jueves, 26 de septiembre de 2013

Simón de Rojas, Santo


Sacerdote, 28 de septiembre
 
Simón de Rojas, Santo
Simón de Rojas, Santo

Sacerdote Trinitario

Martirologio Romano: En Madrid, en España, san Simón de Rojas, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, que, acompañando el séquito de la reina de España, nunca viajó en carroza ni percibió sueldo, sino más bien, entre regios fastos, siempre se mostró humilde, pobre, misericordioso hacia los necesitados y fervorosamente devoto para con Dios (1624).

Fecha de canonización: El Papa Clemente XIII lo beatificó el 19 de mayo de 1766, y el Papa Juan Pablo II lo inscribió en el catálogo de los santos el 3 de julio de 1988.
San Simón de Rojas, trinitario, nació en Valladolid (España), el 28 de octubre de 1552. A los doce años, ingresó en el convento trinitario de su ciudad natal, en el que hizo la profesión religiosa el 28 de octubre de 1572. Cursó los estudios en la universidad de Salamanca entre 1573 y 1579. Enseñó filosofía y teología en Toledo desde el año 1581 hasta el 1587. A partir de 1588, hasta su muerte, ejerció con grande prudencia el oficio de superior en varios conventos. En el mismo periodo, fue enviado como Visitador Apostólico a su Provincia de Castilla, en dos ocasiones, y a la de Andalucía, en una. El 14 de abril de 1612 fundó la Congregación de los Esclavos del Dulcísimo Nombre de María. En 1619 fue nombrado Preceptor de los Infantes de España. El 12 de mayo de 1621 fue elegido como confesor de la Reina Isabel de Borbón. Murió el 29 de septiembre de 1624.

Su canonización dentro de las celebraciones de 1988, Año Mariano, recompensa dignamente a quien, por su tierna devoción a María, Lope de Vega llegó a equiparar con San Bernardo de Claraval y con San Ildefonso de Toledo. Fue su madre, la virtuosa Constanza, quien imprimió e hizo germinar en el alma de Simón el amor a María. El culto que Constanza, junto con su marido, Gregorio, tributaba constantemente a la Santísima Virgen, explica el porqué Simón, cuando pronunció sus primeras palabras, a los 14 meses de edad, siendo de pequeño algo retardado y balbuciente, dijese: "Ave, María". No hacía otra cosa que repetir la plegaria tan frecuentemente recitada por sus padres.

Su mayor gozo era el visitar los santuarios marianos, orar a María, imitar sus virtudes, cantar sus alabanzas, resaltar la importancia de la Santísima Virgen en el misterio de Dios y de la Iglesia. A través de profundos estudios teológicos, comprendió cada vez mejor la misión de María en la salvación del género humano y la santificación de la Iglesia. Vivió sus votos religiosos con el estilo de María. Pensaba que para ser todo de Dios, como Ella, era necesario hacerse esclavos suyos, o mejor, esclavos de Dios en María. Fue por ello por lo que fundó la Congregación de Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, para la mayor gloria de la Trinidad y la alabanza de la Virgen, al servicio de los pobres. Para él, ser esclavo de María quería decir pertenencia total a Ella: Totus tuus, para unirse más íntimamente a Cristo y en él, por el Espíritu, al Padre.

La Congregación por él fundada era de carácter laical. A ella podían adherirse personas de todo rango social. Los inscritos, entre los que figuraban el rey y sus hijos, se obligaban a honrar a María, asistiendo maternalmente a sus hijos predilectos: los pobres. Esta obra subsiste todavía hoy en España. Simón de Rojas, que era considerado uno de los más grandes contemplativos de su tiempo, y que en la obra La oración y sus grandezas demuestra ser un gran formador de almas de oración, quería que a la dimensión contemplativa se uniese la activa, las obras de misericordia. Fiel al carisma trinitario, promovió redenciones de esclavos, remedió numerosísimas necesidades de los pobres, consoló enfermos, desheredados y marginados de todo tipo. Cuando recibió encargos en la Corte, puso como condición para aceptarlos el poder seguir ocupándose de sus pobres, a los que ayudaba de muchas maneras, siempre con alegría a cualquier hora del día o de la noche.

