Hoy, 5 de septiembre, conmemoramos a San BERTINO, Abad.
SAN BERTINO (615-709) nació cerca de Coutances, en el norte de Francia, en la época de reinos aislados y señoríos feudales de la Edad Media.
Ya desde su juventud, San Bertino se preparó para la actividad misionera evangelizadora. Se sabe que desde corta edad ingresó al monasterio de Luxeuil, en la actual Luxeuil-les-Bains, que seguía la rígida y austera regla columbana.
Hacia 638, con dos compañeros, Mumolino y Ebertano, San Bertino entró al servicio del obispo Omer, o Audomaro, en la diócesis de Thérouanne, para ayudarle en sus misiones de predicación y conversión en el norte francés.
El obispo Omer les encomendó a los tres la tarea de fundar un monasterio en Sithiu, cerca del río Aa, en la pantanosa región de Calais.
Así lo hicieron, y el primer abad del monasterio benedictino que establecieron en Sithiu, cerca de la actual St-Omer, fue Momolino. Pero cuando fue nombrado obispo de Noyon en 660, su sucesor fue San Bertino.
Como abad, San Bertino fue generoso, simple e inocente; era un ejemplo de virtud para todos, y se dice que Dios le concedió el don de realizar milagros, como separar el agua del vino que había dentro de un mismo barril.
Gracias a su diligente administración, San Bertino obtuvo en 663 una confirmación de permuta de bienes por parte del rey Clotario III para el monasterio de Sithiu.
Más tarde supo obtener también tratos benéficos y concesiones de distintos monarcas: Teodorico III en 682, Clodoveo III en 691 y Childeberto III en 697.
Durante su larga vida, el monasterio a su cargo siempre fue ejemplar; y la fama de bondad de San Bertino se propagó incluso después de su muerte. Un documento de 745 recuerda ya a Bertino como santo.
SAN BERTINO nos enseña el valor de saber intercalar la administración de lo espiritual con la administración de lo terrenal.
SAN BERTINO (615-709) nació cerca de Coutances, en el norte de Francia, en la época de reinos aislados y señoríos feudales de la Edad Media.
Ya desde su juventud, San Bertino se preparó para la actividad misionera evangelizadora. Se sabe que desde corta edad ingresó al monasterio de Luxeuil, en la actual Luxeuil-les-Bains, que seguía la rígida y austera regla columbana.
Hacia 638, con dos compañeros, Mumolino y Ebertano, San Bertino entró al servicio del obispo Omer, o Audomaro, en la diócesis de Thérouanne, para ayudarle en sus misiones de predicación y conversión en el norte francés.
El obispo Omer les encomendó a los tres la tarea de fundar un monasterio en Sithiu, cerca del río Aa, en la pantanosa región de Calais.
Así lo hicieron, y el primer abad del monasterio benedictino que establecieron en Sithiu, cerca de la actual St-Omer, fue Momolino. Pero cuando fue nombrado obispo de Noyon en 660, su sucesor fue San Bertino.
Como abad, San Bertino fue generoso, simple e inocente; era un ejemplo de virtud para todos, y se dice que Dios le concedió el don de realizar milagros, como separar el agua del vino que había dentro de un mismo barril.
Gracias a su diligente administración, San Bertino obtuvo en 663 una confirmación de permuta de bienes por parte del rey Clotario III para el monasterio de Sithiu.
Más tarde supo obtener también tratos benéficos y concesiones de distintos monarcas: Teodorico III en 682, Clodoveo III en 691 y Childeberto III en 697.
Durante su larga vida, el monasterio a su cargo siempre fue ejemplar; y la fama de bondad de San Bertino se propagó incluso después de su muerte. Un documento de 745 recuerda ya a Bertino como santo.
SAN BERTINO nos enseña el valor de saber intercalar la administración de lo espiritual con la administración de lo terrenal.
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