Hoy, 15 de mayo, conmemoramos a San ISIDRO LABRADOR, Devoto.
SAN ISIDRO LABRADOR (¿1080?-1172) nació en Madrid, España, en la época en que esa villa pasó a manos de los cristianos, al derrotar al predominio moro en ese lugar.
También conocido como San Isidro de Madrid, este santo fue toda su vida labrador, hijo de labradores y también compañero de labradores. Debemos de entender labrador como un trabajador del campo sujeto en vasallaje al señor del lugar, en este caso a la ilustre familia Vargas.
San Isidro labraba duramente la tierra todos los días, sin embargo acudía también diariamente a recibir la eucaristía, dedicando muchas horas a la oración. Su devoción fastidiaba a algunos compañeros envidiosos, quienes un día lo acusaron de ausentismo ante don Juan de Vargas.
Se dice que mientras San Isidro estuvo ausente, ocupado en sus oraciones en una iglesia, un par de ángeles bajaron del cielo, tomaron el arado y dirigieron los bueyes para cumplir con la labor encomendada al piadoso campesino. De modo que cuando el señor Vargas fue llevado a atestiguar, encontró todo en orden, y los acusadores quedaron en ridículo.
Cuando los musulmanes recuperaron brevemente Madrid, San Isidro se refugió en Torrelaguna, donde conoció a María Toribia de la Cabeza y la desposó; ella también habría de alcanzar eventualmente la santidad.
El matrimonio se distinguió siempre por compartir sus pocos haberes con el prójimo; quienes les visitaban nunca se iban con las manos vacías, sino que sin falta eran obsequiados con algo.
Su piadosa vida culminó cuando el santo tenía más o menos noventa años de edad. De inmediato comenzó a ser venerado y empezaron a atribuírsele milagros. Cuando fue exhumado en 1212, a los cuarenta años de fallecido, para trasladar sus restos a la parroquia de San Andrés, su cadáver continuaba incorrupto.
San Isidro Labrador es el santo patrono de Madrid; se le invoca para obtener buenas cosechas y regular las lluvias. Fue canonizado por el papa Gregorio XV en 1622, de manera conjunta con grandes hombres de la Iglesia, como Francisco Xavier, Felipe Neri e Ignacio de Loyola.
SAN ISIDRO LABRADOR nos enseña el valor del trabajo honrado, la oración constante y la vida caritativa.
SAN ISIDRO LABRADOR (¿1080?-1172) nació en Madrid, España, en la época en que esa villa pasó a manos de los cristianos, al derrotar al predominio moro en ese lugar.
También conocido como San Isidro de Madrid, este santo fue toda su vida labrador, hijo de labradores y también compañero de labradores. Debemos de entender labrador como un trabajador del campo sujeto en vasallaje al señor del lugar, en este caso a la ilustre familia Vargas.
San Isidro labraba duramente la tierra todos los días, sin embargo acudía también diariamente a recibir la eucaristía, dedicando muchas horas a la oración. Su devoción fastidiaba a algunos compañeros envidiosos, quienes un día lo acusaron de ausentismo ante don Juan de Vargas.
Se dice que mientras San Isidro estuvo ausente, ocupado en sus oraciones en una iglesia, un par de ángeles bajaron del cielo, tomaron el arado y dirigieron los bueyes para cumplir con la labor encomendada al piadoso campesino. De modo que cuando el señor Vargas fue llevado a atestiguar, encontró todo en orden, y los acusadores quedaron en ridículo.
Cuando los musulmanes recuperaron brevemente Madrid, San Isidro se refugió en Torrelaguna, donde conoció a María Toribia de la Cabeza y la desposó; ella también habría de alcanzar eventualmente la santidad.
El matrimonio se distinguió siempre por compartir sus pocos haberes con el prójimo; quienes les visitaban nunca se iban con las manos vacías, sino que sin falta eran obsequiados con algo.
Su piadosa vida culminó cuando el santo tenía más o menos noventa años de edad. De inmediato comenzó a ser venerado y empezaron a atribuírsele milagros. Cuando fue exhumado en 1212, a los cuarenta años de fallecido, para trasladar sus restos a la parroquia de San Andrés, su cadáver continuaba incorrupto.
San Isidro Labrador es el santo patrono de Madrid; se le invoca para obtener buenas cosechas y regular las lluvias. Fue canonizado por el papa Gregorio XV en 1622, de manera conjunta con grandes hombres de la Iglesia, como Francisco Xavier, Felipe Neri e Ignacio de Loyola.
SAN ISIDRO LABRADOR nos enseña el valor del trabajo honrado, la oración constante y la vida caritativa.
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