compartir con ustedes este bello poema, aunque no recuerdo como me llegó.
Alguien dijo encontrar a Dios en la naturaleza.
Y yo corrí hacia el mar, crucé campos y senderos,
miré en espigas y en flores. Todos hablaban de Dios,
de su poder, de su cuidado y esmero.
Pero no vi a Dios, no estaba allí.
Solo había noticias de El, rumores y recuerdos.
Y yo corrí hacia el mar, crucé campos y senderos,
miré en espigas y en flores. Todos hablaban de Dios,
de su poder, de su cuidado y esmero.
Pero no vi a Dios, no estaba allí.
Solo había noticias de El, rumores y recuerdos.
“Pregunta a los sabios de Dios”, otros dijeron.
Busqué al místico, al teólogo y al lama;
Acudí a templos y monasterios.
Escuché santas ideas, comentarios, oraciones, sentimientos…
Ellos vivían con Dios, pero yo… ¡¡no logré verlo!!
Busqué al místico, al teólogo y al lama;
Acudí a templos y monasterios.
Escuché santas ideas, comentarios, oraciones, sentimientos…
Ellos vivían con Dios, pero yo… ¡¡no logré verlo!!
“Dios bajó hace ya tiempo; busca en los barrios,
en la lucha del hombre por el hombre”, sugirieron.
“Busca en la selva, en la cárcel, en chabolas…”
Y solo hallé recuerdos. Recuerdos de algo que El dijo,
de interpretaciones, de ideas y de sueños.
pero Dios no estaba allí. Se había ido hacía tiempo.
en la lucha del hombre por el hombre”, sugirieron.
“Busca en la selva, en la cárcel, en chabolas…”
Y solo hallé recuerdos. Recuerdos de algo que El dijo,
de interpretaciones, de ideas y de sueños.
pero Dios no estaba allí. Se había ido hacía tiempo.
Entonces, desencantado,
creí que no estaba en ningún sitio,
o que estaba demasiado lejos.
Y busqué en mi corazón otros asuntos.
¡Que siguiera Dios allá en su cielo!
creí que no estaba en ningún sitio,
o que estaba demasiado lejos.
Y busqué en mi corazón otros asuntos.
¡Que siguiera Dios allá en su cielo!
Y al mirar allí, en mi corazón,
sentado entre injusticias y entre miedos,
entre dudas, rencores y esperanzas,
entre buenos y malos sentimientos,
¡estaba Dios!, ¡sentado y esperando!
¡no estaba en la tierra ni en el cielo!
sentado entre injusticias y entre miedos,
entre dudas, rencores y esperanzas,
entre buenos y malos sentimientos,
¡estaba Dios!, ¡sentado y esperando!
¡no estaba en la tierra ni en el cielo!
Me fui a contárselo a la gente,
a gritar mi gran descubrimiento.
Y me encontré que Dios estaba en las montañas,
en las flores y en los monasterios,
en los barrios, en la cárcel, en la iglesia,
en la Biblia, en el cine y en los cuentos.
¡Resultó que Dios estaba en todos sitios
cuando lo había encontrado dentro!
a gritar mi gran descubrimiento.
Y me encontré que Dios estaba en las montañas,
en las flores y en los monasterios,
en los barrios, en la cárcel, en la iglesia,
en la Biblia, en el cine y en los cuentos.
¡Resultó que Dios estaba en todos sitios
cuando lo había encontrado dentro!
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