sábado, 22 de noviembre de 2014

LA NUEVA ERA: UNA OLA CULTURAL QUE HACE PELIGRAR TU FE CATÓLICA


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Desde hace treinta años se viene formando una ola cultural/filosófica/religiosa que pretende reaccionar contra el presente estado de la humanidad y empujar la humanidad hacia una nueva “conciencia”, hacia una nueva forma de ser espiritual. A esta ola le llamamos la nueva era (new age) y, hoy por hoy, no hay ningún aspecto de nuestra vida que no ha sentido sus efectos de alguna forma.
Las ideas y los objetivos de la nueva era recogen elementos de las religiones orientales, el espiritismo, las terapias alternativas, la psicología trans-personal, la ecología profunda, la astrología, el gnosticismo y otras corrientes. Los mezcla y los comercializa de mil formas, proclamando el inicio de una nueva época para la humanidad. Pero, en el fondo, no parece ser más que otro intento vano del hombre de salvarse a sí mismo haciendo promesas que no puede cumplir y atribuyéndose poderes que no posee.
1. ¿La Nueva Era es una secta religiosa?
No. La Nueva Era no es una secta, ni una iglesia, ni una religión. Es una forma de ver, pensar y actuar que muchas personas y organizaciones han adoptado para cambiar el mundo según ciertas creencias que tienen en común. Pero no tiene jefe, ni reglas, ni doctrinas fijas, ni disciplina común.
2. ¿Por qué, entonces, se dice que es una "nueva religión"?
La nueva era habla de muchas cosas que tocan nuestra fe: Dios, la creación, la vida, la muerte, la meditación, el sentido de nuestra existencia, etc... pero no es una religión. Toma diversos aspectos de muchas religiones y también de las ciencias y de la literatura y los mezcla con cierta originalidad para dar respuestas fantásticas a las preguntas más importantes de la vida humana. A veces inclusive usa un lenguaje cristiano para expresar ideas muy contrarias al cristianismo.
3. ¿Quiénes pertenecen a la nueva era?
Todo tipo de persona puede formar parte de la nueva era. Sus líderes y pensadores suelen ser gente de la "revolución contracultural" de los años 60 y 70 que rechazó los valores y los caminos religiosos tradicionales a favor del libertinaje, de la cultura de la droga, del amor libre y de los experimentos de las comunidades utópicas. Hoy sus ideas están tan difusas que gran número de personas las comparten sin un rechazo formal y evidente de su propia cultura o su estilo de vida.
4. ¿Qué cree la nueva era?
Lo típico de la nueva era es el espíritu de individualismo que permite a cada quien formular su propia verdad religiosa, filosófica y ética. Pero hay algunas creencias comunes que casi todos los participantes de la Nueva Era comparten:
a) El mundo está por entrar en un período de paz y armonía mundial señalado por la astrología como "la era de acuario".
b) La "era de acuario" será fruto de una nueva conciencia en los hombres. Todas las terapias y técnicas de la nueva era pretenden crear esta “conciencia” y acelerar la venida de la era de acuario.
c) Por esta nueva conciencia el hombre se dará cuenta de sus poderes sobrenaturales y sabrá que no hay ningún Dios fuera de sí mismo.
d) Cada hombre, por tanto, crea su propia verdad. No hay bien y mal, toda experiencia es un paso hacia la conciencia plena de su divinidad.
e) El universo es un ser único y vivo en evolución hacia el pleno conocimiento de sí y el hombre es la manifestación de su auto-conciencia.
f) La naturaleza también forma parte del único ser cósmico y, por tanto, también participa de su divinidad. Todo es "dios" y "dios" está en todo.
g) Todas las religiones son iguales y, en el fondo, dicen lo mismo.
h) Hay "maestros" invisibles que se comunican con personas que ya han alcanzado la nueva conciencia y les instruyen sobre los secretos del cosmos.
i) Todos los hombres viven muchas vidas, se van reencarnando una y otra vez hasta lograr la nueva conciencia y disolverse en la fuerza divina del cosmos.
5. ¿Qué dicen los de la nueva era cuando uno les hace ver que estas creencias son pura fantasía?
Cuando alguien no acepta esta absurda visión de Dios, del hombre y del mundo, la nueva era le dice que su conciencia todavía no está iluminada y que su comprensión está condicionada por esquemas culturales que serán superados en la nueva era.
6. Pero ¿cómo esperan comprobar unas creencias que no corresponden en nada a la realidad?
Normalmente echan mano a testimonios de experiencias subjetivas personales que son tan imposibles de verificar como lo son de desmentir. A veces se apoyan en mitos o en leyendas de las tradiciones de los antiguos pueblos. A veces toman datos de las ciencias y los aplican a la vida espiritual del hombre como si las mismas leyes rigiesen en ambos mundos.
7. Si las cosas están así, ¿qué lugar hay en la nueva era para el Dios que se nos reveló en Jesucristo?
Ninguno, el Dios de la fe católica es una persona, el "dios" de la nueva era es una fuerza impersonal y anónima. El DIOS de la fe católica es Creador de todo, pero no se identifica con nada de lo creado. El "dios" de la nueva era es la creación que poco a poco se va dando cuenta de sí mismo. El DIOS de la fe católica es infinitamente superior al hombre, pero se inclina hacia él para entrar en amistad con él. El DIOS de la fe católica juzgará a cada hombre según su respuesta a ese amor. El "dios" de la nueva era es el mismo hombre que está más allá del bien y del mal. En la nueva era el amor más alto es el amor a sí mismo.
8. ¿La Nueva Era dice algo de nuestro Señor Jesucristo?
Dice que Jesucristo fue un maestro iluminado más entre muchos. Dice que la única diferencia entre Jesucristo y los demás hombres es que Él se dio cuenta de su divinidad mientras la mayoría de los hombres todavía no la descubren. De esta forma la nueva era le quita a nuestro Señor Jesucristo su carácter único e irrepetible de Hijo de DIOS y ridiculizan el hecho de que DIOS se hizo hombre para "salvarnos del pecado".
9. ¿Un católico puede aceptar la creencia en la reencarnación?
En absoluto. La reencarnación es la creencia en una cadena de regresos a esta vida bajo diverso aspecto corporal. Si fuera cierta, mi libertad sería inútil y mis decisiones, luchas, esfuerzos, sacrificios y sufrimientos en la vida no tendrían ningún valor, pues a fin y al cabo tendría que hacerlo todo de nuevo una y otra vez. Si la reencarnación fuera cierta, la pasión y muerte de Cristo no tendrían sentido y su resurrección no nos aseguraría la redención. La resurrección es la transformación definitiva del ser humano y la entrada a la eternidad. Se muere una sola vez y a la muerte sigue la resurrección y el juicio. Como dice San Pablo: "Si nuestra esperanza en Cristo es únicamente para esta vida, ¡somos los más miserables de entre los hombres!" (1 Cor 15,19).
10. ¿La Nueva Era no se confunde con el ecologismo?
No. El verdadero ecologismo busca conservar el planeta y respetar todas las formas de vida, especialmente la vida humana que tiene un valor muy superior a todas las demás ya que el hombre fue hecho "a imagen y semejanza de DIOS". El ecologismo exagerado de la nueva era dice que el hombre vale lo mismo que una ballena o un monte o un árbol. Llega a considerar al hombre como el peor enemigo del planeta en vez de verle como su guardián y su dueño.
11. ¿Hay también una música que se dice "nueva era"?
Sí. La música "nueva era" se llama así porque se inspira en algunos temas de gran interés para la nueva era: la naturaleza, las religiones de los pueblos antiguos, las culturas orientales, etc... Suele ser música instrumental, mezclada con sonidos naturales, a veces muy repetitiva, otras veces sin melodía ninguna.
12. ¿Está mal escuchar esta música?
La música "nueva era" es como cualquier otra música: una combinación de sonidos más o menos agradable al oído. Lo que podría hacerla "mala" sería algún contenido dañoso (la letra) o algún uso irresponsable de la música (vg. para ayudar inducir un estado alterado de conciencia; para provocar sentimientos negativos, etc.).
13. ¿Por qué habla tanto la nueva era de "energía"?
