miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desde el dolor


Compartiendo el camino

Estimados en Cristo Jesús: Incluimos aquí unos párrafos de un post del 2009, buscando con ello difundirlo a lectores que se han sumado luego a Hesiquía blog. Hay mucho material en la sección “Desde la ermita” que puede ser de provecho si se leen con detenimiento.

Recuerden que pueden solicitar la inclusión de enlaces o la difusión de algún carisma particular, el blog está al servicio de ustedes y de la vida monástica.

Saludos fraternos invocando a Jesucristo.

Si llegando al oratorio o recogido en la celda te sientas buscando la oración incesante y adviertes que la sequedad es total, que no tienes devoción alguna, que te agobia el sueño o alguna otra apetencia, en fin, que no tienes el estado que quisieras tener para orar; es allí, en ese momento, donde se hace más fácil la entrada en el corazón.

Porque tomando la conciencia de ese estado miserable en que te encuentras, no negándola o queriendo elevarte tirando hacia arriba de tus propios cabellos, sino asumiendo la pena que te da el verte así, empieza a llamarlo. Desde allí, repite el Nombre, desde el dolor.

Sé humilde, debes aceptar que el estado de ruido de tu mente y de apetencias corporales en que te hallas, no permite que percibas al Espíritu, sin embargo no dudes de que introduciéndose en ti, te va haciendo de nuevo en una verdadera metanoia.

Y esto es así aún cuando no lo notes. Muchos han sentido los beneficios de un solo golpe y otros poco a poco. ¿Cómo saber si está actuando en ti el espíritu?

¿Repites el nombre de Jesucristo cada vez que puedes o te acuerdas? Entonces esta actuando, no lo dudes. ¿A medida que pasa el tiempo vas necesitando mas o menos cosas?

Si tu vida va haciéndose sencilla, si cada vez necesitas menos, en todo sentido, el espíritu está actuando, aún sino percibes ninguna manifestación extraordinaria.

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