martes, 30 de diciembre de 2014

LOS TIEMPOS DE DIOS




Los tiempos de Dios
Dios ha desarrollado su plan de manera perfecta para cada uno. 
¿Cuándo? ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe! .


Los tiempos de Dios


Tres tiempos ha pensado Dios para el desarrollo de la historia de la
 humanidad, dentro del gran misterio que representa Su
 Plan para nosotros. 

Los primeros tiempos fueron los de la Creación, los tiempos del
 Padre que con Su Pensamiento y Su Voluntad creó todo lo que nos rodea.
 Y fueron también los tiempos de la Fe: Fe en la existencia de un Dios único, 
omnipotente, lleno de amor por sus criaturas. Pero, fue el propio hombre
el que corrompió la perfección de esa creación, haciendo uso de su voluntad, 
del libre albedrío que Dios le dio. Y fue utilizando mal ese libre albedrío
 que  el hombre volvió a caer, una vez más, olvidándose en forma
 creciente del Dios Creador. 

Dios Padre abrió entonces la puerta a los segundos tiempos:
los de la Redención, los tiempos de la Salvación, tiempos del Hijo.
 Y sin dudas que estos tiempos fueron los de la Esperanza, ya que el 
Mesías nos trajo el anuncio del Reino, la promesa de un futuro de felicidad.
 La llegada de Cristo abrió las puertas del Cielo y también abrió 
nuestros corazones al Arca en que Dios quiso resguardarnos de los 
males del mundo: María. ¿Acaso podía el Padre elegir un modo
 imperfecto en el acto de dar Su naturaleza Humana al Hombre Dios,
 a Su Hijo?. Los tiempos de la redención no pueden entenderse,
 entonces, sin unir a Madre e Hijo, Redentor y Corredentora, en la 
Pasión, Muerte y Resurrección que nos conducen a la esperanza de
 una vida de plenitud. 

Y fue el mismo Jesús quien anunció la llegada del tercer tiempo en
 la historia de la humanidad, al anticipar la venida del Espíritu Santo,
 Espíritu de Santificación. Estos son, entonces, los tiempos de la
 Santificación. 
Y son también los tiempos de la caridad, ya que el Espíritu Santo es
 Espíritu de Amor, como Jesús nos lo enseñó con su nuevo y principal 
mandamiento. De este modo, el Espíritu de Dios se derrama sobre el mundo,
 buscando los corazones que le den acogida, que lo dejen actuar.
 Somos los hombres los que debemos reconocer y facilitar su accionar,
 por el camino de la humildad y el amor. En estos tiempos es el Espíritu 
Santo el que habla a través de quienes Evangelizan y llevan el mensaje
 renovado (¡una vez más!) por obra del Soplo Divino. Llevar a las almas
 a Dios es la caridad perfecta, es el amor que difunde el mensaje de
 Salvación. 

De este modo hemos visto una humanidad que ha recorrido distintas
 etapas a lo largo de su historia: 

Los tiempos del Padre, de la Creación, del Pensamiento Divino que
 todo lo hizo. Fueron tiempos de Fe. 

Los tiempos del Hijo, de la Redención, del amor del Padre expresado
 en el Hombre Dios, nacido de la Nueva Eva, la Mujer Perfecta. 
Son los tiempos de la Esperanza. 

Y finalmente los tiempos del Espíritu Santo, de la Santificación,
 del amor derramado sobre el mundo. Tiempos de Caridad. 

Padre, Hijo y Espíritu Santo. 
Creación, Redención y Santificación. 
Fe, Esperanza y Caridad. 

Dios ha desarrollado su Plan de manera perfecta, dejando que
 en cada tiempo se manifieste un aspecto nuevo y maravilloso de 
Su Divinidad. Es un camino con un destino cierto, un destino de plenitud.
 Cuando se haya alcanzado esa plenitud, cuando el plan esté completo, 
estaremos en condiciones de presenciar el gran final que el Señor nos
 tiene preparados. ¿Cuándo?. ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe! 

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