VATICANO, 28 Sep. 16 / 03:31 am (ACI).- La Catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles trató sobre el perdón en lacruz; habló del Buen y el Mal ladrón que fueron crucificados a su lado y mandó un mensaje de esperanza al decir que a pesar del pecado que haya cometido uno Dios le perdona si se acerca a Jesús y se arrepiente.
Francisco recordó el relato de la Pasión y las palabras de Jesús “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. “Jesús nos ha salvado permaneciendo en la cruz” y “allí se cumple su donación de amor que lleva siempre a nuestra salvación”, recordó.
“Muriendo en la cruz, inocente entre dos criminales, Él espera que la salvación de Dios pueda alcanzar a cualquier hombre en cualquier condición, también aunque sea la más negativa y dolorosa que pueda haber”.
El Papa señaló que “a quien está postrado en una cama de hospital, a quien vive encerrado en una prisión, a cuantos están atrapados por las guerras les digo: mirad al Crucificado; Dios está con vosotros, permanece con vosotros en la cruz y a todos se ofrece como Salvador. Dejad que la fuerza del Evangelio penetre en vuestro corazón y os consuele, os de esperanza y la íntima certeza de que ninguno está excluido de su perdón”.
Por otro lado, el “buen ladrón” pronuncia unas palabras que “son un maravilloso modelo de arrepentimiento, una catequesis concentrada para aprender a pedir perdón a Jesús”.
“No tiene miedo del amor de Dios, pero tiene ese respeto que se debe tener a Dios porque es Dios”, explicó el Papa. “El buen ladrón reclama la actitud fundamental que abre la confianza a Dios: la conciencia de su omnipotencia y de su infinita bondad” y esto “ayuda a hacer espacio a Dios y a confiar en su misericordia, también en la oscuridad más densa”.
En definitiva, “Jesús está sobre la cruz para estar con los culpables: a través de esta cercanía, Él ofrece su salvación”. Por tanto, “el buen ladrón se transforma en testimonio de la gracia, lo impensable ha sucedido: Dios me ha amado a tal punto que ha muerto sobre la cruz por mi”.
“La fe misma de este hombre es fruto de la gracia de Cristo: sus ojos contemplan en el Crucificado el amor de Dios por él, pobre pecador”, dijo el Santo Padre.
El relato de la Pasión termina cuando el buen ladrón le pide a Jesús se que acuerde de él en el Paraíso. “¡Cuánta ternura hay en esta expresión, cuánta humanidad!”. “Es la necesidad del ser humano de no ser abandonado, de que Dios esté siempre cerca suyo”, afirmó.
El Papa añadió que “un condenado a muerte se convierte en modelo del cristiano que se confía a Jesús, y también en modelo de laIglesia”.
“En la hora de la cruz, la salvación de Cristo alcanza su culmen, y su promesa al buen ladrón revela el cumplimento de su misión: salvar a los pecadores”, concluyó el Papa.
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