miércoles, 11 de septiembre de 2013

María de Cervellón, Beata


Religiosa, Septiembre 19
 
María de Cervellón, Beata
María de Cervellón, Beata

Religiosa Mercedaria

La primera religiosa mercedaria, nació en Barcelona, en la calle de Moncada, el 1 de diciembre de 1230.

Fue bautizada el 8 del mismo mes, en el sarcófago antiguo de la mártir barcelonesa Santa Eulalia, que servía de pila bautismal en la parroquia de Santa María del Mar.

La joven María, inmersa en el clima de caridad creado en su ciudad natal por los frailes redentores de cautivos, se sintió atraída por el empeño liberador, y se convirtió en el consuelo de los pobres, de los enfermos y de los cautivos, en el Hospital de Santa Eulalia. Allí conoció a las grandes primeras figuras de la Orden Mercedaria agrupados en torno a fray Pedro Nolasco.

Pidió, decidida, el hábito blanco de la Merced, y el 25 de mayo de 1265, emitió su profesión religiosa como hermana de la Orden de la Merced, prometiendo trabajar por la redención de cautivos. Con ella formaron comunidad las jóvenes sor Eulalia Pinós, sor Isabel Berti y sor María de Requesens, a las que muy pronto se agregó sor Colagia.

A Santa María de Cervelló también se le denomina Socós o Socorro. Esto se debe a los relatos que dicen que fue vista, en vida y después de muerta, ir sobre las alas del viento en ayuda de las naves de la redención combatidas por el mar embravecido.

Murió el 19 de septiembre de 1290. Sus restos mortales fueron sepultados en la iglesia de los frailes mercedarios de Barcelona, hoy Basílica de la Merced. En un altar, el primero de la derecha, reposa su cuerpo, que se conserva incorrupto. Desde el siglo XIII fue tenida como santa.

Ha sido invocada como patrona de los navegantes y tiene su templo parroquial en la Barceloneta, puerto de la ciudad Condal.

Su culto fue confirmado por el Papa León X el 13 de febrero de 1692.
 
 
 
 
 


Santa María de Cervellón
 
   Santa María de Cervellón -en catalán Cervelló o del Socós- nace en Barcelona hacia 1230, y es bautizada en Santa María del Mar. Era de familia rica, y dada a la piedad. Al escuchar un sermón del mercedario Bernardo de Corbera, decide hacerse monja. Él mismo le impone el hábito, y en torno a 1265 , con sólo tres jóvenes de la ciudad ,  funda el primer monasterio mercedario femenino, que desaparecería en el siglo siguiente. Ayudó a los redentores, juntando una vida de oración y de acción. En cierta ocasión libró a un grupo de cautivos y mercedarios de un naufragio, cerca del puerto de Barcelona. Fallece en 1290, un 19 de septiembre, día de su festividad
 

 
 
 

 

Santa María de Cervelló.
 
María es la figura femenina de la Merced
De esas mujeres sencillas que aciertan a captar los gestos desmesurados de los
grandes hombres y a interpretarlos desde la ternura y la simplicidad, María supo introducir a la
mujer en la heroica labor de Merced. Los frailes se afanaban en organizar, colectar, viajar,
redimir, quedarse en rehenes, morir ... Ellas se emplearían en pasar el rosario, lavar heridas,
preparar caldos, fregar suelos, prodigar besos.
Vino al mundo en Barcelona el 1 de diciembre de 1230, niña deseada, suspirada, don de Dios.
Su educación, esmerada desde la cuna, se enriqueció con la liturgia benedictina de las
Santas Puellas, la asistencia al hospital mercedario de Santa Eulalia y la dirección espiritual del
padre Bernardo de Corbera. Anillos, escobas, rezos ... le caían igualmente bien a la singular
María.
Todo en su vida fue armonía. Iba para gran dama, heredera única del linaje de los Cervelló,
pretendida por todos los blasones del Principado. Pero desde la simplicidad de los
privilegiados, con la madurez de las decisiones largamente acariciadas, a los dieciocho años,
María se marcó claramente el rumbo de su vida emitiendo voto de virginidad, precisamente el
12 de febrero de 1248, fiesta de la niña mártir barcelonesa Eulalia. Lo había discernido con su
confesor, lo había determinado con su madre, lo resolvió con cordura.
No hubo gestos épicos ni actitudes ostentosas. Aparentemente todo siguió igual, mas estaba
ya de la vuelta de todo. Pasaba de las fiestas, del boato, de los halagos, sinembargo se
mantuvo en la mansión paterna. Sólo a la muerte de su padre, el conde Guillén, con su madre,
María, dejaron el palacio blasonado y se aposentaron modestamente en una casa del carrer
Ample, próximas a la Merced, para vivir como beatas.
Cundió su ejemplo. Se les fueron uniendo damas de consimilar vocación, y el 15 de agosto de
1261 nació un pequeño monasterio de monjas Mercedarias, cuya vida comunitaria
formalizarían el 25 de marzo de 1265 con la emisión de votos ante el padre Corbera. Se
comprometieron a los tres votos regulares, a la vida común y a trabajar en la redención de los
cautivos, haciendo por ellos lo que dispusiera el padre prior.
Los sufragios de las hermanas la constituyeron superiora, pero María no asumió otros
privilegios que los de ser la primera en las obligaciones comunitarias y la más puntual en el
servicio de los excautivos, que les venían de tierra de moros hundidos física y moralmente.
Acertaba a escuchar, unir, conciliar, instruir, comprender, corregir, curar...
Y, así, es como María de Cervelló se convirtió en María del Socors, a veces por medios que
rayaban el milagro. No es raro que se contaran de ella cosas estupendas: Que la vieran
asistiendo a los navegantes en peligro, que más de una vez la sintieron próxima sus hermanos
Mercedarios en las expediciones redentoras, que se bilocaba, a la par, presente en la iglesia
con sus monjas y en las mazmorras con los esclavos.
Cuando le llegó la hora, la suya fue una muerte gloriosa, en olor de santidad y en homenaje
de multitudes, el 19 de septiembre de 1290. De inmediato se inició un culto popular, que se
manifestó singularmente el 17 de julio de 1380, cuando el rey don Pedro el Ceremonioso, el
obispo de Barcelona don Pedro de Panella y la Ciudad entera con los consellers hicieron el
traslado de su cuerpo, que fue hallado incorrupto.
 
 






 
Su cuerpo, pequeñito, casi de muñeca, se acurruca cerca de la Madre en la basílica de la
Merced en Barcelona. Desde allí sigue orientando, animando, retando, marcando singladuras.
Para muchas y muchos es fundadora, inspiradora, cabal modelo mercedario.



Santa María de Cervelló, virgen
fecha: 19 de septiembre
†: 1290 - país: España
canonización: Conf. Culto: Inocencio XII 1692
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Barcelona, en la región española de Cataluña, santa María de Cervelló, virgen de la Orden de Santa María de la Merced, llamada popularmente «María del Socorro» por la ayuda prestada a sus devotos.
patronazgo: patrona de los navegantes.

A esta María se la venera como la primera monja en la orden de Nuestra Señora de la Merced (mercedarias). Fue la hija de un noble catalán, natural de Barcelona, y se dice que nació cuando sus padres llevaban muchos años de casados sin tener hijos y luego de fervientes plegarias a san Pedro Nolasco, a quien se acredita la fundación de esa orden. Fue un sermón del mercedario Bernardo Corbaria sobre las penurias y ultrajes que sufrían los cristianos esclavos a manos de los moros y sarracenos, el que despertó la piedad de la joven y la indujo a consagrar su vida a aquella causa. En 1265, se unió a una comunidad de mujeres que vivían bajo la dirección de Bernardo y reforzaban la obra de los Mercedarios con sus plegarias. Aquellas mujeres llegaron a formar una tercera orden regular de Nuestra Señora de la Merced, y María Cervellón fue su primera priora. La asiduidad de sus oraciones y la generosidad con que prodigaba sus obras de caridad, le valieron el sobrenombre de María de Socós (María del Socorro), como se la conoce hasta hoy entre el pueblo de España, donde se la venera también como patrona de los marineros, especialmente de los que se hallen en peligro de naufragar. Santa María murió en Barcelona en 1290. Muchos fueron los milagros que se obraron en su tumba, y su culto fue confirmado en 1692.

Una breve biografía escrita en latín por Juan de Láes y Guillermo Vives, se halla impresa en Acta Sanctorum, sept. vol. vtr, pero su carácter apócrifo es reconocido ahora por los investigadores más serios. Lo cierto es que la historia de María del Socorro llegó a mezclarse con las evidentes falsedades que se inventaron para dar un carácter sensacionalista a los primeros pasos de la Orden de Mercedarios (cfr. la extensa nota final a san Pedro Nolasco). Fue en la obra Vida de María de Cervellón, 1639, de Esteban de Corbera, donde aparecieron muchos de los supuestos documentos y el relato de los «hechos maravillosos» que, en realidad, son muy sospechosos.



fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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