Son numerosísimas las expresiones de su amor a María. Los pintores que han inmortalizado su figura, ponen siempre en sus labios el saludo "Ave, María", por él pronunciado con tanta frecuencia que familiarmente era llamado "el Padre Ave María". Hizo imprimir millares de estampas de la Virgen Santísima con la inscripción "Ave, María", estampas que enviaba también al extranjero. Hizo confeccionar rosarios con 72 cuentas azules sobre cordón blanco, símbolo de la Asunción y de la Inmaculada, como recuerdo de los 72 años que, según la creencia de la época, había vivido la Virgen, y los difundió por doquier. Valiéndose de su influencia en la Corte, hizo que se esculpiese con letras de oro sobre la fachada del Palacio Real de Madrid el saludo angélico que él tanto amaba: "Ave, María". El 5 de junio de 1622, pidió a la Santa Sede la aprobación de un texto litúrgico por él compuesto en honor del Dulcísimo Nombre de María, texto que más tarde el Papa Inocencio XI extendió a toda la Iglesia.

Las honras fúnebres que se le tributaron a su muerte, acaecida el 29 de septiembre de 1624, asumieron el aspecto de una canonización anticipada. Durante 12 días, los más famosos oradores de Madrid exaltaron sus virtudes y santidad. Impresionado por la veneración unánime que se le rendía, el Nuncio del Papa, algunos días después de su muerte, el 8 de octubre siguiente, ordenó que se iniciasen los procesos, en vista a su glorificación por parte de la Iglesia.

Reconocida la heroicidad de sus virtudes por Clemente XII, el 25 de marzo de 1735, fue beatificado por Clemente XIII, el 19 de mayo de 1766. Y el 3 de julio de 1988, el Papa Juan Pablo II inscribió en el Catálogo de los Santos a este gran siervo de María y padre de los pobres.


San Simón de Rojas, religioso presbítero
fecha: 28 de septiembre
n.: 1552 - †: 1624 - país: España
canonización: B: Clemente XIII 16 may 1766 - C: Juan Pablo II 3 jul 1988
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Madrid, en España, san Simón de Rojas, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad para la redención de cautivos, que, acompañando al séquito de la reina de España, nunca viajó en carroza ni percibió sueldo, sino, más bien, entre regios fastos siempre se mostró humilde y pobre, así como misericordioso hacia los necesitados y fervorosamente devoto para con Dios.

Nació en Valladolid (España), el 28 de octubre de 1552. A los doce años, ingresó en el convento trinitario de su ciudad natal, en el que hizo la profesión religiosa el 28 de octubre de 1572. Cursó los estudios en la universidad de Salamanca entre 1573 y 1579. Por su comportamiento ejemplar en la orden de los trinitarios, Fray Simón fue llamado a servir en la corte del rey Felipe III de España. Una vez allí, se le nombró confesor de la reina Isabel de Borbón. Cuando hubo un brote epidémico de peste en Madrid, Fray Simón fue el primero en hacer sus preparativos para salir a socorrer a los apestados, pero el rey le prohibió abandonar el palacio, por temor a que llevara el contagio a los miembros de la corte. «Las casas de los enfermos -repuso el fraile- son más adecuadas para mí que los palacios de los reyes y, si me veo obligado a elegir, abandonaré la corte». Lo mismo que san Alfonso de Orozco, también capellán de reyes, Fray Simón de Rojas ejerció gran influencia entre los nobles que rodeaban al monarca y contribuyó en gran manera a mantener en alto los niveles de la moral y la religión en aquel ambiente. Además de misionero, fue el fundador de la Hermandad del Ave María y escribió un oficio para la fiesta del Santo Nombre de María, al que su orden profesa especial devoción. Fray Simón murió diez días después de la fecha de la mencionada fiesta del año 1624. Fue beatificado en 1766, y SS Juan Pablo II lo canonizó el 3 de julio de 1988.

Varias referencias al proceso de beatificación de este fraile, se encuentran en la gran obra del Papa Benedicto XIV, De... beatificatione, libro V. Cuando se procedió a la beatificación se había publicado en Roma un Compendio della vita del B. Simon de Rozas (1767) . Véase también L'Ordre des Trinitaires (1903), vol. I, pp. 618 y ss. de P. Deslandres. En el sitio del Vaticano se ha publicado una biografía -sin mención de fuentes- con motivo de la canonización.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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