martes, 19 de marzo de 2013

Liturgia de las Horas. V Semana de Cuaresma. Ciclo C. 19 de marzo, 2013.

 



MARTES V SEMANA DE CUARESMA
 
Solemnidad  de San José, Esposo de la Virgen


Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.
 
A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).
No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!
San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.
Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. 

 
INVITATORIO
Si Laudes es la primera celebración del día:
    V.
Señor, abre mis labios.
   
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
    A continuación se dice el salmo
Invitatorio, con la antífona:
    Adoremos a Cristo, el Señor, en esta solemnidad de san José.
(T. P.: Aleluya, aleluya).
 Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
+ entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses,
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso

Si antes de Laudes se ha celebrado el Oficio de lectura:
    V.
Dios mío, ven en mi auxilio.
   
R. Señor, date prisa en socorrerme.
        Gloria.
(T. P. Aleluya.)
 
 
Oficio de lectura

HIMNO

Custodio providente y fiel del Hijo,
amor junto al Amor doquier presente,
silencio del que ve la gloria inmensa
de Dios omnipotente.

Esposo enamorado de la Virgen,
la mente ante el misterio reclinabas,
rosal inmaculado que florece,
es obra del Señor a quien amabas.

Callada voluntad en Dios perdida,
amor hecho mirada de confianza,
fiel en el trabajo y en la prueba,
provéenos de amor y de esperanza.

Protege la asamblea de los justos,
reunidos en la fe, cuerpo de Cristo;
sé padre que nos lleve a nuestro Padre,
amor del gran Amor que nos da el Hijo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1:
Un ángel del Señor se apareció en sueños a José, y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa; dará a luz un Hijo y le llamarás Jesús.» (T. P. Aleluya.)

Salmo 20, 2-8. 14
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Ant. 1: Un ángel del Señor se apareció en sueños a José, y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa; dará a luz un Hijo y le llamarás Jesús.» (T. P. Aleluya.)

Ant. 2: Al despertar José del sueño, hizo como le había ordenado el ángel del Señor y llevó a María como esposa a su casa. (T. P. Aleluya.)
Salmo 91
ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA
DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Ant. 2: Al despertar José del sueño, hizo como le había ordenado el ángel del Señor y llevó a María como esposa a su casa. (T. P. Aleluya.)

Ant. 3: José subió de la ciudad de Nazaret a la ciudad de David que se llama Belén, para empadronarse con María. (T. P. Aleluya.)

II


Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Ant. 3: José subió de la ciudad de Nazaret a la ciudad de David que se llama Belén, para empadronarse con María. (T. P. Aleluya.)

V.
El justo florecerá como un lirio. (T. P. Aleluya.)
R.
Y se alegrará eternamente ante el Señor. (T. P. Aleluya.)


PRIMERA LECTURA


De la carta a los Hebreos    
11, 1-16

LA FE DE LOS ANTIGUOS PADRES

    Hermanos: La fe es la firme seguridad de los bienes que se esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven. A causa de ella fueron alabados nuestros mayores. Por la fe sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible ha tenido su origen en una causa invisible.
    Por la fe ofreció Abel a Dios un sacrificio más excelente que el de Caín; por ella fue proclamado justo, dando Dios mismo testimonio a favor de sus ofrendas, y por la fe continúa hablando aun después de su muerte.
    Por la fe fue trasladado Henoc sin experimentar la muerte: «No fue hallado más, porque Dios se lo llevó.» Pero antes de ser trasladado se da testimonio en su favor de que «había sido grato a Dios». Ahora bien, sin la fe es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que es remunerador de los que lo buscan.
    Por la fe, movido de religioso temor, Noé fabrico el arca para salvar a su familia, advertido por Dios de lo que aún no se veía venir; e, igualmente por la fe, condenó al mundo y se hizo heredero de la justificación que se alcanza por la fe.
    Por la fe obedeció Abraham al ser llamado por Dios, saliendo hacia la tierra que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe peregrinó por la tierra prometida, como en tierra extraña, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas, pues esperaba entrar en esa ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es el mismo Dios.
    Por la fe la misma Sara, a pesar de su avanzada edad, recibió el poder de ser madre, pues tuvo fe en aquel que se lo había prometido. Y, por esto mismo, de un solo hombre, ya incapaz de transmitir la vida, nacieron hijos, «numerosos como las estrellas del cielo, incontables como las arenas del mar».
    En la fe murieron todos ellos, sin haber alcanzado la realización de las promesas, pero las vieron desde lejos y las saludaron, reconociendo que eran «forasteros y peregrinos sobre la tierra». En verdad que quienes así se expresan dan a entender claramente que van en busca de una patria, pues, si hubiesen pensado en aquella de la que habían salido, ocasiones tuvieron para volver a ella. Pero ellos aspiraban a una patria mejor, es decir, a la celestial. Por eso Dios no se desdeña de llamarse su Dios, pues les tenía ya preparada una ciudad.
Responsorio     Rm 4, 20. 22; St 2,

R.
No lo hizo vacilar la incredulidad ante la promesa de Dios, sino que, fortalecido por la fe, dio gloria a Dios; * por lo cual Dios se lo tomó como justificación. (T. P. Aleluya. )
V.
La fe cooperaba con sus obras, y por sus obras su fe alcanzó la plenitud.R. Por lo cual Dios se lo tomó como justificación. (T. P. Aleluya.)


SEGUNDA LECTURA


De los Sermones de san Bernardino de Siena, presbítero
(Sermón 2, Sobre san José: Opera 7, 16. 27-30)

FIEL CUIDADOR Y GUARDIÁN


    Es norma general de todas las gracias especiales comunicadas a cualquier creatura racional que, cuando la gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que son necesarios a aquella persona así elegida, y que la adornan con profusión.
    Ello se realizó de un modo eminente en la persona de san José, que hizo las veces de padre de nuestro Señor Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el Padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el Señor le dice: Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.
    Si miramos la relación que tiene José con toda la Iglesia, ¿no es éste el hombre especialmente elegido, por el cual y bajo el cual Cristo fue introducido en el mundo de un modo regular y honesto? Por tanto, si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen Madre, ya que por medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a san José, después de ella, una especial gratitud y reverencia.
    Él, en efecto, cierra el antiguo Testamento, ya que en él la dignidad patriarcal y profética alcanza el fruto prometido. Además, él es el único que poseyó corporalmente lo que la condescendencia divina había prometido a los patriarcas y a los profetas.
    Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado.
    Por esto, no sin razón añade el Señor: Pasa al banquete de tu Señor. Pues, aunque el gozo festivo de la felicidad eterna entra en el corazón del hombre, el Señor prefirió decide: Pasa al banquete, para insinuar de un modo misterioso que este gozo festivo no sólo se halla dentro de él, sino que lo rodea y absorbe por todas partes, y que está sumergido en él como en un abismo infinito.
    Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también que sea propicia a nosotros la santísima Virgen, tu esposa, que es madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por siglos infinitos. Amén.
Responsorio

R.
Dios me constituyó como padre del rey y como señor de toda su casa; * me elevó para hacer llegar la salvación a muchos pueblos. (T. P. Aleluya.)
V.
El Señor ha sido el auxilio y refugio que me ha salvado.R. Me elevó para hacer llegar la salvación a muchos pueblos. (T. P. Aleluya.)

Después del segundo responsorio, se dice el himno
Señor, Dios eterno.

La oración conclusiva como en las Laudes.


Laudes

HIMNO

Escuchen qué cosa y cosa
tan maravillosa, aquesta:
un padre que no ha engendrado
a un Hijo, a quien otro engendra.

Un hombre que da alimentos
al mismo que lo alimenta;
cría al que lo crió, y al mismo
sustenta que lo sustenta.

Manda a su propio Señor
y a su Hijo Dios respeta;
tiene por ama a una esclava,
y por esposa a una reina.

Celos tuvo confianza,
seguridad y sospechas,
riesgos y seguridades
necesidad y riquezas.

Tuvo en fin, todas las cosas
que pueden pensarse buenas;
y es fin, de María esposo
y, de Dios, padre en la tierra. Amén.

SALMODIA
Ant. 1: Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre. (T. P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9


¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant. 1: Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre. (T. P. Aleluya.)


Ant. 2:
José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él, y Simeón los bendijo. (T. P. Aleluya.)

Cántico Dn 3, 57-88. 56


Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. 2: José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él, y Simeón los bendijo. (T. P. Aleluya.)


Ant. 3:
Se levantó José y tomó de noche al niño y a su madre, y partió para Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Herodes. (T. P. Aleluya.)

Salmo 149


Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3: Se levantó José y tomó de noche al niño y a su madre, y partió para Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Herodes. (T. P. Aleluya.)


LECTURA BREVE     2S 7, 28-29


Mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.



RESPONSORIO BREVE

Tiempo de Cuaresma:

V. Lo nombró administrador de su casa.R. Lo nombró administrador de su casa.
V. Señor de todas sus posesiones.R. Administrador de su casa.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Lo nombró administrador de su casa.

Tiempo pascual:

V.
Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.
V. Señor de todas sus posesiones.R.  Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.:
José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los profetas: que sería llamado Nazareno. (T. P.: Aleluya, aleluya).

Cántico de Zacarías     Lc 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Ant.: José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los profetas: que sería llamado Nazareno. (T. P.: Aleluya, aleluya).

PRECES

Acudamos suplicantes al Señor, el único que puede hacernos justos, y digámosle suplicantes:

    Con tu justicia, Señor, danos vida.

Tú, Señor que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminasen en tu presencia con un corazón sincero,
    haz que también nosotros, siguiendo sus huellas, seamos santos ante tus ojos.

Tú que elegiste a José, varón justo, para que cuidara de tu Hijo durante su niñez y adolescencia,
    haz que también nosotros nos consagremos al servicio del cuerpo de Cristo,

Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran,
    ayúdanos a trabajar con empeño en nuestro mundo, pero teniendo siempre nuestros ojos puestos en tu gloria.

No te olvides, Padre del universo, de la obra de tus manos
    y haz que todos los hombres, mediante su trabajo honesto, tengan una vida digna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.


hora intermedia

V.
Dios mío, ven en mi auxilio.R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria.
(T. P. Aleluya.)

HIMNO
SALMODIA

Antífona:

Tercia:
Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. (T. P. Aleluya.)
Sexta: Cuando ya volvían a su casa, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres se diesen cuenta de ello.
Nona:
Al no dar con Jesús, sus padres se volvieron a Jerusalén, sin dejar de buscarlo.

Los salmos se toman de la
salmodia complementaria

LECTURA BREVE

Tercia     Pr 2, 7-8


Dios reserva su auxilio para los rectos, es un escudo para los que proceden con honradez, cuida a los justos y guarda el sendero de sus amigos.
V. Lo nombró administrador de toda su casa. (T. P. Aleluya.)
R. Señor de todas sus posesiones. (T. P. Aleluya.)

La oración conclusiva como en las Laudes.

Sexta     Sb 10, 10


La Sabiduría guió al justo por caminos seguros cuando tuvo que huir y le descubrió el reino de Dios; le dió éxito en sus trabajos y multiplicó el fruto de sus fatigas.
V. En su casa habrá riquezas y abundancia. (T. P. Aleluya.)
R. Su caridad es constante, sin falta. (T. P. Aleluya.)

La oración conclusiva como en las Laudes.

Nona     Sir 2, 18-19


Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras; los que lo aman siguen sus caminos. Los que temen ofenderlo buscan lo que es de su agrado; los que lo aman cumplen su ley.
V. Tu victoria ha engrandecido su fama. (T. P. Aleluya.)
R. Lo has vestido de honor y majestad. (T. P. Aleluya.)


La oración conclusiva como en las Laudes.


CONCLUSIÓN

Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V.
Bendigamos al Señor.R. Demos gracias a Dios.



II Vísperas

INVOCACIÓN INICIAL

V.
Dios mío ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria.
(T. P. Aleluya.)

HIMNO

¡Oh qué dichoso este día
en que José, dulce suerte,
entre Jesús y María
rinde tributo a la muerte!

Tuvo en la tierra su cielo;
por un favor nunca visto,
con la Virgen, su consuelo
fue vivir sirviendo a Cristo.

Ya con suprema leticia
los justos lo aclamarán,
lleva la buena noticia
hasta el seno de Abraham.

Si fue grande la agonía
que sufrió en la encarnación,
será inmensa la alegría
que tendrá en resurrección.

Quiera Dios que en nuestro trance
no nos falte su favor,
y piadoso nos alcance
ver benigno al Redentor.

Que en Jesús, José y María,
gloria de la humanidad,
resplandezca tu armonía,
¡oh indivisa trinidad! Amén.

