A Sócrates también le tocó vivir en una sociedad de consumo, pero no se dejó llevar por la corriente. Él era pobre y desprendido, no tomaba más de lo que necesitaba. Un día, paseando por el mercado de Atenas, exclamó: “¡Cuántas cosas hay de las que no necesito!”.
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
miércoles, 17 de diciembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario