lunes, 11 de marzo de 2013

Lucrecia de Córdoba, Santa


Mártir, 15 de marzo
 
Lucrecia de Córdoba, Santa
Lucrecia de Córdoba, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Lucrecia (Leocricia), virgen y mártir, que, nacida de familia musulmana, ocultamente abrazó la fe de Cristo y, detenida en casa junto con san Eulogio, cuatro días después del martirio de éste pasó a la gloria eterna al ser degollada (859).
Santa Lucrecia, fue una doncella cordobesa, hija de padres musulmanes.

Habitaba por entonces en Córdoba San Eulogio, varón famoso por su sabiduría, sus dotes de prudencia, y cuando era preciso su arrojo y valentía. A Lucrecia le fascinaba la idea de un Dios entregado enteramente a los hombres por amor, con un amor de benevolencia, es decir, amor de gratuidad absoluta. Queriendo instruirse en el cristianismo, acudió al santo.

San Eulogio se encargó con todo cariño de su educación cristiana. Sabía a lo que se exponía con esta labor de catequista. Pero nunca tuvo miedo en su corazón. Era consciente de que los padres de Lucrecia se oponían a que dejara la religión musulmana.

Cuando Lucrecia vio que no podía vivir con sus padres porque éstos le hacían la vida imposible, se fue a casa de san Eulogio, quien la recibió con gran caridad, y como tenía muchas ocupaciones pastorales, se la entregó a su hermana Amilona.

Los padres de Lucrecia empezaron a buscar a su hija, cuya desaparición ya habían denunciado a los jueces. Al encontrarla, como ella se negara a abjurar del cristianismo, le dieron muerte decapitándola y la arrojaron al río Guadalquivir. Los cristianos, enterados de su ejecución, recogieron sus restos y los enviaron a Oviedo.


Santa Leocricia, virgen y mártir
fecha: 15 de marzo
†: 859 - país: España
otras formas del nombre: Lucrecia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Leocricia, virgen y mártir, que, habiendo nacido de familia musulmana, ocultamente abrazó la fe de Cristo, y detenida en casa junto con san Eulogio, cuatro días después del martirio de éste, pasó a la gloria eterna al ser decapitada.

Santa Leocricia o Lucrecia vivió en Córdoba, cuando esta ciudad estaba en poder de los moros y cuando la conversión de un seguidor del Islam al cristianismo era castigada con la muerte. Sus padres eran ricos e influyentes musulmanes, pero ella fue convertida al cristianismo y bautizada por una pariente suya, llamada Liciosa. Al principio, mantuvo en secreto su religión, pero al transcurrir el tiempo, la practicó más abiertamente y confesó su fe a sus padres. Airados y alarmados, trataron de hacerla apostatar por medio de súplicas, amenazas, y finalmente, a bofetadas y por medio de la reclusión. Leocricia se mantuvo firme y se las arregló para avisar a san Eulogio, solicitando un refugio para ella y para su hermana Anulona. El mensajero regresó con una favorable respuesta y la santa esperó una oportunidad para escapar. Su actitud, pasiva en apariencia, hizo creer a sus padres que estaba dispuesta a satisfacer sus deseos y, en consecuencia, le dieron permiso para asistir a una boda. Ella se dio maña para escapar de la fiesta y se reunió con sus amigos cristianos.

La ausencia de Leocricia fue pronto descubierta y se produjo gran alarma, seguida del arresto y juicio de algunos cristianos, sospechosos de haber tenido comunicación con ella. Leocricia pasó de una casa cristiana a otra, recibiendo a veces la visita de san Eulogio, quien la instruía mejor y la fortalecía para el destino que le esperaba. A la larga, fue descubierta y, tanto ella como san Eulogio, fueron llevados ante el juez. Cuando se le preguntó a san Eulogio por qué la había ocultado, él contestó: «Se me ha confiado el oficio de predicador y tengo el santo deber de iluminar a todos los que buscan la luz de la fe. No me puedo negar a mostrar el camino de la vida a aquellos que lo buscan. Lo que he hecho por ella lo habría hecho por vosotros, si me lo hubieseis pedido». Ambos fueron flagelados y condenados a muerte. Santa Leocricia fue decapitada y su cuerpo arrojado al río Guadalquivir. Fue después rescatado y depositado en Oviedo, al lado del de san Eulogio.


Un corto relato sobre santa Leocricia , se encuentra en el Acta Sanctorum, marzo, vol. II. Cuadro: Dosso Dossi: «Lucrecia», c. 1520, en la National Gallery of Art, Washington.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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