocanónicos en las polémicas con los judíos. Orígenes de todos modos utiliza los deuterocanónicos con el mismo valor que los protocanónicos. En su obra “Hexapla” tienen lugar los libros deuterocanónicos; en su carta a Julio Africano reconoce Judith, Tobías y los fragmentos de Daniel como inspirados[31].
 
Pero así mismo en el siglo tercero encontramos Padres de la Iglesia que nunca dudan de la autenticidad de los deutero como Escritura:
 
·         San Ireneo(202+) cita a Baruc, Daniel y Sabiduría[32]
·         Clemente Alejandrino(215+) aduce (Jdt 8,27) en Strom. (2,7,35);  (Tob 4,16) en Strom. (2,23); cita el libro de la Sab 25 veces, el de Bar 24 veces y el del Eclo 50 veces, especialmente en el Pedagogo. También alude a las partes deuterocanónicas de Dan y Est en Strom. 1,21; Es probable que también aluda al 2 Mac 1,10 en Strom. 5,14.[33]
·         En la Iglesia Africana se encuentran Tertuliano(225) y Cipriano(258) quienes reconocen los deuterocanónicos excepto Judith, Tobías y los fragmentos de Ester.
·         San Hipólito de Roma(235) como representante latino reconoce todos los deuterocanónicos, entre los cuales utiliza: Baruc y Macabeos. Pero rechaza Judith y los fragmentos de Ester.
·         De igual modo, la iconografía del siglo III refleja muchos pasajes deuterocanónicos ilustrados[34]
 
Igualmente, se puede ver que los Padres que dudan de los deuterocanónicos (en el siglo III) “teóricamente” son casos aislados en Oriente. Pero estas ideas siguieron desarrollándose en la Iglesia de Alejandría, y pronto llegaron a Occidente en el siglo IV. Se aclara de todos modos, que en la práctica estos libros tenían el mismo peso escriturístico que los protocanónicos, y que lo que un Padre consideraba individualmente no era ni infalible ni acatable para toda la Iglesia.
 
Entre los Padres orientales que dudaron se tienen:
 
·         San Atanasio(+373). Cita sólo los libros protocanónicos menos Ester, pero reconoce Baruc[35]. En la práctica da el mismo valor a los deutero[36], aunque tratando de presevar a Alejandría de la literatura apócrifa, no los defina como inspirados
·         Cirilo de Jerusalén(+386). Prohíbe a los catecúmenos leer los libros apócrifos y los deuterocanónicos pero reconoce Baruc. En su Catequesis cita Sabiduría, Eclesiástico y Daniel como  libros inspirados. Es un representante de la prohibición “teórica” de Oriente.
·         San Epifanio(+403) reconoce 22 libros para llegar en concordancia con las letras del Alfabeto hebreo, entre los que Incluye Ester, Baruc y la Carta de Jeremías. De todos modos, en sus escritos utiliza la expresión: : “movido por el Espíritu Santo”[37], para referirse a los deuterocanónicos.
·         San Gregorio Nacianceno(+389) sólo reconoce 22 libros del Antiguo Testamento menos Ester. De todos modos cita el libro de la Sab en Or. 28,8: MG 36,34; el Eclo en Or. 37,6,18: MG 36,290.304; el libro de Bar en Or. 30,13: MG 36,121; el de Dan 3,14 en Carm. praecept, ad virg. 177‑184: MG 37,592s, y Dan 13, en Or. 36,7; MG 36,273; Carm. 1,12: De veris Scripturae libris: MG 37,472[38]
 
Pero al mismo tiempo tenemos Padres en el siglo IV que reconocen la Autoridad de los Deuterocanónicos:
 
  • San Basilio Magno(379)
  • San Gregorio Niceno(395)
  • San Ambrosio(396)
 
Para el siglo quinto, las dudas sobre los deuterocanónicos fueron disminuyendo hasta tener algún caso aislado. Pero las ideas llegaron a Occidente donde se ilustran casos de Padres que rechazan los deuterocanónicos.
Lo destacado fueron los Concilios de Africa, en Hipona(393) y Cartago(397), donde la Iglesia reunida definió tanto el Canon del Antiguo Testamento como el del Nuevo. Esto aclaró la POSICIÓN OFICIAL de la Iglesia Católica, donde bajo la guía del Espíritu Santo discernió sobre los libros inspirados. Esto es uno de los motivos por los que en el siglo V se regrese a la unanimidad sobre los deuterocanónicos[39]. Los protestantes han aceptado la decisión sobre el Canon del Nuevo Testamento, lo que es irrisorio ya que el mismo Espíritu Santo reveló los dos cánones.
 
En el siglo quinto se presenta la mayor polémica sobre los deuterocanónicos cuando la Iglesia Católica designa a San Jerónimo como traductor de la Vulgata[40]. En Jerónimo se pueden distinguir tres períodos sobre este tema:
  • Período inicial donde admite todos los deuterocanónicos
  • Período de dudas y discusiones
  • Periódo final de traducción completa y reconocimiento de los deuterocanónicos.
 
En los muchos escritos protestantes sobre este tema, sólo ubican el segundo período de Jerónimo, por lo que engañan a la gente, haciéndola creer que Jerónimo murió excluyendo los deuterocanónicos.
 
a.)  Inicialmente, Jerónimo seguía la versión de los LXX, que contenía todos los deuterocanónicos, razón por lo cual los aceptaba.
b.)  A partir del año 384, el Papa Dámaso designa a Jerónimo para que tradujera la Biblia al latín. Se debe entender que Jerónimo vivía en Jerusalén y tenía maestros judíos, que influyeron notablemente en su decisión sobre el canon. En su prólogo galeato[41](390) reconoce que lo que no se encuentre en su traducción(del hebreo) no es inspirado. Posteriormente en el 397 niega todo valor de los deuterocanónicos para ser usado en doctrina. Hacia al 403, niega la inspiración de las partes deuterocanónicas de Daniel y Ester.
Los protestantes citan frecuentemente textos donde Jerónimo rechaza los “apócrifos” en general, haciendo ver como si sólo se refiriera a los deuterocanónicos[42], pero tal cosa es poco objetiva ya que en ese misma citación reconocen que los deuterocanónicos eran llamados “libros eclesiásticos” por el mismo Jerónimo.
c.)   Su proceso de aceptación fue lento y muy diverso. Hacia el 391 traduce Tobías. En el 397 coloca a Judith a la par de Ester y Rut pero duda de su inspiración. De todos modos existen unas 200 alusiones de Jerónimo a los deuterocanónicos[43] como Escritura.
Cuando escribe contra Rufino sobre las partes deutero de Daniel dice: "¿Qué pecado he cometido si he seguido el juicio de las Iglesias? Pero el que me acusa de relatar las objeciones que los hebreos han levantado contra la historia de Susana, el cántico de los tres jóvenes, y la historia del Bel y el Dragón, que no se encuentran en el volumen hebreo, sólo demuestra ser un tonto sicópata. Ya que yo no estaba relatando mis opiniones personales, sino los comentarios que ellos (los judíos) suelen hacer contra nosotros" (Contra Rufino 11:33 [402 D.C.]). Así, Jerónimo reconocía el principio por medio del cual se definía el canon - el juicio de la Iglesia, no el de los judíos posteriores.
 
Se concluye que en sus últimos años de vida, Jerónimo reconoce a la Iglesia Católica como autoridad sobre el canon del Antiguo Testamento y no la de los judíos.
Se raya mucho en que Jerónimo los tradujo contra su voluntad. La pregunta es ¿La autoridad sobre el canon recaía sobre Jerónimo o sobre la Iglesia? Jerónimo tenía una visión personal sobre el tema, y ya se vieron los factores que influyeron sobre él; de todos modos se acoge a la autoridad de la Iglesia desconociendo así la autoridad judía sobre el canon.
 
Sobre el Nuevo Testamento también hubo polémica pero se acató la desición de la Iglesia Católica sobre el canon de 27 libros. Un autor evangélico refuta diciendo que ellos aceptan los libros no porque la Iglesia lo diga sino que el mismo transcurso del cristianismo, y la forma en que los Padres citan los libros dio unanimidad de aceptar los 27 libros. Solo tratan de desprestigiar los concilios de África. Si se trasladan estos argumentos a los libros del Antiguo Testamento, entonces diremos que como en la época de Jesús se usaba la Vulgata de 46, no es indispensable para nada lo que dijera Jamnia, y dicho sea de paso que esto fue hecho por los mismo judíos fariseos que crucificaron a Jesús.
 
En el 382, se atribuye al Papa Dámaso, un sínodo en Roma, donde se tocó el tema del canon. En este sínodo se reconoce el canon Alejandrino de 46 libros[44]
 
La carta “Consulenti tibi” del Papa Inocencio I, en el 405, a Exuperio, Obispo de Toulusse mostró el canon del Antiguo Testamento en 46 libros[45].
 
Además, si se estudian los manuscritos mas antiguos en griego, todos contienen los deuterocanónicos. El Codex Vaticanus, el documento mas antiguo, contiene todos menos los Macabeos, los demás documentos contienen los 46 libros, como el sinaítico.
 
 

LA REFORMA

La verdad es que como durante 1500 años nadie puso en tela de juicio la autenticidad de los libros deuterocanónicos, la Iglesia no tuvo mucho de qué preocuparse. Es con la Reforma de Martín Lutero que aprovechan los protestantes para atacar cosas que no tenían nada que ver con la “sola fe” como: sacerdocio y celibato, los sacramentos, episcopado y los libros de la Biblia.
Martín Lutero alude que los libros deuterocanónicos son apócrifos y que deben ser rechazados como lectura de la Biblia pero que servían de enseñanza. Debido a esto, la Iglesia Católica se pronunció en el Concilio de Contrarreforma de Trento en 1546 confirmando el canon de 73 libros que había sido previamente establecido en Florencia(1142) y en Hipona y Cartago.
Autores protestantes dicen que fue aquí cuando la Iglesia los introdujo, pero si fue así ¿ Por qué Martín Lutero los critica y los quita de la Biblia de esa época? No se acababan de introducir?
 
La forma en que Lutero organizó el Nuevo Tetameno deja mucho que desear del papel de Reformador enviado por Dios:
·         Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Gálatas, Efesios, I Pedro y I Juan
  • Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de Pablo, II Pedro y II de Juan
  • Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo Testamento(deuterocanónicos).
 
 
 

CONCLUSIÓN

Un amigo evangélico me decía que varios teólogos “de la sana doctrina”(no quiso decir protestantes) se reunieron en 1960 durante cuarenta días de ayuno y oraron al Señor para que les revelara los libros inspirados por Dios. Y el Espíritu Santo(como era de esperar para ellos) les dijo que sus 66 libros de la Biblia Reina Valera estaban bien. ¿Entonces los Católicos estamos mal? Si el Espíritu les reveló que los 27 libros del N.T instituidos por la Iglesia Católica estaban bien, ¿cómo es que los 46 libros que también instituyó la Iglesia están mal, siendo que también el Espíritu se los reveló por igual en Hipo, Cartago, Florencia y Trento? ¿Que buscaban estos teólogos protestantes con esta reunión solamente una década después de los hallazgos de Qumram?
 
Entonces, si ni la Historia de la Iglesia primitiva, ni la misma Biblia, ni la Historia Universal, ni los hallazgos arqueológicos están con los protestantes. ¿De donde sacan tantos argumentos para atacar a los deuterocanónicos? Le creeremos más a una escuela rabínica en Jamnia de judíos traidores que a los Concilios de la Iglesia de Dios, que es pilar y fuente de la verdad?(1 Tim 3, 16)
                                                                          
 