Una de sus ideas básicas es que toda la realidad visible, el hombre incluido, se reduce a una "energía cósmica". Según eso, mientras el cosmos esté en fase evolutiva, su energía se manifiesta de muchas formas: una piedra, el viento, la mente humana, etc... Supuestamente hay cosas, lugares y ejercicios que pueden aumentar nuestra capacidad y nuestro control de esta energía (vg. llevarse puesto un cristal de cuarzo, visitar una pirámide u otro lugar "sagrado" el día del equinoccio primaveral, realizar ciertas posturas del yoga, etc.).
14. ¿Los programas de control mental, sanación y auto-superación son un engaño?
Hay que ver y juzgar cada programa por separado. Pero algunos programas enseñan simples técnicas de relajamiento, concentración, memoria o fortalecimiento de la voluntad que producen resultados inmediatos en sus clientes. A estas técnicas, que no tienen nada de extraordinario, las revisten de un lenguaje pseudo-científico y las ponen como un gran descubrimiento o un secreto de la sabiduría antigua. Frecuentemente se pasa de una terapia psicológica o emocional al mundo espiritual, incorporando elementos del panteísmo, del gnosticismo o de la espiritualidad oriental sin prevenir al cliente. A los resultados más modestos en el campo humano se les atribuye un carácter sobrenatural. De ahí se convence al cliente de sus "poderes especiales", su "conciencia iluminada", o de cualquier cosa. Lo peor es que algunos de estos programas se presentan como un complemento excelente del cristianismo cuando, en el fondo, se basan en conceptos incompatibles con la fe católica.
15. ¿Las nuevas técnicas de meditación sirven?
La nueva era no tiene ningún reparo en mezclar formas religiosas de tradiciones muy diversas, aun cuando hay contradicciones de fondo. Hay que recordar que la oración cristiana se basa en la Palabra de DIOS, se centra en la persona de Cristo, lleva al diálogo amoroso con Jesucristo y desemboca siempre en la caridad al prójimo. Las técnicas de concentración profunda y los métodos orientales de meditación encierran al sujeto en sí mismo, le impulsan hacia un absoluto impersonal o indefinido y hacen caso omiso del Evangelio de Cristo.
16. ¿Y el yoga?
El yoga es, en su esencia, un ejercicio espiritual y corporal nacido de la espiritualidad hindú, con todas las aberraciones que practican los hinduistas. Las posturas y ejercicios, aunque se presentan como un simple método, son inseparables de su sentido propio en el contexto del hinduismo. El yoga es una introducción a una tradición religiosa muy ajena al cristianismo. La palabra "yoga" significa "unión". Habría que preguntarnos: ¿unión con qué o con quién?
17. ¿Por qué la Nueva Era da tanta importancia a la astrología, al horóscopo, al tarot, al contacto con los espíritus, etc...?
Las antiguas técnicas de adivinación y el espiritismo siempre han provocado la curiosidad de la gente. La nueva era ha señalado un renacimiento del interés en el ocultismo, la magia, la astrología y las prácticas mediáticas. Son corrientes que pretenden dotar al hombre de poderes mentales y espirituales sobrenaturales y colocarlo como dueño absoluto de su propio destino. La nueva era borra las distinciones entre materia y espíritu, entre lo real y lo imaginario, entre lo posible y lo imposible. Pero ningún esfuerzo de la nueva era logrará conciliar el ocultismo, el esoterismo o el espiritismo con la fe y la vida del católico.
Sus promotores
De alguna forma se puede llamar promotores de la nueva era desde una brujita que hace limpias en la pirámide del sol en Teotihuacán hasta famosas personalidades en los medios de comunicación que se dedican a temas de esoterismo comercial y popular. Pero hay algunas organizaciones internacionales que también operan en hispanoamérica.
