Introducción.
Uno de los más grandes conflictos que tenemos como creyentes es, el determinar cuál es la voluntad de Dios, en la planificación de mi vida, como también, en torno a ciertas circunstancias específicas (noviazgo, enfermedad, profesión, amigos, crisis, etc). Soslayando a veces, que el Texto Bíblico, es suficientemente claro sobre ciertos aspectos que enmarcan la dinámica de la voluntad divina.
Francamente en la mayoría de los casos, en la cultura religiosa del evangelicalismo, se ha asociado la voluntad de Dios con aspectos fatalistas, como el dolor y el sufrimiento. Pues hay que decir claramente que, el sufrimiento no es la voluntad directa de Dios para sus hijos.
No debemos buscar el sufrimiento, pretendiendo agradar a Dios de esta manera (ascetismo). Mas, si debemos estar listos para esperar el sufrimiento, especialmente aquel que es consecuencia por el vituperio (injuria, afrenta, maldición) que sufrimos al serle fieles al Señor (Lc. 6:22-23; Mt. 5:11-12; cf., 1 Pd. 4:14-16). Aparte del sufrimiento circunstancial, como el provocado por la muerte de un ser querido, por ejemplo.
Aprender a discernir la voluntad de Dios, es una habilidad espiritual que debemos cultivar con prestancia, so pena de vivir desorientados. He aquí algunos principios bíblicos elementales, que nos permitirán cultivar esta habilidad de discernimiento:
Tesis: La voluntad de Dios es buena, perfecta y agradable, y se la interioriza en un contexto de disposición, transformación y santificación.
Transición: Existen principios bíblicos puntuales que orientan claramente la consecución de la voluntad de Dios para nuestra vida.
1. Primer Principio: DISPOSICIÓN cf., Mt. 6:9-10.
Debemos anhelar diariamente la voluntad de Dios, de la manera que se hace 'en el cielo'. Además de asumir, una actitud responsable ante ella. Principio elemental para conocer la voluntad divina, es estar dispuesto a cumplirla, sea lo que sea que Dios disponga, pase lo que pase, y venga lo que venga.
No debemos esperar ser confrontados con situaciones que convocan dilema, para pensar en cuál es la voluntad de Dios para mi vida. Este es un ejercicio diario de la piedad cristiana, que debe darse con la misma urgencia y necesidad con que pedimos 'el pan diario'. El parangón es: 'como se hace en el cielo' y no a mi manera, ni tampoco a la manera de nuestra cultura.
La Biblia habla cuatro veces más de "hacer" la voluntad de Dios que de "conocerla" (cf., Ef. 5:8-10; 15-18). El interés de Dios es que hagamos su voluntad, no solo discernirla y conocerla (cf., Ef. 1:3-14; 3:14-21).
Hay que entender además, que nuestros planes deben concretar históricamente, el gran plan de Dios para la humanidad, cual es el de reconciliar consigo a través de Jesucristo, a todo hombre y mujer (cf., Mat. 18:19-20), y edificarlos como discípulos de Cristo, en el contexto de una iglesia local (cf., Ef. 4:1-16). Si Dios ya nos ha dado un plan, ¿por qué debemos inventar otro? Una pregunta personal clave es: ¿Qué tanta relación tienen mis planes con los de Dios?
2. Segundo Principio: TRANSFORMACIÓN cf., Rom. 12:1, 2.
Conoceremos la voluntad de Dios, en la medida en que permitimos al Espíritu del Señor que renueve nuestro entendimiento (mente) constantemente.
El discernimiento de la voluntad de Dios será más genuino y menos conflictivo de determinar, en la medida que nuestra mente esté sintonizada con el Señor (mente de Cristo). El apóstol hace énfasis en la transformación (Gr = Metamorfosis) de nuestro 'entendimiento' y a no 'conformarnos' (Gr = Amoldarnos) a la ideología presente ("este siglo"). Además Pablo enfatiza en el v. 2., que la voluntad de Dios, desde "su" perspectiva, tiene tres características bien marcadas, es:
· Buena, porque procede del corazón amoroso de Dios.
· Agradable, porque procede de su multiforme y creativa gracia.
· Perfecta, porque procede de su santidad y sabiduría.
No debemos asociar peligrosamente las situaciones fatales con la voluntad de Dios, al punto de generar temor en buscar la voluntad divina. Esta es una trampa satánica. Debemos recordar que: los pensamientos de Dios no son los nuestros (cf., Is. 55:8-11; Col. 3:1-2); pero que siempre son para nuestro bien (cf., Jer. 29:10; Jn. 14:12; Rom. 12:1-3); y, están llenos de grandeza y gloria sin medida (cf., Slm. 40:5; 33:10-12).
3. Tercer Principio: SANTIFICACIÓN cf., I Ts. 4:2, 3 y 7.
La voluntad genérica de Dios es la “santificación” de los creyentes, al mismo tiempo que se comunica en un contexto de santidad.
Dios jamás va a revelar su voluntad a una persona rebelde y reprobada, que no busca su voluntad diariamente con un espíritu de humildad y que no permite la renovación de su mente. Los planes de Dios son puros, ¿cómo podrían caber en una vida desordenada, ética, moral y espiritualmente?
La santificación por tanto, es el fin, y a la vez fundamento (requisito) de la voluntad de Dios. Los planes de Dios podrán ser percibidos sólo desde una perspectiva de santidad ética, moral y espiritual. Al tiempo que la santificación como estilo de vida, es la voluntad declarada del Señor para todos sus hijos, en todo momento y bajo cualquier circunstancia: "porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" 1 Pd. 1:16 (cf., Lv. 11:44-45; 19:2).
Es necesario destacar que, la 'santidad' bíblicamente entendida no tiene nada que ver con la pureza en cuanto a pecado, o a decir que no tenemos pecado, eso sería hacer a Dios mentiroso según el apóstol Juan (cf., 1 Jn. 1:8, 10). Mas bien se entiende, generalmente, en el sentido de vivir una vida 'dedicada, consagrada, separada, exclusiva para Dios'
Conclusión.
La voluntad de Dios, es buena, perfecta y agradable, y se da en un contexto de disposición de nuestro espíritu humano para obedecerla; transformación de nuestro entendimiento para discernirla; y santificación de nuestra vida para interiorizarla.
La voluntad de Dios, está expresada claramente, a priori, en su Palabra. Por ello el reto es estudiarla y vivirla..! De ese modo, casi ni será necesario buscarla. Dios está en verdad interesado en que conozcamos su voluntad (sus planes), no tiene ninguna razón para acultárnosla. Si no la encontramos, es porque nosotros ponemos barreras en lugar de tender puentes.
Aplicación.
El Señor Jesús ha dicho:
"¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"
Lc. 11:11-13 (cf., Mt. 7:9-11).
Por tanto, planifiquemos nuestra vida, siguiendo el precepto de Proverbios:
· Con el corazón como con la cabeza (Pr. 16:1).
· Comprendiendo que vivimos bajo la vigilancia del Señor (Pr. 16:2).
· Con un espíritu de obediencia al Señor (Pr. 16:3).
· Con fe en el Señor, y no en sus propios planes (Pr. 16:4).
· Considerando el "consejo del Señor" (Pr. 19:21, cf., Fil. 1:6).
Amén...!!
Fiel y prudente a la Voluntad de Dios | |||
Lucas 12, 39-48. Tiempo Ordinario. Cumple tu misión en la vida, ¿cómo? cada uno ha de descubrirlo con la oración y la lucha. | |||
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario