REDACCIÓN CENTRAL, 29 May. 17 / 04:24 pm (ACI).- Ante el incremento de la actividad demoníaca reportada recientemente por exorcistas, dos sacerdotes dedicados a este ministerio en Estados Unidos exhortaron a los fieles a alejarse del mal y del pecado valiéndose de las herramientas para su protección que Dios alcanza al hombre.
El National Catholic Register reunió varios consejos sobre cómo prevenir el mal, en base dos entrevistas recientes con Mons. John Esseff, sacerdote de la diócesis de Scranton (Pensilvania) de 64 años de edad y exorcista por más de 40; y el Obispo de Springfield, Mons. Thomas Paprocki.
Aquí los 10 consejos prácticos que compartieron a los fieles:
1. Odiar el pecado y mantenerse alejado del mal
Mons. Eseff indicó que “el trabajo habitual del demonio es el pecado” y este último “conduce a la muerte de las almas”, por lo tanto, se le debe rechazar siempre.
“Es mejor protegerse del mal que tratar de librarse de él. Una vez que se le abre una puerta, no siempre puede cerrarse por nuestra propia cuenta”, agregó.
2. Nunca hablar directamente con el demonio
Se debe entender que la batalla espiritual no es una lucha entre iguales. Solamente en un exorcismo, el sacerdote le habla al demonio, pero requiere un permiso del obispo local para tener toda la autoridad de la Iglesia.
“Un laico debe dirigirse solamente a Dios, ya que pueden meterse en problemas hablando con el demonio”, explicó Mons. Paprocki.
3. Reconocer cómo trabaja el demonio
“La posesión es el trabajo extraordinario del diablo y es muy raro (aunque la obsesión, la opresión, la infestación son más frecuentes). Su trabajo ordinario es la tentación y nos enfrentamos a la tentación todos los días”, afirma Mons. Paprocki.
Por su parte Mons. Esseff, explica que “el poder de Satanás aumenta cuando la gente no cree que es real. Dios es ‘Yo soy el que soy’, pero el diablo quiere ser: ‘Yo soy el que no es’”.
4. Tener vida sacramental
Mons. Esseff destacó que una vez que la confesión deja de ser frecuente, “la actividad de Satanás aumenta. Para disminuir la obra de Satanás, se debe acudir con más frecuencia a la confesión. La confesión es más poderosa que un exorcismo. Uno es un sacramento y el otro es una bendición”.
“La mejor manera de protegernos del mal es a través de los sacramentos porque fueron instituidos por Jesucristo y nos llenan con la gracia para protegernos y acercarnos a Dios”, añadió Mons. Paprocki.
5. Utilizar sacramentales
Se puede utilizar sacramentales como agua bendita, rosarios, escapularios y otros artículos religiosos porque “fueron dados a la Iglesia por la inspiración del Espíritu Santo”.
Son maneras de ayudarnos a ser santos”, indicó Mons. Paprocki.
6. Pedir ayuda a Dios en la oración
“Ustedes tienen que decir y hacer las cosas de manera diferente a como les indica su naturaleza. Es la naturaleza humana que cae de nuevo en los viejos hábitos. La gente necesita recurrir a Dios y orar por la gracia. Entonces tienen que estar listos para aceptar esas gracias y esforzarse por tomar buenas decisiones”, explicó Mons. Esseff.
Ambos exorcistas recomendaron oraciones de protección como el “Padre Nuestro”, “Credo de los apóstoles”, “Credo Niceno-Constantinopolitano”, “´La coraza de San Patricio” o a San Miguel Arcángel.
También recordaron pedir la intercesión de María Santísima y los santos.
7. Bendecir el hogar
“Podemos hacer que un sacerdote bendiga nuestra casa y use oraciones de exorcismos menores. Un exorcismo menor no necesita permiso del obispo para actuar”, Mons. Paprocki.
8. Consultar a un sacerdote si se necesita ayuda
Mons. Esseff afirmó que “cuando un sacerdote ora y da su bendición, está actuando en la persona de Jesucristo, que es poderoso. Cuando entro en una habitación, el diablo ve a Jesucristo”.
9. Perseverar en la lectura espiritual
Leer la Biblia todos los días. Además, los exorcistas recomendaron algunos libros católicos como el “Manual para la Guerra Espiritual” de Paul Thigpen y “Oraciones de Liberación” del P. Chad Ripperger.
10. Visitar a Dios en el Santísimo Sacramento
En importante dedicar un tiempo para enfocarse solamente en adorar a Dios, darle gracias y pedirle su ayuda para crecer en gracia. Se recomienda participar de la Hora Santa al menos una vez a la semana.
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