viernes, 22 de marzo de 2013

Domingo de Ramos


Cuaresma. Oración con el Evangelio. Ciclo C.
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Lc 22,14-23, 56

1. Invoca


  • Prepara el rato de oración. Llega a tiempo al grupo. No hagas ruido con la silla ni con los papeles. Prepara el texto bíblico en el misal o en la Biblia. Haz el esfuerzo de recogerte en tu interior. Deja a un lado tus preocupaciones. Haz el silencio exterior e interior.
  • Pide la iluminación del Espíritu. Estás en la presencia del Señor, que quiere decirte su Palabra.
  • Recitamos el Salmo a la Palabra:

    Tú eres, Señor,
    la Palabra de la vida
    pronunciada en el silencio,
    y que en silencio
    debe ser acogida.
    ¡Haz que germine
    en nuestros corazones
    como Buena Noticia,
    a todos los hombres.

    Tu Palabra, Señor,
    nos da la vida.
    Por eso, confío en ti,
    aunque camine despacio
    y por lugares oscuros,
    no temo,
    porque tu Palabra
    es luz en mi camino.

    Tu Palabra, Señor,
    es siempre nueva,
    alimento de mi alma.
    Por eso, me es dulce al paladar
    y me sabe a amor
    cuando la proclamo
    desde mi pobre vida. Amén.

    (F. Cerro)

    2. LEE LA PALABRA DE DIOS. Evangelio según san Lucas 19, 28-40. (Propiamente el texto evangélico de la Misa es el de la Pasión, pero elegimos el de la bendición de las palmas). (Qué dice esta Palabra)

    Contexto

  • Se congregaba en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta de la Pascua. El ambiente de la ciudad en tales días era propicio para el fervor religioso y para la euforia política. La Pascua conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto. Recordando aquella efemérides nacional, no era difícil exaltar los valores patrióticos y religiosos que pretendían aplicar la liberación de Israel de la dominación romana.
  • Jesús era consciente de este clima. Y aprovecha la ocasión para realizar ante la multitud un gesto profético, en la misma capital y en el mismo templo.
  • Lo de Jesús fue una verdadera fiesta y manifestación populares. El pueblo, siempre dispuesto a las exaltaciones, participó en la "entrada triunfal de Jesús en Jerusalén".

    Texto

    a.
    El texto de Lucas rompe, una vez más, los esquemas tradicionales que presentaban al Mesías como el liberador político. Jesús no pretende tal cosa. Por eso, Lucas lo enmarca en estos detalles:
    - Jesús viene en son de paz. Viene montado sobre un burro y no sobre un caballo elegante al estilo de los invasores. Así se cumple lo del profeta Zacarías (9, 9-10).
    - Desaten al borrico y tráiganlo. "Desatar" es símbolo de desatar la profecía, que había permanecido "atada" hasta entonces, porque a nadie le interesaba un Rey-Mesías de ese estilo.
    - Colaboran los discípulos con la orden de Jesús, para que entiendan el matiz pacífico que Jesús desempeña con su misión.
    - La profecía queda liberada, cumplida en Jesús. Así, queda inaugurado el tiempo nuevo, el estilo nuevo de ser Mesías.

    b. Pusieron sus mantos sobre el borrico... Extendían sus mantos en el camino (vs. 35-36). La multitud reconoce a Jesús, renuncia a su modo de ver las cosas y rinde a Jesús un homenaje espontáneo y popular. El "manto" es signo de poder y de autoridad.

    c. Los discípulos de Jesús, que eran muchos, llenos de alegría, gritaban alabanzas a Dios por todos los milagros que habían visto. Decían: `Bendito el rey que viene en nombre del Señor´ (vs. 37-38).

    - Es la reacción popular de entusiasmo, que respondía a las expectativas del Mesías-Rey.

    d. Los fariseos, comidos por la envidia, piden a Jesús que haga callar a sus discípulos. Son los que siempre habían atacado a Jesús, malinterpretado sus acciones y enseñanza, como quienes tienen la verdad y la decisión sobre los demás (v. 29).

    e. La escena termina (aunque no lo leemos en la Misa) con el llanto de Jesús sobre Jerusalén:
  • Al ver la ciudad, lloró por ella, y dijo:
    - ¡Si en este día comprendieras tú también los caminos de la paz! Pero tus ojos siguen cerrados.