Algunas de estas organizaciones son:
a) La sociedad teosófica: fundada en 1875 en Nueva York por la rusa Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), espiritista y médium. Su doctrina es una mezcla de espiritismo, ocultismo, principios gnósticos y espiritualidad oriental. Las creencias principales de la Sociedad incluyen la reencarnación, la comunicación con maestros desencarnados, el yoga, la astrología.
b) La nueva acrópolis: fundada en Argentina en 1957 por Jorge Angel Livraga. Es un grupo ocultista y gnóstico inspirado principalmente en los escritos de Blavatsky y una mezcla de los conceptos de pensadores antiguos. Sus miembros buscan un estado espiritual superior a través de sugestivas ceremonias de iniciación y la utilización de muchos símbolos.
c) Control mental silva: fundado en Laredo, Texas en 1966 por José Silva (n. 1914), consiste en cursos breves de técnicas de control interno y concentración por las que se busca controlar las ondas mentales hasta alcanzar la Sobre-Conciencia o el dominio total de sus estados mentales. El método contiene elementos de espiritismo y sutilmente lleva sus practicantes al panteísmo. Maneja muchos conceptos fundamentales de la Nueva Era y centra la esperanza de salvación en los poderes mentales del hombre. A pesar del hecho de que muchos de los maestros del método hablan un lenguaje "cristiano" y aseguran a sus clientes que el método les ayudará en su vida espiritual, hay elementos substanciales del programa incompatibles con la fe católica. Últimamente la organización Silva en México se ha dedicado a recabar firmas de sacerdotes y monjas que aprueban el método para facilitar su promoción en ámbitos católicos.
d) La meditación trascendental: fundada en 1958 por Maharishi Mahesh Yogi en India pero no se popularizó hasta 1967, gracias a la publicidad ofrecida por los Beatles y otros artistas famosos de la contra-cultura de los años 60. En su doctrina, que nace del hinduismo, se busca la iluminación de la conciencia por la reflexión personal mediante la repetición de mantras (palabras sagradas) y ritos religiosos. Implícitos en las enseñanzas de la MT son el rechazo de doctrinas esenciales al cristianismo (un Dios personal, la Encarnación, la Resurrección, etc...) la veneración del Maharishi y del Guru Dev como santos y mensajeros divinos.
e) La gran fraternidad universal: fundada en 1948 en Caracas por el francés Serge Reynald de la Ferriére (1916-1962), quien era muy activo con grupos de teosofía, astrología y la masonería. Su doctrina se basa en prácticas astrológicas, esotéricas y ocultistas, y afirma que todas las religiones son iguales, aunque favorece creencias y prácticas hindúes. Presenta un sincretismo religioso que apela a una ciencia superior que es la verdadera base de toda religión.
f) La iglesia de cienciología / dianética: fundada por L. Ron Hubbard (1911-1986), novelista de ciencia-ficción que en 1950 publicó Dianética: La ciencia moderna de la salud mental, un manual de autoconocimiento y desarrollo de potencialidad humana basada en el análisis de experiencias previas al nacimiento.
Las asociaciones de médicos más prestigiosas de los EE.UU. han condenado repetidamente las teorías y las terapias de la dianética como totalmente carentes de base científica y dañosa para la salud mental. Su teoría es que todos los males humanos son causados por "engramas" o cargas negativas que se graban en lo inconsciente del hombre y provocan estragos continuos.
Para librarse hace falta una "audición" de parte de un experto que recomendará una serie de cursos que supuestamente llevará al cliente al estado de "claro" o libre de "engramas". La reencarnación y las experiencias extra-corporales forman parte de la doctrina de la secta. Hubbard también tiene escritos que atacan duramente al cristianismo, especialmente al catolicismo.
Su falsa bandera de “superación espiritual“, de “paz y amor”, de “superación y armonía”, hacen caer a muchos incautos que andan buscando el “verdadero camino”.
En resumen esta falsa invención de “espiritualidad”, es solo uno de los muchos caminos errados que el hombre puede seguir y que lo llevaran a un destino trágico y oscuro.
Bendiciones.
Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire. (Efesios 6, 12)
EL CREDO CONTRA LOS FALSOS DIOSES
Es el objetivo prioritario del Año de la Fe querido por Benedicto XVI. Volver a acercar a los hombres al único Dios verdadero. Y derrocar de sus tronos a las falsas divinidades que dominan el mundo.

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Una batalla naval en medio de la oscuridad de la tempestad. Éste era el espectáculo que la Iglesia daba de sí luego del primer concilio ecuménico de la historia, el de Nicea en el siglo IV.
