sábado, 6 de diciembre de 2014

Dios no ha disminuido.

Rayos de Fe

 
Dios no puede cambiar. Y si Dios no cambia ¿por qué no se ven tantos milagros de Dios como antaño? ¿Por qué no se ven tantos prodigios de Dios?
Uno de los motivos es porque ha disminuido la fe de los hombres, y donde no hay fe, el Señor no puede actuar.
Si tuviéramos más fe en Dios, veríamos grandes maravillas y prodigios de Él.
Pero también es cierto que Dios, en estos últimos tiempos, quiere actuar de una manera diferente. Porque si lo pensamos bien, el milagro de la Eucaristía es un milagro más grandioso que todos los prodigios de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. Sólo basta tener fe para ver esta maravilla de las maravillas.
Ya Jesús se quejaba de su generación cuando le pedían un signo del cielo para creer.
Esta generación de ahora también pide signos sensacionales. Pero a Dios no le gusta actuar pomposamente y en forma descomunal e imperiosa, sino que prefiere la paz y la sencillez, lo común de cada día. Y el ejemplo de ello lo tenemos en la tentación de Jesús en el desierto, cuando Satanás le dice que haga prodigios y se lance abajo desde el pináculo del Templo de Jerusalén, pero Jesús se niega. ¿Y por qué? Porque la fe no se impone, y el milagro siempre debe ayudar a creer, pero debe respetar la libertad de cada uno. Y por otra parte, generalmente quienes no creen en las cosas sencillas y en las manifestaciones comunes de Dios, tampoco suelen creer en las extraordinarias, como seguramente les hubiera sucedido a los habitantes de Jerusalén si Jesús bajaba del Cielo al patio del Templo.
En cuanto a nosotros reforcemos nuestra fe, para que el Señor nos premie con hermosos milagros, que siempre vienen bien para tomar fuerzas y seguir en el camino de la vida, hacia la Patria Celestial.

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