    Cuando Lucas escribe este evangelio, los romanos habían conquistado y destruído Jerusalén. Fue el gran desastre en el año 70.

    3. MEDITA (Qué te dice esta Palabra)

    a. Quién es Jesús. Es el rey-siervo que viene a traer la paz verdadera, no a dominar, no a declararnos esclavos. Viene a celebrar la Pascua de liberación, la definitiva y total, la que nace desde la libración del pecado.
    - Jesús, una vez más, es signo de contradicción: es aceptado y rechazado, alabado y criticado y sentenciado.

    b. Nuestra actitud ante Jesús. ¿Cómo es? Algunas veces de entusiasmo, agradecimiento y seguimiento. Otras de cobardía, nos echarnos atrás, no nos comprometernos en el camino de nuestra liberación y de nuestra entrega a la proclamación del Reino.

    c. Cómo ando de fe y de entrega. ¿Cómo me porto en los momentos difíciles? ¿Con qué entusiasmo y confianza sigo a Jesús, en la euforia y en la debilidad? ¿Doy gestos proféticos, de testimonio ante los demás, cuando el Evangelio es despreciado o malentendido? ¿Doy la cara por el Evangelio y por la Iglesia?


    4. ORA (Qué le respondo al Señor)

    Señor, me arrepiento de mis cobardías. Me arrepiento de tantas veces que me he echado atrás en tu seguimiento. Me ha faltado confianza en Ti. He querido buscar y esperar de Ti "algo prodigioso". Buscaba señales visibles: que me fuera bien en mi trabajo, que tuviera éxito, que se curara aquel familiar. En fin, que Tú mismo fueras la solución total a mis problemas.
    Pero, hoy entiendo que lo mejor que me puede suceder es estar contigo, pase lo que pase, en lo agradable y en lo desagradable de mi vida.
    Con esta entrada triunfal tuya en Jerusalén me dices que no tengo que buscar: triunfalismos, grandezas, milagros... Me enseñas a no esperar mesianismos, que me resuelvan mis problemas.
    Jesús, que vas camino de la Pascua con entusiasmo. Pero, que ves que algunos de tu pueblo querido se cierran y rechazan tu mensaje de salvación. ¡Que yo no cierre nunca mis oídos ni mi conciencia a tu Palabra y a tu Pascua!


    5. CONTEMPLA

    A Jesús, camino de Jerusalén, en el gesto profético de humildad, preparándose para la entrega.

    6. ACTÚA

    Haz un buen compromiso para tu vida, no importa cómo te encuentres, animado o desanimado. Sobre todo, que no te falte el acto de confianza total en Jesús.

    Concluye la oración con la: Plegaria de la Palabra de Dios

    Libro vivo, libro palpitante,
    no eres letra muerta,
    sino sangre caliente,
    engendradora de vida.

    Libro enérgico,
    portador de energía eficaz,
    que despiertas a los dormidos
    y levantas a los muertos.

    Libro tajante cual espada de dos filos,
    que separas de un tajo la verdad
    y la mentira
    y me fuerzas a tomar partido.

    Libro penetrante, que tocas el fondo,
    punzón agudo que alcanzas
    mis propias raíces,
    más adentro que la médula del alma.

    Libro luz, que iluminas los abismos,
    escrutas hasta los sentimientos
    y pensamientos,
    me dejas al desnudo ante Dios
    y ante mí mismo.

    Libro reto, que nos desafías
    a hacer la prueba
    y demuestras tu verdad
    cuando la experimentamos
    en nuestra vida.

    Libro sin fondo, que nunca te agotas.
    ¡Ojalá tu rayo me alcance y me hiera!
    ¡Ojalá sea yo vulnerable a tu luz,
    vulnerable a tu fuerza!

    ¡Que quiero vivir, Jesús!
    Vivir, vida llena, sangre caliente,
    fecundado por tu Palabra.

    Y ser nueva criatura, otro Jesús,
    que toma partido por la verdad,
    partido por la justicia. 
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