martes, 12 de marzo de 2013

María Bárbara de la Santísima Trinidad Maix, Venerable


Fundadora, 17 de marzo
 
María Bárbara de la Santísima Trinidad Maix, Venerable
María Bárbara de la Santísima Trinidad Maix, Venerable

Fundadora de la Congregación
de las hermanas del Inmaculado Corazón de María

En Catumbi, Rio de Janeiro, Brasil, Venerable María Bárbara de la Santísima Trinidad (en el siglo Bárbara Maix), fundadora de la congregación de las hermanas del Inmaculado Corazón de María ( 1873)
Nació en Viena, Austria el 27 de junio de 1818, hija de José Maix y Rosalía Mauritz.

Los registros históricos nos dicen que José Maix era empleado público. Encontramos a su padre en el año 1782, trabajando como ayudante de cocina para el príncipe José Luis Lischtein. Poco después, en el año 1786, pasa a trabajar en el Palacio de Schönbrunn , en la función de ordenanza y luego chambelán del emperador.

Las muertes en la familia Maix eran frecuentes y la enfermedad una constante. Bárbara, la menor de 9 hijos del segundo matrimonio, tuvo su infancia y adolescencia marcada por muchas dificultades que le causaron debilidad en su organismo.

De hecho, fue muy difícil para el padre José Maix trabajar en el palacio donde se realizaban muchas fiestas, llenas de elegancia y lujo, y ver morir a sus hijos, uno tras otro, por no poder vencer, con el fruto de su trabajo, el hambre y la enfermedad. Vivían junto al palacio, en la casa número uno de los empleados.

En esta atmósfera de los contrastes entre el lujo y la abundancia del palacio con la pobreza y el dolor en su familia, se fue formando la personalidad de Bárbara. Hereda de sus padres la fe cristiana, el espíritu de lucha y resistencia, la tenacidad constante para resistir lo que tocara vivir, el coraje para enfrentar el imperio del lujo ante las apremiantes necesidades de la familia. Es el amor sin los límites por la vida lo que la hace fuerte, intrépida, llena de energía. Ella aprende de los sufrimientos diarios a no dejarse vencer frente a las dificultades, por más grandes que estas sean.

Desde temprana edad, manifiesta un espíritu misionero y profético frente a los desafíos de la realidad:

En tiempos de guerra, en los que el estado prohíbe la fundación de congregaciones religiosas, reúne jóvenes y con ellas inicia el proyecto de las Hermanas del Inmaculado Corazón de María.

Ante una situación social de desempleo en la que el mayor número de nacimientos correspondián a madres solteras, abre una casa de huéspedes para albergar a empleadas domésticas, dándoles orientación y asistencia, evitando que cayeran en la prostitución y otras desigualdades sociales.

Perseguida por el contexto político-económico de Viena y ante la necesidad de salir del país, planea ir a América del Norte, mas las circunstancias hacen que junto a 21 compañeras viaje a Brasil, país del que no conoce ni su cultura ni su geografía. Escribiendo a una compañera le dice: "Llegamos a Río de Janeiro el 9 de noviembre (1848), sin dinero, sin conocer a nadie, sin conocer el idioma, con mucha hambre, pero llenas de confianza en Dios y en Nuestra Señora”.

En una época en que las mujeres no tenían participación social, acceso a los conocimientos y a la educación escolar, se convirtió en educadora y permitió el estudio a las niñas, especialmente a las huérfanas y pobres.

Atenta a los hechos, percibe otras necesidades de la época: asilos y pensionados. Ante las epidemias de cólera y fiebre amarilla y por la Guerra con Paraguay, se hace cargo de las actividades en dispensarios y hospitales.

Frente a una sociedad que mantiene el sistema de la esclavitud, María Bárbara no acepta que las personas que trabajan junto a las Hermanas lo hagan en condiciones de esclavitud, todos realizan los mismos servicios y tienen los mismos derechos en una relación de total igualdad y colaboración.

En un contexto en el que las órdenes religiosas eran de estilo puramente contemplativa, María Bárbara hace una innovación: una forma de Vida Consagrada forjada para el trabajo profano y social. Este modelo de la Vida Religiosa era nuevo tanto para la Iglesia como para el gobierno. Ella fundó el 8 de mayo de 1849 la primera congregación femenina de vida activa en Brasil.

