LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 30
Sin la constancia, ninguna virtud es grande. Esta es la gran diferencia: los héroes y los santos perseveraron en sus propósitos, mientras que nosotros hacemos los mismos propósitos que ellos pero no perseveramos en su cumplimiento como ellos perseveraron.
Nosotros empezamos con muy buena voluntad, venciendo a veces no pocas dificultades. La cosa al principio "pinta muy lindo". Pero, a poco de comenzar, vamos cediendo en intensidad; luego perdemos ilusión y al fin abandonamos definitivamente.
¡Fue una lástima! ¡Prometía tanto! ¡Esperábamos tanto!
Al fin, nos quedamos sin nada. Y comenzaremos de nuevo, para luego volver a dejar otra vez.
Realmente, sin la constancia, ninguna virtud es grande.
“Persevera en la fe que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido” (2 Tim 3, 14). Aquello que el Señor te dio a conocer en el día bendito de tu retiro, de tus ejercicios, de tu cursillo, de tu encuentro con Él, todo aquello, no lo olvides; mantenlo en lo más profundo de tu ser; puede constituirse para ti en fermento que dé sentido a tu vida.
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