Arriésgate
Valentía es admitir tus temores y enfrentarlos cara a cara. Es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Valentía es defender tus principios sin preocuparte por lo que otros dirán. Es escuchar tu corazón, vivir tu vida y no aceptar sino lo que para ti es lo mejor. (Sigue abajo).
Reír es arriesgarse a parecer un tonto. Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental. Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse. Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo. Amar es arriesgarse a no ser correspondido. Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar. Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, no es nada. Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer ni amar.
Valentía es intentar lo que nadie supo hacer jamás y todos creen imposible. Valentía es mantener el ánimo en los desencantos, y considerar las derrotas como un nuevo comienzo. Como a Josué el Señor te dice: “No temas ni te acobardes, porque yo estaré contigo dondequiera que vayas. Sé fuerte y valiente”.
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