Con inteligencia, abre nuevos caminos, vence los obstáculos y se enfrenta firmemente los problemas de orfandad, opresión y autoritarismo de la época.

María Bárbara, mujer de fe, discierne la realidad, toma decisiones, como la de no realizar aquellas tareas que no ayuden al estilo de vida exigido en el Proyecto de la Congregación. "... Yo no creo que haya autoridad en la tierra que me obligaría a hacer nada en contra de mi conciencia. No somos esclavos, Señor Administrador. Somos libres por la misericordia de Dios”.

Su vida dedicada toda a Dios y a los hermanos, especialmente a los más necesitados, fue señalada por muchos sufrimientos, enfermedades, pobreza y luchas. Siguiendo el ejemplo de la Virgen María, se entregó totalmente a la Voluntad del Padre, María Bárbara respondió que sí a la llamada del Señor.

Murió el 17 de marzo de 1873, dejando en herencia “LA BÚSQUEDA CONTINUA DE LA VOLUNTAD DE DIOS, ATENTAS A LOS APELOS DE LA IGLESIA EN CADA MOMENTO HISTORICO”, el perdón, la vivencia fraterna, escuchar la palabra de Dios, el coraje, la osadía y la defensa de la dignidad humana..

Sus restos mortales se conservan en la Capilla de S. Rafaele, Rua Riachuelo, 508, Porto Alegre, RS – Brasil.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable María Bárbara de la Santísima Trinidad, ahora sólo faltaría se señale la fecha para su beatificación.
 
 
Beata María Bárbara de la Santísima Trinidad, virgen y fundadora
fecha: 17 de marzo
n.: 1818 - †: 1873 - país: Brasil
otras formas del nombre: Bárbara Maix
canonización: B: Benedicto XVI 6 nov 2010
hagiografía: Zenit.org
En Catumbi, Rio de Janeiro, Brasil, beata María Bárbara de la Santísima Trinidad (Bárbara Maix), virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas del Inmaculado Corazón de María.

Las condiciones precarias de salud y las dificultades económicas formaban parte de las cruces diarias de Bárbara, nacida en Viena en 1818. Sufría de asma y también de problemas cardíacos. Durante su adolescencia trabajaba como auxiliar de cocina y como camarera en el palacio de Schönbrunn, en la hoy capital austríaca. Tenía sólo 15 años cuando la futura beata quedó huérfana. A los 18, tanto ella como su hermana María tuvieron que dejar la casa donde vivían. Se vieron en la tarea de abrir una pensión destinada a acoger jóvenes y a trabajar por los más necesitados.
«En Bárbara Maix sobresale el don de la fortaleza superior a su fragilidad física» señala la hermana Richetti, de la congregación fundada por la beata; «permaneció firme en la fe y constante en las tribulaciones. Su esperanza era inquebrantable. Amó hasta el extremo, dejando como herencia el perdón y el amor a la verdad».

Bárbara tuvo la iniciativa de escribir una regla de vida en la que buscaba la promoción de la dignidad de la mujer. Era el nacimiento de una nueva congregación. Esta joven viajó a Roma para tener una audiencia con el papa Gregorio XVI, pero el pontífice falleció exactamente el día anterior a la reunión. Tanto ella como sus 21 compañeras fueron expulsadas de Austria debido a la revolución josefinista y a los ecos de la Revolución Francesa que llegaron a este país. Querían establecerse en Norte América. Pero en Hamburgo, mientras esperaba el barco, decidió que el destino debería ser Brasil. Allí nació la comunidad de las Hermanas del Inmaculado Corazón de María en 1849.
«Búsqueda continua de la voluntad de Dios, caracterizada por el seguimiento radical a Jesucristo, que vino para cumplir la voluntad del Padre -dicen las constituciones de la entonces naciente congregación-. Supone una actitud de total y permanente disponibilidad a los llamados de la Iglesia en cada momento histórico».

La madre Bárbara falleció en Catumbi, Río de Janeiro, en 1873. Fue beatificada el 6 de noviembre de 2010.
 

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