SALMODIA

Ant. 1:
Hallaron a Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. (T. P. Aleluya.)

Salmo 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?

Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.
Ant. 1: Hallaron a Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. (T. P. Aleluya.)


Ant. 2:
Su madre le dijo a Jesús: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.»
Salmo 111
FELICIDAD DEL JUSTO

Caminad como hijos de la luz; toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Ant. 2: Su madre le dijo a Jesús: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.»

Ant. 3: Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y vivía sumiso a ellos. (T. P. Aleluya.)

Cántico     Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES


Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Ant. 3: Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y vivía sumiso a ellos. (T. P. Aleluya.)


LECTURA BREVE     Col 3, 23-24


Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

RESPONSORIO BREVE

Tiempo de Cuaresma:

V.
El justo florecerá como un lirio.R. El justo florecerá como un lirio.
V. Y se alegrará eternamente ante el Señor.R. Como un lirio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. El justo florecerá como un lirio.
Tiempo de pascual:

V.
El justo florecerá como un lirio. Aleluya, aleluya.R. El justo florecerá como un lirio. Aleluya, aleluya.
V. Y se alegrará eternamente ante el Señor.R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. El justo florecerá como un lirio. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.:
Jesús tenía unos treinta años y era considerado hijo de José. (T. P. Aleluya.)
Cántico de la Santísima Virgen María     Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Ant.: Jesús tenía unos treinta años y era considerado hijo de José. (T. P. Aleluya.)

PRECES

Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso, de quien procede toda la familia del cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:

    Padre nuestro que estás en los cielos, escúchanos.

Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento revelaste a José el misterio mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
    ayúdanos conocer cada vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y vistes la hierba del campo,
    concede a todos lo hombres el pan de cada día para su cuerpo y el alimento de la eucaristía para su espíritu.

Creador del universo, tú que entregaste al hombre la obra de tus manos,
    haz que los trabajadores puedan disfrutar de manera digna del fruto de su trabajo.

Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y deseas que todos seamos justos,
    por intercesión de san José, ayúdanos a agradarte en todo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
    obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.

Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amen



Completas

INVOCACIÓN INICIAL

V.
Dios mío, ven en mi auxilio.R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración comunitaria puede concluirse con alguna de las fórmulas del acto penitencial de la misa.


HIMNO


SALMODIA

Ant.:
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90
A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE

Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones. (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.”

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Ant.: Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

LECTURA BREVE     Ap 22, 4-5

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

RESPONSORIO BREVE

Tiempo de Cuaresma:

V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Tiempo de pacual:

V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.:
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. (T. P.: Aleluya, aleluya).
Cántico de Simeón     Lc 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL


Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. (T. P.: Aleluya, aleluya).

Oración

Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.

CONCLUSIÓN

V.
El Señor todopoderoso nos conceda un noche tranquila y una santa muerte.R. Amén.


ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

I


Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella de mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
II

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.


Fuente: Liturgia de las Horas (Tomo II)
Tiempo de Cuaresma:

Tercia


Amigo de los hombres, Jesucristo,
tú solo das sentido a nuestra historia,
y, con los ojos fijos al futuro,
la Iglesia vive fiel a tu memoria.

Este tiempo de ayuno te presenta
de nosotros la parte más oscura,
y tus manos clavadas al madero
nos devuelven tu paz y tu ternura.

A lo largo del día no nos dejes,
no nos falte la luz de tu mirada:
llena de amor los pasos que caminan
de este mundo a la luz de tu alborada. Amén.
O bien:

Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.

Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.

Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.

Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.
Sexta

Jesús, contigo iremos al desierto
en medio de la villa populosa,
y tú nos brindarás el pan sabroso
que alimentó tu alma silenciosa

Contigo pasaremos el mar Rojo,
beberemos el agua de la roca;
tú serás el pastor y, en la montaña,
tú serás nuestra gracia esplendorosa.

Contigo humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía dolorosa,
y al final, oh Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos en tu gloria. Amén.
O bien:

Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.

El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.

La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.
Nona

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo,
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.
O bien:

Cada tarde  se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.

Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.

Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.
Tiempo de Cuaresma:

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén.
O bien:

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.
Tiempo pascual:

El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.

Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.

Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
 
O bien:

En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.

En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.

Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. Amén.

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