ANWAR TAPIAS LAKATT



[1] Claramente se observa en estas citas como los autores escribían por un deseo de documentar las vivencias del pueblo de Israel(caso Eclesiástico) como el de organizar los hechos narrados de Jesús(Lucas). N.de.A
[2] La fuente yahvista se le atribuye a un autor del siglo X A.C, que vivió durante el reinado de Salomón. Se piensa que mostraba la primacía del reino davídico. Se le da ese nombre porque en sus textos llama a Dios, Yahvé. La fuente Elohista se atribuye a un autor del siglo IX A.C que vivía en el reino del Norte. Se piensa que mostraban la primacía de Israel como pueblo, no la Judá solamente. Este autor llamaba a Dios, Elohim. La fuente deuteronómica escribe en los siglos VIII y VII. Se encarga mas que todo de las normas y leyes generales. La fuente sacerdotal escribe después del destierro. Muestra hacia atrás, las causas que llevaron al destierro a Israel. Se caracteriza porque muestra las genealogías y la importancia del culto. N.de.A
[3] STORNIOLO, Ivo. Como leer el libro del Génesis. San Pablo, Pág.13-16
[4] Así lo expresaban Filón de Alejandría u Orígenes(Ver Enciclopedia Encarta 2001)
[5] Nombre dado por los Padres Griegos a los libros que no eran del orden profético
[6] Se conoce como “Pentateuco”  en griego, que quiere decir: cinco libros.
[7] Reciben este nombre no por tener mayor importancia sino por la extensión de sus escritos.
[8] Enciclopedia Católica 2001: Canon del Antiguo Testamento.
[9] Para documentarse mas leer: Enciclopedia Católica 2001: Canon del Antiguo Testamento. Y también Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos.
[10] Dan 9, 2
[11] Que se toman como una unidad en cuanto lenguaje, fecha y estilo como si fueran todos de un mismo autor
[12] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos.
[13] Neh 8, 2-3
[14] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos. Pág. 343
[15] 1 Pe 4, 8
[18] Pues, obviamente los que están en el cielo no necesitan oración, y los que están condenados tampoco. Amstrong ve en este pasaje una alusión clara a las personas que están pasando por el purgatorio.
[19]  www.cin.org/users/james/int/es/deuterocanonicos.htm.
[20] 1 Re 17. 2 Re 4. Eliseo y Elías resucitan a personas que habían muerto de enfermedad.
[21] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos. Pág. 343
[22] Libro de José Flores, quien cita a Scott Han antes de su conversión. Pág 85. (ex presbiteriano convertido a católico)
[23] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos. Pág. 343
[24] www.corazones.org/deuterocanonicos. Incluso los Testigos de Jehová opinan lo mismo(Atalaya 15 de septiembre 2002)
[25] Frank Morera: Biblia y Tradición(versión internet).
[26] http//apologetica.org Artículo: Biblia católica, escritura completa. Autores varios
[28] Diálogo con Trifón, 71.
[29] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos. Pág. 343
[30] Reid, George. Canon del Antiguo Testamento. Enciclopedia católica 2001.
[31] Reid, George. Canon del Antiguo Testamento. Enciclopedia católica 2001.(internet)
[32] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos.
[33] Ib.
[34] Ib.
[35] www.cin.org/users/james/int/es/deuterocanonicos.htm.
[36] Reid, George. Canon del Antiguo Testamento. Enciclopedia católica 2001.(internet)
[37] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos
[38] Ib.
[39] De todos modos se aclara que en estos Concilios había un canon completo de 46. No existía el término “deuterocanónicos, ni estos libros eran apéndices o suplementos. N.de.A
[40] Versión de la Biblia en lengua latín
[41] Mejor conocida como Prefacio a la Traducción de Samuel y Reyes
[43] Manuel de Tuya – José Salguero. Introducción a la Biblia, Tomo I Biblioteca de Autores Cristianos
[44] DEZINGER, Enrique. El Magisterio de la Iglesia. Barcelona: Editorial Herder,1955. Pág. 30
[45] Ib. Pág 36


  

Los libros deuterocanónicos de la Biblia

     
Contrariamente a lo que sostienen muchos protestantes fundamentalistas, la Iglesia Católica no agregó ningún libro al Antiguo Testamento. Antes de Cristo hubo dos versiones del canon del Antiguo Testamento: una corta (la de los judíos palestinenses) y una larga (la de los judíos alejandrinos y helenistas). La versión larga incluía siete libros más que la corta: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, Sabiduría, 1 Macabeos y 2 Macabeos. También incluía algunas adiciones a los libros de Ester y Daniel. Hay indicios de que los judíos palestinenses también apreciaban y usaban esos libros, aunque no los admitían como canónicos.



