Hoy, 8 de noviembre, conmemoramos a San ADEODATO I, 68º Papa.
SAN ADEODATO I (¿?-618) nació en Roma, en una época en que Italia estaba a merced de los lombardos y del Imperio Bizantino.
A San Adeodato, “dado por Dios”, también se le puede designar como Diosdado, o como Deusdedit, su nombre en latín.
Este pontífice fue hijo de un subdiácono llamado Esteban, desde joven ingresó para su formación al monasterio benedictino de Roma dedicado a San Erasmo.
Durante cuarenta años San Adeodato se desempeñó como sacerdote, hasta que en 615 fue electo sexagésimo octavo papa, sucediendo a Bonifacio IV.
En esa época la situación en Roma era por demás difícil, pero los tres años de su pontificado bastaron para que San Adeodato fuera muy querido por todos los romanos.
En 616 asoló a Roma una peste similar a la que ya había causado estragos en 590, y en 618 brotó también una mortal epidemia de peste. Por si fuera poco, en agosto de ese año la Ciudad Eterna fue víctima de un terremoto terrible.
En todo momento, ante las tragedias, San Adeodato mantuvo la serenidad y se preocupó por socorrer y consolar a los damnificados, a los enfermos y a los leprosos. Se le atribuye la capacidad milagrosa de haber curado de la peste a muchas personas.
A San Adeodato I se le recuerda por su defensa de los privilegios del clero monástico según lo había instituido veinte años antes San Gregorio Magno.
San Adeodato fue también el primer papa que empleó para autentificar los documentos oficiales un pesado sello de plomo que en latín se llamaba bulla; de esta palabra se deriva el término bula, con el que nos referimos a los decretos del papa.
SAN ADEODATO I nos enseña el valor del amor al prójimo para enfrentar las peores calamidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario