CARACAS, 29 May. 17 / 03:15 pm (ACI).- El Obispo de San Cristóbal en Venezuela, Mons. Mario Moronta, defendió a los sacerdotes del estado de Táchira que en las últimas semanas han sido amenazados anónimamente, especialmente el P. Nepomuceno Hernández, a quien desconocidos lo han declarado “objetivo paramilitar”.
Según informó Diario Católico, en los últimos días el P. Hernández, párroco de la iglesia del Espíritu Santo de La Grita, “fue amenazado por grupos desconocidos a través de panfletos que circularon en la localidad, donde se expone su rostro convirtiéndolo en ‘un objetivo paramilitar’”.
También está el caso del P. Domingo Pernía, “acusado de organizar los saqueos en la población de Santa Ana” y criticado por el gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora, por ser uno de los sacerdotes que ofició el funeral del joven Daniel Rodríguez, asesinado durante las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro.
“Acusar a dos sacerdotes de ser los autores intelectuales u organizadores de saqueos, es ignorancia y la ignorancia es atrevida y arrogante. Acusar sin pruebas es una calumnia y la calumnia además de ser un pecado, es un delito penal. Se pone en peligro la integridad de esos sacerdotes”, denunció Mons. Moronta en declaraciones a Diario Católico.
El Prelado señaló que como Iglesia “hemos ido a mostrar nuestra solidaridad con quienes han sufrido los saqueos en zonas populares como Barrancas”. “Hemos hecho lo que tenemos que hacer”, expresó en la entrevista publicada el 26 de mayo.
Por ello, reiteró que quienes acusan a los sacerdotes deben dar las pruebas. “Me están preocupando los anuncios donde se dice: ‘Yo tengo las pruebas’, pero no las muestran. Tengan los pantalones para venir a decírmelo con pruebas, no con suposiciones”, expresó.
El Obispo de San Cristóbal aseguró que los sacerdotes no sienten temor. “He hablado con los amenazados, incluso con el que aparece en un folleto que no se sabe quiénes lo declaran objetivo militar, es decir lo pueden matar. Le dije y me respondió: ‘Monseñor yo me quedo aquí, tengo mi conciencia tranquila, mi trabajo es con la gente’. Lo que sí les he pedido es que abran los ojos, afinen los oídos y que estemos en plena comunicación”, indicó.
Ante la pregunta de si las amenazas son por la postura de la Iglesia en los últimos días, el Prelado señaló que “cuando uno se hace defensor de la verdad que nos hace libres, hay gente que no le gusta y pueden hacer amenazas”.
“Cuando las amenazas se hacen públicas sabemos quién las hace, pero cuando son veladas sabemos que son obra del maligno que siempre está en las oscuridades. Creo que hay gente que quiere manipularnos (…) y la iglesia no se va a prestar para eso”, afirmó.
Mons. Moronta rechazó la violencia y afirmó que está “en contra de barricadas, de los saqueos”. En ese sentido, exhortó a los venezolanos no dejarse llevar “por las pasiones, ni por aquello que nos divida y cauce desazón”.
“Cristo derribó todo muro de división para crear una nueva humanidad, un verdadero hombre nuevo, no el que nos quieren meter por ahí disfrazado de cosas bonitas que en el fondo es otra cosa”, señaló.
Asimismo, defendió su participación y la de otros sacerdotes en el sepelio de Daniel Rodríguez, cuyo féretro fue cargado por el Prelado. “El acto en el que participé, y que siempre lo hago, no fue un acto político sino eminentemente religioso, litúrgico y humanitario, de caridad”, afirmó.
Mons. Moronta recordó que “un sacerdote tiene la obligación moral de enterrar al bueno y al malo. Al bueno, pidiéndole a Dios que premie sus obras y al malo para que perdone sus pecados”; y que no es la primera vez que carga un ataúd. “Siempre pasa cuando se muere un familiar de un sacerdote y en otras oportunidades” por un poco “de sensibilidad y porque a veces uno no tiene más nada que dar sino un gesto, un abrazo”, indicó.
El Prelado también reiteró el rechazo de los obispos a la Asamblea Constituyente convocada por Nicolás Maduro porque “nunca va a ser para quitar el hambre y la desesperanza de la gente, sino más bien para ahondar en las diferencias”.
“Tenemos que buscar como iglesia que la gente drene y convierta las fuerzas negativas en positivas, en energías para edificar la paz. No es fácil, porque ¿cómo consuelas a una madre cuándo su hijo fue asesinado? ¿Cómo consuelas a alguien que ha trabajado todo la vida y le destruyen su bodeguita, su abasto, comercio o su finca? La iglesia debe seguir siendo la creadora de espacios para la paz”.
“Un familiar mío fue asesinado en Barinas en medio de estas protestas (…). El sobrino del Obispo de San Carlos, también fue herido de bala en Barinas…está locura tienen que parar, vengan de donde vengan las balas”, expresó.
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