Después de Cristo los judíos, al cabo de un cierto proceso, abandonaron el canon alejandrino y mantuvieron sólo el canon palestinense, el mismo de la Biblia hebrea actual. Sin embargo, la Iglesia primitiva utilizó sobre todo la “Biblia de los LXX”, la más antigua versión del Antiguo Testamento en griego (compuesta en Alejandría en los siglos III, II y I antes de Cristo), que incluía los siete libros enumerados. El Nuevo Testamento contiene unas 300 citas de la “Biblia de los LXX”. Muy pronto los cristianos se dieron cuenta de que la Iglesia tenía autoridad para determinar el canon de la Biblia, independientemente de Israel.

Durante siglos hubo algunas discusiones dentro de la Iglesia Católica sobre la autenticidad de esos siete libros, que a partir de cierto momento fueron llamados “deuterocanónicos”, para distinguirlos de los demás libros de la Biblia, llamados “protocanónicos”. Por ejemplo, San Agustín se pronunció a favor de la canonicidad de los deuterocanónicos, mientras que San Jerónimo mantuvo una actitud reticente y algo contradictoria hacia ellos. Aunque ya en torno al año 400 varios documentos papales y sínodos se habían pronunciado a favor de la canonicidad de los deuterocanónicos, las discusiones prosiguieron (en parte debido a la opinión de San Jerónimo), a pesar de lo cual a lo largo de los siglos una mayoría cada vez más grande de los cristianos los consideró como canónicos. Finalmente, la cuestión fue resuelta de un modo explícito y autorizado, a favor de la canonicidad, en los Concilios Ecuménicos de Florencia (1442) y de Trento (1546).
En el siglo XVI, Lutero (sin autoridad para ello) quitó esos escritos del canon de la Biblia, en el ámbito protestante. Por lo tanto, ocurrió lo contrario de lo que afirman los protestantes fundamentalistas: los protestantes quitaron siete libros de la Biblia, los deuterocánicos. Para los católicos todos los libros de la Biblia son igualmente canónicos.

Por otra parte, se puede decir que la Iglesia Católica sí agregó unos cuantos libros a la Biblia, pero no en el Antiguo Testamento, sino en el Nuevo Testamento. En verdad todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por miembros de la Iglesia Católica, fundada por Jesucristo.
Lutero, a su vez, estableció un falso “canon dentro del canon” al convertir su herética doctrina de la justificación por la sola fe en la vara con la que se deberían medir todas las enseñanzas del texto de la Biblia, recibido por los protestantes de la misma Iglesia Católica. Así Lutero se sintió tentado de quitar del canon bíblico también la carta de Santiago (contraria a su teología personal de la “sola fe”), la carta a los Hebreos, la carta de Judas e incluso el libro del Apocalipsis, pero al final se conformó con considerarlos “menos inspirados” (!?). Sin embargo, para un texto bíblico dado sólo caben dos posibilidades: o está inspirado por Dios o no está inspirado por Dios. No puede estar “medio inspirado”, por la misma razón que una mujer no puede estar medio embarazada.  

Diccionario bíblico: Deuterocanónicos

(gr. déuteros ["segundo", "posterior"] + kanonikós ["de (perteneciente a) una
regla (canon)", "canónico"]; es decir, "de segunda [posterior] inspiración",
"extracanónico", "segundo canon"). 

Nombre que se da a ciertos libros, o adiciones a libros, que desde su origen no
fueron considerados por todos como inspirados, y que judíos y protestantes los
rechazan del canon de la Biblia.  Sin embargo, la Iglesia Católica -apoyándose
en tradiciones apostólicas y patrísticas- los considera canónicos ("verdadera y
auténtica palabra de Dios"); fueron declarados libros inspirados por los
concilios de Trento (1545-1563) y Vaticano I (1869, 1870).  En las Biblias de
edición católica, libros Deuterocanónicos son: Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos,
Sabiduría, Eclesiástico y Baruc, y las adiciones a Ester (véase BJ, p 541, al
pie) y Daniel (BJ, p 993, 2a columna).  Véanse Apócrifos; Seudoepigráficos.

 


 

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