viernes, 2 de septiembre de 2011

San Gregorio Nacianceno



San Gregorio Nacianceno

Doctor de la Iglesia
Fiesta: 2 de enero, junto con San Basilio
(330-390)

No confundir con su amigo
San Gregorio de Nisa

Ver también de sus sermones:
El bautismo de Cristo en las sagradas luminarias
Como si una misma alma sustentase dos cuerpos
Que admirable intercambio

El sabio tiene sus ojos puestos en la cabeza
Santa y piadosa es la idea de rezar por los muertos, Sermón 7, en honor de su hermano Cesáreo 23-24


San Gregorio Nacianceno, Llamado el Demóstenes cristiano por su elocuencia y, en la iglesia Oriental le dicen "el teólogo", por la profundidad de su doctrina y el encanto de su elocuencia. Es uno de los Padres Capadocios, muy cercano a los hermanos San Basilio y San Gregorio de Nicea, los llamados "Padres Capadocios" con quienes cooperó para derrotar la herejía arriana. Es uno de los cuatro grandes Doctores de la Iglesia Griega.

Nació en Nacianzo, Cappadocia (hoy en Turquia), el mismo año que su gran amigo San Basilio.
Perteneció a una familia de santos: Su padre fue un judío converso, obispo de Nacianzo por 45 años (san Gregorio El Mayor), su madre, santa Nona. Sus hermanos, santos Cesáreo y Gorgonia;

Estudió en Cesarea, en Palestina, donde conoció a San Basilio. Estudió leyes por diez años en Atenas. Entre sus compañeros de estudio estaba San Basilio y el futuro emperador, Julián el Apóstata. Gregorio volvió a Nacianzo a los 30 años (aprox.) y se unió a San Basilio por 2 años en vida solitaria.

Aunque prefería la vida solitaria, regresó para ayudar a su padre anciano en la administración de la diócesis. Fue ordenado contra su voluntad por su padre en el 362. Huyó para volver a la vida monacal con Basilio. Pero en 10 semanas regresó a sus responsabilidades como sacerdote. Escribió una apología sobre las responsabilidades del sacerdote.

Alrededor del 372, fue consagrado obispo por S. Basilio de Sasima pero no lo aceptó. Siguió como coajutor de su padre. Esto causó la ruptura de la amistad entre Basilio y Gregorio pero se reconciliarion despues.

Se retiró por 5 años a un monasterio en Seleucia, Isauria. Al morir el emperador Valens se mietigó la persecución de los ortodoxos y un grupo de obispos lo invitaron a Constantinople. La ciudad había sido dominada por 30 años por los arianos. Fue nombrado obispo. Sufrió mucho por difamaciones y persecución de los arianos y otros herejes.

El Concilio de Constantinopla estableció y confirmó las conclusiones de Nicea. Poco después de su consagración como obispo de Constantinopla, sus enemigos pusieron en duda la validez de su elección en 381. El, para restaurar la paz, resignó. Volvió a Nacianzo, donde la cede estaba vacante y administró la diócesis hasta que eligieron a un sucesor. Alrededor del año 384 se retiró. Fue entonces que escribió sus famosos poemas y su autobiografía. Murió en Nacianzo 25 de enero de 389 o 390.

Enseñanza y escritos: 45 discursos, 244 cartas y 400 o más poemas.
En la iconografía aparece como obispo oriental, con el palio y un libro.


San Gregorio Nacianceno sobre la oración
Benedicto XVI, 22 Agosto, 2007

"Gregorio nos enseña, ante todo, la importancia y la necesidad de la oración"

El obispo de Nacianzo decía: «es necesario acordarse de Dios con más frecuencia de lo que respiramos»

«En la oración, tenemos que dirigir nuestro corazón a Dios para entregarnos a Él como ofrenda que debe ser purificada y transformada»

«En la oración, vemos todo a la luz de Cristo, dejamos caer nuestras máscaras y nos sumergimos en la verdad y en la escucha de Dios, alimentando el fuego del amor».

«(Gregorio) experimentó el empuje del alma, la vivacidad de un espíritu sensible y la instabilidad de la felicidad efímera. Para él, en el drama de una vida sobre la que pesaba la conciencia de su propia debilidad y de su propia miseria, siempre fue más fuerte la experiencia del amor de Dios».

«Tienes una tarea --nos dice san Gregorio también a nosotros--, la tarea de encontrar la verdadera luz, de encontrar la verdadera altura de tu vida. Y tu vida consiste en encontrarte con Dios, que tiene sed de nuestra sed»

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