Benedicto XVI ama recordarlo a los actuales profetas de desventuras. Esa batalla de todos contra todos - dice - al final produjo el "Credo", el mismo "Credo" que se proclama hoy en todas las misas dominicales. No fue un desastre, sino una victoria de la fe.
La diferencia entre ese entonces y hoy está precisamente aquí. La crisis profunda de la Iglesia de nuestros días es una crisis de fe. El papa Joseph Ratzinger está tan convencido de ello que el pasado 11 de octubre quiso inaugurar un especial Año de la Fe, y cada miércoles, día de sus audiencias públicas semanales, se ha puesto a explicar el Credo, artículo por artículo.
Aunque sea teólogo, el Papa se hace catequista. Su sueño es que tantos maestros de calle, en todo el mundo, tomen ejemplo de él y vuelvan a enseñar a los hombres "las verdades centrales de la fe en Dios, en el hombre, en la Iglesia, en toda la realidad social y cósmica", en síntesis, el abc de la fe cristiana.
Yendo todavía más a lo sustancial, Benedicto XVI ha indicado muchas veces la "prioridad" de su pontificado de reconducir a los hombres a Dios, "no a un dios cualquiera", sino a ese Dios que ha revelado su rostro en Jesús crucificado y resucitado.
Porque la declinación del "Credo in unum Deum" en los países de antigua cristiandad ha coincidido precisamente con el ascenso de otros dioses en el firmamento. También ésta es una experiencia recurrente en la historia. También en la Iglesia de los primeros siglos, los de las persecuciones y de los mártires, el drama más agudo estuvo dado por los "lapsi", los que caían en la tentación de quemar incienso para el "divus imperator" y así salvar su vida. Constituían un número enorme y los puristas, sectarios, los querían expulsar por apóstatas. La Iglesia los tuvo entre sus hijos y elaboró nuevas formas de confesión, de penitencia y de perdón. Ese sacramento que hoy, nuevamente, es el que más está en peligro.
Benedicto XVI les ha puesto nombre a los nuevos dioses. Lo ha hecho, por ejemplo, en la memorable "lectio divina" que recitó a más de doscientos obispos del penúltimo sínodo.
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Los nuevos dioses son los "capitales anónimos que esclavizan al hombre".
Son la violencia terrorista "aparentemente hecha en nombre de Dios", pero en realidad "en nombre de falsas divinidades que deben ser desenmascaradas".
Son la droga que "como una bestia voraz extiende sus manos sobre toda la tierra y destruye".
Son "el modo de vivir propagandizado por la opinión pública: hoy se hace así, el matrimonio ya no cuenta, la castidad no es más una virtud, etc.".
A juicio de Benedicto XVI - un juicio que ha manifestado también recientemente, en el prefacio a los dos volúmenes de su "opera omnia" con los escritos conciliares - están precisamente aquí la fuerza y la debilidad del Vaticano II, en cuyo quincuagésimo aniversario ha convocado al Año de la Fe.
El Concilio quiso revivir el anuncio de la fe cristiana al mundo de hoy, en formas "actualizadas". En parte lo ha logrado. Pero no ha sabido ir a lo sustancial de "lo que es esencial y constitutivo de la edad moderna".
Es verdad, por ejemplo, que para la Iglesia tomó el látigo del Iluminismo, para hacerle redescubrir la que era la idea del cristianismo antiguo en materia de libertad de religión. Sobre esto el papa Ratzinger concuerda con el cardenal Carlo Maria Martini: en esto, la Iglesia estaba realmente "doscientos años atrasada".
Pero el Papa concuerda todavía más con el cardenal Camillo Ruini, cuando éste objeta que de todos modos "debe haber distancia de la Iglesia respecto a cualquier tiempo, incluido el nuestro pero también respecto a aquél en el que vivió Jesús", una distancia "que nos llama a convertir no sólo a las personas, sino también la cultura y la historia".
Los Atrios de los Gentiles organizados por el cardenal Gianfranco Ravasi muestran esta distancia, dando voz y cátedra a la cultura del tiempo, alejada de Dios.
Pero el papa Ratzinger tiene más en su corazón que los falsos dioses sean destronados, a fin que los hombres encuentren al único Dios verdadero.
CONOCE EL CREDO

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